He aquí mi aporte para la actividad Recuerdos del Ayer. En esta historia relataré mi versión de los hechos referentes a la reciente renuncia de la líder de orientadores, Meowffin; y las consecuencias que ello le provocaron a su compañera, la actual líder Mana. Pero antes... Nota I: Debido al carácter especial de la actividad, me he inclinado por utilizar los nicks originales de cada usuaria, dejando al margen sus alias (Meowffin por "Moonffins", y Mana por "Nana"). Nota II: También preferí, arbitrariamente, pronunciar Meowffin con una "s" al final (Meowffins) en la audiohistoria. No pude deshacerme de esa costumbre, oh. Nota III: Estoy consciente de que mi estilo y desempeño en cuanto a lectura en voz alta sigue siendo asqueroso (pido disculpas). Nota IV: A pesar de ser una actividad de "Wababy", este relato romperá con la tradición de incluir un bonus de ella como protagonista. Te salvaste por esta vez, Wababy. Será para la próxima. El Adiós de Meowffin (Solo Un Nombre) «Y cuanto más alto, más... Soledad. Y cuanto más lejos, más... Soledad.» Esa noche ella contempló la frágil pero fría llovizna que caía detrás del vidrio de la ventana de su habitación. Estaba sola, y las dudas que tenía en su cabeza resonaron otra vez, como si el silencio las instara a vociferar el motivo de su existencia. Ello se debía a la nota que descansaba sobre la mesita de luz; escrita en un papel blanco, demasiado grande para el tamaño del texto, el cual era considerablemente conciso. “Mañana por la tarde ven a la playa. Tengo algo importante que decirte”. No hacía falta saber quién había escrito esas líneas, reconocía la letra perfectamente. Lo que le preocupaba era la razón de aquel encuentro. No, más bien era lo repentino de la situación, y la forma en que debía darse. No era la primera vez que iba a tener una reunión de carácter privado con esa persona, pero lo extraño es que los acuerdos para tal efecto siempre se habían dado de forma personal, no por escrito. A tenor de lo acaecido, estaba claro que esta vez sería para tratar un tema distinto, algo que se escapaba de la norma. Ella dejó de juguetear con un mechón de su cabello azabache, como si eso fuera una manera de despertarse de sus abstracciones. Mañana por la tarde obtendría todas las respuestas, para bien o para mal. Apagó la luz de la lámpara, ocultando la nota en la penumbra. Se quitó los lentes para colocarlos en su estuche, y se recostó en su lecho. Cerró los ojos y no tardó en entregarse a los brazos reconfortantes del sueño. Mientras tanto, afuera la llovizna continuaba con su curso imperturbable. Al día siguiente sus labores se dieron de manera regular, nada fuera de lo común. Se ocupó del papeleo de rutina, consultó quiénes eran los agentes con mayor actividad y quiénes no, disertó sobre algunas ideas y su planteamiento teórico, resolvió alguna que otra duda de quienes se presentaban a exponerle sus inquietudes. A veces requería hacer una breve pausa y se sentaba plácidamente a disfrutar de una taza de té humeante. La mañana pasó rápido, y el mediodía le siguió con un ritmo similar. Hasta que al fin cayó la tarde. Tomó la carta y salió de su despacho hacia la playa, no sin un poco de incertidumbre. Las olas rompían a lo lejos, dispensando un eco solemne y hasta tranquilizador. El sol ya había ocultado más de la mitad de su cuerpo en el horizonte, quedando de él tan solo un arco dorado cuyo brillo teñía el firmamento de un color rojo vibrante, con contrastes anaranjados y amarillentos. La brisa marítima bailaba con los cabellos de la muchacha, mientras sentía la gentil bienvenida que la arena le daba a sus pies, acercándola a su destino a cada paso. Ella vio el agua que humectaba la superficie de la costa, como si una lengua se posase suavemente sobre unos labios somnolientos. Por fin la encontró, una persona sentada sobre un gran tronco reseco. Su mirada se dirigía hacia el paisaje natural, como si viese algo que no estaba allí, pero que a la vez poseía cierta presencia; o eso le pareció. O tal vez solo buscara distraerse en medio de la espera. —Qué suerte que viniste, Mana —comentó quien se hallaba sentada sobre el tronco, sin desviar sus ojos—. Al escribir la nota olvidé incluir un horario y una ubicación más específica, por