Últimamente he estado muy inspirada, so... Nunca había tenido miedo a la oscuridad. Nunca había sentido la necesidad de refugiarse bajo un halo de luz. Pero aquella noche Beth no estaba sola en su habitación. Había sentido pasos, susurros, respiraciones y el frío calándole hasta los huesos. La luz de la lámpara de la mesilla de noche le proporcionaba algo de tranquilidad. ¿Y si lo había imaginado todo? Era una posibilidad, pero esa noche Beth dormiría con la luz encendida. Se recostó y se tapó hasta la cabeza. Cerró los ojos para intentar dormir pero algo le rozó el pie izquierdo. Saltó de la cama enredándose con la manta y cayó al suelo, quedando ligeramente aturdida. Y volvió a oír los pasos, esta vez dirigiéndose hacia ella, las respiraciones y los susurros erizándole la piel y el momento en el que su cuerpo dejó de pertenecerle; cuando sus brazos y piernas ya no obedecían a su mente, cuando sintió que en su interior habitaba algo consigo, cuando sintió aquel ente oscuro apoderarse de todo su ser. Beth despertó, pero todo estaba oscuro. Tanta oscuridad le aletargaba pero no quería dormirse otra vez, no debía dormirse...