ohayo!! bueno, hace poco que estoy trabajando en un género vampírico, me inspiré sobretodo por Entrevista con el vampiro. Epígrafe. Para localizar la tumba de uno consistía en guiar a un muchacho virgen montado en un caballo también virgen a través de un cementerio; el caballo se negaría a avanzar sobre la tumba en cuestión. Generalmente se requería que el caballo fuera negro, aunque en Albania era necesario que fuera blanco. Que aparecieran agujeros en la tierra sobre la tumba era tomado como un signo de vampirismo. Capítulo 1. Pippa Harrys despertó en una cama que no era la suya. Miró a su alrededor, no reconoció aquel lugar. Las paredes y el techo estaba cubiertos de madera, los muebles eran algo antiguos, como de la época victoriana, y no había ni una ventana, conseguía ver gracias a una vela, colocada junto a la mesa de despacho. Al recostarse, vio que estaba mojada, y vestida, con un traje de buceador. Entonces lo recordó. Se encontraba con su tío, le había regalado unas clases de buceo, a Pippa le encantaba bucear. Por eso ocurrió todo, por eso su tío alquiló un barco y ambos salieron al mar. Todo había sido su culpa, por haber insistido en seguir con el buceo, cuando su madre le advirtió de la tormenta que se avecinaba, por su culpa, porque ella se consideraba valiente, y aun así insistió en ir a la mar. Recordó el momento de sumergirse, con todo el hermoso coral a su alrededor, si tío se había quedado arriba, para poder subirla si veía peligro, pero no lo había hecho, no la había subido a la superficie y la tormenta los había separado. -¿cuanto llevo aquí?-se preguntó.-¿Cuanto llevo en la mar? Un hombre entró por la puerta, era corpulento, alto, de piel y pelo oscuro. -Bonjour, Mademoiselle. Avez-vous réveillé?-Pippa agitó las manos con una torpe risa para decrirle que no lo entendía.-¿Mejor así?-preguntó este de nuevo. -Ah, sí.-respondió ella.-Yo..¿qué ha pasado? -Cherry, te hemos encontrado en el mar, casi te ahogas con la tormenta que está cayendo. ¿Cual es tu nombre?-la voz de aquel hombre la tranquilizó mucho. -Me llamo Pippa, Pippa Harrys. De Londres, gracias, gracias por ayudarnos.-Pippa no pudo evitar ponerse a llorar, recordó momentos, en los que había tragado mucha agua de mar, momentos en los que por mucho que nadara, el peso de las bombonas de oxígeno la sumergía hasta el fondo agitado. -Bon, petit.-el hombre se acercó con una bandeja.-Te traigo algo de comer, nos has tenido muy preocupados, pensamos que no te recuperarías. En este barco no llevamos medico, pero por suerte estás bien. Mi nombre es Christopher. Cuando te encuentres mejor puedes ponerte estas ropas, así no te resfriarás. Pregunta por mí a los tripulantes si necesitas algo más. Chao.-se retiró dejándole una patata asada encima del escritorio, al abrir la puerta, Pippa notó por unos instantes el sol en aquella habitación. -Sin ventanas, pensé que era de noche.-se dijo, sin demorarse, se comió de buen gusto la comida preparada, reparó en la cubertería, parecía de plata muy fina, los platos eran de porcelana y le habían servido en una copa el agua. Todo le evocaba ligeramente al pasado, como si en aquel barco hubiera piratas del antiguo mundo.-No creo que sea un barco de rescate.-Se dijo de nuevo, pero aún así la habían rescatado, no podía pedir más. Debía saber sobre su tío, esperaba que lo hubiesen rescatado también. Observó la ropa que le había dejado con detenimiento, era como un antiguo camisón, ligeramente parecido al de Wendy de Petter Pan, en cierto modo, era bastante hermoso. No encontró espejo al que mirarse, así que esperó no hacer el ridículo. Salió del camarote y subió las escaleras, la baranda parecía estar tallada a mano. La cubierta era de madera, con un gran mástil que sujetaba las velas, como si de un barco pirata se tratase. Pip desconocía que aún se permitieran ese tipo de barco, bueno, más bien navío. Se topó con un tripulante que limpiaba la cubierta, el sol la embobaba, pero estaba segura de que no se trataba de Christopher. -Bu-buenos días. ¿En qué barco nos encontramos?