FanficsLandia El Diario de Nuna [Experiencias entre... sueños]

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Luncheon Ticket, 31 Octubre 2017.

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    Luncheon Ticket

    Luncheon Ticket THE BE(a)ST

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    Título:
    El Diario de Nuna [Experiencias entre... sueños]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1679
    Serás lo que debas ser... o no serás nada.


    El Diario de Nuna


    Entrada número 01
    No sé quién soy. No sé cómo llegué aquí. No sé dónde estoy.
    No se me da bien eso de escribir, pero de todas formas quiero documentar los pormenores que se dan en este sitio.
    Puede que en un futuro a alguien le interese leer mis experiencias.



    Entrada número 713
    De nuevo he coloreado las paredes de los edificios que rodean mi hogar. He usado colores claros esta vez, tonos como el naranja, el verde agua y el amarillo. Dibujé muchas formas geométricas, especialmente al principio. Luego me decanté por dar pincelazos al azar. No sé cuánto tiempo he pasado pintando sobre aquellas paredes blancas. En esta especie de entelequia silenciosa y abandonada no existe el concepto de “tiempo”. Siempre es de día, nunca anochece. El sol se alza sobre el firmamento celeste de forma perpetua, apareciendo y desapareciendo ocasionalmente por entre las nubes. Así ha sido desde que llegué. No hay relojes, ni calendarios, ni nada que se le parezca. De cualquier manera, me parece raro entender cómo funcionaría un reloj o un calendario, a pesar de no haber visto nada parecido.
    Estas ideas parecen ser el vestigio de algo lejano e irreal.
    Al menos pude eludir el aburrimiento por un buen rato.



    Entrada número 1215
    Ha estado lloviendo mucho últimamente. El sonido de las gotas golpeando sobre los tejados me relaja sobremanera. Por enésima vez he visitado la enorme biblioteca. Los estantes con libros parecen extenderse hasta el infinito. Ya he leído una buena parte de ellos, pero la cantidad que falta por revisar me abruma. Extrañamente, aquellos ejemplares carecen de autor alguno. No figuran ni entre sus páginas ni en las portadas. Solo se percibe el título y las historias o narraciones que contienen. Los tomos que he terminado se apilan en el suelo, no los he vuelto a poner en los anaqueles para no confundirme sobre qué he leído y qué me falta por leer. Esto dificulta un poco mi movilización por el salón, puesto que los pilares de libros me llegan hasta los hombros. A veces incluso se amontonan de tal manera, que parecen formar paredes. Es como caminar en un laberinto de hojas y letras.
    Todo sea para hallar una respuesta a mis preguntas: ¿Por qué ignoro lo que era o lo que hiciera antes de llegar a este inhóspito lugar? ¿Por qué estoy sola? ¿Quién o qué creó este sitio?
    ¿Cuál es mi función, mi propósito?
    Sigo leyendo, en silencio. De todas maneras, no debo preocuparme porque alguien me saque de mi abstracción.



    Entrada número 3457
    Quise recrear el fenómeno. Tomé una roca y la lancé contra las ventanas. Los vidrios de aquella fachada monótona se hicieron añicos. Los pedazos rebotaron sobre el asfalto, emitiendo ese característico sonido cristalino. Me quedé inmóvil, observando. Estuve quieta durante mucho tiempo. Tanto demoró en ocurrir, que casi me doy por vencida. Suspiré, y estuve a punto de marcharme cuando percibí que de nuevo las ventanas se reformaban. Los pedazos de vidrio roto se amontonaron por sí solos, muy lentamente. Cada trozo se unía con su correspondiente directo, como un rompecabezas que se armaba de forma prolija. Una vez que todo estuvo en su lugar, la estructura transparente se elevó hasta la altura del marco de la ventana para ser reintegrada en ella, quedando intacta. Como si mi roca nunca hubiese golpeado sobre su superficie. Repetí la operación varias veces, comprobando que el resultado era siempre el mismo. Una singularidad sumamente extraña.
    Como el hecho de que no puedo cansarme, ni física ni mentalmente. Tampoco necesito dormir ni alimentarme. No importa la actividad que haga, el esfuerzo que emplee en ella ni la extensión de esta… nunca quedo exhausta. El agotamiento jamás parece alcanzarme.
    Es un despropósito, por más que intente distraerme, la parsimonia al fin y al cabo se hace presente.
    Y lo peor es que no puedo eludirla. La única opción es continuar con el trabajo mental. Tanto en movimiento, como en la inercia.



