El dolor del mundo sobre mi corazón ¨[Long Fic]

Hace años que no escribía nada así que si hay algún error les pido me disculpen, en verdad deseo que quién lea disfrute del escrito. Cualquier sugerencia o crítica será, como siempre, Bien recibida.
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Prólogo

Aquellas flores rosadas caían de los arboles con cada suave movimiento del cálido viento de primavera. La hermosa joven de pelo castaño disfrutaba pensando que aquello era jovial saludo de la naturaleza a su paso, era un poco presumido pero vamos ¿a qué chica no le gustaba sentirse hermosa? Aunque ella misma tuviera que decírselo. Su novio pasaba muy concentrado en su carrera y pocas veces reparaba en un detalla pequeño hacia ella. –Tan diferente-, pensó mientras sus ojos se perdían en el suelo, aquél clima, aquél pequeño parquecito en Odaiba, todo le recordaba tanto a él, no le gustaba admitirlo pero nunca lo pudo olvidar.

El fuerte sonido de un camión le recordó que ya el tiempo había pasado, nunca lo logró comprender, sabía que no era perfecta, él tampoco lo era, a decir verdad siempre creyó que si aquella relación habría de terminar sería explícitamente culpa de él, varias “escenas” le había ya hecho ella por tonterías de aquél chico que parecía no poder madurar, sin embargo ninguna había sido en serio, le ama desde el fondo de su corazón jamás le dejaría. De repente una pregunta llegó a su mente casi tan rápido como la respuesta ¿se habrá cansado de mí? La respuesta era obvia y por raro que fuese no era tan egocéntrica como parecía, aquello era simplemente imposible, el chico no era muy bueno expresando ese tipo de emociones pero ella no dudaba que le amaba de verdad -nadie lo dudaba- susurró por lo bajo.

Capítulo 1​

Aquella batalla había sido tan catastrófica como corta, Genai lo sabía y no había podido pensar en otra cosa. Apocalymon había sido destruido, Armaggedemon también pero no habían sido los últimos. Por el mundo digital existían muchos datos virus, potenciales destructores del digimundo. A Omnimon se le había encargado la detección de datos potencialmente peligrosos sin embargo ya estaba demostrado que Omnimon sin la energía de Tai y/o Matt potenciada por el digivice no poseía toda su verdadera fuerza. La solución había sido clara, el líder debía asumir una nueva responsabilidad, una muy dura.

Al principio Tai estuvo completamente de acuerdo, otorgarle los datos de Gabumon a Agumon y darle el poder para mantener la digievolución durante el tiempo que requiriese había sido buena idea según su juicio, lo de tener que ocultar un digivice de todo no era tan bueno, nunca fue bueno mintiendo y ocultando cosas, sin embargo, el tercer punto de la propuesta de Genai no lo había agradado mucho.

-Dejar todo… pero señor, ¿todo?

Genai había sido claro, solo podría continuar sus estudios siempre y cuando tuviese el digivice con él en todo momento, la familia, los amigos… Sora, eso sería parte del pasado. Por supuesto Genia no tenía forma de comprobar el acato de sus normas por parte de Tai así que este decidió que podría con todo, al fin y al cabo el digimundo estaba tranquilo, fuera de peligro, o eso pensaba.
Para mala fortuna de Tai no era así, quizá su vida estaba oculta para Geanai pero no para los digimon malignos que acechaban al guardián de la red. “NeoDevimon” había logrado escabullirse al mundo real y tomar por rehén a Sora y a su madre. Tai estuvo a punto de perder las dos mujeres a quiénes más amaba. Borrarle los recuerdos representó un esfuerzo increíble por parte de Genai sin embargo fue posible y aunque aquél digimon no había logrado su objetivo Tai aprendió su lección, aquello era en serio, no había oportunidad de errores. El fin de su relación, la distancia con sus padres, su actitud más reservada, no había madurado porque sí, la vida le había enseñado una y otra vez lo dura que podía ser, le recordaba persistentemente el peso sobre sus hombros y simplemente, por más que le doliese, no podía darse el lujo de seguir teniendo eso precisamente, una vida.

El día era perfecto y como siempre su mente divagaba en pensamientos, ya hace tanto tenía esta “costumbre de primavera” como le gustaba decirle que no estaba seguro si aquello eran recuerdos o anhelos, quizá ambas, anhelaba el pasado, los juegos, la felicidad del grupo completo, lo introvertido de su pequeño agumon, pero por sobre todo, anhelaba a Sora; su más grande sueño, el amor de toda su vida. Siempre la había visto como una estrella, lejana hacia él, sin embargo las cosas habían cambiado, parecía que sus tonterías habían cautivado el corazón de la joven, como dolía haber terminado justo cuando comenzaba a vivir su sueño.