Personajes: Zinnia (Tristana), Aster (Felicia), la Abuela. (?) Uso los nombres en inglés porque así es como jugué Omega Rubí. <3 El pasado de Zinnia Dos gritos, perplejidad, silencio. No lo asimilé en ese momento, ¿o quizás no quería hacerlo? Largué una carcajada totalmente fuera de lugar porque no quería creer que fuese verdad, aunque en mi interior sabía lo que había hecho. Pero quería pensar que todo era una broma, en serio. Pero las piernas me temblaban y sentí cómo mi cordura se iba poco a poco. La mano áspera de mi abuela se posó sobre mi hombro, apretando, tratando de brindarme calma. —Zinnia... no puede ser cierto —murmuró. La escuché reprimir un sollozo agudo, quería mostrarse fuerte cuando sabía que me estaba derrumbando, que me volvía frágil. "Que sea un chiste, una broma, por favor." Pero no lo era. No le respondí a mi abuela. No le dije nada. Apreté mis labios y cerré los ojos con fuerzas, tratando de no ver el desastre que ocasioné; esperando que todo fuese un maldito sueño. Mis manos eran puños y quería usarlas para golpear, para destruir algo que me liberara del torrente de emociones que se acumulaba sobre mis hombros. Sentía que el peso de la culpa me hundía y la tristeza me revolvía el estómago. Si tan solo... ¿si tan solo qué? Si tan solo no hubiese sido estúpida. Abrí los ojos. Gotas de agua caían del techo de la caverna formando charquitos oscuros en el suelo. Habían pedazos de rocas tirados por todos lados, grietas, sangre... Poco a poco mi abuela se separó de mí para avanzar hacia el centro de la cueva en donde ella reposaba, dormida. Dormida. ¿Por qué pensé que estaba dormida?, ¿por qué me quería engañar? Yo sabía que ella no estaba dormida, que no estaba sumida en un profundo sueño. Yo la había dañado, la había hecho caer en los brazos de la muerte. Yo y solamente yo. La maté. Caí al suelo, temblando, con miedo, furiosa conmigo misma. No pude ocultarlo más y comencé a llorar, a gritar y maldecir. Escuché a mi abuela apartando rocas, las rocas en donde ella estaba sepultada. No me atreví a mirar, desvié la mirada. Aster, mi dulce y pequeña Aster. —Hermana—dije en un susurro y me abracé a mí misma, sintiendo cómo las lágrimas me empapaban el rostro y los cabellos. ----- Flashback ----- —¡Vamos, Zin! ¡Déjame pelear contra ti! — Me dijo Aster mientras saltaba alrededor mío como si su vida dependiese de ello. Llevaba el oscuro cabello recogido en dos coletas y una bufanda roja adornaba su cuello. La miré tratando de aparentar indiferencia ante sus caprichos infantiles pero no pude reprimir una sonrisa al verla tan insistente. Era una niña entusiasta, alegre y competitiva, digna de la descendencia del Clan Meteoro. —¿Pero tú estás loca, As? — Le contesté mientras sacaba una limonada del refrigerador y me sentaba en las escaleras de nuestra casita escondida entre las montañas—. Te ganaré de inmediato, ¿sabes? Mis pokémon son superiores a los tuyos; sería injusto. —Nunca podré ser una gran entrenadora como tú si sigo entrenando contra Geodudes salvajes—mencionó haciendo un puchero y colocando sus brazos en su cintura a modo de jarras. Me reprochaba que no quisiera pelear con ella. —Uf, qué niña insoportable—murmuré divertida mientras le jalaba el cabello. Ella se rio y se sentó a mi lado; ambas observamos el atardecer con miradas soñadoras. Levantó su brazo y con un dedo señaló al cielo. —Allí es donde vive Rayquaza ¿no? — Preguntó curiosa. —Sí, Aster, y algún día de estos tendremos la oportunidad de conocerlo y de ver su gran poder—contesté sinceramente. Para eso vivíamos y para eso entrenábamos desde pequeños. Era nuestra misión y deber, a eso se dedicaba el Clan Meteoro. —Quiero estar junto a ti cuando baje de los cielos—murmuró ella suavemente con una sonrisa dulce. —Y lo estarás, Aster, lo estarás. ---- Fin Flashback ---- —Aster, ¿qué he hecho? Oh, ¿qué he