El que ríe al ultimo… -Vamos nena, sonríe -Walter dio su mas maniática risa, acida y aguda. Aterradora-, por mi, ¿crees poder hacerlo?. En el único mueble de la habitación, una silla, esta sentada Jane, lleva horas sentada y atada de manos y piernas. Las ataduras la lastimaban, por momentos eso le preocupaba mas que Walter frente a ella con mirada maniática. La habitación es un sucio y hediondo lugar. Otrora fue una acogedora estancia, sus cómodos sillones, sus bellos y meticulosamente elegidos cuadros y floreros esparcidos por todas las esquinas de la habitación. Vaya si era acogedora. Pero hoy, es fantasma y pasado. -¡Sonríe!. Jane fingió, muy bien para la gravedad de la situación, una sonrisa. Las lagrimas caen por sus mejillas, por primera vez en casi diez años de casados lloro sinceramente. -Por fin sonríes. Pero claro, ahora sonríes. Cuando cuestionas todo lo que hago no sonríes. “Walter, los vecinos tiene un auto nuevo” -Walter imito con maestría cada ademán de Jane, debido a su antigua profesión… o tal vez era porque llevaba años practicándolo-. “Walter, no puedes comprarme una casa mas grande”. “Walter, hoy no quiero hacer el amor, suéltame”. Parece que fue ayer cuando Jane y Walter se conocieron. Once años atrás Walter era un prometedor y seductor actor de teatro. Jane era una prometedora y atractiva estudiante de derecho. El amor se dio casi de inmediato, el noviazgo, vivir juntos, el matrimonio, los hijos, las deudas, los horribles y extenuantes empleos, la falta de sexo, las peleas constantes, la infidelidad y por ultimo… esto. Walter amordazo a Jane. No se lo había dicho a Jane, pero desde hace nueve años su voz lo irritaba. -Mi amor, Jane. Ya no vas a hablarme de todas tu envidias y frustraciones. Ahora es mi turno, yo te voy a hablar de todo lo que me jode cada día de mi vida. Walter había preparado desde hacia ya algunos años una lista de cada cosa que lo volvía miserable. Diez años de pequeñas y grandes molestias que poco a poco habían matado el amor que sentía por Jane. Son dos extra… no mas bien son dos enemigos que comparten la cama. -Bueno, por donde comenzar… ja, no te ha pasado. Haz ensayado por tanto tiempo, lo haz repasado por años y como por arte de magia, el día mas importante, cuando por fin vas a dar el gran golpe… se te olvida todo. ¿Que te quería decir?… ¡OH!, ya lo recordé. Todo comienza al amanecer. Me despierto y no obtengo nada de ti. Te levantas y me preparas un horrible desayuno. Ni los puercos merecen una comida asi. Antes de ir a trabajar me despido de ti. Y no obtengo nada de ti. Deje lo que mas amaba en todo el mundo por ti y mis hijos. Me jodo la espalda en la fabrica y ¿que obtengo?… -Walter miro a Jane, esperaba que ella lo respondiera. -Nada -Jane respondió en voz baja… mas baja de lo normal. -¡Nada!… eso es lo que obtengo. Antes de regresar a casa debo pasar al hospital, ¿sabes que obtengo?, la noticia de un extraño bulto en mi próstata. De camino a casa un idiota choca mi coche y ya no pude pagar el seguro hace algunas semanas por que nuestro hijo tiene dientes chuecos -Señalaba a Jane-. Llego a casa y mi mejor amigo en cama con mi esposa, después de que la noche anterior no quisiste hacerlo conmigo. ¿Qué he ganado Jane?. Siempre hay tiempo de sembrar y de cosechar. -La rueda no se detiene Jane, sigue rodando contigo o conmigo o sin ti y sin mi dentro de ella. Walter canto. “Sonríe aunque te duela el corazón Sonríe aún mientras se rompe Cuando el cielo este nublado, estarás bien Si sonríes aunque sientas miedo y pena Sonríe y tal vez mañana Verás el sol brillar para ti” Walter saco de el bolsillo de su chaqueta una pistola. Apunto a la frente de Jane. -El que ríe al ultimo… Walter dejo de apuntar a la frente de Jane, puso bajo su mentón la pistola y jalo el gatillo. Al fin Walter gano… sonrío al ultimo. Dedicado a todos los enamorados este 14 de febrero.
wau genial, que dramatico .... escandaloso, me encanta! la narracion perfecta y la trama verdaderamente buena; en verdad sos un genio xD Pobre Walter... en realidad se siente su dolor y su frustración... debió haberla llevado a ella tambien al infierno.. Una historia muy real te felicito, lograste captar toda mi atencion ! //
Frente a mi tengo a un grupo de chavos que le quieren hacer la cantada y juegan a ser asesinos seriales porque cualquiera se muere con sus berridos, gente paseando con globitos, peluches, tarjetitas, todo huele a rancio. Este relato me da dado deseos de no terminar con el mismo final que su protagonista (aunque realmente el suicidio no es una salida viable para mi, pa que me muero yo cuando puedo sacar los problemas de en medio...). Me ha hecho el día.
El "me gusta" no me llega para aplaudirte con manos, pies y la cabeza a golpes contra la pared. La realidad es mucho más bonita cuando la pintamos de color de rosa y hablamos de amores correspondidos, de familias felices, de vidas ordenadas con todo aquello que se desea y de hijos perfectos que carecen de problemas. Ah, pero cuando se le da la vuelta a la tortilla y te plantan delante una historia de este tipo, ¿qué haces? No te queda más que asentir porque, en realidad, la vida cotidiana no es tan bonita como se pinta, nunca ha sido de ese color rosa/rojo de los enamorados y, sin embargo, sí cuenta con matices de negro, gris y blanco: que si gastos, que si discusiones, que si malestares, que si desacuerdos... Walter me da lástima por su sacrificio: dejó lo que más amaba para cuidar a una familia. Y luego, todo son quejas. Las de Jane en particular, por el coche, la casa y el sexo, me parecen demasiado triviales. ¿No le bastaba un techo bajo el que resguardarse cuando muchos se encuentran a la intemperie bajo las gotas de lluvia y la fría brisa del invierno? ¿No le bastaba un coche en que poder desplazarse, fuera nuevo, viejo, una lata? Siempre hay gente en peores situaciones y eso me parece egoísta por su parte. Y lo de su mejor amigo... no words. El final me dejó descolocada. Creí que él le pegaría un tiro a Jane y la mandaría freír espárragos al otro barrio; el que se disparara a sí mismo fue un giro inesperado para mí que me gustó sobremanera. Lo adoro. Lo único que me habría gustado ver, aunque no aquí, porque el relato está genial tal y como está, es la cara shockeada de la mujer frente a su marido muerto y su incapacidad de desatarse de la silla. Por otro lado, sólo un consejo: échale un ojo a las tildes y recuerda que, detrás de un signo de exclamación/interrogación que cierra, no es necesario el punto.