Mis letras no son capaces de atrapar el brillo resplandeciente de ese momento mágico, de esa corta parte de mi vida, que ya se encuentra rota y que no puedo recuperar, que se perdió en lo más profundo del olvido y que sólo el cielo estrellado es capaz de recordar. Ese día nosotros nos refugiamos juntos en un abrazo de ternura que sabíamos que nunca más íbamos a lograr realizar.