    Entrada número 12749
    Hasta hace unos instantes, estuve paseando por el parque. Los árboles parecían adueñarse del paisaje, agrupándose unos a lado de otros, semejante a un festival de primavera. El lozano follaje se mecía suavemente, ante las sutiles caricias que la brisa le dispensaba. Me senté cerca de la fuente, el cual se ubica justo en el centro de aquel espacio natural. Entoné una melodía, casi sin quererlo. Esperé. Nada ocurrió. No viniste. Quien quiera que seas, no te presentaste. Me obsesiono con que alguien venga a rescatarme. A que me saquen de esta existencia superficial. Apoyé la cara sobre las rodillas, mientras rodeaba mis piernas con los brazos. Seguí esperando. Fue en vano. Nunca vendrás, a pesar de que sabes que cuento contigo. O quizás no lo sepas, porque ni siquiera existes. Quiero dejar en claro que nunca he de rendirme. Vendré a esperarte cuantas veces sea necesario. Hasta que aparezcas. Hasta que te materialices de la nada frente a mí, me alargues la mano y con una sonrisa amable me digas: “no te preocupes, ya estoy aquí… todo terminó.”
    Me pongo de pie bruscamente. Debo irme, la sola idea de considerar que esto nunca tendrá un desenlace me causa un inusitado resquemor. Antes de que este pensamiento me domine, abandono el lugar. De vez en cuando miro hacia atrás, por las dudas.
    Nunca se sabe.



    Entrada número 27683
    Mientras subía por la escalera, cuyos peldaños por un momento me parecieron interminables, creí estar cumpliendo con una especie de rito ridículo, atroz e inútil. Sin embargo, tuve la esperanza de que esta vez todo sería distinto. A medida que se daba el ascenso, los pensamientos negativos y positivos se entremezclaban sin orden ni concierto. Pisaba un peldaño, y las dudas se apoderaban de mí. Pisaba otro, y me convencía de que todo saldría bien. Pese a la inefable cantidad de intentos, algo me decía que no perdiera la oportunidad de llevar a cabo otra prueba más.
    Arribé hasta la puerta, una pesada lámina de acero que daba al exterior. Cuando la abrí, un viento fuerte sacudió mis cabellos. Mi vestido blanco padeció el mismo efecto.
    Junté fuerzas y caminé hasta el borde de la azotea. Miré hacia el abismo, debían ser como treinta o cuarenta pisos. Era el punto más alto de la ciudad. Al menos el que yo conocía, la onírica urbe se extendía hasta el horizonte, nunca pude recorrerlo en su totalidad.
    Junté las manos y las posé sobre mi pecho, en un intento por darme ánimos. Por un momento, estuve a punto de recular, pero mi determinación era mayor. Comencé a temblar, tenía mucho frío. Respiré profundamente, cerré los ojos… y salté. Pude sentir cómo me precipitaba hacia la nada, el vértigo que recorría cada fibra de mi cuerpo. Apenas si fue un instante, hasta que llegó el impacto.
    Emití un leve jadeo, aún seguía aquí. Entreabrí los ojos, despegando el rostro del macizo asfalto. Mi cabeza estaba rota, llena de sangre tibia. Apenas podía ver, y me sentía muy mareada. Torpemente, me senté en el suelo, tratando de incorporarme. La abundante sangre que me rodeaba no me permitía moverme adecuadamente. No me preocupaba, sabía que sanaría de inmediato. Y así fue, las heridas comenzaron a cerrarse, fui recuperando los sentidos y la motricidad se reestableció por completo. El mareo cesó y no pude evitar el hacerme la idea de ser como un cristal cuyas partes se unen hasta recomponerse, producto de una fuerza desconocida.
    Me puse de pie, azorada. Caminé por las calles sin vida, pensando que quizás sea bueno reintentarlo más adelante.
    No había forma de abandonar este maldito lugar. No, al menos, de esta manera.



    Entrada Final
    Me di cuenta de repente. Vino a mí como un pensamiento fatal, una conclusión amarga. Me hallaba en el parque, cerca de la fuente, aguardando como era costumbre. Di rienda suelta a mi imaginación, con más presteza que las veces anteriores. Consideré, como un delirio infantil, que este lugar era como una especie de infierno. Un infierno blanco y calmo, sin llamas ni entidades demoníacas. Sonreí ante aquella idea tan alocada, pero luego mi semblante adquirió un matiz sombrío. La respuesta… quizás esa era la senda para alcanzarla. Pensé en las particularidades de la entelequia que me rodeaba. Revisé una y otra vez las notas que he estado escribiendo. Pensé en el hecho de que no necesitaba dormir, no pasaba hambre, todo lo que se corrompía tendía a repararse y recobrar su estado original; incluso mi cuerpo. Pensé en que tenía todo el “tiempo” que necesitara, en este lugar armonioso e inexorable. Pensé en que no había oscuridad, ni miedo, ni tristeza, ni resentimiento… solo incertidumbre, como mucho. Pensé en cuál podría ser la razón de que me hallara en esta situación y el por qué de que no pudiera escapar de aquí. Pensé en cada concepto y mis ojos se abrieron como nunca.
    Este lugar no era el infierno… era el paraíso. Un paraíso con una única habitante. Un alma que supo reunir las condiciones para ganar un boleto de entrada, tan solo un alma pudo lograrlo.
    Algo brotó de mis pupilas, un líquido cristalino y cálido. Eran lágrimas. Abundantes lágrimas que bañaban mis mejillas, sin que yo pudiera detenerlas. Estaba sorprendida, puesto que no me sentía angustiada.
    Elevé mi mirada hacia el cielo. Con la voz quebrada, exclamé, como en una plegaria.
    ¿Y mis amigos y amigas? ¿Qué fue de todos ellos? ¿Nunca vendrán? ¿No volveré a verlos? ¿Estaré aquí, sola… durante toda la eternidad?
    Y la verdad atravesó mi pecho, destrozándome por completo, aun cuando fui incapaz de sentir dolor.


