Bueno esta es una historia Original creada por mi y unas amigas pero finalmente por cosas de la vida yo segui con ella, contiene nombres reales pero basados en hechos imaginados y escritos por mi por lo tanto no es necesario aclararle a algun antropologo o sociologo que si algun hecho no corresponde con los suceos historicos REALES no se alarme. La historia comienza en siglos anteriores luego da un gran salto al presente.... la catalogo en suspenso y misterio porque si les gusta veran como tiene grandes cambios y muchos personajes interesantes que poco a poco iran desentrañando el secreto de que es el pentaculo aqui les dejo la sipnosis n.n En la ciudad de Roma, del siglo actual, 5 jóvenes Universitarias de ostentosas familias ganan una excursión de visita a ciudad del vaticano por sus insuperables calificaciones. Sin embargo, ellas deciden hacer un lado esa oportunidad e ir a recorrer otro tipo de lugares más emocionantes. No obstante como una atracción magnética entran en una casa abandonada. Dentro, encontraron una tabla ouija la cual utilizaron para hacer una amateur sección espiritista e invocar cualquier ente, sin pensar que al hacer esto abrirían la puerta al infierno encadenando sus vidas a esto para siempre. Sus almas y sus cuerpos serían transformados en criaturas malignas (demonios) con mentes calculadoras, frías y sin ningún sentimiento por la vida que solían tener. Pero sus esencias son tan únicas y diferentes a los de un demonio convencional que Satanás decide utilizar su fuerza para reunir las cinco partes de un arma creada por un antiguo Templario a la cual llamo “El Pentaculo” y poder liberarse de las cadenas que lo atan a la oscuridad eterna. Entonces inicia una batalla campal entre los mismos demonios, ángeles y humanos para lograr separar de nuevo los fragmentos del instrumento que traerá el nuevo apocalipsis de todas las realidades existentes en el universo a la tierra.
Inocente Ambicion Parte 1 Hugo de Payns, nació en un noble caserío cercano a Troyes hacia el año 1070. Con una sólida educación cristiana y un hábil manejo de las armas, sintió desde muy joven la misma vocación de monje que de soldado. Probablemente se alistó en la Primera Cruzada antes de haber cumplido veinte años. Es durante dicha cruzada de desbordante fe, cuanto el joven Hugo se da cuenta de que es posible unir sus dos vocaciones con la creación de una nueva orden religioso-militar, la primera de estas características, destinada al servicio en Tierra Santa. En medio de aquel ejército cristiano, no tardó en encontrar otros ocho compañeros que participaran de su ideal y concepción de la vida. Hugo era un hombre devoto, rezaba incansables horas en una meditación profunda al punto de conectarse plenamente con el Altísimo. Rogaba por la salvación eterna tanto de amigos como enemigos, en este caso Musulmanes que atacaban a los incautos peregrinos que se dirigían a Jerusalén sobretodo en el peligroso camino de Jaffa hacia las murallas de la ciudad. Allí libraban sangrientas batallas a punto de perder la vida en el servicio, estaba cansado de ver a sus hermanos caer constantemente pero también sentía esa necesidad de proteger a los más débiles aun poniendo en peligro su vida. Así pues, parece ser que durante los primeros nueve años, los compañeros de Cristo, no hacen otra cosa que proteger a los peregrinos. Renunciaron al mundo y se consagraron a Dios mediante votos solemnes pronunciados ante el Patriarca de Jerusalén, se comprometieron a defender a los débiles contra los grupos de bandoleros, a proteger los caminos y servir como caballería al soberano rey. Observaron la pobreza, la castidad y la obediencia según la regla de los canónigos regulares. Al principio no había más que nueve que tomasen tan santa decisión, y durante nueve años sirvieron en hábitos seculares y se vistieron con las limosnas que les daban los fieles, padecían enfermedades las cuales milagrosamente curaban con rezos y canticos a Cristo. En 1127, el Maestre Hugo de Payns, una vez obtenida la aprobación de la Orden por el Patriarca de Jerusalén, preparó un viaje a Roma con el fin de obtener una definitiva aprobación pontificia, y que de ese modo se convirtiera en Orden militar de pleno derecho. Balduino I, regente de Jerusalén, escribió al entonces Abad de Claraval, Bernardo, para que favoreciese al primer Maestre de la Orden ante la Iglesia. El abad de Claraval era pariente de Hugo por lo que no fue difícil convencerlo de ayudar a la causa de casi su hermano. Lo primero que hizo, fue gestionar una acogida positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, en donde con un gran festín se celebró la propuesta de Bernardo, y así, quedó establecida "oficialmente" la Orden de los Compañeros pobres de Jesús. Sin embargo, dentro de la Orden existían discrepancias entre el segundo hombre al mando Godofredo de Saint-Omer y El Maestre Hugo. A diferencia del líder, era tildado de excéntrico ya que tenia apilados cientos de papeles y pergaminos en los cuales relataba sus memorias, narraba cada hecho, cada batalla librada, el martirio de sus preocupaciones, entre ellas una muy particular: ¿Cómo incrementar el poder de la Orden? El deseaba a toda costa entrenar guerreros casi inmortales que pudieran luchar riñas interminables con tal de proteger Tierra Santa pero los humanos se cansan, sangran, e inclusive mueren, esto era algo que le alteraba los nervios y buscaba incansablemente la manera de crear lo que llamaba él un guerrero perfecto. No obstante, su idea se veía truncada cuando Hugo la desaprobaba. No estaba de acuerdo con pasar hambruna, vestir con harapos y olvidarse de la vida exterior la cual prometía por lo menos un buen alimento y un hogar. -¡Es que no podemos seguir así Hugo, necesitamos guerreros fuertes y un buen lugar donde vivir la Orden es una esperanza para todo un pueblo, por ende tenemos que demostrar fortaleza! –sugirió Godofredo - Lo sé pero no es la manera estamos para proteger no para ostentar lujos oh hacer cosas que atenten contra la fe divina- respondió Hugo Godofredo y Hugo se habían conocido muy jóvenes en la primera cruzada en la que Hugo participó. Siempre han sido totalmente diferentes, mientras el primero era rezagado en las batallas, y siempre evadía conversación alguna el otro era decidido fuerte y valeroso. Sin embargo, aunque eran como el agua y el aceite Hugo y Godofredo sostenían un magnetismo casi inquebrantable, eran camaradas de tiempo completo hasta el punto de compartir el mismo corcel. Cuando Hugo tuvo la idea de crear a Los pobres Compañeros de Cristo, Godofredo aceptó apoyarlo sin problemas, de hecho, lo animó altivamente en la noble causa, dedicaron noches enteras hasta que la luz de la vela diera su último suspiro en planear como estaría conformado, para qué serviría y el futuro del mismo. Pero todo cambio conforme al tiempo cuando la sabiduría llegó acompañada de la avaricia no de dinero si no de poderío. A sus 50 años, aquella timidez que lo caracterizó había desaparecido y se definía ante los demás como un hombre de temple fuerte pero por dentro tenia millones de dudas respecto a la espiritualidad humana, quería ser casi un santo pero no sabía como conseguirlo o más bien como encontrar la manera para ser inmortal. Los Pobres Compañeros de Cristo vivían sus días en un patio contiguo al Palacio que el Rey Balduino I, muy pequeño a comparación al enorme perímetro que ocupaba el recinto tan solo habían 3 habitaciones para ellos, el agua debían tomarla de un pozo a casi dos kilómetros de distancia, ya que no podían tomarla desde el Castillo seria considerado una comodidad innecesaria por tanto los caballeros de Cristo estaban prácticamente en la total miseria. - Señor Godofredo, ¡tiene que venir rápido el Maestro Hugo se siente mal! Las constantes batallas habían desgastado a Hugo, dejándolo exhausto acababa de cumplir 44 pero sus achaques no se hacían esperar, la tos sanguinolenta había manchado las sabanas del diminuto catre que tenia por cama, mientras que los constantes temblores por la fiebre