Me encontraba en el escenario, temblaba, la voz no me salía, mi oportunidad, mi sueño, todo se estaba a punto de desvanecer, lagrimas y adiós. De mi solo salió un pequeño hilo de voz, los juezes se quedaron perplejos, mirándose unos a otros, a la izquierda, un joven chico llamado Edward Steven, famoso por su arrogancia, se quedo allí, callado, mirándome fijamente, sus ojos azules, su mirada, traspasaban mi ser. -Señorita Carley, aquí solo avaluamos a profesionales, por si no se había dado cuenta, así que por favor si no tiene nada más que enseñarnos allí detrás tiene la puerta, gracias por nada. Su mirada ya provocaba temor pero su voz grave hacia de ti un ser miedoso sin capacidad de contestar ni defender tus principios, me quede helada. Me gire, intentaba dar pasos seguros pero lo único que conseguí es hacer el ridículo, ya que con mis tacones de Ricky Saranky, hice un gesto desafortunado que me provoco una caída bastante dolorosa y que desvaneció la poca dignidad que me quedaba. Rece para que el chico repugnante se callara la boca, no dijera nada, que ignorara el hecho, pero como pude ser tan idiota! Evidentemente ese tío aprovecharía la mínima oportunidad para poder meterse con alguien! Y como más débil mejor! -Señorita Carley - Ahora esa voz no me provocaba miedo sino irritación - gracias por dejarnos disfrutar de unas vistas tan hermosas, pero... ¿No cree que es un poco mayor para llevar estampados de ositos en sus bragas? Seria todo un lujo poder visitar su lenceria. No pude... Mi voz interior quería salir, necesitaba sacar esa bola que oprimía mi estomago. - Señorito... Espere.... ¿Cómo era? A sí! Steven, con todos mis respetos le voy a decir que, básicamente y espero que entienda ME IRRITA! Diria que esa ultima palabra ressonó en toda la habitación, nadie decia nada, el señor arrogante se me quedó mirando fríamente, pero antes que de su boca volvieran a salir palabras incultas y sin sentido decidí dar media vuelta, y esa vez sí, hice una salida magistral. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Me encontraba en una cafetería, con mi capuchino aún por saborear, repasando cada uno de los últimos minutos de mi vida, básicamente había dicho irritante al tío con más influencia en el campo de la música, ya podía decir adiós a mi carrera antes de empezar ¿Cuando aprenderé a callarme? Sabía la respuesta... NUNCA! -Sheyla Carley acabas de lanzar tu futuro por la borda - susurré sin darme cuenta. -Yo no comparto su opinión señorita - dijo un hombre que se acababa de sentar delante de mí - Por favor otro capuchino. Era un hombre elegante de unos 50 años, atractivo, con sonrisa amable y mirada fraternal, algo creído, pero sin exceso, ojos verdes esperanza y cabello negro como la noche. - Sheyla, verdad? - Si, y usted? - intente ser algo amable, no sabia con quien trataba, pero mi sexto sentido me decía que alguien tan elegante debía de ser bastante importante. -Perdone por mi falta de educación - si la verdad, no esta muy bien visto por la sociedad que alguien que no conoces de nada se siente contigo, te trate por tu primer nombre con total confianza, algo de miedo me hubiera provocado en otras situaciones, pero creo que ya habia tenido bastantes experiencias fuertes por hoy - Me llamo Charles Steven - Oh no! Steven! Ese apellido endemoniado - No ponga esa cara! - y me dedico una dulce sonrisa - Como por lo que veo ya se habrá dado cuenta tengo una relación de parentesco con Edward Steven, el cual en estas ultimas horas lo han empezado apodar con el nombre de SENYOR IRRITANTE - hizo una pausa, quería ver mi reacción, pero mi cara se quedo helada al contrario que mi interior, estaba hecho un lío! Por una parte me alegraba haber podido "joderle" , pero por otra... El miedo me dominaba, pensándolo bien... Aquí había un pariente suyo, y por muy amable que pareciere... Como dice el dicho "Las apariencias engañan"¿ y si querían secuestrame y después matarme? ¿Y si me amenazan? Mi rostro gélido empezó a desvanecerse y el miedo empezó a dominar mi parte externa, y ese hombre lo noto - No se preocupe señorita! No le voy ha hacer nada, le quería decir que me gustaría que acompañara a Edward en una gira por toda Europa, lógicamente usted podrá participar en los conciertos como segunda vocal y así formarse como tal . -¿Que