“¡Miau!”, ese dulce maullido que se oía hasta el interior de mi casa, haciendo que mi instinto rápidamente me hiciera salir a ver por la ventana de un viejo balcón, nuevamente ahí estaba él, ese bello y dulce felino que cada noche venía a buscarme. Dulce gatito, sube aquí y acurrúcame con tu suave ronroneo, los vecinos están hartos de oír cada noche sus bellos maullidos, pero, si supieran todo lo que en ellos dice para mí, si tan solo supieran todo lo bello que en sus ronroneos transmite, estoy segura de que ellos comprenderían y dejarían de gritar para callarlo. Su mirada ruda, su pelaje amarrillo, aunque un poco sucio por la mala vida en la calle, sus orejas lastimadas por las notables peleas callejeras con otros felinos dejan en evidencia que no tiene a donde más ir, ¿que no haría yo por abrirle la sucia ventana y dejarlo entrar? Pero, mientras tanto me tengo que conformar con su bello canto de cada noche. Aún recuerdo la última vez que lo vi, tan hermoso como siempre, con su típico suave maullido, esa noche llegó más tarde de lo acostumbrado, aunque con un maullido un poco decaído y melancólico, no se veía tan profundo como siempre, ese día no fue tan romántico para mí, porque más que un canto de amor fue una despedida. A la noche siguiente salí a esperar sus bellos maullidos como siempre, sin embargo, ya no llegó, ni esa y ni otra noche más. ¿A dónde te fuiste, amor mío? Acá te sigo esperando a que subas al balcón y me consueles con tus ronroneos. Los humanos no entienden mi dolor, dolor que siento desde que no te veo, solo murmuran entre ellos y hablan con ruidos que no entiendo, pero jamás entenderán este dolor que yo siento. No sé dónde, ni como estés, pero, te seguiré esperando hasta encontrarme nuevamente contigo, si no es en esta vida, tengo siete más para seguir esperándote, pero sé que algún día me volveré a encontrar tus sueves maullidos y al fin podré acurrucarme en tus dulces ronroneos.
Creo que me siento entristecida tanto por el gatito que seguramente tuvo muy mala suerte en la calle, como en la felina que se quedó esperando a su Romeo en la ventana esperando que volviese. Confieso que al principio se trataba de relación humano-gatito, pero me sorprendió que fueran dos gatitos enamorados. <3 Fue bonito el relato Mana, me gustó y me llenó de amor gatuno, que para mí es algo super imprescindible. <3