El poder de metapod

-¡Vete de aquí inservible pokémon bicho!
Le gritaban unos pokémon al salir del instituto para pokémon de la región de Kanto.
El pobre Metapod caminaba sin ponerle atención al grupo de malhechores que lo observaban mientras se iba. Ya había pasado un mes desde que había evolucionado y costaba evolucionar a la siguiente fase.
El sol pegaba con fuerza y eran contables las veces en el las hojas de los árboles se movían de un lado para otro.
De pronto, fijó su mirada en un pokémon que se mantenía quieto a las orillas del río a un lado del camino.
-¿Quién será?
Se acercó un poco para ver con más claridad y vio un color amarillo en la piel del desconocido. Tenía unas orejas triangulares con el borde negro, un collar del mismo color y las mejillas rosadas. La cabeza parecía ser mas grande que su cuerpo por lo que al Metapod le causó un poco de risa la cual despertó al pokémon.
-¿¡Qui-quién anda a-ahí!?
Metapod se asustó un poco y decidió seguir con su caminata pero el pokémon volvió a atraer su atención. Este ya no estaba en el pasto sino detrás de una roca observando al tipo bicho desde una distancia considerada.
-Eh, ¿hola?
Saludó al desconocido.
-¿Qui-quién eres?
-Eso debería decirlo yo, ¿no?
Una brisa rozó el pasto.
-¡N-no me hagas da-daño!
El pokémon se agachó en la roca. Y sus orejas se cruzaron una con la otra.
-Como si pudiera hacerlo, no tengo intenciones de hacerlo. Además tengo demasiada flojera para ir hasta donde tu estás y hacerte algo. Aparte, soy lento en la forma que tengo, ¡y no tengo brazos!
Esto último hizo que el pokémon soltara una pequeña risa inocente.
-¿Eh? ¿Qué me ves de gracioso?
Preguntó el tipo bicho al desconocido al ver que se había relajado un poco.
-Nada, nada. Solo que me pareces buen pokémon, jiji.
Un leve sonrojo invadió las mejillas de Metapod.
-Tch, no digas eso
Desvió la mirada del desconocido.
El pokémon se le acercó y le dio un beso en la mejilla a su nuevo amigo.
-¿¡Eh?! ¿Qué se supone que haces? - Se sonrojó aún mas.
-Quiero que seas mi amigo
El pokémon amarillo sonrió tiernamente y su voz era suave cuando se ponía en estado normal.
-Bu-bueno, supongo que te seguiré la corriente.
-¡Me llamo Pi! ¡Soy un Pichu! - Esto último lo dijo separado en sílabas.
-No eres de esta región, ¿cierto?
-Nop, mis papás se mudaron a Kanto por trabajo y yo me vine con ellos a Pueblo Paleta, jiji, ¿y tu cómo te llamas?
-Podwee, pero dime Dee, es mas fácil
El Pichu alzó sus pequeñas manos y abrazó al Motapod.
-¡Wii! ¡Po, tengo un nuevo amigo!
-Un nuevo amigo ¿eh? No suena nada mal para mí.
-¡Jajaja! ¡Miren chicos! ¡El feo ya tiene una nueva amiga! ¡Jajaja!
El mismo grupo de pokémon que molestaban a Dee llegaron a donde ellos dos estaban.
-Ese estúpido...
Una patada lanzó al Motapod cerca del río.
-¿Perdón? ¿Qué dijo el señor feo? ¡Jajaja!
Los pokémon se empezaron a reír mientras Pi levantaba a Dee.
-¡Mirenlo! ¡Es tan inútil que necesita ayuda para levantarse! ¡Jajajaja!
-¡Es una desgracia como pokémon!
Dee cerró los ojos. Pii lo miró y lo abrazó.
-¡Cállate Rulf! ¡Tu eres tan inútil que te da miedo todo si no está tu hermano mayor!
Todo el grupo quedó en silencio y miraron al Growlithe que estaba en al frente de ellos.
-Te crees muy valiente para desafiarme ¿eh? ¡Entonces arreglaremos cuentas en el torneo pokémon del mes que viene! Si tu ganas, podrás pedir cualquier cosa, pero si yo gano. ¡Tu amiga será mía!
Pi abrazó más fuerte a Dee.
-¿Aceptas? O quizá ¿tienes miedo?
-¡Acepto!

 

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Okay! Trataré de tomar todo en cuenta para el segundo capítulo.