-Preguntó ella con toda la cortesía y claridad que le fue posible, ya que al parecer, eran franceses. -Buenos, días señorita. Me alegro de que hayas despertado. Nos encontramos en el Ileana, es un navío privado, disfrute de su estancia aquí y hagame saber cualquier cosa para ocuparme de ello. -Gracias.-respondió Pippa con serenidad, en ese barco, todos tenían una educación y unos modales excelentes.-Quería buscar a Christopher, ¿se encuentra disponible?-Pippa no tenía modales de alta cuna, su tío poseía algo de dinero, pero su familia era muy humilde. Ella estudiaba en una escuela superior, la preparaban para la universidad. Era la menor de la familia, por debajo de su hermano de 25 años, el cual se había ido a servir a los cuerpos de paz. Ella solo tenía diecisiete años, así que apenas le hablaban sobre él, para no asustarla imaginaba. Su madre trabajaba en la lavandería de un hospital y su padre era funcionario público. ¿Cómo se había permitido el buceo? Por su tío, el hermano de su padre, era bastante más joven que él y no estaba casado, adoraba a su sobrina, así que le permitía algunos caprichos de tanto en cuando. -Acompáñeme.-Dijo solemnemente el hombre, que destacaba al estar vestido con ropas actuales, en aquel barco victoriano. La llevó a través de la cubierta hasta unas escaleras que bajaban, daban a un pasillo largo, con lo que parecían diferentes camarotes. La mayoría tenían una ventana en la puerta, una pequeña ventana redonda, como solían tener la mayoría de los barcos, llamada ojo de buey, pero una de ellas, la que se encontraba más al fondo, tenía la puerta de una madera de pino, olía bastante fuerte y era totalmente lisa, sin nada que la distinguiera. El pomo era de oro macizo, y tenía forma de cabeza de gárgola, que, en opinión de Pippa, era bastante de mal gusto. El hombre tocó una puerta lateral y al poco salió Christopher a recibirlos. -Bonjour, maîtresse Harrys- Le dijo con una sonrisa el hombre.-estoy ayudando en las cocinas, pasa s'il vous plaît.-Pippa entró dándole las gracias al tripulante. Un gran actor, pensó ella para sí. Realmente casi no lo había notado, pero aquel hombre no había dejado de temblar desde que habían bajado por las escaleras. Las cocinas no eran demasiado grandes, solo encontró a un hombre más trabajando, parecía ser el que le había preparado la comida. -señorita Harrys, supongo que desconoce la hora en la que se encuentra por la confusión, pero me disponía a cenar, ¿le gustaría acompañarme?-Pippa no lograba acostumbrarse a que la tratasen como a una adulta, su hermano siempre se burlaba de ella por su apariencia, ya que su nariz respingona, sus finos labios y su menuda altura hacían que pareciese bastante más pequeña y además, no tenía nada que la destacase como adulta, ni pechos grandes, ni piernas largas ni manos finas. Su pelo y sus ojos eran lo más castaño y común en el mundo. Aun así, Christopher se dirigía a ella como si fuese una dama. -señor....Christopher...- comenzó ella torpemente. -llámame Chris.-interrumpió él.-acompáñame al salón. Ahí se nos servirá la cena de esta noche, el cocinero te ha preparado algo especial, para celebrar tu recuperación. -Si, Chris- se sonrojó al pronunciarlo. Aquel hombre debía tener unos treinta años, le recordaba mucho a su profesor de literatura, bohemio y muy respetuoso. Pasaron a la habitación del frente, una lámpara de velas colgaba del techo como una araña suspendida, una gran mesa y unas sillas victorianas se encontraban en el centro y en la mesa, dos platos y dos copas uno frente al otro reposaban sobre un mantel blanco de alta costura, con un bordado. “N S”. Pippa comprendió que quizás había juzgado deliberadamente a Christopher, seguramente aquel barco no le perteneciera. Les sirvieron pescado, dorada cocinada al horno, con verduras y patatas al vapor. Realmente exquisito. -Gracias por la cena, Chris.-dijo Pippa para salir de un silencio incómodo. -Celebro que sea de tu gusto, Mademoiselle Harrys, realmente, después de lo ocurrido, lo mejor es una buena comida. Dime, querida, ¿qué te ocurrió?-Pip se lo explicó todo, la idea de su tío, su barco y sus trajes de buzo, lo mal que le pareció a su madre y lo que recordaba del incidente. Mientras, Chris con las manos cruzadas y los codos sobre la mesa no dejó de prestarle atención. -Por eso, Chris, quería preguntarle...