Uno de sus lápices de colores se había caído del pupitre hasta el suelo y había ido rodando hasta casi la otra punta de la clase, parando justo en el pie de alguien. Cuando Cassandra se percató de quién se trataba, un rubor inoportuno acudió a sus mejillas, acentuado todavía más cuando vio como el niño agarraba el lápiz y se ponía a buscar su lugar de procedencia con la mirada. La pequeña Cassandra, de ojos oscuros y mejillas sonrosadas, hizo un leve movimiento con la mano, indicándole que era suyo y le sonrió tímidamente. El chico con una breve sonrisa asintió y se lo lanzó rodando por el suelo, para devolverle el lápiz a su legítima dueña. Al alcanzarlo, la niña vio como ya él estaba centrado en sus quehaceres. Era muy probable que Tobías ni siquiera supiese que cada vez que cruzaba una mirada con Cassandra, provocaba que un torrente de burbujas surgiese de su pecho, como si fuese a desbordarse como una bañera llena de espuma. Allí, sentado en su pupitre el niño ignoraba que ahora, la niña estaba observando embobada el lápiz que le había regalado aquella sonrisa tan breve y fugaz de aquel niño que tanto adoraba. Sí, lo adoraba, porque nunca se atrevería a materializar en su pensamiento aquella palabra que estaba prohibida, que estaba vetada, que tanto rubor le provocaba. Dibujó con aquel lápiz un corazón y quería escribir en el centro sus nombres, quería agruparlos dentro de aquella perfecta figura, que simbolizaba tanto, simbolizaba todo lo que quería esconder, por eso no escribió nada. Y se negó a sí misma eso, se lo negó por vez primera, sin darse cuenta, que quizás jamás encontraría un amor tan puro, tan inocente, tan joven y tan hermoso, como el primer amor. Contenido oculto Este relato es para la actividad "Un valentín diario" de Kohome y es para el primer día, que trata sobre el primer amor.
¡Primero! (?) Antes que todo debo aclarar que he pasado unos cuantos minutos pensando que escribir para este comentario. De verdad me ha gustado como has plasmado ese primer amor, ese primer amor que nace en el colegio, tan puro e inocente. Un amor que muchas veces nos callamos -por lo menos los de la vieja escuela- y que nos acompaña toda la vida. La pequeña Cassandra al final decide ocultarlo, guardarlo para sí misma negándose la posibilidad de conocer si sería correspondida. Sin conocer siquiera si Tobias siente algo parecido por ella. Aunque me pareció algo frío que le lanzara nuevamente el lápiz de color por el suelo, lo correcto sería levantarse y entregarselo en la mano, así luego te des vuelta y sigas en lo tuyo mostrando indiferencia. Sobre lo que pudo haber pasado no nos queda más que especular. En cuanto a la parte técnica no encontré ningún error ortográfico -por lo menos a mi parecer- quizás se me escape algo, no lo sé. El escrito fluye de forma armónica de comienzo a fin y logra su efecto de remembrar ese primer amor de colegio. Espero tu próximo escrito. Éxitos y saludos.
Esto ha sido tan dulce que ni sé qué decir. Cuando somos niños todo parece tan grande y tan difícil, tan complicado de hacer. Y claro, el primer amor, tan inocente y tan puro, debe ser algo colosal. Sinceramente, me recuerda a cuando estaba en la primaria y el chico que me gustaba hacía algo y era como: omg recordaré este momento siempre y guardaré este boli toda mi vida y... y luego nada de eso pasaba, claro. Y puede que fuese el amor de su vida, pero lo más probable es que Tobías solo sea la primera persona que le resulta... mono. El amor es complicado, y si sigues usando lápices de colores en clase, probablemente no sepas gran cosa del amor. De todas formas, el texto ha sido muy dulce. Simple pero adorable y eso es agradable de leer. Sobre todo si es un escrito tuyo que son siempre tan fáciles de disfrutar. ¡Sigue así!
