Code Geass [Drabble] Sufrimiento, un mismo sentimiento.

Título: Sufrimiento, un mismo sentimiento
Tipo: Drabbles
Personajes: Cornelia Li Britannia
Capítulos: 3
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Capítulo I: El sufrimiento de Cornelia

—Euphie, Euphie… —lloró cierta princesa de cabellos fucsias, aferrándose a sí misma en la alfombra frente a la fogata. Primero Clovis, luego Euphemia… ¡Por Kami! Habían matado a Euphie y ella no había podido hacer nada.

Las lágrimas brotaron imparables de sus apagados ojos, llorando como si la vida se le fuese en ello.

¿Por qué ella? Si su pequeña hermana tan sólo había intentado forjar la paz y un lazo con los japoneses. Sus deseos de igualdad y sin fin de sonrisas habían sido los más puros en muchísimo tiempo, y aquellos estúpidos elevens no habían sabido apreciar eso.

—¡Maldita sea! —Gritó con impotencia —¡Por qué no hiciste lo que te pedí, Euphemia!

Debió dejarla en Britannia, alejada de toda aquella situación. Por qué, ¡¿Por qué no murió ella?! No podía aceptar el hecho de verse viva y saber que su hermana pequeña estaba muerta…

Le dolía.

Se estaba quedando sin hermanos y hermanas, Lelouch, Nunnaly, Clovis, Euphemia… De seguro ella sería el próximo objetivo, aquel terrorista inmundo llamado Zero iba tras su cabeza, estaba segura. Apostaría su propia vida ante el hecho de que el causante de todo aquello había sido él, el cobarde enmascarado que no era capaz de mostrar su rostro ante nadie. ¿Y si había ido tras Euphemia en recompensa por no haber podido tomar su vida en las batallas anteriores?

—No, eso no puede ser —Trató de convencerse, pero ¡Claro que podía ser! Él había matado a Clovis en su propio palacio sin razón aparente, lo asesinó de la nada y no le costó reconocerlo. Por ello estaba allí, en el área 11 luchando por capturarlo vivo y después degollarlo con sus propias manos.

Pero su venganza le costó caro, Euphemia había pagado el precio; ella, pura y sin malos sentimientos había sido la principal afectada…

Nadie, absolutamente nadie podía sentirse así de destrozada y terrible como se sentía Cornelia en ese instante.

Le mataría, a él y a su estúpido ejército. Tendría a Zero en su poder y le quitaría la máscara que llevaba siempre puesta; juraba hundirlo en lo más hondo del infierno; a él que le había arrebatado a su pequeña Euphie.

 

¿Alguien me creería si le digo que me olvidé de ésto? y eso que en otro foro lo terminé. Anyway, dejaré los capítulos restantes x'D

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Capítulo II: Suzaku... Llora.


Sostuvo delicadamente la temblorosa mano entre las suyas, igual de nerviosas. Estaba comenzando a ponerse fría, y la ceguera de la muerte ya había hecho efecto en ella. No podía creer cuán pálida se encontraba, y le dolía en lo más profundo de su alma no poder comprender su dolor, ni tampoco el miedo que le infundía el morir de aquella forma sin antes despedirse de sus hermanos y hermanas.

Euphie no recordaba nada, y aún a esas alturas, rozando sus manos con las de la despiadada muerte se preocupaba por los elevens; por lo feliz que según ella ahora eran, y que estaban a salvo viviendo como lo que siempre habían sido: japoneses.

Él era un hombre, pero aún así las lágrimas no vacilaron en salir cuando ella le preguntó si lo había hecho bien, si acaso había conseguido hacer próspera la felicidad de aquellos que la maldecían por los cielos en aquellos instantes, próximos a su muerte.

—Quiero ir a la escuela, Suzaku —tartamudeó —Debo, porque la dejé a la mitad…

—¡Sí, Euphie! Asistirás a la academia Asford, allí hay hermosas instalaciones, junto a la presidencia estudiantil… Y conmigo —lloró, intentando mantener una sonrisa ante la esperanza de la Britanniana, claro que, sin éxito alguno.

Euphemia sonrió débilmente, y se aferró a las manos de su caballero con más ahínco.

—Disfruta mi parte ¿sí? —pidió en un débil susurro. Los ojos de Kururugi se dilataron.

—No… Euphie ¡No!...

—Suzaku, conocerte… fue…

Y el rostro de ella se ladeó por última vez, privando sus irises violáceas al mundo para siempre; la fémina piel de la princesa se sintió fría, y el helado escozor del dolor y la culpa en el corazón del caballero al no haber protegido a su princesa hicieron presencia.

Se sintió el peor de los animales sobre la faz de la tierra. Había fallado, y en especial, le había fracasado a ella, su Euphemia.

De tener un arma en sus manos se dispararía a sí mismo, pues el suicidio en aquella situación tan dolorosa y cruel sería el paraíso. Los médicos no pudieron hacer nada, y podía sentir el peso de su alma incrementar y las increíbles ganas de gritar al cielo su impotencia y desdicha, al observar como Euphie era cubierta por aquel cristal.

Ella, estaba muerta.

Y él, como el pésimo caballero que fue al no protegerla del balazo que acabó con su joven vida, juró venganza contra aquel que le había arrancado al único amor de su vida frente a sus ojos, al disparar aquella arma.

 

Capítulo II: Lelouch.

Observó con detenimiento el arma que llevaba en la mano; casi podría jurar escuchar la dulce voz de Euphemia cantándole al oído, torturándolo lentamente.

Perdería los estribos.

Se tomó de los cabellos con violencia en el proceso. Él no era así, él no perdía la lógica ni se arrepentía de sus acciones en ningún momento. Más sin embargo, justo ahora, deseaba gritar y rajarse la garganta con una navaja.

Porque había cometido algo imperdonable, y sólo Lucifer tendría un castigo digno para él. Arder en las llamas del infierno sería compasivo con respecto a la atrocidad que había cometido.

Utilizar a Euphemia como una de sus piezas de ajedrez, y luego matarla sin aviso o compasión era incluso imperdonable, aún si hubiese sido un accidente...

Aquello definitivamente no tenía perdón de Dios, por más misericordioso que este llegase a ser. Sus labios se curvaron en una sonrisa típica de él, y sus varoniles facciones se contrajeron en una mueca de burla para consigo mismo.

Este era un proceso común en el ser humano. La culpa de haber hecho algo indebido, y saber que en el futuro sería castigado cruelmente por ello. Se estaba auto-examinando, y al percatarse de ello se enfureció consigo mismo.

El vacilaba, y cuando lo hacía se recordaba a sí mismo que hacía esto por el bien de Nunnaly y por el inicio de un mundo mejor y falto de escoria. Más sin embargo, haberla utilizado a ella...

Su Geass se había salido de control aquella vez, y al comentar algo inapropiado había manchado de sangre a Euphemia. Fue algo inevitable, tal vez marcado por el mismísimo destino que, una vez más, demostraba estar de su lado.

Pero, aún así… No debió de haberle disparado, al menos no sin antes confesarle cuánto la había amado en un pasado.

Era estúpido, pero por primera vez definitivamente se sentía honestamente culpable de una de sus muchísimas acciones indebidas.

Seguramente de ser más expresivo estaría llorando en esos momentos. Porque en el fondo, deseaba morir de la culpa y la tristeza.