hecho? — Miré su rostro, tenía los ojos cerrados y por más que su mejilla izquierda estuviese cubierta de sangre, seguía siendo mi hermanita. —No puedes revertir lo que has hecho, Zinnia—. Abuela hablaba con tristeza y también observaba el cadáver. Las dos estábamos paradas a su lado y nos torturábamos por nuestra imprudencia. Pero para mí era peor, todo era mi culpa. Me había cegado, le había querido demostrar mi poder y terminé arruinando mi vida y la de mi abuela, todo por mi soberbia. —L-Lo sé—. Más lágrimas resbalaron por mi rostro, algunas cayeron sobre el cuerpo inerte de Aster—. Pero me arrepiento, me arrepiento de haberle dicho que sí cuando sabía que yo... que yo... era demasiado para ella, que no me contendría. —No podemos devolverla a la vida—. Ella también había comenzado a llorar; sus manos curtidas por el tiempo y arrugas buscaron las mías y las tomaron con fuerza. Buscaba consuelo en mí cuando sabía que me estaba derrumbando. —Hay que sacar... sacarla de aquí—le dije mientras me apartaba y limpiaba las lágrimas con mi brazo. Una brisa entró por una de las entradas de la Cascada Meteoro e hizo ondear mi capa, la cual que se había roto en el combate; estaba totalmente chamuscada. Pero no pensé en quitármela y tirarla, no, sería un recordatorio. —No, Zinnia, ella debe reposar aquí—. Abuela me miró suplicante. —¡No! ¡Es que... no! — Sentí como las lágrimas saldas volvían a desbordar mis ojos—. N-no... No la dejaré aquí. —Aquí es donde reposan los ancestros del Clan Meteoro. Este es el lugar a donde ella pertenece—. Abuela sacó una de sus pokéball y apareció su Flygon, que observaba todo con curiosidad. Gruñó y deduje que podía sentir nuestra tristeza. Mi nana lo observó y cerró los ojos mientras acariciaba su cabeza. El pokémon se estremeció y se apartó para volar en círculos sobre el cadáver de Aster. Sabía lo que había pasado. Abuela me miró suplicante—. Zinnia, es necesario. Aparté la mirada. —Hazlo—dije, y salí corriendo. ---- Flashback ---- Entramos a la Cascada Meteoro entre bromas y risas. Abuela, quien supervisaba el entrenamiento de Aster, había decidido acompañarnos para observar a su aprendiz, corregir sus errores y elogiar sus aciertos. Era una buena idea que fuese con nosotros; su carácter paciente y dulce era perfecto para calmar nuestras ansias o disgustos en las batallas. Aster era una entrenadora novata, pero aprendía rápido; y el cariño que les brindaba a sus pokémon la convertía en una futura potencia. Era verano y hacía un calor casi insoportable dentro del lugar. Había muchísima humedad y noté poco a poco como mi cuerpo reaccionaba y mi piel comenzaba a sudar. No me importaba, estaba ansiosa. Quería ver a mi hermanita en acción y poner a prueba su capacidad de crear estrategias conforme avanzaba la batalla. Sería de un pokémon versus un pokémon, mi Abuela no quería que fuese algo complicado. —¡Estoy lista! — Mencionó situándose del otro lado del campo de batalla. Su voz aguda hizo eco en toda la cueva y algunas rocas pequeñas cayeron del techo. Miré hacia arriba, preocupada; no estaba muy segura sobre el lugar que habíamos elegido, pero todos mis ancestros se habían entrenado y probado su valía aquí, en las Cascadas Meteoro. —Yo igual—. Miré a Abuela que dio una señal de aprobación con la cabeza y sonreí. La batalla comenzaría. —Entonces… ¡Axew, yo te elijo! — Su pokémon verde y pequeño apareció en el campo, listo para pelear. Aster sonreía y yo sabía por qué. Su Axew estaba por evolucionar, todos en mi familia lo sabían y estaban felices por ello, pues sería el primer tipo dragón de mi hermana que evolucionaría. Pero yo también tenía un as bajo la manga, pues Aster no era la única con un pokémon que evolucionaría. —Shelgon… adelante—. Saqué una pokéball y la lancé. Mi pokémon apareció allí, observando con ferocidad a su contrincante y gruñó