Microrrelato El Amigo Bueno Invisible

Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana, había un pueblo junto al río donde se vivía una vida duro y llena de temores. Pero era una vida feliz a pesar de todo, al menos cuando no golpeaba el hambre. Un día, uno de los líderes del pueblo llegó para esparcir una nueva idea.

—Existe un amigo bueno y sabio. No podemos verlo pero podemos sentirlo. Bueno, solo las buenas personas pueden sentirlo, las malas personas no pueden. — Les dijo aquel hombre de largas barbas.

—¿De verdad?— Preguntó un joven. —¿Cómo podemos sentirlo?—

—Solo tienen que cerrar los ojos y sentir que está ahí. Está dentro de todos nosotros. Está en todas las cosas.— Le respondió el viejo.

—Bueno, creo que sí puedo sentirlo.— Respondió el joven.

—Yo también puedo.— —Y yo.— Dijeron otros de los presentes.

—Eso es porque ustedes son buenas personas. Las buenas personas pueden sentirlo siempre, porque sí existe. El amigo bueno que está en todas las cosas. Nunca habla pero siempre escucha y siempre está dentro de la gente buena.—

Una señora de edad avanzada se quedó mirando con incredulidad, pero luego de escuchar cómo todos los presentes decían que podían sentir al "amigo bueno", entonces dijo que ella también podía sentirlo. No quería que los demás pensaran que era una mala persona.

Días después el rumor del "amigo bueno" que solo la gente buena podía sentir se esparció por todo el pueblo. Todos decían que sí podían sentir esa presencia, en su corazón, cuando cerraban sus ojos. Nadie quería que los demás pensaran que eran malas personas. Aunque dentro de sí guardaban algo de culpa, se sentían malos y mentirosos, por no poder sentir al amigo bueno, como así parecía que podían hacerlo todas las personas buenas.

Algunas personas se acostumbrar a poner una silla extra en sus mesas para la cena. La silla siempre estaba vacía, pero ellos decían que el amigo bueno estaba ahí. Otros se acostumbraron a hablarle al amigo bueno, él nunca hablaba pero si escuchaba. Así fue como se hiso costumbre y habito de muchos el hablar solos por los rincones.

Un día, un joven llamado Jack, se atrevió a decir que él no podía sentir al amigo bueno dentro de su corazón.

—Yo cierro los ojos y trato de sentir. Pero no se siente nada. Solo escucho mi propia voz en mi mente y ciento mi estómago.—

Algunos de los amigos de Jack dejaron de hablarle y lo evitaban cuando estaba cerca. Corrió el rumor de que Jack era una mala persona, quizás era capaz de asesinar y violar sin sentir culpa, porque el "amigo bueno" no estaba dentro de él. A pesar de todo Jack no descubrió la mentira, él pensó de los demás decían la verdad y que él era malo porque dentro no había nada de "amigo bueno".

Y desde entonces aquel pueblo se llenó de gente miserable, gente que vivía con sentimiento de culpa. Todos se mentían a sí mismos y a los demás, y los que no podían mentir eran tenidos por malos y no los ayudaban con nada. Y todos fueron infelices para siempre. Fin.