El color del apocalipsis

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Bado, 10 Septiembre 2015.

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    Bado

    Bado El malvado señor del hype

    Capricornio
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    Escritor
    Título:
    El color del apocalipsis
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1279
    Capitulo 1: Demoníaco.


    Amanecía. Un duro día empezaba. Afuera, en el exterior de aquel refugio, se había improvisado una pequeña muralla, de apenas un metro de altura. Una decena de soldados la vigilaba día y noche, por si acaso se producía algún incidente. Los demás integrantes de aquel refugio, antaño una gran ciudad, desayunaban en pequeños albergues donde repartían comida, hacían tareas de reconstrucción de la ciudad o se afanaban en intentar vivir sus vidas sanos y salvos. Apenas tenían nada. Lo habían abandonado todo, en pos de una vida mejor, aunque por desgracia, esta era miserable y precaria.

    Lo peor era encontrar medicamentos, comida y agua. La verdad era, que su situación era demasiado comprometida. Algunos soldados salían afuera del perímetro de seguridad para buscar ropa y alimentos necesarios para la población del refugio, algo que en aquellos tiempos que corrían, resultaba difícil.

    Uno de estos grupos, conformado por dos hombres y una mujer, avanzaba en busca algún lugar entre las ruinas de la antigua ciudad donde poder encontrar alimento. Las reservas del refugio no paraban de agotarse y la hambruna y desesperación ya se notaba en el ambiente. Lo peor era que los caminos no eran seguros y a pesar de estar comunicados con otros refugios, ninguno podía ir hacia allí y ayudarles.

    —Dios… Hace demasiado calor —Dijo la soldado, de tez pálida, ojos azules y pelo rubio, el cual estaba recogido en una coleta.

    —Lester, ¿Alguna novedad? —Preguntó un tipo rudo, de cabello negro y ojos de un color madera de deriva, el cual poseía una barba bastante densa.

    —Negativo. Pero hay que seguir vigilando —Dijo el aludido, un tipo de cabello pelirrojo, el cual tenía una larga cicatriz en su frente, la cual no podía verse bien, dado que en ese momento portaba unas gafas especiales.

    Los tres llegaron a lo que parecía ser una pequeña tienda antigua, o al menos eso rezaba el letrero. Poco a poco y cubriéndose como un buen equipo, se coordinaron para pasar adentro. Una vez allí, Lester fue comprobando todos los pasillos, verificando que no hubiera ningún peligro. Después de terminar, les indicó a todos que se podían relajar.

    Sus compañeros empezaron a revisar los pocos alimentos que allí quedaban mientras Lester observaba la entrada. Fue entonces cuando observó algo preocupante.

    —Chicos… Deberíais ver esto…

    Los otros dos se acercaron rápidamente y también lo vieron. Habían varios hombres y mujeres que avanzaban en dirección al refugio. Lester estaba aterrado.

    — ¿Están poseídos? —Pregunto la mujer.

    —Sí. Despiden energía naranja.

    — ¿Qué tipo de demonios se trata?

    —Creo que son demonios de fuego, Marcus —Explicó.

    Los tres se ocultaron a tiempo, pues uno de esos extraños hombres había girado la cabeza en su dirección. Por suerte para ellos, no les había visto.

    —Aquí zorro viejo a base. Hemos detectado un grupo de demonios naranjas que se dirigen a vuestra posición. De momento estamos a salvo.

    Recibido. Tened cuidado. Procedemos a evitar que causen algún daño a los refugiados.

    Cuando Lester se hubo asegurado de que no quedaba ningún demonio a la vista, hizo señas para que los otros tres le siguieran. Una vez en la calle, todo parecía estar tranquilo.

    — ¿Cuál es el plan? —Quiso saber Marcus.

    — ¿El plan? No llamar la atención, seguirles el rastro sin ser vistos y realizar una emboscada cuando estén a las puertas del refugio.

    — ¿No es un poco arriesgado?

    —Sí, pero no nos queda otra Jane —Respondió Lester. Tras quitarse las gafas, empezó a limpiarlas con prisa. Sus ojos verdes y la cicatriz le llegaba hasta la punta de la nariz. Cuando terminó volvió a colocárselas y se dio la vuelta— Marcus, vigila la retaguard…

    Los ojos de Leste se abrieron como platos mientras observaba la inconfundible silueta naranja de un demonio a través de sus gafas. Esta se introdujo en el cuerpo de Marcus mientras este empezaba a convulsionar, hasta que sus ojos se pusieron completamente brillantes, de un color naranja.

    — ¡Cuidado Jane!

