One-shot El Peor Feliz Cumpleaños

El Peor Feliz Cumpleaños​

No recuerdo la hora en que llegué a casa, puedo decir que no era muy tarde, tal vez eran las diez u once de la noche a lo mucho. Quise abrir la puerta, pero me había dado cuenta que había olvidado las llaves, por lo que toque el timbre, esperando que mi compañera de cuarto se encontrara aún despierta.


Al ver que no había respuesta, decidí entonces sentarme recargado en la puerta mientras cruzaba mis brazos. Si nadie abría, era probable tendría que pasar la noche ahí. De cierto modo, aquella idea no me molestaba del todo ya que realmente no quería ver a nadie.


— … —la puerta se abrió de golpe, haciéndome caer de espaldas en el piso de la casa.


— ¿Qué haces ahí? —salió aquella chica de un largo cabello rubio rosado, con sus enormes ojos dorados: Nekomura Iroha.


— Hola… —dije mirándola fijamente, aún en el suelo, con mis piernas cruzadas en el aire y mis brazos cruzados contra mi pecho.


— Hola… —ella suspira mientras me da la espalda, entrando a la casa— ¿Qué tal tu fiesta de cumpleaños?


— Pésimo… —comento con cierto desdén mientras me levanto del suelo, rascando mi cabeza y cerrando la puerta.


— Mmm… —ella me mira mientras sonríe de forma burlona— ¿Acaso te tiraron la cara contra el pastel?


— No… —muevo la cabeza mientras me rio con ella, luego me fijo en su atuendo— ¿Una pijama de hello kitty?


— ¡Así es! —ella se da la vuelta para mí. Parece un mameluco enorme color blanco, que tiene un gorrito con orejas de gato y el moño característico del personaje— lo gané en un concurso en línea jugando videojuegos.


— Tú sólo te la pasas en la vagancia —me siento en el sofá, poniendo mis pies sobre la mesa del recibidor.


— Bueno… —ella se sienta a mi lado, inflando las mejillas— tampoco es que tenga muchos amigos.


— ¿En serio? —la miro, arqueando una de mis cejas— yo te dije que podías ir conmigo.


— Eso dijiste… —ella mueve la cabeza a un lado, evitando mi mirada— … pero no conozco a nadie.


— ¿Es así? —miro al techo. Recordando lo difícil que me fue interactuar con ella cuando recién me había mudado; la renta era buena, la ubicación también, sólo ella era muy evasiva y obsesiva con hello kitty, pero una vez conociéndola… era una monada.


— Sí… —nos quedamos en silencio unos segundos, mientras recargaba mi rostro en el brazo del sofá— entonces… ¿Qué pasó? —dijo mientras acariciaba mi pelo, jugando con él.


— Todo iba bien —suspiré— cantaron las mañanitas y cuando tuve que morder el pastel, pude evadir el ataque definitivo de Mikuo para rematar mi cara contra el glaseado —me reí mientras sentía como ella jalaba un poco mi largo cabello morado— ¡Auch!


— Lo siento… intento hacer una trenza —ella toma un peine rosa con un moño, obviamente de la marca de esa horrible gata blanca— pero… —y lo restriega contra mi pelo— …está muy enredado.


— ¡Déjalo! —alzo un poco la voz mientras me vuelvo a hundir en el brazo del sofá.


— Mmm… —pero ella me ignora y sigue moviendo el peine— mejor prosigue con tu historia Gakupo.


— Ah… —vuelvo a suspirar— al idiota de Kaito se le ocurrió un juego: siete minutos en el paraíso.


— ¡Oh! —observo cómo se sonroja mientras sonríe de forma un poco triste— ¿Con quién te tocó?


— Luka… —me sonrojo mientras oculto mi rostro entre mis brazos.


— Eso es bueno, ¿No? —ella empieza a entrelazar mi pelo— es la chica que vino la otra vez a recogerte, es linda. Te gusta, ¿Verdad?


— Sí… —digo, tratando de no llorar, ¿Qué clase de hombre lloraría por una tontería así?


— ¿Y qué tal? —ella jala mi pelo para atrás, obligándome a mirarla.


— ¡Fatal! —dije mientras le jalaba un mechón de su pelo, indicándole que dolía aquello que había hecho.


— ¿Besa tan mal? —me pregunta.


— No, sólo que cuando lo hice en aquel closet, ella y yo nos quedamos viendo —alcé la mirada al techo— entonces le dije que me gustaba —Nekomura entonces soltó mi cabello mientras se tapaba la boca, sorprendida.


— ¿Y qué dijo? —su rostro se sonrojó, mientras su voz se escuchaba, extrañamente, angustiada.


— Que aquel beso era parte del juego —suspiré, cerrando los ojos— que no lo tomara tan apecho y que fuéramos sólo amigos.


— ¿Friendzone? —preguntó ella mientras sentía como se recargaba también en el sofá.


— Friendzone… —dije frustrado.


— Entonces… ¿Ya no puedo decirte feliz cumpleaños? —ella me mira, nos quedamos viendo el uno al otro.


— Claro, dudo que vaya ser peor que esto… —ella sonríe con tristeza, mientras se acerca de golpe.


— … —y fue entonces que sentí sus labios junto a los míos, en un ligero e inocente beso de aquella chica— feliz cumpleaños… —ella susurra al final del beso— tal vez yo no sea Luka, pero…


— Nekomura… —digo impactado, sin poder moverme por la impresión.


— ¡Me gustas Gakupo! —y ella recarga su rostro en mi hombro, mientras siento las lágrimas humedecer mi camisa.


— Lo siento —susurro— pero a mí me gusta Luka.


— Lo sé… —siento sus manos encajarse a mi camisa, mientras sigue su rostro hundido en mi brazo— …no te preocupes, lo entiendo.


Así nos quedamos en silencio, yo mirando al techo, ella llorando sobre mí; yo pensando en Luka y en el dolor que sentía de su rechazo, Nekomura sollozando que me quería. Siempre recordaré aquel día, aquella escena, como el cumpleaños más triste de mi existencia.