El amo del universo

El amo del universo.

Mas allá de los del rostro del rey Andros,
la llama del corazón de Andrómeda arde en intensa juventud.
Esparce migas de incienso entre los hijos del señor Athos,
los frutos del árbol de la tierra y la virtud.

Monjes y prestidigitador, beben la sangre del hombre hecho rey, del rey convertido en dios.
Hay algo mal dentro de las mentes de los santos y pretorios que buscan la fuente ancestral del conocimiento.
Por que ya no basta sentir las vibraciones sónicas y ultrasónicas de lo ardiente sin control,
si no ser un avatar buscando la fecha del sacro advenimiento.

Escribiendo bitácoras, que viajan en ondas que atraviesan restos de supernovas,
destrozando naves de batalla y transbordadores de bronce.
Son las cumbres interestelares las que atavían de oro y seda a la redescubierta novia,
la señora del hombre de jade, el señor de Pakal, el dueño del día y la noche.

Una constelación tras otra, conquistadas en una ola de vientos de cambio.
Refugiadas entre los brazaletes de la bella y el rugido de la bestia.
Campeón eterno.

Soy el amo del universo, el campeón eterno.
Aquel que domino el cinturón de Orión y Special K post-moderno.
Pequeño Allman, niño perdido entre peyote y fornicación.
Ha llegado tu hora, tu estancia en el mortal corredor.