One-shot de Pokémon - El ingenioso entrenador Topaz de Kanto

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por Paralelo, 20 Mayo 2013.

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    Paralelo

    Paralelo Viajero dimensional

    Virgo
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    Título:
    El ingenioso entrenador Topaz de Kanto
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3242
    Para el concurso al entrenador pokémon del mes. Cualquier parecido con cualquier obra literaria es mera coincidencia...


    El ingenioso entrenador Topaz de Kanto



    En algún lugar de Kanto, de cuyo nombre no quiero acordarme, a causa de mi falta de frikismo, no ha mucho tiempo que vivía un Joven que era bueno haciendo nada, de aquellos de mirada perdida, cabellos enmarañados color carbón, y semblante soñador.

    Nuestro Joven, acostumbraba en sus ratos de ocio, conformados por la mayor parte de su inútil vida, a darse entretenimiento a través de la lectura asidua de libros que contaban las heroicas aventuras de antiguos entrenadores pokémon, a los cuales él admiraba con increíble ímpetu. Se pasaba días con sus noches enteras sumido en aquellas profundas lecturas épicas, con más dedicación a cada detalle, por más insignificante que fuere, que un Kangaskhan cuidando a su retoño, viciándose hasta la médula de las increíbles aventuras de aquellos que en su tiempo fueran llamados los Pokedex holders; el legendario entrenador Red, quien con su Pikachu al hombro, se mostraba presto a triunfar sobre cualquier villano; también al insufrible Gold, y su épica pelea con la mítica deidad, Arceus; a Blue, quien asistida por su noble Ditto, burlaba ingeniosamente a todo aquel al que quisiera tomarle el pelo; recordaba también a Rubi y Sapphire, y su gloriosa batalla contra las fuerzas del agua y de la tierra. Pero sin duda alguna, su favorito era aquel legendario entrenador, que en su arrogancia El definitivo se hacía llamar, y que había logrado someter al mal, en aquel lejano momento de la historia cuando Nova era todavía una serie de regiones separadas, logrando proezas tan épicas que todos aquellos libros con los que nuestro Joven se enviciaba de él pareciéronle salidas de un ensueño prodigioso.

    Tanto nuestro Joven se viciaba con aquellas historias, que poco a poco éstas comenzaron a hacerle perder el discernimiento, y pudriósele el cerebro como desafortunada consecuencia.

    No veía nuestro Joven el día de comenzar su propia aventura épica, tal cual aquellos personajes con los que tanto se extasiaba habían hecho ha tanto tiempo, por lo que, siguiendo el ejemplo del de aquellos héroes a los que deseaba suceder, inventose un nombre apropiado para tal descabellado anhelo, imaginándose que un día ese nombre se encontraría en los anales de la historia de la epicidad en cuanto a entrenamiento pokémon se refiere: El entrenador Topaz, El definitivo.

    Diose el epíteto de El definitivo porque, en su insondable delirio, habíase imaginado descendiente de aquel que prodigios casi milagrosos había logrado con los pokémon, al que no había entrenador vivo competente para oponérsele resistencia, y con cuya actitud ganose el desprecio de aquellos que vencía.
    Y con esa desquiciada idea en la cabeza, de tornarse algún día un héroe tan épico como los que había leído, cogió una mochila y unas pokéballs, y salió de su casa determinándose a vivir su aventura.

    —Cierto es, que debéis saber, ¡oh! Patéticos entrenadores simpletones —iba diciendo al caminar, con voz potente y arrogante—, que aquí ha llegado aquel que, como un poderoso Lapras usando Frío polar en contra de un indefenso Odish, con certeza os pasará por encima sin que vosotros tengáis la más ínfima oportunidad de siquiera alcanzaros a defender…¡Temblad todos! ¡El entrenador Topaz ha comenzado su odisea!

    Diciendo éste y otros disparates, adentrose en la ruta siguiendo su camino, sin poner por un minuto a poner a trabajar su cerebro, si aún tuviese, para darse cuenta que no sabía hacia qué destino sus ingobernables pies lo conducían.

    Mas a mitad del camino, diose cuenta muy tarde que pokémon le faltaba, lo principal para cualquiera que osara llamarse entrenador, y recordó que en las historias que había leído la vieja costumbre era recibir el primer pokémon de manos del profesor pokémon de prestigio del lugar, mas por donde aquel desdichado pseudo-entrenador habitaba daba la mala suerte que ningún profesor se había establecido para desempeñar tal labor.