quiere sacar usted con todo eso? -Nada en especial, simplemente creo que ustedes dos son una graciosa combinación. La camarera llego con el capuchino, se lo tomo de un golpe, miró la hora y se levanto rápidamente, me miró y dijo: -Sale dentro de dos días, piénselo - y me dejo sobre mesa una tarjeta en la que decía: Charles Steven Productor musical Núm telf. 695 13 02 05 ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Dos horas, tres y cuatro, no soy capaz, es una gran oportunidad pero también una locura! Que idiota se enceraría durante meses con un chico tan irritante! Cogo el móvil, lo dejo, lo vuelo a coger y así infinitas veces, sin decidirme. Me tumbo en la cama con la intención de filosofar hasta llegar a una conclusión, pero el intento es absurdo ya que el timbre de mi casa acaba de interrumpir esta ilógica idea. -Abreme! Enna, Enna Doyle, en teoría mi mejor amiga desde la infancia, en la practica podríamos decir compañía por intereses. -Enna, rápido, tengo cosas que hacer. Tenia cara de sorprendida, como si hubiera echo un gran descubrimiento el cual solo ella tiene el poder de ejercerlo, con su vestido rojo de Coco channel y sus zapatos de Manolo Blanik, se sentía grande y con poder cuando en realidad era solo una chica con ganas de descubrir detalles para después poder expandirlos entre su grupo cotilla, así que genial, ahora toca rezar para que se me ocurra una genial idea para liberarme de esta pesadilla de mujer. Empezó a hablar sin sentido, desde mi pequeño sofá de color marfil observaba como los pájaros volaban libremente, alegremente, sin preocupaciones, con sencillez y elegancia, quería ser como ellos, así de simple, tomar las decisiones sin darles mil vueltas, sin imaginarme hipótesis las cuales la gran mayoría seguramente son erróneas. Desde mis cinco años, desde que vi por primera vez a mi madre cantando, con ese bello rostro que mostraba una felicidad infinita, decidí que algún día seria como ella, me encontraría en su lugar, y mediante mis canciones transmitiría mis emociones. -Sheila? Sheila?! Volví a la realidad, y me quede mirando fijamente a esa diminuta chica, castaña y de ojos azules, interesada y llena de envidia, deseando estar a mi lugar, tenia suerte, en el fondo mi lengua suelta me había llevado a un paso de cumplir mi sueño, entonces... ¿Porque pensármelo tanto? -Gracias por tu cordial visita - ella como yo sabíamos que esa visita era de todo menos cordial - Tengo cosas que hacer - dos besos rápidos en cada una de sus rojizas mejillas, un pequeño abrazo y un "Nos vemos pronto" que en realidad era un "Como más tarde mejor" . Sola, de nuevo, querida soledad, a veces tan deseada otras tan horripilante. Era el momento decisivo, cogi el mobil, marque con rapidez el numero para que no me diera tiempo a pensarmelo dos veces y... - ¿Con el señor Charles Steven? --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- El sonido del cierre de cremalleras inundó la silenciosa habitación, tenia clara mi decisión y no había marcha atrás, me esperaban seis largos meses soportando a un tipo insoportable, tenia que reunir la suficiente paciencia para poder ser mínimamente educada. Me mire por ultima vez en el oscuro espejo de la entrada, estaba lista, llena de vitalidad, tenia que ser optimista, nuevas amistades y grandes experiencias me esperaban. Y así me encuentro, sentada en el autobús en dirección al aeropuerto, repasando cada uno de los segundos des estos dos ultimos dias, de lo que pretendía hacer y de lo que he terminado haciendo, destino caprichoso. Llegue, con pasos rápidos y ligeros me dirigí hacia la puerta de embarque que con mala letra estaba escrita en un pequeño papel, puerta 13, entré, y allí estaba, un avión privado, color negro y elegante, y evidentemente el famoso chico irritante Edwar Steven se encontraba esperándome con sonrisa endemoniada. - Bienvenida querida señorita Carley, una dulce venganza la espera. Le dedico una mueca, y mi pensamiento ahora mismo es "Vosotros mismos chicos, imaginaos el final perfecto, porque la verdad yo no tengo ni idea de como terminara esta loca experiencia con el chico irritante con apellido endimoniado". ------------------------------------------------------------------------ FIN ----------------------------------------------------------------