El Anillo de los Condenados

El Anillo de los Condenados

Hola ^^
Bueno
pues este finc lo escribi hace mucho tiempo
y se lo pase a una amiga para que lo escribiera en este mismo foro
al final deje de escribir
y lo deje a medias
y he decidido reescribirlo
y aqui esta
lo publicado anteriormente es lo mismo
pero despues de poner los capitulos que ya fueron publicados
pondre los nuevos
un beso
y espero que les guste:

~ ~ *[El anillo de los condenados]* ~ ~

Capitulo 1: Mi vida y el chico nuevo

Soy mujer y escribo palabras que relatan mi corta vida. Voy al instituto Misió. Estudiante ejemplar ¿porque? Mientras miro por la ventana no encuentro la solución. No estudio, pero, apruebo ¿Qué más da? Desde la ventana se ve el mar, hermoso y sereno, no hay olas. El muelle desierto igual que mi corazón. No tiene propietario, yo creo que lo perdí hace años, cuando tenía vida. Me siento angustiada, cierro mi cuaderno mientras ruedo mi anillo tallado en oro y con rubíes entre mis dedos. Al levantarme de la silla, el aire que entra por la ventana me da en la cara, cierro los ojos sintiéndome libre, cierro la ventana y voy hacia mi cama. Al sentarme las sabanas de seda acarician mis muslos, recuesto mi cabeza en la almohada y dejo que el sueño me invada.

Un sonido me entra por los oídos hasta despertarme, estiro la mano y apago el despertador. Al levantarme y correr la ventana, el sol cubre mi habitación y la inunda un dulce olor a agua marina. Me comienzo a vestir, mi falda es negra a tablas y mi camisa blanca con el símbolo del instituto, con cuello de marinero negro y los puños también negros, los calcetines son asta la rodilla y me provocan un calor insoportable al igual que los zapatos negros completamente cerrados que aprisionan mis pies. Después de ir al baño y cepillar mi pelo, bajo las escaleras subiéndome en la barandilla y deslizándome por ella. Al entrar en la cocina veo a mi madre, a mi hermano pequeño Sota y a mi abuelo desayunado.

-¿Dormiste bien cariño? –me dijo mi madre
- Si, gracias –me cogí una magdalena y la mochila- adiós, me voy.
- Adiós Kagome –se despidió mi hermano y mi abuelo.

Salí como una flecha por la puerta y corrí todo lo que pude para llegar a tiempo al instituto; derrape en la última curva y entre por la verja de entrada. Corrí a toda velocidad por los pasillos asta llegar a mi clase 4ºB de la ESO, cuando abrí la puerta, la clase estaba desierta. Suspire y me dirigí hacia la mi asiento y me senté; era el ultimo de la ultima fila, al lado de la ventana. Me encanta ese sitio, se puede ver el mar. Comencé a girar el anillo de oro y rubí entre mis dedos, sin darme cuenta que el tiempo pasaba y que los alumnos empezaban a ocupar sus asientos.

No me di cuenta asta que el profesor entro en clase; no lo escuche, no me importaba lo que decía, solo quería ver el ancho mar. Le preste atención cuando dijo “hoy ha venido un nuevo estudiante desde China” giré la cabeza para mirarlo, tenia el pelo color plata y ojos color oro, bonita combinación pero en todo caso no era un buen augurio, oro y plata mala pata, sacudí mi cabeza y con ella el pensamiento, seguro que era simpático. Nuestras miradas se cruzaron y me pareció que sus ojos ardían, volví a mirar al mar para apagar el ardor de mis mejillas, pero, el alma me bajo a los pies cuando el profesor dijo: “siéntese al lado de Higurashi, Taisho”. Yo seguía mirando al mar, no quería dirigirle la vista. Note como un papel que caía en mi mesa, lo mire y lo abrí: “Hola, soy Inuyasha Taisho ¿y tú?”, lo mire extrañada y escribí: “Kagome Higurashi” después se lo lance. A los 2 minutos me lo devolvió, lo desdoble y ley: “lindo nombre Kagome ¿eres japonesa? ¿Cuántos años tienes? ¿Tienes móvil? ¿Tu pelo es natural o tintado?” Al leerlo se me escapo una débil risita, lo mire y el me contemplo con una sonrisa arrogante, cogí el voy azul y comencé a escribir “gracias por el halago, si soy japonesa vivo aquí desde que nací, tengo 15 años ¿y tu?, si que tengo móvil pero ¿creías que te iba a escribir el nuecero y se me iba a escapar la pregunta?, no es tintado ¿y el tuyo? Es que es extraño ver ese tipo de pelo” se la lance con disimulo y espere impaciente la respuesta. Su respuesta fue: “Tengo 16, repito 4º, normalmente siempre funciona y no es tintado”. Las demás horas nos las pasamos igual, con notitas y en química nos pusimos juntos como compañeros. Su voz era tierna, pero, era la clase de chicos que se ligaban a cualquiera solamente por ser guapos, guapo era y siempre sus ojos hacían que mis mejillas se quemaras. El mar me relajaba pero cuando estaba con el no lo necesitaba, curaban las heridas de mi corazón roto por un amor que dolió. Al pasar las primeras 4 horas de la mañanas todos bajamos al recreo, hoy no estaba Sango ya que tenia un viaje con sus padres, me apeno, pero, algo me decía que no iba a estar sola.
Me senté en el banco de siempre, en un sitio sonde se podía ver el mal y los partidos de baloncesto que jugaban los de 4.

-¿Me puedo sentar contigo Kagome? –me dijo Inuyasha acercándose.
-Claro –poniendo mi mejor sonrisa.
-¿Siempre estas sola? –dijo sentándose a mi lado.
-No, normalmente estoy con Sango-chan, pero, hoy no apareció.
-Comprendo…
-¿Te gusto Japón?
-Si, no estuve mucho, pero, lo que vi me gusto.
-Me alegra

Los meses pasaban y yo e Inuyasha estrechábamos nuestra relación, pero, solo éramos amigos y nuestra intención no era llegar a algo más, solía sentar en la misma mesa de siempre con Sango en los recreos mientras veíamos a Inuyasha y los de 4º jugar al baloncesto. Contemplaba las 2 cosas que calmaban mis heridas y ahogaban mi sufrimiento: el mar e Inuyasha Taisho.