    Pensando en aquel entuerto que acababa de llegar a su pobre mente, divisó a lo lejos una pequeña granja, una granja común y corriente con muchos pokémon y gente en ella laborando; mas ahí donde todos veían una granja la locura de nuestro entrenador Topaz hacíale ver un prestigioso laboratorio pokémon. Ahí donde la gente trabajaba tranquilamente ordeñando las Miltank, sembrando, o desempeñando cualquier otra actividad característica de tal lugar, pareciole a Topaz ver científicos ocupados en la inacabable tarea de la investigación pokémon, y completamente ilusionado ante la idea de recibir un pokémon de parte del profesor que desempeñase ahí la función de jefe, salió corriendo hacia aquel lugar, con el puño levantado al aire, gritando de emoción.

    Vieron entonces los granjeros llegar hasta ellos al entrenador, el cual al llegar a la entrada de la granja tornose a una actitud arrogante, y echándoles a todos una maliciosa mirada de superioridad, adentrose en la granja con paso campante, ignorando a todos a su alrededor, y éstos, metidos en su trabajo, no le prestaron atención alguna y dejáronle pasar.

    Llegó, pues, a uno de los graneros, y en su mente retorcida y carcomida divisó una sala científica importante, “quizás donde se entregaban los pokémon a los entrenadores novatos”, era lo que pensaba dirigiéndose hacia aquel lugar, y sin esperar invitación alguna se precipitó al interior, haciendo gran alboroto y escándalo.

    —Vosotros, sois muy afortunados de mi arribo a este prestigioso laboratorio —dijo con voz alta y orgullosa—, bien debéis saber que, en mi categoría de entrenador pokémon, mis prodigiosas hazañas no podrán tener comienzo si no me proveo de uno para comenzar…

    Mas dentro de aquel recinto no se encontraba más que un campesino común y corriente, tendido sobre el heno, sosteniendo a duras penas una botella de licor de baya Aranja. Apenas hubo oído al joven impertinente, levantó pesadamente la cabeza, pero su embriaguez era muy aguda, y con pesadez pronunció algunos sonidos inidentificables, mas sin las fuerzas suficientes para levantarse.

    Viéndolo de esa lamentable manera el entrenador Topaz, interpretolo como señal del arduo trabajo que aquel respetable investigador de renombre había estado desempeñando la noche anterior, pero su atención sentrose de inmediato en una pila de heno que había cerca de aquel ebrio desdichado, pues encima de ella distinguió con emoción tres pokéballs, y acercóse a ellas a gran velocidad.

    Examinolas un poco más de cerca, percibiendo en sus interiores a los pokémon que albergaban; un Rattata de mirada amenazante, un Starly de adorable apariencia, y una Ralts de semblante preocupado. Estos tres pokémon sin duda pertenecían a aquel pobre hombre, que a causa del alcohol de baya corriendo fuertemente por sus venas, hacía un momento se había sumido en la inconsciencia, pero al entrenador Topaz lo que fuera de él le importaba tanto como el color de los panes mohosos que permanecen al sol, pues en su delirio, sintiéndose ya parte de una aventura al estar en la situación de elegir compañero, no prestaba atención a nada más.

    —¡Saludos, mis estimados amigos pokémon! —comenzó a hablarles con una familiaridad exorbitante— Os ruego que no os preocupéis por la elección que me veo forzado a realizar… ¡Oh! Triste y cruel destino es este de sólo poder escoger a un pokémon de tres tan maravillosos como ustedes, cuántos entrenadores no hubieran anhelado poder haber optado por los tres… pero qué se le puede hacer, si uno de vosotros he de escoger, que así sea.

    Habiendo dicho eso, comenzó a mirarlos uno a uno, muy fijamente de manera extraña, como si pretendiera usar telepatía, aunque lo único que lograba era verse ridículo. Pues sucedía que, como recordarán, su mente carcomida por los libros que había leído le había hecho creer que del Definitivo era descendiente, y por lo tanto, parte de su Viridian mind había logrado llegarle hasta él por los genes, pero nuestro entrenador Topaz tenían tanto Viridian mind en su sangre como raciocinio en su mente, y desconectado completamente de la realidad, continuó con su tarea de comunicarse con ellos telepáticamente.