lo que vine a esperarte aquí desde hace un par de horas. Igual debo admitir que valió la pena, ni que sea por reflexionar un poco. Mana, con el sobre en la mano, se sentó junto a Meowffin. Se acomodó la falda de su vestido y aguardó en silencio lo que su colega debía comunicarle. Creyó notar un detalle en ella que podría significar la razón de ser de esa reunión, pero prefirió acallar sus cavilaciones y que la conversación se diese por inercia. —¿Ves el cielo? —continuó Meowffin—. Hay algo allí que ahora mismo no se puede ver, pero que, pese a eso, siempre está: son las estrellas. Algunos dicen que se van durante el día y que vienen por la noche, pero no es así. Ellas siempre están ahí, solo que no se dejan ver. Mana no quiso ser grosera y preguntar si esa afirmación era el motivo principal por el que su apreciada amiga la citaran allí. Sin embargo, se inclinó por reformular su planteamiento. —¿Hay algo relacionado a las estrellas y su particularidad que quieras decirme? —Mana juntó ambas manos sobre sus muslos, esperando la respuesta. —Más o menos —contestó Meowffin, inclinando un poco la cabeza—. Tú eres mejor líder orientadora que yo, Mana. Eres todo lo que yo jamás aspiraría ser. De eso no hay ninguna duda —ante aquellas palabras, Mana se sorprendió un poco—. Creo que estás más que capacitada para seguir por tu cuenta. Detrás de los lentes de marco fino, los ojos de Mana se abrieron de par en par. Lo que dijera Meowffin le causó tal impresión, que casi se levantó para acentuar su desacuerdo a la eventual dimisión de quien se encontraba a su lado, como el acto reflejo de un sobresalto. —¿Qué estás diciendo? ¿Vas a renunciar? ¿Por qué? ¡Pero si tú tienes más experiencia en el liderazgo y en el cuerpo de orientadores que yo! —Mana esgrimió su parecer inclinándose un poco hacia su receptor. Meowffin suspiró, aliviada. Era como si se hubiera despojado del peso de una carga que llevaba consigo desde hace un tiempo relativo. —Muchos usuarios vienen y se van constantemente —el tono de Meowffin era fraternal—. Eso es inevitable; no está en nuestras manos el cambiarlo, ni en la de ellos. A pesar de su aparente ausencia, ellos están por allí, a lo lejos, en lugares remotos. Son como las estrellas —entonces Meowffin por fin miró directamente a los ojos a su compañera —. Querida Mana, quiero ser como una estrella, al menos por esta vez. Te cité aquí para avisarte de mi partida. Mana notó en el brillo de sus pupilas algo más fuerte que la nostalgia, la tristeza o la melancolía. Era una firme convicción. No importaba lo que dijera a continuación, se dio cuenta que la suerte estaba echada. La resolución demostrada en esas frases era tal, que apagó de plano cualquier argumento que se le opusiera. Meowffin le alcanzó aquel detalle que le faltaba antes y que previamente le hizo sospechar sobre el tema a tratar. Era la banda oficial de líder de orientadores, junto al carnet de miembro. —Donde voy ahora no necesitaré esto —dijo ella, entregándole amablemente los objetos en la mano—. Cuídate mucho, querida amiga. Y no te deseo suerte, porque sé que no lo necesitas. Meowffin se puso de pie y le dio un beso en la frente a Mana como despedida. Luego se marchó de allí sin decir nada más. Mana se quedó sentada en su lugar, viendo como ella se alejaba lentamente hasta ser un pequeño punto blanco en lontananza. Y a la vez, semejante a una señal poética, observaba la manera en que el brillo mortecino del sol era reemplazado por la oscuridad, dejando entrever la tenue luz de las estrellas. Quizás algún día Meowffin volvería. Quizás ella misma también terminaría por seguir ese mismo destino, y el de tantos otros. Contenido oculto: Solo un Nombre
He llorado por mi Mamá Gallina, qué dulce de tu parte el dedicarle un escrito así de tierno... ♥♥ P.D. y como no oigo audiohistorias lo leí completito... XDXDXD
(A ver si de casualidad Moonffins y Nana se pasan por aquí... pero no creo, están ocupadísimas) (?) XD Ah, te evitaste un mal trago al no oírme, francamente. Si mi desempeño fue... "decente", se lo debo al programa Audacity. Me ayudó bastante esta vez. Oh, te amo, Audacity... hiciste que mi audiohistoria no fuera más cutre de lo que ya es (??) e_eU Y muchas, muchas gracias por tu comentario, amiga. ;)!!