empapaban su túnica en sudor. Godofredo llegó a la escena, estaba acompañado por los otros 7 miembros de la Orden, todos oraban en total silencio arrodillados a lado y lado del catre en una pequeña habitación con paredes en piedra desnuda. Eran hombres de edad avanzada con las pieles ajadas, pecas en las manos y barbas plateadas, el inclemente sol agregándole la sequedad del desierto habían acelerado el proceso de envejecimiento de los servidores de Jerusalén. Cuando Godofredo entró no pudo evitar su sorpresa, no era para menos si Hugo era siempre el más fuerte y decidido del grupo y verlo en una situación tan deprimente, no le cupo duda que la falta de dinero y otras comodidades era lo que estaba acabando lentamente con la luz de su amigo. - Hermanos, quiero hablar a solas con El Maestre es de suma importancia, el tiempo apremia- sugirió Godofredo mientras se arrodillaba al lado de Hugo Apesumbrados, abandonaron la habitación uno tras otro como en fila india. Lo único que se escuchaba era la respiración forzada de Hugo que hinchaba su pecho inhalando quizás la ultima bocanada de oxigeno. - Hugo, creo tener la solución a esto- dijo Godofredo - Hermano….no...pienses eso, si Dios me quiere llamar a su lado, estaré…contento- respondió dificultosamente - ¡Pero la Orden depende de la fuerza de sus soldados! míranos Hugo, estamos envejeciendo, en cualquier momento podremos morir en alguna guerra y ¿luego que? ¿Quién protegerá a los peregrinos? ¡Debemos hacer algo!- insinuó - Tu…no harás nada, Godofredo- le miró amenazante Con una nueva negativa, Godofredo abandonó el recinto pero esta vez no se quedaría de brazos cruzados. Le escribió una conmovedora carta a Bernardo de Claraval, en ella el Caballero le explicaba las condiciones en las que vivía Hugo y las enfermedades que padecía no solo su pariente lejano si no también las que sufrían los demás, se dedicó horas enteras a redactar el escrito una y otra vez hasta sentirse completamente satisfecho para finalmente enviarlo por tierra. Aquella carta tuvo que pasar lo que actualmente es Turquía, Grecia, Croacia para finalmente arribar en Roma luego de unas 3 semanas. Cuando Bernardo la leyó de inmediato una angustia enorme embargó su corazón, caminaba como león enjaulado en el lujoso recinto eclesiástico, lleno de oro y diamantes, arrastraba su túnica carmesí sobre una esponjosa piel de animal el cual servía de alfombra, un león que jamás imagino en sus días de grandeza agachar la cabeza al punto de tenerla mordiendo el suelo. La brisa que se deslizaba entre las largas mangas hacía serpentear las finas llamas de los candelabros puestos en cada esquina de la grandiosa habitación. Tocan la puerta con delicadeza, era un fraile, entró tímidamente preguntando la razón del llamado del Abad. - Prepara mi salida, debo encontrarme con el Papa Honorio II Apretó la carta contra su pecho mientras una temblorosa gota de sudor se deslizaba entre los surcos de la frente. “Hemos luchado incesantemente por la vida de los peregrinos que ponen en manos del Señor, han pasado 23 años desde que El Maestre fundó la Orden junto con nosotros, sin embargo, mientras esta crece lentamente nosotros perecemos rápidamente. El Maestro Hugo ha sucumbido ante los estragos que el tiempo ha hecho. Él se debilita constantemente, mientras la Orden lo necesita. Somos tan pobres vivimos en un diminuto patio y no tenemos la suficiente mano experta para ayudar a nuestro hermano Hugo en su enfermedad, que yace inconsciente en una cama. Si tan solo sus magnánimos ojos se fijaran en esta Orden deseosa de seguir adelante para luchar contra los desalmados que quieren dañar el pueblo de Jerusalén, un fuerte donde vivir y la atención necesaria para poder seguir. Soldados dispuestos a luchar contra el mal, la tentación, el odio todos esos bajos pensamientos alojados en la mente humana. Godofredo - Su excelencia ellos necesitan de su ayuda, nuestro hermano Hugo puede fallecer- decía Bernardo con voz tremula - He leído la penosa carta, sin embargo la ayuda que me piden es terrenal se ha había hecho un pacto de… - Lo sé más que nadie su Excelencia, pero Hugo está enfermo, la Orden entonces no durará mucho y es la única protección que tenemos en Jerusalén, los maleantes han incrementado sus fuerzas. El papa Honorio II era un anciano temeroso e indeciso cualquiera podía hacerlo dudar de su convicción y es por eso que alrededor suyo estaban 3 consejeros que daban las opiniones y decisiones que él por si solo no podía. Siempre entrelazaba sus huesudos y temblorosos dedos entre si, mientras un tartamudeo se anteponía ante cualquier frase y un tic de fruncir el seño constantemente. Pero con todas esas características Bernardo era astuto sabia que palabras usar para dirigirse al sumo pontífice y asimismo a su consciencia. Rogó al Papa para que éste viera con buenos ojos la petición de Godofredo y ahora prácticamente suya, la cual era no solo de proveer dinero a la orden si no una gran cantidad de reclutas dispuestos a aprender las enseñanzas de Godofredo y los demás. Pero la ayuda llegó demasiado tarde. Dos semanas después de que la carta fuese leída por el Papa, Hugo de Payns había fallecido, librando una batalla en la ciudad de Palestina. El maestre sufrió una fuerte decaída, su corazón no resistió la presión cayendo de rodillas en pleno campo de guerra. Fue terco, hasta el hombre más sabio de Jerusalén falló en sus pronósticos y expuso la vida aun cuando no tenía ni las fuerzas suficientes para correr ágilmente. Todo el pueblo sintió la muerte de El Maestre, pero sobretodo Godofredo, nunca había derramado una lágrima por nada ni nadie pero por primera vez y no seria la última que el líquido transparente recorrería su mejilla. A cada puñado de tierra que era lanzado sobre el inerte cuerpo, para Godofredo era una puñalada en el corazón, y ahora con más motivos, estaba dispuesto a la creación del soldado perfecto, aquel que tuviera el poder tan puro para acabar con sus enemigos sin necesidad de luchar físicamente. - ¿Su alteza se encuentra despierto?- preguntó Godofredo a un guardia que custodiaba la puerta de la habitación del Rey - Si, Señor pero esta vistiéndose, no puede pasar Hizo caso omiso a la advertencia del Guardia y con un gran empujón abrió la puerta entrando intempestivamente a lo que era casi un palacio por habitación, lo que sorprendió a Balduino que aún se encontraba en paños menores. - ¡¿Qué haces Godofredo?!- increpó - Lo que debí hacer hace muchísimo tiempo- aseguró mientras apuntaba el filo de su espada hacia el Rey - ¿De que hablas? ¡Guardia! ¡Sáquenlo!- Ordenó - Si lo haces, le diré a todos que tu tienes en tu poder el dinero y el oro que su Excelencia envió para Hugo y la Orden- Afirmó Estaba decidido a todo, no le importaba si era acusado de hereje o algo similar, ya que ni siquiera lo era, pero sabía muy bien que hilos mover para que Balduino se sintiera amenazado. A diferencia de Hugo, Godofredo nunca confió en el Rey. No era para menos si las condiciones en las que vivían eran casi infrahumanas, un corazón piadoso habría donado parte de su inmenso palacio a los caballeros que prestaban sus servicios arriesgándose hasta morir. Se miraron fijamente por unos minutos, entonces el Soberano ordenó a sus guardias dejarlos solos, coloco sobre sus hombros una delicada tela dorada y tomó asiento, taciturnamente mientras podía verse como apretaba la mandíbula entre la tupida barba café. - Y bien…¿que desea el Señor Godofredo de Saint-Omer?- preguntó Balduino con tono burlesco - Yo soy un pobre guerrero que lucha en beneficio a las personas, anteponiendo siempre mis necesidades ese es el trato, pero, desde antes de la muerte de El Maestre, Nuestro Santo Papa envió una gran cantidad de oro y demás ayudas monetarias para la Orden, somos tan pobres y por eso Hugo falleció porque ¡nunca!, recibió la ayuda que Roma envió- aseguró Godofredo Balduino enarcó las cejas - ¿Ayuda?...Espere usted está insinuando que….