    «Solo tú tienes el derecho y la obligación de permanecer aquí…»

    Esa era la respuesta.
    Me puse de pie, dispuesta a marcharme.
    Desde aquél momento me he entregado a la tarea de errar por este mundo. Y aún no he alcanzado sus límites.
    No hay manera de escapar.
     
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    Brunchi

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    Tengo una duda existencial, y esta si es de verdad. ¿Este escrito es una contestación en referencia a un escrito que leíste? ¿O es casualidad de la vida de que mi Nick sea Nuna?.
    En lo que es referente al escrito, no he encontrado nada que no me deje comprender, es mas... llegó mas profundo. Me dejó sin palabras. Sin mas que decir, saludos.
     
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    Luncheon Ticket

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    Virgo
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    Es una respuesta... pero a la nada.
    O sea, me sentí inspirado por tu relato de las mermeladas que hablan (muy ingenioso, por cierto).
    Empecé a trabajar con esta línea de pensamiento (no lo vas a creer pero al final, al menos para mí, tendrá sentido):
    ¿Cómo sería si sostuvieras una "conversación" contigo misma? ¿Qué pasaría si la otra "Nuna" ya no existiera? ¿Y si tuviera un diario donde registrara todo lo que le sucede en ese plano alternativo e irreal? ¿Y si ese plano fuera el Paraíso? ¿No podríamos considerar que el Paraíso no sería un lugar totalmente feliz si se está todo el tiempo en soledad?
    Resultado: El Diario de Nuna...
     
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    Brunchi

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    Realmente es curioso como puedo llegar a cautivar o llamar la atención con mis escritos. Pero cuando lo leí primero llegó una confusión, pero luego se asentaba algo en mis pensamientos. Y me tomó un buen tramo del día captar que era una respuesta a un escrito, pero al menos me tomó unas 10 horas xD, y no una semana. Pero ahora al menos me dejaste en claro, que llego a trasmitir muchas cosas y pensamientos con mis escritos, lo cual pensaba que no era tan buena para transmitir xD
    Gracias por mostrarme mi diario perdido. Aunque tuviste razon en algo, o en algunas cosas. Tanto que llegaste a que ese día publicase otro escrito lleno de lo que sentía.
     
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    Luncheon Ticket

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    Jajajajaja, ¿en serio logré todo eso? ¿Que estuvieras reflexionando durante tanto tiempo?

    Espera, por favor explica qué conceptos acerté y qué no.
    ¿Cómo es eso? ¿Publicaste un escrito de lo que sentías al momento de leer este tema?
    Tengo que leerlo. Vamos, tienes que mostrármelo.
     
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    Mana

    Mana Equipo administrativo Líder de Orientadores Orientador

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    O.o.

    Vaya, realmente fue algo misterioso de leer. Pero fue muy genial leerlo :3
    Realmente ahora que puedo volver a leer algo tuyo me doy cuenta que tienes una forma muy genial o bueno muy buena para transmitir lo que quieres dar a entender.

    Tu forma de redactar en primera persona te queda muy bien :D

    Estuvo bastante bueno :3 me gustó.
     
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    Me alegra que, precisamente, te hayas decidido a leer este relato. Esto se da por dos razones: la primera (y qué oportuno) porque este es el primer trabajo que publiqué aquí, ni bien llegué.
    La segunda, porque a partir de ese mismo instante supe que yo debía ser desorientador. La confusión y la perplejidad que causé con esto fue épico (Laviun consultó a todos los amigos que pudo para averiguar qué rayos sucedía; no entendía nada porque, según ella, acerté varias cuestiones sobre su personalidad).
    Lo que jamás diré es si eso se dio por casualidad o por premeditación... (misterio, misterio).
    XD!!
    Y muchas gracias por tu comentario, viniendo de ti, es sumamente gratificante.
    :DD!
     
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