salvajemente. Sonreí complacida, pues confiaba en el poder de Shelgon, el cual había criado prácticamente desde que era un Bagon recién nacido. —¡Awex, usa Garra Dragón! — Ordenó Aster con total seguridad. Lástima, no sabía que precisamente mi Shelgon era poseedor de una velocidad fuera de lo normal. —Shelgon, esquiva y usa Tóxico—ordené mientras me cruzaba de brazos y sonreía maliciosamente. Y es que moría por ver cómo mi hermana reaccionaba a los cambios drásticos en la pelea. Mi pokémon obedeció y el ataque de Axew apenas lo rozó, mientras que al aprovechar la confusión del mismo por no haber acertado el ataque, lanzaba esas pequeñas gotas moradas que juntas parecían demasiadas y envenenaba a Axew. El pokémon de Aster se tambaleó un poco, afectado por el veneno. —Oye, eso es trampa—escuché a Aster reprocharle a mi abuela. Ella sólo le murmuró un par de palabras y mi hermana volvió al juego—. Bueno, veamos… eh, Axew, usa… eh —. Parecía muy insegura de sí misma, cosa que nunca se le había visto, pero supuse que era por ser su primera pelea contra mí. Pero luego sonrió y su inseguridad se esfumó—. ¡Usa Tumba Rocas! —¡¿Qué?! — Solté inesperadamente. ¿Cómo era posible que su Axew supiera ese movimiento? Cuando vi que Shelgon me observaba suplicante no supe qué hacer. Tumba Rocas le dio de lleno a mi pokémon y en ese instante supe que en el resto de la pelea no podría valerme demasiado en la velocidad de Shelgon. Pero tenía una ventaja: su Axew estaba envenenado, no resistiría mucho tiempo—. Shelgon, Garra Dragón en Axew, ya. Mi pokémon se abalanzó ferozmente, y el pobre Axew que ya estaba un tanto indefenso parecía a punto de recibir al ataque cuando como si nada lo esquivó. Mi boca se abrió en una “O” de sorpresa, y una extraña furia comenzó a acrecentarse en mí. ¿Cómo podía ser que el pokémon de mi hermanita soportara tanto? Quería terminar esta batalla lo antes posible. Aster sonreía contenta. —¡Axew, Tumba Rocas otra vez! — Su pokémon estaba a punto de caer, lo presentía, pero de repente se lanzó a atacar y su cuerpo comenzó a brillar. Entonces comprendí que, por extraño que pareciese, mi hermana había llevado hasta el límite a su pokémon para así hacerlo evolucionar durante la batalla. Y allí estaba, su Axew a punto de atacar a mi Shelgon y convirtiéndose mientras lo hacía en un Fraxure. Pues yo no me quedaría atrás. La velocidad de mi Shelgon había sido reducida notablemente, pero aun así daríamos pelea. Le ordené que usara Garra Dragón en el Axew/Fraxure y entonces él también comenzó a brillar. El campo de batalla se llenó de destellos demasiado luminosos y tuve que cubrir mis ojos con mi mano para no quedarme ciega. Poco a poco los resplandores fueron apagándose hasta dejarnos ver a un Fraxure y un Salamence peleando como nunca antes se había visto. Y decidí usar el movimiento por el cual estaba esperando. Aster me miró con una sonrisa y yo se la devolví. Ella perdería, no había forma de que ganara. Observé a mi abuela quien estudiaba el campo de batalla con atención y el ceño fruncido, como si estuviese nerviosa o preocupada. —¡Fraxure, usa Garra Dragón! —¡Salamence, usa Lanzallamas! — Contraordené yo con un sonoro grito. —¡Zinnia, no! — Oí gritar a mi abuela, pero ya era demasiado tarde. El poder de Salamence era mayor al de Fraxure, el cual ya estaba debilitado por el veneno y Lanzallamas fue un ataque más que devastador. El encuentro de semejante poder hizo que el suelo comenzase a temblar y rocas cayeran a donde nos encontrábamos. Comprendí por qué mi abuela se había asustado y me maldije por haberme dejado llevar al tener semejante potencia de mi lado. Fraxure salió disparado hacia una de las paredes de la cueva mientras que Salamence comenzó a remontar vuelo y se giró hacia el otro lado del campo. Una nube de polvo envolvió el entorno y un crujido potente resonó en mis oídos. Traté