- Godofredo avanzó con paso firme - No estoy insinuando absolutamente nada, aseguró que usted en su total avaricia impidió que Hugo recibiera ayuda para seguir vivo- respondió Godofredo con tono cortante Balduino se quebrantó, miraba a todos lados, mientras intentaba defenderse, no obstante, sabia que no podía ya que casualmente Godofredo junto con los demás guerreros cuidaban las entradas principales a la ciudad, por ende se daban cuenta de que entraba y salía de la misma, era una función que el mismo Soberano les había encargado. No podía desmentirlo tenia otros 7 testigos con la gracia del Abad de Claraval era su palabra contra 8 más. Godofredo fue contundente, sin ningún tipo de dudas puso entre la espada y la pared al Rey, estaba cansado de las extensiones absurdas de Balduino para proporcionarles un lugar de vivienda más digno. Lo acusó de cómplice de los vikingos e inclusive de ladrón. Si el Guerrero hablaba seguramente perdería la gracia del Papa y seria excomulgado. Llegaron a un acuerdo, en donde todo el oro enviado por la Iglesia Católica seria utilizado para la construcción del nuevo santuario “La torre de David” allí, el Rey viviría mientras que los pobres caballeros pasarían a ocupar el antiguo recinto de Balduino, El templo construido sobre las Ruinas de lo que alguna vez fue el hogar del soberano Salomón. Ya pronto fueron conocidos como La Orden de los Templarios puesto que al ser instalados ahí, muy rápidamente sus tropas incrementaron de número. Godofredo había tomado el mando absoluto y en menos de un año pasaron de ser tan solo cientos a miles de caballeros de la Orden Templaría. Y al pasar 5 años ya había diseñado inclusive una Estructura Organizativa del Temple en donde Godofredo ahora era El maestre al principio todo esta atado a las reglas del tratado hecho en Troyes, “Humildad Absoluta” pero se las arreglo para modificarlo a su beneficio. Acostumbraba a viajar a Roma, allí movía los hilos para lograr una mayor cooperación para la Orden, mostrando como más y más chicos de diferentes edades se reclutaban ansiosos de servir al Señor, no obstante esa no era la verdadera razón por la cual el nuevo Maestre pedía tantas ayudas monetarias. Dos años atrás de convertirse en El Maestre, Godofredo conoció a Salomón un Árabe al que todos llamaban “El brujo” el Templario estuvo a punto de asesinarlo al termino de una acalorada batalla pero antes de rozarle el cuello con la filosa hoja de su espada pronuncio la frase “Se lo que necesitas Godofredo”. Entonces paró en seco, era como si el árabe haya leído sus pensamientos algo totalmente ilógico si nunca habían cruzado palabra. El templario lo tomo del cuello con firmeza. - Eres un hombre, ambicioso Godofredo y siempre buscas el poder sin embargo, no sabes como obtenerlo yo puedo enseñarte como. - ¡No crea que caeré en sus juegos!- respondió - No es ningún juego mi amigo yo sé la manera para que obtengas lo que deseas, guerreros más poderosos, aquellos que tienen el espíritu más puro, pero ¿Cómo obtener esto tan solo de un humano cuando puedes encontrarlo de varios?- insinuó Por un momento, Godofredo sintió repugnancia al escuchar a Salomón y en un impulso descontrolado corto su cabeza dejándola en el árido suelo Israelí mientras la sangre se convertía tan solo en una mancha café sobre las inhóspitas arenas. Pero el Templario era curioso y aquellas palabras retumbaban como tambores enfurecidos. Esculcó el cuerpo inerte como un vil ladronzuelo, sus manos se deslizaban entre las sucias telas de color blanco que envolvían el árabe y lo que encontró fueron papiros con extraños dibujos y un texto casi indescifrable. Lo guardó sigilosamente para no ser descubierto por sus camaradas. Todo era confuso, Godofredo no podía interpretar el significado de las frases acompañadas por los dibujos inclusive por primera vez en toda su vida maldijo y tiró abajo toda la pila de pergaminos que había acumulado con los años, una alfombra de desorden invadía de extremo a extremo la amplia biblioteca que con meses de trabajo había formado con gigantescas torres de papiros que podían inclusive ser un laberinto hasta para el más sabio, por eso nadie conocía lo más profundos secretos que Godofredo había anexado en aquellas escrituras. La llama de las velas se hacia más diminuta dejándolo con una luz ahogada en donde tan solo podía observarse la silueta de sus manos, las mismas que asesinan casi a diario a cientos de los que se consideraban por la Santa Iglesia, personas del bajo mundo, demonios, humanos excomulgados de la gracia Divina. - ¿confundido Templario?- dijo Salomón apareciendo entre la penumbra - ¡¡¿Qué haces aquí?!! ¡Estas muerto!- empalideció Podría considerarse un milagro divino Salomón estaba frente a su asesino, completamente sano a excepción de la enorme cicatriz sanguinolenta que le atravesaba horizontalmente el cuello. Tenia el rostro achicharrado al parecer el incandescente sol de verano había evaporado toda la humedad de su piel tornándola áspera y arrugada con unos ojos enrojecidos abiertos de par en par. Las túnicas estaban manchadas con la sangre seca que alguna vez fue derramada en la anterior batalla pero lo más aterrador era el olor a cadáveres podridos que rodeaba a lo que Godofredo llamaría un demonio. - No, no lo estoy no soy un fantasma puedes tocarme estoy vivo pero en cierto modo fallecí ante tu sablazo pero renací gracias a mis otras almas- insinuó Salomón Godofredo retrocedió y se puso en guardia - ¡Tú eres un demonio! ¡Aléjate en el nombre de Cristo!- increpó - No, no lo soy Godofredo, soy un humano visionario que ha sido capaz de ingeniar la fusión de almas, el arma del futuro- aseguró extendiendo los brazos - ¿Qué?- preguntó consternado Salomón se acercó a Godofredo y sin previo aviso tomó las escrituras que este le había robado, las observó con satisfacción y una sonrisa maniática se dibujo entre sus labios. - Son 5 partes que forman el rompecabezas, 5 almas perfectas ligadas entre si que fusionadas crean un ser indestructible, así como yo, teniendo en la mano un poder absoluto, único- recitaba Salomón- es lo que digo en estos pergaminos pensé que conocías varias lenguas Lo veía en sus ojos, ese poder oculto y misterioso que el árabe emitía atraía la curiosidad de Godofredo que de inmediato bajó la guardia para dar paso al discurso de lo que parecía un cadáver parlante. Salomón se acercó más al Maestre y casi respirándole en el rostro le explicó de qué trataba su particular invento. - ¿Godofredo usted cree en espíritus?- preguntó - Por supuesto que si- respondió - Y... ¿cree también en el poder de controlarlos a su antojo para fines de mejorar sus poderes, tener más fuerza, más velocidad inclusive vida eterna?- insinuó - ¡Eso es absurdo! ¡es una blasfemia!- afirmó ofendido - Lo mismo pensé, pero una vez que aprendes a dominarlo es un arma tan poderosa, tan magnifica que no la puedes abandonar. Dime Godofredo, ¿Cuántos valientes guerreros han perecido en batalla? ¿Cuántas heridas has soportado pensando si un día alguna de ellas acaba con tu vida? Salomón se paseaba alrededor de Godofredo, como una serpiente envolviéndose en un ramal, silenciosa pero con la suficiente fuerza para apegarse a él. La piel del templario piel excretaba excesivamente inundando las marcadas zanjas en las comisuras de la boca. - Estas viejo casi decrepito has perdido más de lo que has ganado, es hora de tener toda la gloria y lo mejor haciéndole el bien a los demás- dijo Salomón - ¡ESTAS DEMENTE! ¡NO TE CREO NADA! ¡LARGATE!- gritó Godofredo enloquecido Un viento huracanado revolvió violentamente los pergaminos que se encontraban regados en el suelo al igual que la barba platinada que se desprendía del mentón mientras la risa maquiavélica de Salomón retumbaba en todo el recinto. Desapareció abruptamente, dejando a un anciano agitado y en pánico absoluto. A partir de esa noche, no pudo concebir el sueño, tan solo se paseaba por los alrededores del templo mientras se frotaba las manos con notable ansiedad, inclusive estaba sucumbiendo ante las decadencias de la vejez a tan solo 53 años. La duda se apoderaba de su espíritu por un lado los caminos de la salvación y la total redención pero la ambición de respeto y poderío insistía en dominar su débil corazón. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un subordinado le dio una dolorosa noticia. Cientos de templarios habían sido asesinados en batalla contra un ejército vikingo el cual se dirigía directamente hacia el Templo. - ¿pero como ha sucedido? ¡doblamos sus tropas, hemos entrenado años y tenemos los mejores soldados! – aseguró Era un rio de lamentaciones, soldados quejándose de sus heridas, llorando por haber perdido la batalla inclusive casi arrastrándose por entre las arenosas calles. Godofredo veía la escena con horror desde el templo y escuchaba como los cascos de un ejército de jinetes retumbaban la tierra, eran ellos, los vikingos. No había tiempo para evacuar la ciudad el ataque era inminente y miles de vidas se perderían. Entonces el líder de la Orden tomó la decisión, rápidamente montó un caballo y ordenó de inmediato refugiar a la mayoría de los aldeanos en el Templo. Cabalgaba tan veloz como podía, pateaba la cadera del equino con efusividad para llegar a la guarida de Salomón, sentía odio contra los que amenazaban con acabar la paz en la ciudad y no veía más remedio que pedirle ayuda al árabe. Lo llamaba incesantemente gritando a todo pulmón por el árido desierto. - Godofredo- dijo una voz femenina Un seseante susurro le achino la piel, sintió un escalofrío que le recorrió desde la nuca hasta la parte baja de la espalda, paró en seco su cabalgata, el viento soplaba con furia levantando la área en una pesada nube que le opacaba la vista, solo pudo visualizar un hoyo en la tierra el cual lo atraía, casi lo jalaba hacia éste. - ¿Quieres salvar a tu pueblo?...Godofredo…entonces ven Dejo a su noble corcel mientras caminaba hacia aquel agujero, era una cueva debajo de una montaña de rocas arenosas. El suelo era inestable sus botas se hundían inclusive había zancadas en donde tenia que estirar toda la pierna para poder seguir moviéndose y no morir ahogado entre las oscuras arenas, otra persona cuerda habría detenido su camino ante el inminente peligro pero Godofredo era tenaz y literalmente llegaría al fondo del misterio. La entrada era perturbadora, extrañamente las rocas habían tomado formas de rostros con expresiones de dolor y desesperación, como si estuvieran recibiendo el peor de los castigos. Había dos antorchas puestas a cada lado las cuales iluminaban pobremente el hondo camino hacia las profundidades. Tomó una y empezó su descenso a lo que parecía el centro de la tierra, un viento gélido ondulaba la túnica polvorienta mientras se sostenía con dificultad de las rocas salientes pero sus cansados brazos no pudieron con la empinada bajada y rodó hasta el fondo chocándose con lo que parecían huesos de animales y humanos. El olor a podredumbre despertó al inconsciente anciano, el cual de inmediato miro a su alrededor. Encontrándose en una especie de cúpula Las paredes, el suelo todo estaba conformado de cráneos, costillas, columnas y toda clase de osamenta posible mimetizada en una gruesa dando lugar a la monstruosa estructura en la que se encontraba. Con cada paso que daba se escuchaba el crujir los cadáveres. - ¿Qué es esto? ¿Qué clase de creación siniestra es? – se preguntó con voz temblorosa De repente, un resplandor carmesí sobresalió entre la pila de cráneos amontonados lo que de inmediato llamo la atención de Godofredo el cual se acercó reservadamente empuñando su espada con nervio, pero nada se comparo con el tremendo espasmo que experimentó al sentir una mano agarrándole el tobillo. Intentó zafarse pero no lo conseguía para cuando miro hacia abajo era Salomón. - ¡¿Pero que hace usted aquí?!- preguntó Godofredo agachándose - Godo….Godo…Godofredo, el.. rompecabezas ….las almas- - ¿Qué has hecho Salomón? ¡Anda dímelo! – ordenó Godofredo - ….El las…..desea y no se cansará hasta encontrar el empalme perfecto, por lo…que..que más quieras….no…dejes que…las…obtenga- aseguró mientras se prendía de los hombros del Maestre - ¿A que te refieres? ¿Quién es “El? Comenzó a ahogarse, no podía pronunciar palabra alguna inclusive podía verse como su cuello estaba tan tenso que las palpitaciones de las venas eran más violentas, lloraba sangre y al igual que su fosas nasales sus orejas excretaban lombrices. Godofredo se alejó asqueado mientras el cuerpo se podría precipitadamente, se quedo paralizado, horrorizado. Un atrapante escalofrió lo envolvió dejándole sin habla.
Inocente Ambicion Parte 2 Cayó de rodillas empapado en sudor, no podía creer lo que había visto y aunque quiso huir su curiosidad morbosa se apoderó de él por lo que en menos de lo que pensó estaba sosteniendo un fragmento de lo que parecía ser una piedra triangular de color gris lo suficientemente pequeña para guardarla en un bolsillo estaba desgastada y polvosa, Godofredo la sacudió levemente, la observó detalladamente y pudo notar que ésta tenía extraños tallados ondulares los cuales se entrelazaban entre sí como una maraña desde los extremos hasta su centro en donde estaba incrustado un pequeño cristal carmesí brillando potentemente. - ¿pero qué es esto?- se preguntó en un susurro El templario ocultó el artefacto en su cinto y volvió a empuñar la espada. Cada segundo que pasaba la confusión se apoderaba de él y un temor abrumador lo hacía víctima de pensamientos catastróficos. Para cuando salió de la cueva una estela de humo surcaba el oscuro cielo. - ¡NO!- gritó De inmediato montó su caballo para volver a la ciudad a toda prisa, Godofredo entrecerraba los ojos ante el violento viento que golpeaba sus ajadas mejillas, el pesado casco se desprendió de la cabeza dejando al descubierto la piel desnuda de ésta, pero ya era demasiado tarde, Jerusalén había sucumbido al ataque Vikingo. Las murallas habían sido derrumbadas completamente y todo el lugar que una vez los Templarios habían defendido con su esfuerzo estaba completamente destruido, tan solo se escuchaban los gritos desgarrados de las personas rogando piedad. Godofredo apretó la mandíbula mientras observaba a lo lejos, entonces sacó del cinto aquella roca y guiado por la ira y la desesperación le rogó aquel objeto la salvación para Jerusalén y la destrucción de todos los enemigos. De repente, diminutas letras se dibujaron en los ondulados tallados mientras el cristal rojo de nuevo emanaba un intenso fulgor; la espada que él sostenía misteriosamente palpitaba enérgica ante la roca y como un imán se fusiono con ésta, transformándola completamente. Ahora era una imponente lanza hecha de oro y plata con finos grabados de punta a punta pero a Godofredo no pareció impórtale el significado de ello, y con unos enfurecidos ojos rubíes se lanzó hacia la batalla. Su armadura de guerrero Templario caracterizada siempre por la cruz en su pecho se tornó oscura al igual que el caballo, pero lo más impresionante era que toda la senectud había desaparecido completamente devolviéndole toda la vigorosidad de la juventud. Eran cientos, quizás miles de fornidos Vikingos que se enfrentaron contra Godofredo, pero eran bañados en sangre al ser descuartizados completamente por la punta de la mortal lanza. El templario no tenía piedad, blandía su arma vertiginosamente despedazando cualquier humano a su paso, las extremidades volaban por todas partes y pronto aquel noble rostro estaba cubierto del escarlata líquido. Se bajó del caballo mientras una sonrisa maquiavélica se le dibujaba en los labios, pero aunque estaba rodeado por todo un ejército de histéricos guerreros, con tan solo esgrimir su poderosa arma los convirtió en cenizas. Estaba como poseído por una enorme fuerza maligna que instigaba a la matanza indiscriminada. Los pocos Templarios que quedaban con vida entre ellos los 7 primeros, observaban la escena con horror, todo estaba cubierto de sangre, órganos palpitantes, sesos desparramados por el suelo, cuerpos desfigurados; todo un paisaje de muerte y desesperación con un Godofredo sediento de venganza en medio de toda una ciudad consumida por las llamas del caos. - Este poder es