    Mas los pokémon permanecían desconcertados ante aquel chico, que tan fijamente los observaba, y no entendían nada de lo que aquel se proponía; únicamente la Ralts, al ser un pokémon de tipo psíquico, era vagamente capaz de tener cierta conexión mental con aquel lunático, y sintiéndolo éste, percibiolo como una señal de que aquel pokémon el elegido era, cogió su pokéball y acercola a él.

    —¡Oh, pequeño y majestuoso Ralts! He percibido tu deseo de ser partícipe de mis grandes proezas —comenzó a hablar exaltado por su locura—, y prometo que no serás de desilusión alguna víctima… ¡ven conmigo! Y aquí, ante Arceus, hago el solemne juramento de transformarte algún día en el más sobresaliente de tu especie, sin que algún otro sea capaz de batirte en batalla, siendo capaz de lograr proezas inverosímiles que nadie en el mundo creerá.

    Tal manera de hablar intrigaba a la Ralts al mismo tiempo que lo encontraba divertido, y decidiendo que unírsele en su alocada alucinación sería mucho más divertido que quedarse con aquel borracho, no mostró ninguna objeción en contra de la extraña y ambiciosa proposición del chico.

    Contento de por fin haber obtenido su primer pokémon, nuestro desdichado entrenador abandonó aquella granja con paso campante y decidido, sin que nadie pareciera molestarse en saber qué es lo que había pasado.


    Iba, pues, Topaz marchando por la ruta con su nueva Ralts por fuera, tal y como había leído en sus libros que los mejores así solían hacerlo, únicamente lamentándose de no tener en su posesión una pokedex, como aquellos héroes cuya historia anhelaba imitar, pero consolose pensando que, para un entrenador tan poderoso como él, tal aparato inútil seria.

    Mas aún una cosa le preocupaba, y era que de rival contra el cual competir carecía, pareciole entonces que sería idóneo que todo entrenador que se preciase debería tener un rival decente contra el cual entablar una sana competición.

    Pensando en aquellas ridiculeces fue cuando a lo lejos, divisó a otro Joven que venía en la dirección opuesta, acompañado a su lado por un pequeño Machop. Sin esperar siquiera nada, decidió de repente que aquel desconocido Joven sería su rival, y apretando el pasó, le encaró desafiantemente.

    —¡Mira a qué momento te encuentro! —dijole de repente— Veo que de un pokémon de gran fortaleza física te has provisto, pero no importa, puesto que yo también de un pokémon de prodigiosa mente me he hecho acompañar… ¡Ve, Ralts, ahora mismo! —exclamó.

    El desconcertado Joven, viéndose amenazado, mandó también a su Machop al frente.

    —¿Qué costumbre tan extravagante es esta, de saltar de repente a retar a batalla a un forastero, del cual ningún conocimiento en absoluto ha de tener? —preguntó el Joven bastante nervioso por la actitud tan descabellada del entrenador Topaz.

    —¡Palabras al viento, mi gran rival! —contestó éste con entusiasmo— Puesto que no me habéis de engañar, que en eterna rivalidad hemos sido criados, ¡que Arceus en su gloria me castigue con su Sentencia si mis palabras mienten, y no sea verdad que nuestra rivalidad sea prodigiosa! —exclamó de nuevo con voz cada vez más potente.

    —Pues me temo que, en ese caso, Arceus tendrá que castigaros con tantas sentencias como para derrotar al más prodigioso de los entrenadores que alguna vez haya existido —respondió el Joven más irritado—, advierto, entonces, que no me molestéis más con esta locura sin sentido, cuando mi deseo no es más que pasar por este camino.

    —No ose creer ahora que podrá huir como un cobarde —continuó Topaz—, y cuando le ganare demostraré que mi capacidad de entrenamiento sigue siendo superior a la vuestra.

    Viendo que aquel entrenador había perdido la cabeza, el Joven no tuvo más remedio que enfrentársele si es que quería llegar pronto a su destino.

    —Pues está bien —contestó mucho más irritado—, si tanto es vuestro anhelo derrotarme como el rival que tanto me dogmatiza ser, batalla para bajarte de tu nube de sueño tendré que darte… ¡Machop, Patada baja! —ordenó.

