El Mirar Solitario

¡Hola! Antes que nada, quien cuenta el siguiente escrito es Shensy (uno de mis personajes de rol). Por favor, que nadie copie NADA, ya que la historia en roles en la que ella es uno de los personajes más importantes, es la mitad de la blibia, así que imaginaos si lo que he pasado con el personaje es o no largo (años).​

Nada a sucedido en hechos reales, simplemente me siento algo identificada (después de todo, es mi personaje).​

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Contenido oculto

¿Por qué? Que amargo es este llanto, que amargas estas afligidas lágrimas y que dura es esta soledad. Miro a las estrellas, papá, como un día tú me dijiste. Pero no encuentro respuestas y ya en nada puedo buscar un consuelo. Ahora, en la negra noche, me encuentro sola, sin nadie que me abrace, me bese en la mejilla y que me diga que nada de esto está pasando, que todo se arreglará y que hay algo más allá de la tristeza. Pero no es así.​

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Cada día se me hace más largo, porque ya todo ha cambiado. Ya no soy aquella niña soñadora y feliz que hace tiempo fui. Recuerdo aquellos momentos en Estelaria, haciendo pequeñas guerras con mis hermanos pequeños y a ti y a mamá felices, observándonos con tanto amor... Ojalá nada de aquello hubiera cambiado. Si en aquel momento valorara lo que tendría, ahora estaría abrazando a mamá, para mostrarle todo el cariño que siempre me negué a mostrarle. Y al tonto de Lírian, mostrarle todo el valor que tenía para mi, a pesar de que siempre fuera tan molesto. Y a la solitaria Gikuno, poder abrazarla con seguridad. A Light, pedírle perdón por todas nuestras pequeñas peleas en juego que llegaron a convertirse en algo personal. Y a Kyrara... quizás decir que la quise y quiero como una hermana es algo menos, ya me entiendes, siempre mostré y muestro un odio terrible hacia ella, pero a pesar de nuestras diferencias, seguimos siendo hermanas.​

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Tengo frío, papá. Me gustaría estar contigo y que me cogieras en tus brazos como hacías con mamá. Que me abrazaras con mucha fuerza y que me prometieras que ya siempre estaremos juntos. Pero no será así... tienes mucho cariño por repartir al resto de mis hermanos. No te preocupes, yo estaré bien apartada del resto, sin tener ese lazo especial con mi familia. Llevo así desde que nací, ya me he acostumbrado, estoy bien. O no, quizás no. Mi dolor ahora se ha acumulado y me siento tan sola... mi única compañía en estos momentos son estas moradas lágrimas que recorren mi rostro mientras te escribo esto.​

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Me gustaría que alguien sintiera amor hacia mi, el que hasta ahora nadie me ha dado. Siempre fui esa loba mentirosa, traicionera, chantajista, peligrosa, bruja y antipática loba de siempre. Papá, cada palabra que me decían y me dicen me hace tanto daño en mi pobre corazón... me siento débil y abandonada. Como ya dije, nadie me quiere. Solamente soy una triste alma vagabunda por este mundo, que no vale nada. Pero papá, ahora no soy aquella loba que he sido durante casi toda mi vida, he cambiado. Quiero que el mundo me de otra oportunidad, que mi familia me de otra oportunidad.​

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Se que es difícil de creer, pero ya no quiero vivir si no tengo el cariño que me falta. No valgo nada, ¡no sirvo para nada, papá! Quiero morir, quiero dejar este mundo, quiero dejar de sentir, de oler... ¡¡quiero dejar de sufrir esta condenada soledad! Ser un alma como con las que a diario juego... Un alma morada y transparentada, conservando mi mirada triste, siendo libre y dejándome guiar por el viento, que el frío roce mi piel y... y llevar las pesadas cadenas que me merezco por pagar todo el mal que he hecho. Pero libre, libre como los pájaros y como el águila.​

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Papá, se que esto te hará mucho daño pero quiero explicarte por qué mi deseo es alcanzar la muerte. Mi vida fue un cuarto oscuro donde hace frío y no hay nada, donde solamente estaba yo. El árbol Murasaki, siempre estuvo allí conmigo. Yo me sentía tan sola, que me sentaba a su lado y hablaba con él. Al contrario que todo el mundo, él no me hablaba, pero me escuchaba siempre. Sus hojas moradas me acariciaban el pelo y me susurraba cosas al oído. Me sentía tan bien... Pero no siempre podía estar con él. Siempre pensaba en algo, en algo malo, no tenía a nadie. Yo veía como mis hermanos jugaban contigo y con mamá, como cuando tenían un problema os lo contaban y pronto volvían a sonreír, pero yo siempre me mantuve distante. No mostraba aquel cariño especial de hija, simplemente llevaba mi vida y sonreía con libertad.​

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Tiempo después, cuando sucedió lo de la manada de lobos negros, me convertí en la marioneta de Shashuke, la Muerte. Apareció en mi triste soledad y me dijo esto:​

- ¿Estás sola? ¿Por qué no estás con el resto de tu familia? Ahh, no te quieren. ¿Sientes ese odio? Te han rechazado, nadie te quiere, Shensy. Estás sola y siempre lo estarás, ya nadie te quiere. ¡No sirves para nada! Tu familia no te quiere, no te quiere, ahora no tienes a nadie y morirás en la soledad, repleta de almas como tú, que no tienen valor porque nadie les quiso. ¡Debes odiarles! Ellos te han condenado. Pero yo puedo salvarte, Shensy. Ven conmigo, tú me servirás de ayuda para mis próximos planes y yo te daré todo el poder que desees, todo será tuyo, seras respetada, aclamada, reinarás sobre todo y serás muy querida por todos.​

Yo alcé mi mirada hacia él y le abracé con fuerza como nunca lo hice antes con nadie. Él me tomó en sus brazos y me dio su calor, ahora no estaba sola y sí me sentía querida por alguien, fue como mi padre. Pero estaba equivocada, condenó mi alma a una cruz, la cual aguarda mi vida y sin la cual no puedo vivir, que está en su poder. Soy su objeto y me utiliza como él quiere y cuando quiere. Papá, me maltrata y me pega. Me hace mucho daño, papá...​

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Por favor, se que no ves mis lágrimas, pero ya no puedo continuar. Prometí ser fuerte, pero ya no lo aguanto. Papá, quiero ser libre pero eso no es posible. Miro la flor que me diste en mi cumpleaños cuando te dije que estaba sola, pero ya ha perdido su aroma, ella sabe que mis esperanzas ya murieron, y mi corazón de pena ya se está muriendo.​

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No te preocupes, que no es mayor el sufrimiento de la sangre que ahora se desliza por mi piel, que las lágrimas que en la oscura noche derroché.​

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