    La muchacha logró esquivar por muy poco una enorme llamarada que provenía de la mano de Marcus, el cual sonreía siniestramente. Lester sacó una pistola y sin dudarlo ni un solo instante, disparó a la cabeza de Marcus, la cual estalló en pedazos mientras el resto del cuerpo caía al suelo. Sin descansar siquiera, sacó un arma especial, una pistola pequeña de color verde y tres apuntar a la nada, disparó varios haces de energía de color azulado por ella. Luego de unos segundos, suspiró mientras Jane se arrodillaba. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

    —Marcus… Lo… Siento… Tanto…

    —No es el momento de lamentarse, Jane. Los otros demonios podrían descubrirnos, tenemos que huir cuanto antes de aquí.

    Sin esperar respuesta, Lester agarró a Jane de la mano y tras tirar de ella, hizo que se levantara. Ambos empezaron a correr, pero tras girar una esquina, se encontraron con dos hombres, los cuales tenían los ojos completamente naranjas. Uno de ellos agarró a Lester mientras el otro le arrebataba a Jane la pistola que acaba de desenfundar.

    —Son los primeros que encontramos. ¿Qué hacemos con ellos?

    —Ya sabes, lo normal. Servirán de anfitriones jejeje.

    Mientras los obligaban a avanzar en dirección contraria al refugio, vieron que alguien se les interponía en su camino. Un muchacho de estatura mediana y de pelo negro.

    —Vaya vaya vaya —Dijo uno de los demonios— ¡Pero si es un jovencito! ¿Qué vas a hacer? ¿Correr? ¡Jajajaja!

    El muchacho levantó levemente la cabeza, mostrando unos intensos ojos azules. Luego de sonreír, frunció el ceño y su mano izquierda se prendió de una extraña energía mientras agarraba algo con ella. Tras eso, un haz de energía salió despedido hacia adelante y los dos demonios abrieron los ojos como platos.

    — ¡Un amarillo!

    —Pero no puede ser… ¡No le brillan los ojos!

    Lester y Jane aprovecharon el desconcierto para zafarse de sus enemigos mientras el misterioso chico lanzaba un haz de energía hacia los dos demonios, los cuales no pudieron evadir el ataque y fueron atrapados por esta. De golpe y porrazo, los ojos de ambos demonios volvieron a ser como los de un humano normal mientras estos caían al suelo, inconscientes. La energía siguió allí, hasta que tras un fogonazo, retornó a su dueño. Jane no había sido testigo de aquello, pero Lester, gracias a sus gafas especiales, había visto como la energía sacaba de los cuerpos de los hombres los espíritus demoniacos y los destruía, esparciendo extraños rastros de color naranja en el suelo, como si fueran restos de sangre.

    El muchacho miró entonces seriamente a Jane y Lester, mientras estos retrocedían asustados. Sin embargo, este se giró al mismo tiempo que los otros dos, cuando de golpe, se escucharon disparos y explosiones a lo lejos. Una gran humareda se pudo vislumbrar, la cual parecía proceder del refugio. Sin dar tiempo a que los otros dos lo evitaran, el muchacho empezó a caminar en dirección a este.

    — ¡Quieto donde estas!

    El muchacho se giró y observó detenidamente a Jane, la cual le apuntaba con la pistola que había recogido del suelo. Lester permanecía quieto, pero alerta.

    —No permitiremos que te dirijas al refugio y hagas daño a toda esa gente.

    —Os he salvado la vida y aun así me veis como una amenaza. Me avergüenzo de que la mitad de mi ser comparta parentesco con vosotros. Sois iguales a los que dejaron morir a mi madre…

    La pareja de soldados se quedó estupefacta por aquel comentario, mientras el muchacho siguió su avance, en dirección al refugio. Una pregunta se alzó en ese momento en las mentes de ambos. ¿Ese misterioso demonio quería acabar solo con los demonios naranjas o también con los humanos que se encontraban en el refugio?
     
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    Ichiinou

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    Si hubiese querido cargarse a los humanos del refugio, ya los habría matado en un principio, a mí me parece que quería ayudar o buscaba a alguien... No sé, solamente tu maquiavélica mente lo sabe, Bado. ;D

    Me ha encantado este comienzo de relato, muy interesante y un tema que me suele gustar, aunque diferente, ya que lo de los demonios es algo nuevo para mí. Al menos en fanfics y eso. :3

    Ortografía y gramática perfectas, todo relatado correctamente.

    Espero el siguiente capítulo. :3

    ¡Un saludo!
     
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    Luma

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    Mi voto lo dice todo. El fic es muy creativo en lo que a concepto se refiere. Aunque el inicio me ha parecido un poco tópico: Un mundo hostil regido por unas reglas. De la nada, aparece un personaje misterioso que rompe esas reglas y muestra indicios de un pasado turbio.

    No te puedo culpar por eso. A día de hoy todas las ideas están pilladas, y lo que espero de ti es ver cómo le das la vuelta a esta trama.

    Concuerdo con Ichiinou, es obvio que ese chico podría tranquilamente con el campamento.
     
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