¿vieron el barco de mi tío?.-Christopher se llevó una mano al corazón. -Je suis désolé, querida, me temo que solo te encontramos a ti.-Pippa contuvo las lágrimas, por vergüenza a causarle la impresión de cobarde, pero de pronto se encontró realmente sola en ese navío. Christopher le dio un pañuelo de seda a la chica, aunque mantuvo una sonrisa, le supo mal mancharlo de mocos, así que solo se secó las lágrimas.-Aun así, desconozco lo referente al buceo, pero supongo que debía ir atada al barco para no desprenderse en caso de accidente, Ai-je raison?-Pippa asintió.-Pues bien, seguramente su tío aun se encontrará en el barco, ya que la encontramos con ese cable roto. Tranquilizate, señorita Harrys, este barco toma rumbo a Londres, en cuanto lleguemos, daremos orden de búsqueda.-De pronto Pip se sintió aliviada, un barco como el de su tío no volcaría tan fácilmente con una tormenta, él era un excelente navegante.-debes disculparme, en este barco, nos tomamos los horarios muy enserio, suelo irme pronto a acostar, para dejar a los tripulantes descansar, así que te acompañaré a tu camarote.-Pippa asintió, ambos se levantaron y ella entró en su camarote. -Bonsoir, señorita Harrys.-Le dedicó una sonrisa solemne, ella le respondió con otra y se cerró. Se encontraba realmente agotada. Pero la curiosidad por saber más sobre sus rescatadores no le dejó pegar ojo aquella noche. Pip creía que era de madrugada, cuando decidió explorar aquel majestuoso navío. Reparó en la estantería de su camarote, contenía algunos libros en su idioma, pero la mayoría eran franceses o rumanos. Le llamó la atención sobretodo el Flautista de Hamelín, un cuento de los Hermanos Grimm, los cuales se habían inspirado en una leyenda alemana. Pip adoraba los cuentos de los Grimm, en cierto modo, adoraba bucear al recordarle vagamente la obra de la sirenita. El flautista era como un príncipe oscuro, que aparentaba ser hermoso y majestuoso, matador de dragones gigantes y conquistador de damas, pero en el fondo era un ser maligno que se apoderaba de los niños por pura sed de venganza. Pip se colocó el libro debajo de su cama, para leerlo a la vuelta y abrió la puerta.-Si no hago ruido no se enfadarán.-Se dijo en voz baja, pero al poner un pie fuera, unos ojos verdes la miraron desde las escaleras, sin pestañear. Pip de un salto cerró la puerta y agitada se quedó respirando apoyada en esta.-es solo un gato, Pip.-Se dijo, pero consideró mejor explorar a la luz del día, así que se metió en la cama ojeando las ilustraciones del volumen.
Capítulo 2. Pippa se despertó con unos golpecitos en la puerta. -Buenos días señorita Harrys- Le dijo la voz del tripulante del día anterior.-El señor Christopher la espera para el desayuno.-Pippa se levantó, no tenía ropa que ponerse, así que siguió con aquel camisón. Cuando se dirigió al otro lado del barco, donde se encontraba el pasillo, el hombre ya no la acompañaba, estaba claro que odiaba aquella parte del barco. Pippa bajó las escaleras y se topó con la puerta de pino, aquella puerta dormida, sin ojo de buey, con algo de oscuridad a su alrededor. Se acercó lentamente a ella, Chris se encontraría en la puerta de al lado, la sala del comedor, pero algo extraño la empujaba a acercarse. Puso un oído lentamente en aquella puerta y oyó una respiración, era como si aquel pino respirase, lentamente, pero a su vez de manera tan escalofriante. En sus pies notó como un frío helado, la habitación que había detrás de la puerta respiraba y era muy fría. Dirigió su mano hasta el pomo con la cara de la gárgola, pero cuando se dirigía a acariciar los colmillos de aquel ser para hacerlo girar y darle entrada una voz la sobresaltó. -Bonjour, Mlle Harrys.-le dijo la voz de Christopher.-¿desayunamos?-Pippa asintió rápidamente. Durante la comida la chica sacó el primer tema de conversación que se le vino a la cabeza.-Chris, desconocía que este barco tuviese una cámara frigorífica, parece algo antiguo.-Chris hizo el esfuerzo para no atragantarse con la comida. -Ah, eso...