exquisito, siento toda la fuerza que necesito, si debo tener más, para acabar con mis enemigos- pensaba excitado ROMA TIEMPO ACTUAL--------------------------------------------------------------------------------------- - ¡Señorita Mazzini es hora de levantarse, es un día espléndido y recuerde que tiene una cita a las 9 A.M con la directora de la Universidad! Los cálidos rayos matutinos inundaron la habitación de una blanquecina luz, dejando al descubierto todo un desorden causado por una noche de fiesta y algarabía, latas apachurradas de cerveza, zapatos sin su pareja, prendas íntimas de dudosa procedencia y demás objetos que impedían el paso de la adulta ama de llaves, se debatía entre los charcos de líquidos amarillentos y los lustrosos tacones que llevaba puestos como parte de su impecable vestir los cuales amenazaban con quitarle la vida en una caída absurda por lucir una moda que ya no le quedaba a la edad de 50 años. - Señorita, levantase, ha tenido una noche agitada pero…. Con un suave toquecito en la espalda, la dama intentaba despertar a la joven que tenía a su cargo de hace ya 5 años, la había visto crecer y convertirse en una alocada chica de 19 años. Estaba explayada boca abajo en su cama tamaño King, con los largos cabellos castaños enmarañados sobre el rostro, una delgada y larga pierna aplastaba parte de la abollonada almohada que tenía bajo su cadera la cual al estar descubierta mostraba el diminuto short color negro que tan solo abrigaba medio glúteo y una remangada camisa gris hasta media espalda, era como si las constantes volteretas nocturnas habían anudado toda las sabanas dejándola a la merced de posibles mosquitos o manos pervertidas que quisiesen tocar su rosácea y juvenil piel. - Mmmm que….hora….¿es?- preguntó entre balbuceos - Las 7 de la mañana Señorita Bianca, el desayuno está listo abajo Con pesadez y un resignado suspiro la chica se sacudió los cabellos, estaba adormilada parpadeando con lentitud, se sentó con las piernas cruzadas. - Cristina, sabes bien que solo he dormido 3 horas ¿Que no puedo descansar un poco más? La dama enarcó las cejas con indignación - Con todo respeto Señorita, pero eso debió pensarlo antes de planear esa fiesta que por poco destruyen toda la casa- decía al recoger las latas- - ¿Cuántas veces tengo que repetirte que dejes de criticar mis reuniones, y menos mis cumpleaños? No te metas en lo que no te importa Cristina- respondió fastidiada Ella apretó los labios. - Usted está a mi cargo, y mi deber es velar por su salud tanto física como mental Bianca así que ….. - Así que lo único que debes hacer es eso, más no reclamarme ni preguntarme ni decirme ¿Qué demonios tengo que hacer entendido? Bianca se levantó de la cama hecho a un lado con su pie izquierdo una botella de whisky vacía, se pasó las manos por el rostro lo que embarró más la máscara de pestañas en los parpados aún pesados por la somnolencia. - ¿No vendrán cierto? – inquirió Cristina mientras seguía recogiendo la ropa tirada Bianca se acercó al espejo de cuerpo entero que estaba contiguo a la puerta del baño, era delgada pero eso no significaba que no tuviera todos los atributos y curvas de una deseable mujer, y eso ella lo sabía perfectamente, en ocasiones solía usar blusas ceñidas lo que le enmarcaba bien la cintura esto sin mencionar las pequeñas pero redondas caderas que utilizaba en ocasiones para seducir a sus casuales citas con faldas cortas. De piel ligeramente rosácea y un blush natural en las mejillas lo cual la hacía lucir más inocente, pero lo que seducía realmente son las perlas de color ámbar intenso que expresaban toda la furia y amargura que llevaba en el interior. El espejo del alma, rara vez podía mentirle a Cristina o alguna persona que la conociera de años, porque lo que callaba su boca lo hablaban los ojos. - ¿Si lo sabes para qué preguntas? Te da gusto estar informada de las cosas- Cristina bajó la mirada apesadumbrada y casi susurrando tomó la mano de Bianca - Lo siento Bianca- expresó Bianca se encogió de hombros - Llevo oyéndote eso más de dos años y créeme que no ha servido para hacerlos volver, ni siquiera en mis cumpleaños, cambiando de tema…me levantaste muy mandona tú, y no me has dicho absolutamente nada-aseguró mientras buscaba en el armario. Cristina sonrió levemente, sabía que era un sofisma de distracción para que no le hiciera más preguntas respecto a su ánimo. Por lo que se dedicó solo a informar. - Ah…si la dichosa cita, mira que hacerlo un Jueves santo, pss está loca, ¿Qué nunca descansa esa directora?- se mofaba Bianca mientras tiraba varias prendas oscuras sobre la cama La Ama de llaves suspiró, tomó la ropa que Bianca planeaba usar y se acercó a ella, su mirada era bondadosa y ante semejante altanería de la joven lo único que hizo fue acariciarle el rostro jugueteando con algunos cabellos. - No se deje vencer por el dolor Bianca, no necesita fingir lo que no es, sea usted misma una mujer fuerte, no una malcriada sabe que no lo es- dijo Bianca apretó los labios - Bien, ahora llama a los de aseo para que limpien este desastre…Dios- expresó Bianca alejándose Sí que era un desorden, pero a diferencia de Bianca la rebeldía en Sophia Rossi parecía no existir de hecho, esta Joven de 18 años era el modelo perfecto, buena estudiante, amable, delicada, sofisticada y todas las cualidades por las que se había hecho merecedora de un gran renombre en la Institución. Sin embargo, nadie sabía que debajo de ese dulce rostro había una mujer que si se lo proponía podía ser una escoria humana llena de resentimientos. El jardín era hermoso y gigantesco con un verde pastizal que rodeaba la mansión a la que irónicamente Sophia llamaba Casita, allí bajo el manto sombreado de un árbol desayunaba todas las mañanas, una ensalada de frutas, junto a su madre, mientras leía el diario en la sección de Espectáculos dándose cuenta de cada uno de los pasos de las chicas que decía ella sus amigas, pero a las cuales manejaba a su antojo. - Mmm vaya, así que la chica Mazzini celebró sus 19 años por todo lo alto, aunque según esta foto, más bien parece por todo lo bajo…mira esa ropa- - ¿Qué no es tu compañera de clase?- preguntó Sophia frunció el seño - Lo es, pero nunca hablamos, es que madre por favor mírame ella es totalmente opuesta a mi yo soy hermosa y ella es- encogió los hombros- ¿bonita? Ese era el pensamiento de Sophia de toda chica, para ella nadie era más bella y carismática, y no era para menos si toda la vida había ganado concursos que magnificaban lo angelical de su rostro. La llamaban en ocasiones “La Barbie Ángel” por la larga cabellera de color rubio platinado y los profundos ojos verdes esmeraldas los cuales solía maquillar intensamente para hacer suspirar a más de uno. De piel marfilada, pómulos ligeramente marcados y finos labios pintados de rosa combinados impecablemente con un fino vestido del mismo color, chaqueta blanca, tacones altos además del perfecto francés que presumía ante las demás acariciándose sutilmente el rostro mientras pausaba las palabras hacían que Sophia fuera lo suficientemente egocéntrica para pensar que todo lo que tenía que hacer era sonreír y recibir. - Hija, la chica no es fea, es muy linda también solo que ella tiene otra manera de vestir- intervino- la madre Sophia encogió los hombros observando hacia arriba - Si como sea, ¡Ah por cierto! ¿Qué tenías que decirme con tanta urgencia?- preguntó sonriendo - Sophi…- posó su mano sobre la de su hija- heee, tu amiga llamó ….de nuevo quiere hablar contigo por última vez La cándida expresión de Sophia se tornó histérica, de inmediato, apretó la mandíbula mostrando los dientes y arrugó la nariz como un felino a punto de atacar - ¡¡¡Esa maldita!!!! ¡¡¡¡ ¡¿Hasta cuándo te tengo que decir que no quiero verla?!!!!! – gritaba - Hija, hija mía cálmate, yo no no quería que te alteraras así- aseguraba la madre- tienes que olvidar el pasado y perdonar La joven se sonrió para luego acercarse desafiante hacia su madre, era soberbia no tenía miedo alguno a estar cara a cara con la mujer que le dio la vida y casi escupirla al hablarle tan cerca. - ¿Perdonar dices? ¿quieres que perdone a la mujer que se acostó con mi novio?