    El violento ataque del pokémon de tipo lucha tal impacto dio sobre Ralts, que a ésta varios metros le hizo retroceder, mas ésta no escuchaba las indicaciones de su loco entrenador, pues éste estaba tan convencido de que poseedor del Viridian mind era, que aún en ese momento telepáticamente intentaba dar las ordenes. Entonces, viendo Ralts que no tenía sentido esperar orden alguna de alguien con la cabeza tan llena de aire, realizó el único ataque que sabía que podía usar contra tal pokémon que acometía contra ella: Confusión. Y debido al tipo del ataque, potente contra el tipo del pokémon contra el cual se batía, el pokémon rival debilitose inmediatamente. Mas en su interior, el alucinante Topaz creía con certeza que su victoria debíase a su gran control del Viridian mind para hacer más poderoso el ataque de su compañero.

    El pobre Joven perdedor regresó de inmediato a su pokémon de vuelta, mientras que nuestro patético entrenador Topaz no contenía su gran arrogancia.

    —Os lo había dicho, mi rival, que vuestra técnica no estaba a la altura de mi magnificencia —dijo mirándolo con engreimiento—, nada más tengo que deciros que continúe entrenando, para de ese modo en nuestro siguiente encuentro me haga cuando menos sacar una gota de sudor.

    Y diciendo todo eso continuó su camino, dejando al Joven bastante contrariado por haber perdido, algo tranquilo porque al menos se lo había quitado de encima, pero algo aterrado de tener que volvérselo a encontrar. Mientras que Ralts seguía a su entrenador siguiéndole la corriente de manera muy leal.


    Habiendo pasado bastante rato de aquella peripecia, el testarudo entrenador Topaz y su noble pokémon Ralts continuaban con su viaje, sin saber exactamente a dónde ir, mas otra duda comenzó a brotar en la retorcida mente de nuestro entrenador, la cual también era a raíz de recordar los libros de los que se había viciado tanto.

    —Bien es mi sentir pues, Ralts, que no es suficiente sólo con prodigios adornarse, y revolcarse en un mar de gloria por el puro mérito del entrenamiento que el ser El definitivo exige —continuó diciéndole a su compañera con solemnidad—, sino que, ante todo, una gran habilidad para el servicio de la gente exige ser puesta, pues es así, que a vencer el mal y evitar la desgracia de la gente del Definitivo es incumbencia, pues una habilidad desperdiciada sólo para el auto regocijo sin aporte alguno al mundo vana es.

    Diciendo eso, llegaron entonces a una parte del bosque, donde cientos de árboles de mediano tamaño crecían, con la mayoría de las hojas caídas debido a la época. Nuestro entrenador entonces detuvose en seco ante aquellos, y su carcomido cerebro hizole ver de nuevo lo que no era.

    —No os lo decía yo, mi estimada Ralts —dijo mientras efusivamente señalaba aquellos árboles—, de verdad os digo que aquellos no son más que Sudowoodos, malvados Sudowoodos que pretenden a árboles asemejarse quedándose quietos, para evitar que yo, El definitivo, de ellos pueda hacer reconocimiento, e impedir sus sucios planes de asaltar a los incautos transeúntes que transitaren este camino.

    Mas Ralts intentó convencerlo, con lo poco que su habilidad psíquica le permitía comunicarse con él, de que aquellos no eran más que simples árboles de menor tamaño, no habiendo razón alguna para hacer suposiciones tan severas sobre ellos, pero Topaz, cegado por su fantasía, no hacía caso a lo que su compañera quería hacerle entender.

    —Si pensais de ese modo, sólo quiere decir que los Sudowoodos buen trabajo han hecho para engañaros de ese modo —contestó con arrogancia—, mas yo, el Definitivo, inmune soy a toda clase de tretas tan obvias, de modo que no ose hacerse la cobarde, y atáqueles con un potente Placaje para hacerles ver que a mí no me engañan.

    Al ver Ralts que no era posible hacer entrar en razón a alguien que había renunciado a ella, cargó rápidamente contra uno de los árboles con Placaje, éste resultó tan fuerte que el tronco partiose por la mitad, cayendo sobre la pobre Ralts que atrapada bajo él quedó sin que tuviera tiempo de moverse.
    Acercose entonces Topaz con cierta preocupación, y regresó de inmediato a su compañera a su pokéball. Pero a pesar de la contrariedad, su locura no desapareció, sino que su cerebro trastornado volvió a crear alguna excusa para no ver la realidad.