de mirar que sucedía pero mis ojos ardían por la tierra. Y entre aquel desastre, Aster gritó; mi Abuela igual. Una enorme roca del techo cayó donde ella se encontraba y el corazón se me detuvo. ---- Fin Flashback ---- Aire puro inundó mis pulmones y las lágrimas comenzaron a secarse poco a poco. Traté de alejarme lo más que pude de la entrada a la Cascada Meteoro y terminé sentada en una roca solitaria en la ruta 114. Mis piernas temblaban y mi corazón parecía galopar como un Rapidash. Mi mente no se dignaba a aceptar la triste realidad que tenía enfrente, y me hacía sentir mucho peor de lo que ya me encontraba. No quería pensar en nada y tan solo necesitaba perderme o esconderme en algún sitio. Escuché pasos que se me acercaban, era mi Abuela, lo sabía a la perfección pero no levanté al cabeza para verla; no quería, por más que ella ya me hubiese visto derrumbada. —Zin—dijo pausadamente mientras se colocaba frente mío—. Ten. Aster querría que los tuvieras. Levanté la mirada y observé como dejaba sobre mi regazo la bufanda roja de mi hermana, sucia y un poco rota. La toqué con suavidad, como si mi tacto pudiese destruirla. Era suave. —Mira dentro—murmuró nana mientras se sentaba a mi lado. Abrí con cuidado los pliegues de la bufanda y allí había una pokéball, era nueva al parecer. Miré a mi abuela confundida, ¿cuándo Aster había conseguido esto? — Ábrela — me dijo. Presioné el botón del medio y junto con una luz roja apareció un pokémon rosado, que saltó de aquí para allá. Era un Whismur. Parecía ser un pokémon feliz y rebosante de alegría. Cantaba bajito y jugaba consigo mismo. —¿Me lo debo quedar? — Pregunté débilmente. —Si así lo deseas… Era de tu hermana, Zinnia—respondió Abuela dulcemente mientras me acariciaba la cabeza. —Nunca podré superar esto—murmuré mientras tocaba la rodilla de mi nana y cerraba los ojos, tratando de que las lágrimas no volvieran a escapar de ellos. —Lo sé, cariño, lo sé—. Mi Abuela estaba igual de destruida que yo, en el borde; casi quebrándose. Pero debía ser fuerte y decidida si quería seguir adelante, porque tenía un propósito y la muerte de Aster no debía ser en vano. Escurrí un par de lágrimas y me separé de mi abuela, para levantarme—. ¿Q-qué haces? —Tengo que irme, Abuela—pronuncié decidida. —¿A dónde? ¿Para qué? —A cumplir mi misión. Le prometí a Aster que presenciaría el gran poder de Rayquaza, y el momento se acerca. No dejaré que la muerte de mi hermana se quede en el olvido—. Sacudí mi ropa y me pasé las manos por la cara, tratando de borrar mi sufrimiento. Bajé la cabeza y miré al Whismur. Él era lo último que me quedaba de ella—. Me llevaré a su pokémon conmigo. —Zinnia, no te precipites… —comenzó a hablar pero la detuve con una mano. —No. Es así como debe ser. Regresé a Whismur a su pokéball y lo envolví en la bufanda de Aster. Decidí entrar por última vez a la Cascada, para así poder despedirme de mi hermana. Mi pequeña hermanita. FIN Desde que terminé el episodio Delta que vengo pensando en hacer algo así. Zinnia es tan misteriosa que me pareció una buena idea inventarle un pasado... oscuro, por así decirlo. Y además quería aclarar el misterio de Aster. En fin, espero que les haya gustado. Críticas, etc, todo se acepta. <3
Zinnia fue la gran sorpresa de este juego como de algún modo lo fue AZ en el pasado y es una lástima que entre dos personajes pueda existir tanto material de fanfiction y que la gente se los salte olímpicamente, se agradecer poder leer algo de esto y en español. También debo decir que es un headcanon interesante, mucho se ha debatido si Aster era su hija realmente o si era su hermana, yo tengo también mis teorías pero eso es como punto y a parte. Una buena narración, clara y concisa, con frases que reflejan bien esa personalidad impulsiva y altanera de alguien que siempre quiere tener el control de la situación.