- preguntó Sophia con voz ronca Estaba a centímetros, podía oler el dulce de las fresas que su hija había comido hacia dos minutos, combinado con el fragante perfume que usaba a diario. La madre no podía moverse siquiera, le tenía miedo a su propia hija. - No, mami no puedo perdonar, ella se…merece la muerte, ojala y se muriera ¿entiendes? - ¡Eso que dices es un pecado Sophia!- respondió - ¡Y pecado también es el que hizo ella, si no que al revés, se supone que es “no desearas a la mujer de tu prójimo” pues bien en este caso ella!... ¡¡peco!! Sophia tiró toda la vajilla que estaba sobre la mesa y como alma que lleva el mismísimo diablo caminó hasta fuera de la imponente casa, tomó el volante de su llamativo Ferrari color blanco y sin precaución alguna manejaba a toda velocidad por las calles Romanas, lloraba histérica entonces fue en ese instante cuando la radio del auto comenzó a sonar, era música clásica específicamente Nocturne de Frédéric Chopin, lo que alteró más a la caprichosa rubia que se dirigía a la Universidad. Si para Sophia las notas clásicas eran su peor enemigo, para Akira Matsuzawa era el medio de escape a una dolorosa realidad cubierta de ostentosidad y falsas uniones matrimoniales. Hija de un afamado empresario Japonés, y una cantante de ópera Italiana, la oriental de 18 años vivía en dos mundos tan opuestos como parecidos. Por un lado su madre le había inculcado el amor por la música clásica internándola toda su niñez en un Conservatorio. Mientras que el padre la obligaba a ser una mujer negociante desde el seno del hogar dominando a todo el mundo para que le sirviese. Akira, vivía en competencia con su hermana gemela Claudia, siempre quería superarla, pero siempre la mayor demostraba ser más de lo que Akira daba, algo que la enloquecía de envidia y celos pero disimulaba muy bien con una divertida sonrisa o en última estancia una latente obsesión por mejorar su técnica en el canto, ya que era la única área donde su gemela no había alcanzado a inmiscuirse. Su voz era delgada y armoniosa como un ensueño angelical que encantaba hasta el más renuente hombre, al igual que la menuda apariencia oriental que la caracterizaba, media poco más de metro y medio de una tez blanca sin ningún tipo de imperfección, ojos grandes y almendrados se los había heredado a las raíces italianas de la madre, pero el cabello azabache y el marrón del iris de su padre. Siempre llevaba un flequillo peinado hacia el lado izquierdo mientras que dejaba que el manto negro que tenía por melena cayera entre sus omoplatos a la vez que usaba un corto vestido holgado de color rojo pasión y unas sandalias negras, lucia inocente y exquisita a su vez, una piel tan suave y humectada nunca pasaba desapercibida. - Vamos Akira más alto, no estás dando todo de ti, no querrás fallar como la última vez Era el teatro, sobre un enorme escenario adornado con imponentes y elegantes telones marrones y un excesivamente encerado suelo de madera, allí en el silencioso espacio, la joven ensayaba sus canticos día y noche. - Estaba resfriada, maestro- contestó Akira agachando la cabeza - Si y por eso perdiste la competencia, no quiero tener pupilas mediocres Akira- Akira abrió los ojos -¿A qué se refiere?- cruzó los brazos- ¿No puedo enfermarme…..? - Digo que es tu última oportunidad de demostrarme que eres apta para tener tu propio escenario, tal y como lo hace tu madre. La joven se mordió los labios y apretó sus puños - No se preocupe profesor, vera que dentro de una semana cantaré como los ángeles- junto las palmas de las manos- ahora si me disculpa tengo que ir a la Universidad, me esperan Histérica, era la palabra correcta para describir a Akira en ese instante, quería degollarlo pero como siempre ella sonreía amablemente. Camino agitada hacia la salida del teatro y una vez fuera extendió los brazos con tanta euforia que una transeúnte que caminaba cerca la miro extrañada. - ¡Pss, pss Akira…aquí! Un ronco susurró sacó a Akira de su éxtasis, se dio vuelta acercándose atrás de una columna, para cuando estuvo suficientemente cerca, una mano masculina la jaló de las muñecas llevándola a un rincón. Allí la pasión no se hizo esperar recibiendo excitantes caricias y besos por parte de un joven, ella parecía conocerlo por lo que impúdicamente alzó una delgada pierna montándola sobre la cadera del muchacho y con una risita picara puso dos dedos en los húmedos y ardientes labios de él. - Jejeje basta Arthur, pueden vernos - Pues por eso te atrapó aquí- respondió agitado Akira se sonrió - ¿No podías esperar hasta la noche?- preguntó con tono divertido - Sabes que me gusta lo prohibido, y entre esas cosas estas tu…mi querida prima - Mmm eso me prende- le acarició la cabeza- pero ahora no puedo tengo que ir a una cita con la Rectora creo que recibiré un premio- sonrió Arthur se alejó decepcionado, Akira deslizó sus suaves manos por todo el cuerpo de su primo desde la entrepierna hasta el cuello el cual besó pecaminosamente, volviendo loco de deseo al chico. - No te preocupes, en la noche me tendrás- aseguró - Quédate Akira- susurró Ella dio vuelta y soplándole un coqueto beso subió a su auto - ¡¡¿Por qué es tan importante una cita con la directora?!!!- reclamó Arthur a lo lejos Akira se carcajeó -¡Porque es uno de los miles de premios que me merezco por ser mejor que mi hermana Claudia!- respondió arrancando a toda velocidad sin fijarse que casi arrolla a una joven que hacia ejercicio en las cercanías. - ¡¡¡ESTUPIDA FIJATE POR DONDE CONDUCES!!!!!- le gritó furiosa El auto se alejó dejando a la joven frustrada y enojada. - No sé cómo hay gente que tiene licencia de conducir No había terminado su rutina de ejercicios cuando un ostentoso auto parqueó frente a ella, un Rolls Royce color plateado. El rostro de la chica fue de desaprobación, cruzó los brazos con firmeza. - ¿Y ahora qué quieres?- increpó Las oscuras ventanas traseras bajaron lentamente dejando a la vista el rostro de un hombre mayor, de expresión dura. - Alma entra al auto ahora, esto es suficiente- ordenó - ¿suficiente para quién?- preguntó desafiante - ¡Alma entra de inmediato no quiero que esto salga en los periódico! Alma frunció el ceño y de mala gana entró al lujoso vehículo, una vez dentro lanzó una mirada irascible al hombre que por desgracia llamaba padre. Era hermoso, el acolchado y bien estructurado interior del auto incitaba a sus pasajeros a sentirse los reyes del mundo dejándose llevar por la infinidad de comodidades que tenía, pero en el caso de Alma era el lugar perfecto para iniciar una confrontación con su progenitor. - ¡¿Solo te interesa eso cierto?! ¡Tú maldita reputación!- gritó Alma - Tú eres hija de un Senador de Italia, hermano del Primer Ministro… - Y por ende tengo que ser “Perfecta” – agregó Alma con sarcasmo El hombre apretó los dientes y le tiró el periódico en la cara a su hija justo en la primera plana, donde aparecía una demostrativa foto de ella besándose con una chica en una discoteca. Alma se sonrió complacida. - Así que lo publicaron, ¿Qué quieres que me retracte de lo que soy…bisexual? - ¡No lo digas Alma!- dijo su padre torturado - Lo soy papá Bi-Se-Xu-Al y déjame decirte que no me casaré con ningún hijo de políticos corruptos- aseguró En un ademan de ira el padre levantó la mano para lanzarle una bofetada a su hija, pero se detuvo enseguida al ver la mirada desafiante de ella. Unos hipnóticos, casi felinos ojos azul rey acompañados por unas gruesas y arqueadas cejas color cobrizo. - ¡Ya basta Alma! ¡No toleraré una altanería más ni tu comportamiento impúdico!