-Después continuó comiendo, no parecía el mismo del día anterior. -Si...bueno, ¿donde está el gato?-continuó ella con otra pregunta para calmar la situación.-Anoche me asustó. -¿Qué gato?-dijo él con la mirada perdida en la mesa. -A-anoche, iba...al baño-mintió.-y un gato negro me asustó un poco. -Ah, claro.-Sonrió Chris. Es algo antipática.-dijo refiriéndose al sexo del animal. -Vaya...¿Cómo se llama?-Pippa se llevó una tortita a la boca. -Pues...Collette, supongo.-Vaya, pensó Pippa, una gata con un nombre de mujer, parecía también francés. De pronto la puerta se abrió de par en par y dejó paso a una chica, de unos veinti-tantos, pelirroja y pálida, sus grandes ojos miel miraron a Pip con entrecejo fruncido, tenía una pequeña nariz cubierta de pecas.-Christinne.-dijo Chris levantándose. Pensé que no querrías levantarte esta mañana, Rejoignez-nous?-le preguntó en francés, ella le quitó los ojos de encima a Pip y miró a Christopher. -No.-Dijo ella con una voz sensual. Tenía el pelo rizado, y corto, le recordaba a un antiguo dibujo llamado Betty Boop, como una antigua chica pin-up que se había quedado en el pasado. Ambos salieron del comedor y comenzaron a discutir en francés, por lo que Pippa no entendió nada. Entonces pensó que quizás eran pareja, y ella había sido muy desconsiderada al llamar Chris a su marido, o pareja. Lo acababa de conocer, y el solo había sido agradable. No pudo evitar salir por aquella puerta, e interrumpirlos. -Lo-lo siento mucho, señorita Christinne... no pensé que ustedes dos...yo, no volveré a faltarle al respeto.-La pelirroja se quedó con los brazos cruzados y los ojos muy abiertos, y de pronto comenzó a reírse. -No somos pareja señorita Harrys.-Pippa notó como se ruborizaba por haber hecho el ridículo. Christinne soltó algunas palabras más en francés.-Señorita Harrys, Christinne no comprende mucho su idioma, ¿podría dejarnos a solas para que resolvamos nuestro mal entendido?-Pip asintió y subió las escaleras corriendo. Había hecho el mayor ridículo del mundo, pero entonces ¿porqué se había enfadado tanto aquella chica? Se topó con el hombre de antes, que limpiaba la cubierta. -Tiene mucho trabajo, la cubierta es realmente grande.-le dijo ella amistosamente. -Y delicada.-le respondió frotándose la frente con una manga.-Creo que no me he presentado, soy Fran. -Encantada -respondió ella. Era un hombre amable, algo encorvado, con barba espesa ya grisácea y ojos pequeños y negros. Recordó de pronto como tembló al pasar por el pasillo donde ahora sus anfitriones se peleaban.-Fran, ¿dónde duerme la gatita? Me apetece jugar con ella, hace buen día.-De pronto Fran tropezó con la fregona. -Lo cierto es que esa gata duerme de día, señorita. Lo siento. Igualmente, dudo que le apeteciera jugar. -oh, vaya- Pippa resopló.-hoy casi entro en la cámara frigorífica, menos mal de Christopher, que me ha alertado, es que es tan rara, con aquel pomo...jamás pensé que este barco tendría una.-Fran se estremeció, la fregona comenzó a temblar y el no dejó de mirar un punto en el suelo. -Señorita, por lo que más quiera. Aléjese de esa habitación. No es lo que usted cree.-Fran miró a los lados, estaba comenzando a asustar a Pip.-Hasta llegar a puerto, no salga de su habitación cuando se ponga en sol, creame.-fran la miró con ojos asustados, ese hombre había visto el terror y se le había quedado grabado en sus ojos negros. Pip se alejó, al poco se encontró corriendo hacia las escaleras. Se topó de bruces contra Christopher. Intentó hablar, pero no le salían las palabras. -Fran...¿qué hay ahí?-dijo ella señalando la puerta silenciosa, de pino oscuro. -vaya-Dijo Christopher con una sonrisa.-El viejo lobo de mar te ha asustado ¿me equivoco? Cuando conoció a Christinne pensó que era una sirena.- se rió de nuevo.-El cocinero debe guardar la comida en algún lado, évident.-Le dijo.