    —Esta vez mi culpa ha sido, que tan tontamente me he dejado engañar —comenzó a decir con rabia—, que aquellos malvados Sudowoodos no eran más que una vil ilusión, perpetrada por algún vil enemigo que desgracia me desea, con un pokémon psíquico muy poderoso armado, tratará de malograrme y hacerme desistir en todo aquello que me proponga… ¡Malvado villano! —gritó mirando al rededor— ¡Deja de esconderte como un cobarde Caterpie de un Spearow! ¡Muestra la cara si tan valiente te crees!

    Mas la única respuesta fue él silencio, pues aquel vil villano encontrabase dentro de la cabeza de nuestro entrenador, lugar que no tenía planeado usar por su locura.

    Despreocupándose por el momento de aquella peripecia, el entrenador Topaz continuó su camino, metido todavía en sus ensoñaciones sin remedio. Y todos estos hecho hubieran podido ser mucho más ridículos de lo que se ha descrito hasta ahora, mas a pesar de la locura que asolaba la mente de Topaz, su corazón permanecía noble y bondadoso, y sólo tenía la desgracia de vivir en una época donde un héroe no era necesario.

    Si algún día Topaz recobrare la razón, y dierase cuenta de la verdad y de todo lo que había hecho, difícil sería de suponer su reacción, al nunca haberlo conocido antes de su demencia, y tendría que vivir por siempre con el estigma de que sus acciones marcaran para siempre su forma de ser ante el mundo, pero mientras el delirio le durare al menos su existencia tendría una motivación, y por el momento eso es lo que importa.


    *Topaz significa Topacio en inglés, por si se lo preguntaban.
     
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    Hns

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    Jjjaja buena adaptación del quijote, nunca fue uno de mis favoritos pero con pokémon entre medio me ha llamado mas la atención que en la escuela XD El final lo sentí medio raro, debe ser porque narraste con pausa la historia y me dio la impresión de que tendría continuación a pesar de que es un one-shot. Los diálogos están bien empleados y hubo una buena ortografía, al menos no note errores mientras leía. Espero te califiquen bien para el concurso ¡mucha suerte!
    Saludos!
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Hombre, ¡tuve que detenerme a leer esto sí o sí! ¡Maravilloso! *aplausos* Mira que a mí jamás se me hubiera ocurrido hacer un crossover Pokémon-Quijote. No sólo explotaste las hazañas más ridículas del Quijote originales (de cuando elige al Ralts, cuando se topa con el entrenador y cuando ataca a los Sudowoodos, que en verdad son capítulos del libro), sino que terminaste de hacerlo aún más gracioso con tanta ocurrencia. Genial el encuentro con el Rival jajajaja, realmente me reí bastante, sólo que al encontrárselo hubo un diálogo perdido, que le pertenecía al mismo.
    Grandioso el lenguaje arcaico, aunque si bien me gustó que te apegaras al texto original, también lo sentí demasiado transcrito y literal, sólo variando los elementos para incluirlos en el mundo.
    Cómo hubiera deseado una hazaña completamente propia de Topaz, si bien entiendo que es una parodia logré encariñarme un poco con el protagonista.
    El final feo, como lo dijo Hns, pero bueno, no esperábamos también que narraras todo el libro xD Pasaste por las cosas más importantes, aunque hubiera sido ideal la llegada a la venta.
     
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    xpokemaster

    xpokemaster Entusiasta

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    Nunca me gustó la escritura del Quijote, pero fue bastante gracioso
     
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    MrJake

    MrJake Game Master

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    Guao. Simplemente me encantó, y eso que vi el one-shot por casualidad.
    Solo a ti se te ocurriría mezclar el Quijote con Pokémon xD ¡Y de qué manera! Fantástico, como siempre. Ha sido una lectura amena y divertida, me alegro de haberme encontrado con ella de casualidad.
    Pobre Topaz, él es otra víctima más... que daño está haciendo al mundo Rainbow y su "definitivismo" (?) Jajajaja.
    Pues nada, fantástico, corto, pero fantástico. Cierto que es que deja con ganas de más, pero por algo es One-Shot.
    Ah, y se agradece la breve referencia a Nova.
    ¡Saludos! GL
     
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