Ouran High School [Drabble] Un tipo diferente de miedo (KyoHaru)

Disclaimer: Ouran no es mío, solo la historia =)
Escrito para el concurso de disfraces de Halloween =)

Fujioka Haruhi era una joven que casi no le temía a nada. Cuando te crías en una casa sin madre, donde tu padre trabaja turnos dobles para mantenerte, la vida te enseña a ser fuerte. La joven Fujioka no podía darse el lujo de tener miedo de las cosas, porque no tenía tiempo para eso; tenía que ser una excelente abogada, como su madre. Al menos eso les debía a sus padres.

Por esa razón, los gemelos perdían su tiempo tratando de asustarla.

–Dicen, que se aparece en los pasillos por la noche –le susurraba Kaoru al oído.

–Que atormenta a las jovencitas indefensas –Escuchó la voz de Hikaru del otro lado.

–¡Y que se las lleva al infierno! –gritaron ambos al unísono.

–Ah –respondió aburrida la chica y siguió trabajando en su ensayo.

–No eres divertida Haruhi –le replicó el gemelo mayor. –Ese ensayo se entrega el lunes, apenas es viernes.

–Y es noche de brujas ¿sabes? Podrías ponerle un poco más de vida al asunto –El menor se encontraba ahora recargado cómodamente en los hombros de su juguete.

–Chicos, necesito terminar esto y necesito terminarlo ya. –les respondió irritada. No tenía tiempo para jugar con ellos ese día, tenía cosas mucho más importantes por hacer. Miró su reloj y su cara palideció 3 tonos. “Kami, ya es demasiado tarde. Madre que estás en el cielo, protégeme de la ira del demonio.” pensó.

–Haruhi, no entiendo cuál es el problema. –Le regañó Kaoru. Se supone que un juguete debería jugar contigo cuando quieres, no cuando el juguete quiera.

–El problema, –respondió una voz a espaldas de los tres, fría y calculadora. Tan exquisitamente entonada, que mandó una serie de escalofríos por las espinas dorsales de los presentes. –es que llevo más de una hora esperando en las puertas del instituto.

–Ky-Kyouya-sempai –tartamudearon los gemelos.

–Yo, puedo explicarlo –se defendió Haruhi, porque ella casi no le tenía miedo a nada.

–¿Puedes, enserio? –el brillo maligno de sus gafas reflejó a la indefensa figura de la chica frente a él.

–Huh… -No, no podía.

–Eso pensé. –El pelinegro se acomodó las gafas, tomó las cosas de la chica y las metió a su mochila. La tomó de la mano y la sacó del salón antes de que los gemelos pudieran procesar lo sucedido.

La joven de ojos de chocolate iba dando tropezones detrás del mayor, mientras pensaba en rutas de escape. No, escapar de un Ohtori no era buena idea. Llegó a la limosina y entró en ella a prisa. La presión que sentía de la mirada del pelinegro era insoportable.

–Kyouya-sempai –se aventuró a llamarle.

–La próxima vez, avísame Haruhi. –El pelinegro recargó su cabeza en el hombro de la chica, y ella agrandó los ojos de la sorpresa mientras abrazaba al joven.

–¿Eh? –El Rey de las sombras del Host Club sonaba cansado, algo impropio de él.

–Estuve buscándote, porque no llegabas. Mis tropas tardaron una hora en encontrarte. –Le susurró el Ohtori mientras enterraba más profundamente su cabeza en el pecho de ella.

Ah, eso explicaba que pareciera tan cansado. Seguramente había estado estresado buscándola, había entrado en pánico y había desplegado a sus tropas por toda la ciudad. Si lo hubiera pensado mejor, habría deducido que estaba en el salón terminando la tarea.

–Lo prometo –le contestó mientras acariciaba su sedoso cabello negro y le plantaba un beso en la frente.

Haruhi Fujioka no le tenía miedo a casi nada, pero había ciertas cosas que no podía evitar. Como doblegarse ante la dulzura de su novio, el sonido de su voz, el calor de sus caricias y los besos de su boca. Kyouya Ohtori asustaba a Haruhi de una forma que ella no había conocido antes: tenía miedo de perderlo.

Para su buena suerte, el rey de las sombras no parecía querer dejarla en ningún momento cercano. No en esta vida, y quizá tampoco en la siguiente.