Sabes que me gustan tus historias, y es curioso que llegué a esta de la misma forma como cuando te conocí Dicc. :'3 justamente bajé hasta las historias nuevas y encontré esta hermosa historia. :' ) La manera en como describiste la despedida de Meow, me hizo sentir como si realmente fue así. Sabes que me encanta leerte, y aprovechando que estoy a finales de semestre pude pasar a leerte :'3. Y siempre quedo encantada con tus historias. Me encantó :'3
¡Sí te pasaste por aquí, Nanita! 8"DDDD!! (Solo falta la Moonffins...) Qué lindo comentario el que me dejaste, eres adorable (y además con esa mención de cómo me leíste la primera vez). Pues bien, ahora veo que la historia me quedó muy bien, gracias a las palabras de quien fuera una de las protagonistas. XD Espero pronto tengas un poco más de tiempo libre, así nos la pasamos bien por aquí. ;DD!
La historia es preciosa. Como ya han mencionado, es un detalle muy bonito escribir un relato de la "partida" de alguien, es como un regalo. Se transmite la importancia que ha tenido Meowffin en el foro, cómo ha dejado su huella y la tristeza que genera su partida. Una de las cosas que más me ha gustado es ese ambiente de misterio que hay desde el inicio, una enigmática nota, el nerviosismo por no saber qué te espera... ¡ni siquiera sabemos la identidad del autor! Después, todo se transforma en una escena agridulce, muy dulce por la complicidad de ambas, pero amarga por la decisión de dejar el cargo. Hay un sentimiento muy bonito ahí. Respecto al audio me ha pasado un poco como la última vez. Me gusta escucharte hablar, ponerte voz, el acento... pero la narración es monótona. Te falta jugar con el tono de voz y el ritmo. Igualmente es genial poder escucharte y leer lo que escribes. Un relato precioso, me alegro que ha una de las protagonistas le haya gustado tanto.
¡Jajajaja! Asumí muy bien las cuestiones sobre los defectos en mi lectura para los audios. Después de la primera audiohistoria (y de lo terrible que me salió) había decidido no hacer otra jamás. Peeero se presentó la oportunidad de ayudar a Wababy en una de sus actividades y pues, tuve que hacer una excepción. Dos iteraciones son más que suficientes como para concluir que irremediablemente esto se me da fatal... XDU
¿Pero qué dices? ¡A la tercera va la vencida! Realmente tampoco es que podría explicarte cómo hacerlo porque no he hecho ninguno. Quizás lo relaciono más de cuentacuentos a niños que he escuchado alguna vez: esas pausas que hacen para crear expectativa, acelerar en ocasiones en momentos de más emoción, regular el tono de voz para acentuar algunas palabras en concreto, etc. No hay como practicar.