Duda La veía, erguida en toda su figura, vestida con sus ropajes llamativos, sus cabellos marrones a cortos mechones que permanecían al ras de su cabeza y su cuerpo que resplandecía ante la luna como nunca lo hizo nada en su vida, viendo sus suaves movimientos, seductores pero a la ves fríos, mientras su forma se ganaba a fuerza un lugar en su mente, los enigmáticos deseos de ella se mezclaban con los que se perdían en la mente de el, compartían una especie de vinculo vital, mientras de las acciones de ella pendían la vida de el, era a su vida a quien se subordinaban sus acciones. Ante la sombra, se servia una helada comida en la mesa y una mirada seca a los ojos el muchacho, aquella dama altruista que solo cumpliría los deseos de aquel joven, en ningún momento los ojos de ella mostró un ápice de duda, ni el mas ínfimo sentimiento de incertidumbre se cruzaba por su mente. El chico sudaba, sus pensamientos se llenaban de indecisión, titubeaba sobre si aceptar la invitación de aquella humilde mujer. Sus ojos giraban alrededor y ella seguía ahí, erguida, fría, inerte cual témpano en el gélido Polo Sur. Empuja su silla, camina con unos pasos no ligeros, ni pesados, pero de indudablemente temblorosos, titubeaba a cada movimiento, sacudía sus manos incesantemente a través de su rostro, por el derredor de las formas de aquella señorita, causando en sus movimientos, un pequeño rumor en los oídos de su todo. Las abnegadas proposiciones de esa doncella eran cada vez la opción mas correcta, su mente caía mas en sus juegos y el cada vez imponía menos resistencia. Dubitativo aun, pero mas seguro que nunca, mira directamente a los ojos a esa chica, su semblante muestra una sonrisa que completa enseñando aquellos dientes perlados, mientra el de el solo se llena de sudor y de la punta de su nariz caen gotas al suelo Toma de la mano a esa princesa cuya piel se adueña de un tono plateado ante el fulgor de la luna, la tira por su brazo mientras la misma sonrisa sigue en su rostro y sus ojos negros como nunca ningún espíritu, se mostraba tan vacíos de sentimientos y solo demuestra la necesidad de seguir sus ordenes. Aquella macabra sonrisa se pierde, al igual que sus ojos del que solo queda un terrorífico y petrificante hueco, todo se pierde en un beso. El beso de la muerte. -------------------------------------------------------------- Que metafora tan larga!