- expresó - Dices que desde tu cargo defiendes al pueblo haciendo leyes y no sé cuánto papeleo absurdo, pero no eres capaz de defender a tu propia hija, no te preocupes querido papá- aseguró Alma bajándose del auto- ¡ME LARGO! Haciendo caso omiso a los llamados de su padre, Alma emprendió el camino hacia su casa, iba a mudarse lo antes posible. Tenía buen estado físico por lo que trotó sin descansar hasta llegar. Una inmensa mansión de más de 80 habitaciones con un camino principal custodiado por enormes palmeras y su propio campo de golf de un brillante verde. Entró a su habitación una obra de arte de la arquitectura con 42 metros cuadrados, Alma tenia espacio suficiente para tener una sala, terraza, cama de tamaño King, cuadros del siglo XIX, y un enorme espejo cuerpo entero de bordes bañados en oro, cualquier persona de clase media caería arrodillado ante este mini palacio pero la joven de 20 años cayó arrodillada ante tanta humillación. Debía llorar sola y su única compañía era un enorme perro Danés al cual abrazaba por el cuello ocultando sus pesadas lágrimas. Taciturna, se desvistió dejando al desnudo su voluptuoso cuerpo, de caderas redondas y anchas una cintura minúscula con grandes y firmes pechos esta chica había desarrollado una tonalidad muscular bien definida dando un sutil bronceado, pero no hacía mucho alarde de ésta, de hecho casi siempre usaba Jeans negros y blusas holgadas del mismo tono, pero de gran escote que dejaba al descubierto la exquisitez de sus redondos senos los cuales en ocasiones eran cubiertos por la frondosa y brillante melena color rojizo que tocaba su cintura. Tocan la puerta… - Siga- dijo Alma- mientras envolvía una diminuta toalla alrededor de ella - Alma ¿Qué estás haciendo?- indagó una adulta con tono preocupado - Ah ya veo que mi papá te fue con chismes abuela, pues lo que dije-contestó - Hija recapacita tienes que pensar bien lo que harás- intervino la anciana Alma encogió los hombros - Ya lo hice, me iré, así no ensucio la reputación de los Hereida una espectacular familia de políticos, abogados, doctores, millonarios y….bisexuales- se burló - ¡Por Dios Alma deja de decir barbaridades!- increpó la anciana casi ahogada - ¡Ahora tú piensas que se me metió el demonio por que traes ese rosario en las manos como si me fueras a exorcizar! Negó con la cabeza mientras seguía con el rosario en la mano trémula - Deja que los psicólogos de ayuden, vete de viaje y llegarás renovada- sugirió Alma se sonrió triste, intentó acercarse a su abuela buscando alivio pero la mujer retrocedió lo que dio a entender a la peli roja que ya no tenía un espacio en su familia. Se metió a la ducha donde limpio el sudor del ejercicio y antes de que su abuela o alguien más de la familia renegaran de su actitud salió de la enorme residencia, dejando atrás todos los problemas que le aquejaban. Una vez fuera, recibió una llamada al celular, era su padre, Alma colgó antes de responder y con toda la fuerza lanzó el móvil tan lejos como pudo, lo que golpeó fuertemente la cabeza de otra joven que caminaba con parsimonia por las gloriosas calles Romanas. -¡Ay ay ay! ¡¿Pero qué es eso?!- se pasó con delicadeza la mano en la frente Unas risitas burlonas se escucharon tras la espalda de ella… - Oye Ángela a que eso no lo predijiste jajaja- dijo un chico Ella ignoró el burlesco comentario siguiendo su camino a paso acelerado el viento matutino ondeaba el largo vestido estraple color verde oliva el cual enmarcaba las finas curvas de la asustadiza joven. En varias ocasiones la habían confundido con alguna que otra modelo de pasarela pero ella muy tímida negaba toda adulación acerca de su sobresaliente belleza. Pero no podía negarlo, con una larga cabellera dorada hasta las caderas, una piel rosácea, labios carnosos y ojos azules turquesa casi ocultos por un largo flequillo y una estatura de 1.75 mtrs tenía todo lo necesario para cautivar la atención de cualquiera que ella se lo propusiera. Los insultos continuaban al punto de llenarle la copa a Ángela, ella se dio vuelta y con una mirada angustiada reclamó. - Ya basta, ¿por qué no me dejan en paz? - Porque eres una demente que dice ver visiones que solo están en su fantasiosa imaginación Ángela negó con la cabeza - ¡Si y es por eso que nadie es tu amigo y te juntas con las drogadictas iguales a ti!- agregó una joven - ¡Eso es mentira!- respondió Ángela - ¡NO LO ES! ¡ERES UNA FARZANTE QUE DICE LEER EL TAROT Y OTRAS PORQUERIAS PARA GANAR DINERO PORQUE SUS PADRES LA ABANDONARON!- aseguró un joven rubio - Ya vámonos chicos, dejemos a esta loca aquí, que vaya caminando hasta la universidad uuu cuidado se te hace tarde, basura- se burló otro Los 3 hirientes muchachos montaron sus motocicletas y con una nube espesa de humo ensuciaron a Ángela que luego de una larga caminata llegó al plantel directamente al baño para limpiarse todo el hollín. Se miraba al espejo recordando cada humillación que había recibido por parte de los compañeros, pero sabía que ella tenía las de perder ante la directora, para nadie era bien visto una joven que practicara el Tarot ya que estaba visto como un pecado que merecía expulsión, así como fue exiliada de su hogar hacía ya 4 años cuando advirtió a su madre que posiblemente su padre sufriría un grave accidente aéreo. - Papá sufrirá un accidente si viaja a Rusia mañana- aseguró Ángela - ¿Qué dijiste Angie?- preguntó su madre - Mamá hace semanas llevo teniendo el mismo sueño, y creí que debía decirte, porque….- dijo Ángela temerosa - ¡NO DIGAS ESO ANGELA, ESTOY ARTA DE TU MANERA DE HABLAR!- le gritó Ángela abrazó a su madre con fuerza - ¡No soy yo madre, todas las noches sueño con algo diferente y esos sucesos tarde que temprano suceden no puedo detenerlos!- aseguraba - ¡CALLATE, TU ESTAS LOCA! – la empujó la mujer La madre de Ángela hizo caso omiso a sus advertencias y al día siguiente como lo había predicho el esposo sufre un terrible accidente que lo dejo lisiado de por vida. Amargando su vida y la de la familia, un seno tan religioso que llegaban al punto del fanatismo y al tener una chica como Ángela dentro sentían que estaban violando todos los mandamientos divinos, por lo que sin ninguna piedad la echaron de casa y aunque la pequeña rogo incansablemente fue su propia madre quien preparó todo para su partida, regalándole la gran parte de la herencia y un pomposo apartamento con vista al mar, todo lo necesario con tal de no verla. Por lo que la joven de tan solo 14 años tuvo que vérselas sola. Lo que la hizo una chica tímida, sin una gota de agresividad o algún tipo de emociones pasionales que la hicieran parecer una mujer con sangre en las venas. La Universidad de Roma la Sapienza es el plantel más grande en Europa, fundada en 1303 por órdenes del papa Bonifacio VIII es una Institución férrea en su fe católica con más de 21 facultades, 21 museos, 155 bibliotecas y 130 departamentos e institutos esta gigantesca estructura del conocimiento era el único lugar que tenían en común las jóvenes ya que ninguna tenía conocimiento sobre la otra y aunque pertenecieran a la misma facultad incluyendo clases eran tan diferentes, que congeniar entre ellas para los demás era sencillamente anormal y así había quedado establecido en el extraño escalafón social. - ¿Pero está completamente seguro que ellas son las seleccionadas? ¿Qué no hay otros estudiantes con un promedio semejante? - No, señora Rectora no los hay, estas 5 chicas todas tienen el mismo promedio los demás están muy por debajo del que ellas tienen, es algo muy extraño en todos los años de la institución. Preocupada, con las manos sudorosas y la expresión marcada en la frente, la Rectora de la Universidad deseaba desde lo más profundo de su ser que ese día fuese un sueño, sabía muy bien que el carácter de cada una era algo de que cuidarse. Se sentó detrás del señorial escritorio de madera y mientras tomaba aire hizo un ademán a la secretaria para dejar entrar a las estudiantes. Era una mujer de 60 años, con el cabello plateado, ojos azul cristalino y la piel pecosa por el sol incesante de verano pero a pesar de su avanzada edad tenía el temple necesario para ser la rectora de toda la Universidad. Sin embargo, este era un evento que ponía al límite su educación y paciencia. - Directora Fratti aquí están las chicas Entraron lentamente en fila cada una con una mirada diferente y en lo que se sentaban la Fratti observaba las calificaciones diciendo paulatinamente los nombres de cada una, para constatar la asistencia. - Matsuzawa Akira, Hereida Alma, Mazzini Bianca, Rossi Sophia, Da Cerreto Ángela- suspiró- Bien parece que todas están aquí - Por supuesto- Intervino Sophia cruzándose presuntuosa las piernas Fratti sonrió - Es un placer tenerlas aquí a tan sobresalientes alumnas de esta Institución y como ya saben el motivo de esta cita es para hacerles entrega de menciones honorificas por su excelente desempeño académico- pronunció- rara vez en nuestra Universidad hemos tenido un record excelente en 5 estudiantes de la misma Atenea Federea (facultad) y más aún del mismo sexo… - Yo pensé, Señora Fratti que sería un evento …no se…público- dijo Akira - Comprendo su punto señorita Matsuzawa pero no, ya que no se hace entrega de algún tipo de galardón o estatuilla si no una invitación a un lugar donde muchos quisiera ir todos los días del año Akira deseó en ese instante ahorcar a la Rectora, sentía que sería una pérdida de tiempo porque inconscientemente empezó a mover el pie sobre el suelo - ¿Quisiera explicarse Rectora?