-Mlle Harrys, descansa un poco, hoy solo hay trabajo duro en el barco. Christinne no está de muy buen humor hoy, perdonala, por favor. Aquella mañana pasó prácticamente volando, Pippa se enfrascó en las lecturas que había encontrado en los estantes del camarote. A pesar del fuerte sol, hacía bastante frío, cada vez se acercaban más al norte. Decidió ver la puesta de sol desde la cubierta. La brisa marina la tranquilizaba, vio a Christinne pasar por la cubierta. Al poco se acercó a su lado, se apoyó de espaldas en la baranda y suspiró. Pip quedó paralizada, sin saber que decir y con las manos sobre la baranda mirando el calmado mar. -Bonjour.-Le dijo ella al poco rompiendo el silencio. Pippa intentó contestar pero se entrecortó. A penas entendía el francés. -Yo...lo siento, no entiendo... -¿Eres virgen?-Preguntó Christinne de pronto con un enorme acento francés. Pip se quedó parada, el corazón le latía rápidamente. ¿se habría equivocado? Evitó mirarla para que no viese lo sonrojada que estaba.-Tú, ¿Pippa, no? ¿Eres virgen? -Yo...yo.-Se sonrojó de nuevo. Había empezado con mal pie en lo referente a la única chica del barco, y la cosa no iba a mejor. ¿Porqué le preguntaría algo así? No se conocían de nada.-Sí.-Dijo ella ruborizada, si le contestaba, acabaría el tema.-¿Porqué....querrías saber...? -Peor para ti.-Contestó ella y se marchó. Pippa quedó con la mano en el corazón, ¿Se había querido burlar? Ella era algo mayor, y muy hermosa, seguramente habría tenido muchos novios. Pero Pippa no, aun teniendo ya diecisiete años. Siempre había ido a un colegio de chicas. Una vez, conoció a un chico, tenían solo diez años, y era su vecino. A veces, su madre les dejaba jugar juntos, y una vez, él le confesó que había visto una película, en la que se besaban. Pippa se sintió muy feliz de su primer beso, pero su madre los vio y no le dejó volver a verlo. Después de eso, el chico se marchó con su abuela a las afueras, así que no entendía a Christinne, ¿Porqué era mejor no haber tenido a nadie en su vida? Sin darse cuenta, el sol cayó sobre el horizonte y un maullido en sus pies la despertó de su letargo. -¡Collette!-Pippa se agachó para intentar acariciar aquella gata, que ronroneaba a sus pies. Cuando le pasó una mano por el lomo, el animal bufó y le araño la mano, Pip se levantó y se apartó. Definitivamente tenía un mal día.-El sexo femenino hoy me odia.-Se dijo para sí. La gata dio media vuelta y se marchó moviendo la cola. Cuando Pippa se miró la herida, los últimos rayos de sol se perdieron en el mar. Entonces recordó lo que el viejo Fran le había dicho, parte de ella lo creía, pero no quería dudar de Christopher, había sido muy amable con ella. Pero por otra parte sentía curiosidad por el misterio de aquel barco. Era un barco realmente grande, demasiado grande para tener tan solo dos marineros y dos pasajeros, y a su vez muy antiguo como para navegar sin capitán y sin un hombre que manejase el timón todo el tiempo, además, era realmente extraño que sus propios tripulantes sintiesen miedo de sus jefes. ¿Y si? Pip notó como su corazón le salía por la boca ¿y si aquella cámara frigorífica no era lo que creía? Quizás no guardasen comida ahí dentro. Además de la extraña pregunta de Christinne...¿Asesinos? ¿y si son asesinos? Quizás ahí guardan sus cuerpos, quizás ya han matado a otros tripulantes...pero prefiere las vírgenes. Pip se rió de sus propios pensamientos. No puede ser, tonta. Se dijo. Te han rescatado del mar. Christopher le puso una mano en el hombro y le dio un susto de muerte. -Je suis désolé.-Dijo Chris.-Siento haberte asustado. Acompáñame por favor, hay algo que debo enseñarte.-Comenzaron a caminar hacia los camarotes, Christinne se le colocó detrás. ¡Para que no me escape! Se dijo, iban directos hacia la habitación fría. -¿Donde...vamos?-preguntó ella temblorosa. -Verás, nuestros amos quiere conocerte.-Pip tragó saliva. Y miró hacia adelante, la puerta de pino se les iba acercando lentamente. Notaba un frío que le helaba la sangre. Christopher extendió la mano hacia el pomo dorado y la condujo hasta dentro de la oscura habitación, que rugió de forma horripilante.
me encanto tu historia y me gustaría seguir leyéndola de ser posible, me gusto el nombre pippa de alguna manera es adorable y el colocar diálogos en francés se ve muy interesante y de ser posible una pequeña traducción de lo que dice para comprender mejor. eso, animo y sigue escribiendo :) saludos.