El Diablo en el Espejo

Este tema es para el Reto: Historias de Adolecentes.

Estábamos todos tomando unas copas en un bar de mi ciudad. Estábamos de risas y bebiendo lo normal, cuando apareció un muchacho moreno, de unos 16 años, como nosotros.

Alberto, uno de mis amigos que allí se encontraban, le saludó, ya que eran grandes amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas.

Al cabo de unas, 3 horas, el tema de conversación pasó a ser historias de terror, puesto que ya había anochecido.

Nos contábamos historias terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Mauricio, el joven gótico amigo de Pablo, dijo que conocía una forma de ver al Diablo.

Le escuchamos con interés, como si nos estuviera contando un chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente:

(Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si queremos verlo tiene que ser ese mismo día a esa misma hora.

Vete al baño, puesto que es el lugar más adecuado para realizar el evento, y cierra la puerta.

Enciende 12 velas, de preferencia que sean negras, y sitúate enfrente del espejo. Cuando quede poco para que sean las 12.

Cierra los ojos y sitúate, como dije antes, enfrente del espejo.

Mantén los ojos cerrados hasta que quede solo una campanada de las doce.

Solo en ese segundo verás al Diablo en el espejo"

Todos nos lo tomamos a broma, pero David, otro de mis amigos con el mayor valor que he visto, dijo que lo haría sin problema.

Estábamos a 20 de Diciembre, así que en cuatro días sucedería el evento… Solo pedía una cosa… Un testigo… Ese testigo fui yo.

24 de Diciembre, las 23:55. Todo preparado y nadie que nos molestara.

Entró David solo, ya que yo tengo mucho miedo a esas cosas.

Se encerró en el baño.

Esperé sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que nadie estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada. Suspiré, aliviado, y llamé a David.

No contestó...

Atemorizado, abrí la puerta de un golpe, y encontré a David en el suelo, agarrándose el corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre.

Llamé a la ambulancia a toda prisa

y se lo llevaron al hospital. Le diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una crisis nerviosa para ser más exactos.

Yo no pude dormir durante meses. Cuando por fin David se recuperó, me dijo a mí sus primeras palabras:

"Lo he visto... Tengo mucho miedo"

Ahora ya he conseguido dormir, pero David no es ya el mismo.

Recuperó algo de su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste.

Dicen que es porque el infarto lo deja a uno mal. Pero yo no soy tonto fue lo que vio en el espejo. Y estará así hasta que se muera.