- sugirió Alma Intentando hacer caso omiso a la altanería de Akira, la señora Frotti le entregó a cada un sobre membretado todas la abrieron simultáneamente para cuando terminaron de leer la carta los rostros de desaprobación y desilusión fueron evidentes. - ¿Entonces, estamos cordialmente invitadas a pasar un día entero en el vaticano junto a su excelencia el papa?- dijo Bianca en tono burlesco- esto es ridículo- susurró - Nuestra Universidad, ya que fue fundada por un sumo pontífice hace más de 200 años ha decidido que cada año a partir de este, los mejores estudiantes de cada Ateneo hagan una visita exclusiva a la Ciudad del Vaticano para así fomentar la creencia religiosa en nuestros jóvenes, ustedes ahora mismo son símbolo de ejemplo y dedicación que muchas y muchos desearían seguir y es por eso tan importante que vayan mañana aceptando la invitación- dijo Fratti - ¿y si alguna de nosotras, por ejemplo, yo se niega a ir?- preguntó Bianca - No hay opción, tienen que ir, si no van se les pondrá sobre su record estudiantil inclusive además de una suspensión de dos semanas lo que afectará notablemente las calificaciones y más cuando estamos por terminar el trimestre señoritas- contestó Fratti sonriéndose Bianca torció la boca - Entonces no es una invitación es un deber, como una especie de tarea- se cruzó de brazos- ¿no le parece ilógico que seamos obligadas a visitar al papa es que necesita desesperadamente súbditos?- La directora tosió y trago saliva estaba al borde de la desesperación - Así es no hay más….que discutir, en la invitación se encuentra la hora y el lugar donde la limosina llegará por ustedes- explicó Fratti señaló la puerta, Bianca la había exacerbado, las demás se miraron entre si aguantándose la risa, les hacía gracia ver a una mujer tan neutral perder los estribos contra una joven de 19 años. Para cuando salieron de la oficina las sonrisas no se hicieron esperar habían congeniado en algo: Molestar a la Rectora. - ¡Qué agallas! ¡Es increíble cómo le respondiste a la vieja esa! ¡Un bravo por eso!- celebró Akira- Tu nombre es Bianca Mazzini ¿cierto?- preguntó señalándola Bianca la miró de reojo - Ujum- dijo entre dientes - ¡Ay mucho gusto mi nombre es…..-decía Akira - Matsuzawa Akira- agregó Sophia con tono aburrido- Akira la miró de reojo - ¿cómo sabes mi nombre?- inquirió - Sencillo- se encogió de hombros- todo tu físico grita… ¡JAPOOOOON! Bianca exhaló cansada dejando a las chicas atrás - Espera Bianca ¿No irás mañana? – preguntó Akira - No, no me interesa esa excursión- respondió sin voltearse - Si no vas, manchará tu expediente- reiteró Alma - Chao señoritas – contestó acelerando el paso Las otras la miraban asombradas… - Mmm ¿Qué se podía esperar de alguien como ella?- renegó Sophia mientras se limaba las uñas- yo por mi parte si iré, tengo una reputación que defender - Parece que sabes mucho de nosotras- dijo Alma Sophia se sonrió maliciosa - Por supuesto sería malo para mi tener compañeras de baja escala social- respondió fríamente - Bueno a mí no me interesa la famosa escala social a mí me interesa conservar mi expediente totalmente limpio- aseguró Ángela - Si...claro cómo estás al borde de ser acusada de brujería, esta Universidad tiene unos estándares de catolicismo muy altos que se tienen que cumplir al pie de la letra- dijo Sophia Las chicas la miraron con odio pero sabían que tenía razón, por un lado Alma estaba en primera plana de un tabloide popular con una foto de ella besándose con una mujer algo totalmente pecaminoso, Ángela practicaba la magia blanca y la lectura del Tarot en los jardines del plantel, y Akira sostenía relaciones sexuales con su primo Arthur. Toda una fachada de rostros perfectos y acciones intachables podrían verse nublados con un NO en la invitación y de ahí seguiría un efecto domino. - Levante la mano quien Si ira a la excursión de mañana- sugirió Akira mientras alzaba la mano Las demás alzaron con desdén sus manos no tenían más alternativa, se sentían como niñas obligadas a acatar órdenes por tener rabo de paja, un chantaje mental ocasionado por ellas mismas. Bianca por su parte tomaba un refresco bajo la sombra de un roble absorta en sus pensamientos, observaba a la gente caminar, nada fuera de lo común, pero todo eso cambio cuando un transeúnte detuvo su marcha, y aunque estaba lejos ella notó que esa persona la estaba mirando con tal concentración que sintió un escalofrió en la espalda. Era un hombre rubio, vestido completamente de negro, una camisa manga larga ligera con varios botones abiertos mostrando parte del pectoral izquierdo, vaqueros y botas. - ¿y a este que le pasa?- se preguntó nerviosa- Bianca detuvo su momento de relajación y camino con prisa hacia el hombre, pero una llamada a su celular distrajo su atención y más aún cuando era la señora Mazzini. - Hola mamá……estoy bien………….¿invitación?.......si la Rectora nos invitó……………..ir…..¿por qué debería?............¿no hay otra alternativa?.......Bien….Chao. La joven castaña respiró hondo, ahora veía que ella no tenía el control total de su vida y que La Sapienza sobretodo Frotti tenía extendidos sus tentáculos hasta Dubai en donde se encontraban sus padres. Tenía que ir ya que estaba comprometida la poca relación que sostenía aun con ellos. Bianca apagó el móvil y cuando miró al frente el interesante hombre había desaparecido más no aquel temor el cual se reflejaba en sus manos temblorosas. El siguiente día prometía ser caluroso, 8 de la mañana y el brillante sol iluminaba hasta los rincones más recónditos de las calles Romanas, haciendo que más de uno se quejara del calor caminando lánguidamente, y atrapadas en ese fogaje de rabia y decepción estaban las 5 jóvenes. Sentadas alrededor de la fuente frente de la Universidad: La Minerva, como muchos la apodaban por la imponente estatua de la Diosa que estaba en el centro. Sophia miraba el reloj Gucci de diamantes rosas que tenía en su muñeca - Ya debería haber llegado, ¿Qué le pasara a este chofer? - No comas ansias que cualquier cree que realmente si quieres ir al Vaticano- dijo Alma Se sonrió - Tengo que cuidar la apariencia en todo momento- miró a Bianca- y tú al final te arrepentiste increíble pensé que no vendrías - Shh cállate ya llegó- se levantó Sin demora las 5 jóvenes abordaron el vehículo que las llevaría hasta las cercanías de la plaza de San Pedro, allí serian recibidas por 2 cardenales los cuales las guiarían hasta el sumo Pontífice. Las calles estaban despejadas totalmente transitables y parecía que no tardarían en llegar a su destino pero todo se tornó angustiante cuando de repente una pequeña niña se atravesó en la vía, de inmediato el conductor maniobró apresuradamente lo suficiente para esquivarla pero no a la pared que se encontró de frente destruyendo toda la parte delantera del automóvil. El chofer entre gritos y maldiciones se bajó del auto, mirando angustiado el daño que seguramente le costaría el empleo sin percatarse que las pasajeras se habían bajado del auto