One-shot de Pokémon - Dudas de un pokémon

Dudas de un pokémon

Era ese momento, el que sabía que tenían que elegirme a mi o a otros de mis compañeros, se supone no había por qué haber competencia por esto, era solo esperar a que llegue mi compañero perfecto, al que acompañaría por el resto de mi viaje y al que protegería por el resto de mi vida quizá... mi mejor amigo.

Profesor... entonces... ¿Ya puedo elegir mi pokémon? -Preguntó el niño no mayor de diez años, pero con un gesto de tristeza en el rostro.

Claro... -Dijo mirándolo de manera extraña- Tienes que escoger entre -Destapa una cápsula, donde se encontraban 3 pokebolas- Cyndaquil, Chikorita o Totodile.

Mm... bueno... quiero a... Cyndaquil -Dijo de manera fría.

Claro... -Toma la pokebola un poco preocupado y se la entrega, junto con un pokedex y 5 pokebolas vacías mas.

Gracias -Las recibe y se dispone a marcharse.

Espera... -Lo detiene- ¿No quieres ver a tu pokémon? -Pregunta un poco extrañado- Deberías querer conocerlo antes de irte... siempre es bueno que le demuestres confianza.

No... eso lo haré después... ya debo irme -Afirmó muy frío y se marchó dejando un poco preocupado al profesor.

En ese momento me sentía feliz, ya quería verlo, quería conocerlo, mostrarle que conmigo llegaría lejos, pero pasaban las horas... y no podía salir. Fue entonces que por el mucho tiempo que pasé dentro, que no le interesaba, eso me puso muy triste. Al pasar mas tiempo, pensé que podría equivocarme y salí de mi pokebola solo para ver que sucedía.

Cynda... quii...il -Acabando de salir de su pokebola, parado en el pasto y bostezando.

Vi que todo estaba en silencio, estaba oscuro, era de noche y en un bosque, solo notaba los árboles, mi pokebola apenas de distinguía de lo demás, gracias al débil brillo de la luna. Entonces sentí mucho frío, quise prender mis llamas para darme calor, pero no podía, mi cuerpo estaba entumido, solo quería al menos sentir la compañía de alguien, pero... mi entrenador no estaba, me sentía muy solo, así que solo avancé unos pasos, tratando de encontrar algo que me ayudara, al menos a terminar con el frío, pero solo encontré mas oscuridad y mas miedo.

Me quedé sentado mirando el cielo hasta que me quedé dormido, al amanecer, pude ver claramente que me encontraba algo así como en una incubadora, donde una mujer de cabello rojo y ojos azules, me acariciaba y luego me recostaba en una camilla con una sonrisa, no entendí que sucedió con mi entrenador, ni como fui a para a ese lugar, pero hubo algo que me hizo sentir muy triste.

Entonces... no tiene entrenador -Preguntó un hombre de traje a la joven que atendía al pequeño Cyndaquil.

No... el niño era muy joven y ya estaba enfermo, creo que no pudimos hacer nada -Mirando al pokémon con pena- Solo quería que los últimos momentos de su vida, fueran como entrenador pokémon, pero creo que... no soportó mucho... -Baja la cabeza.

Desde ahí, nunca mas supe algo relacionado con mi entrenador, aquel niño del cual ni supe su nombre, me pregunto... ¿Me abandonó?