El juguete de la infancia.

El juguete de la infancia.


Título: El juguete de la infancia.
Fandom: Original.
Summary: ¿Qué ocurre con tus muñecos de la infancia?
Tipo: Drabble.
Clasificación: k.
Advertencia: Sin ningún corrector, con un final en incógnita.
Género: Cuento/Narrativa.
Terminado: Sí.
Cantidad de palabras: 442.

Asdf, una historia que tenía por allí hace tiempo y, decidí subirla, retocándola. No me agrado, porque pude haber hecho algo mejor. Pero bueno, equis.
Espero que se entienda.

“El juguete de la infancia”​

​

¿Tres días eran mucho? Pues sí; para Marcos tres días de lluvia eran una eternidad. El pobre niño de tan solo diez años, se quedaba encerrado durante esos días de lluvia, prohibiéndose jugar a la pelota ó cualquier otro juego que requería de física.
Su madre, una importante diseñadora de moda; le regalaba multitud de juguetes, muñecos, peluches, carros…Pero para Marcos, no le eran suficiente y terminaba guardándolos en un cofre que poco a poco se fue llenando cada vez más.

Al cuarto día de lluvia, Marcos se encontraba acostado en su cama, mirando el techo sin saber qué hacer. De pronto, escuchó un ruido que provenía debajo de la cama. Marcos se asustó al recordar muchos cuentos de terror donde decían que los monstruos se escondían debajo de las camas de los niños; pero su curiosidad pudo con él y terminó por agachar la cabeza y ver debajo de la cama.

Sus ojos dieron con un muñeco de soldado que salía de una caja empolvada, miró a Marcos y camino hasta salir de la cama.

—¡Hola! —saludó el muñeco sentándose en un zapato del niño—. ¿Por qué estás tan tiste?

Marcos acercó su rostro al muñeco, y lo detalló para luego recordar que aquel era su muñeco favorito, que le había puesto de nombre ‘Pepillo’

—Yo te conozco —dijo Marcos tocando el muñeco.

—¡Claro! —contestó el soldado—, solía ser tu juguete favorito, pero mientras más crecías me fuiste olvidando. Esa es la norma del mundo mágico, si dejas de jugar con tus muñecos, te olvidarás de ellos y ya no podrás hablar con nosotros.

>>Ahora me cambiaste por una pelota de futbol y, como estás tan aburrido, te imaginas que hablas en estos momentos conmigo, ya que llevas tres días sin salir a jugar y tu mente esta vagando por la imaginación.

El niño no entendía todo lo que decía aquel muñeco que durante muchos años había sido su favorito y vivía experiencias con el soldado. La madre tocó a la puerta y con el permiso del niño entró en la recamara.

—Marcos, ha dejado de llover, ya puedes salir a jugar —avisó la dulce voz de su madre.

El niño la miró y luego volvió a mirar al soldado, recordando todo lo que le había dicho. Se quedo pensando unos minutos y, cogió a su muñeco, bajó las escaleras y salió a jugar a la pelota, mientras dejó a Pepillo sentado en una silla, viendo como jugaba el niño.
La misión del muñeco había acabado, y aunque Marcos había crecido, su alma de niño aún se mantenía en su corazón.