Dos vidas diferentes, (NaruHina100%)

Dos vidas diferentes, Capitulo 1: “Puertas de hospital”

En el mundo existen muchos tipos de vidas cada una diferente, muchas personas tienden a nacer con estrellas y otras estrelladas, como es mi caso “El caso de Hinata Hyuga” una persona que ha probado los sabores amargos de la vida, perdiendo a su madre en una edad prematura y como si no fuera suficiente a su padre y a su hermana, quedando completamente sola en el mundo, hinata se dedica a contruir su vida sola…

- Tokio Japon 26-12-1998​

En una pequeña habitación ambientada con decoraciones infantiles, una mujer de largos y sedoso cabello negro y lentes, dueña de una piel blanca como la nieve y unos ojos perlados, se encontraba sentada en una mesedora mientras que una pequeña niña de cabello corto azulado que acariciaba el vientre maternal de la mujer.
- Mamá, ¿Cuánto falta?- pergunto la pqueña ansiosa.
- No te preocupes Hina, pronto llegara tu hermana-dijo la madre de la pequeña con un tono de voz calido y maternal.
- Lo se, pero es que estoy tan feliz ¡Podre jugar con ella!- dijo la pqueña emocionada mientras que con una sonrisa adornaba sus perlados ojos.
- Mi pequeña… Nosotros tambien lo estamos ¿No es asi? Hiashi…-dijo ahora dirigiendose a su querido esposo, quien las observaba parado en el marco de la puerta de la habitacion del futuro bebe esperado por todos.
- Si… asi es mi amor- afirmo el hombre con voz gruesa y definida- pero… deberias pensar en tu cumpleaños pequeña Hinata, puesto que es mañana ¿Qué tienes pensado hacer? Pequeña-pregunto el hombre de una manera amable a su querida hija, mientras se acercaba a ella y la caragaba en sus fuertes brazos, mientras la pequeña reia entre los brazos de su padre.
- No lo se papá… no creo que sea muy importante-dijo la pequeña mientras su padre la bajaba y la dejaba suavemente sentada en las piernas de su madre.
- Si es importante hija, mejor piensa en algo- le dijo con un suabe tono de voz a lo que la pequeña solo asintio y con cuidado bajo de las piernas de su madre.
- Esta bien, adios mamá, adios papá, adios pequeña Hanabi- se despidio de su familia y salio de esa habitacion dejando a sus padres solos.
- Seguro le gustara la sorpresa que le tenemos…- dijo con una sonrisa la mujer.
- Seguro…- afirmo su esposo para despues darle un abrazo por detrás de la espalda y tocar su estomago- Te Amo Atanih querida mia…
- Yo tambien te amo mi amor…

-Tokio Japon 27-12-1998​

La madre de Hinata se encontraba feliz, pues dentro de poco daria a luz y podria haber cumplido su sueño de tener una familia completa y sana. Amorosamente cocinaba una rica torta para el cumpleaños de su querida hija Hinata, debia cocinarla lo mas rapido posible antes de que Hinata llegara de su escuela, esta se encontraba en el segundo grado de primaria cumpliendo los siete años de edad, era la mas destacada del salon y eso enorgullesia a sus padres, lo que la llevaba a tener fuerzas y seguir teniendo las mejores calificaciones. En poco tiempo estaria lista la torta, ya todo estaba preparado para la celebracion del cumpleaños de Hinata, solo faltaba ella.
Al tocar las 12:40 pm en el reloj todos se encontraban escondidos detrás de los muebles, esperando que esta entrara a la casa y encendiera la luz para darle la sorpresa. Ya habian pasado diez minutos y la pequeña no habia llegado a du hogar, todos emepzaban a preguntarse que habia pasado.
-“¿Qué sucedió? Ya deberia estar aquí”- se pregunto la madre de la pequeña a si misma, entonces alguien que se encontraba mirando por la ventana anuncio que la pequeña habia llegado, y entonces todos habian guardado silencio esperando.
-Hinata abrio la puerta y se extraño por la oscuridad, ya que normalmente su madre se encontraba tejiento en espera de su llegada, pero hoy no estaba ahí…
-¿Mamá? ¿Papá?-la pequeña no obtuvo respuesta alguna, entonces se limito a encender la luz, al encenderla fue sorprendida por sus cercanos amigos, madre, padre y hermana, ¡SORPRESA! Gritaron todos para despues entregar sus regalos y felicitaciones.
-Pronto encendieron la musica y su madre empezo a repartir los dulces… paso el tiempo y todos se dirvertieron, el cielo se oscurecio y ya era hora de cantarle el cumpleaños a Hinata, la torta estaba preparada entonces ya era el momento indicado, las luces se apagaron y siete velas con formas graciosas se encendieron, todos comenzaron a cantar y aplaudir alrededor de la torta de celebración. Hinata solo estaba sentada contemplando la torta de su cumpleaños, mientras el fuego de las velas alumbraba su sonrisa… su tierna sonrisa…

-Tokio Japon 02-04-2008​

Con 17 años de edad Hinata habia logrado graduarse con honores de la escuela primaria, y tan solo faltaban unos pocos meses para culminar la secundaria al igual que siempre con las mejores calificaciones, pronto entraria a la universidad y debia estar preparada mentalmente y economicamente, aunque esta trataba de conseguir una beca para ahorrarle ese gasto a su padre… quien tenia muchas deudas acumuladas desde años atrás despues de la muerte de su querida esposa, dejandolo incapaz de trabajar, lo que afecto a su condicion economicas llevandolos a las deudas.
Era domingo y Hinata estaba sola en su casa ya que su padre habia salido para traer de regreso a Hanabi de su academia de ballet.
Hanabi se destacaba en el baile y se distinguia por tener una hermosa voz como su madre, ultimamente habia estado muy ocupada ya que tenia que bailar para una obra en la escuela, en la que ella seria la protagonista… Hinata era una adolecente muy romantica, es decir, le encantaban las peliculas romanticas y siempre lloraba en sus finales…
- ¡Oh! No que hermosas palabras- Exclamo la chica de ojos perlados y cabellos azulados ahora largos y sedosos, una piel blanca y una gran encanto, la pelicula estaba a punto de terminar y como costumbre siempre lloraba- Que hermoso, me acorde de mamá y papá cuando se decian cosas lindas- dijo la joven con los ojos cristalinos.

Flash back​

-Atanih, por favor tu puedes, amor mio, no digas eso…
- Hiashi… yo solo quiero tener a mi niña, luego ya nada me importara, me ire tranquila sabiendo que tu seras un buen padre para mis dos hijas- decia esta con una mirada vacia y sin vida- como desearia volverte a ver amor mio…
- Volveras a verme Atanih, despues de que des a lus a Hanabi, te vas hacer esa operación y te vas a curar…- dijo el hombre decidido con los ojos completamente cristalinos que daban paso a las lagrimas.
- No Hiashi, el cancer no tiene cura… mis ojos nunca volveran… nunca volvere a verte… ni a Hinata, ni a Hanabi- ya estaba llorando- cancer en los ojos nunca crei que moriria de la misma enfermedad de la madre de mi madre- dijo la mujer llorando tomando las manos de su esposo, el cual ahora llorabacomo nunca antes, pero algo llamo la atención de ellos, los llantos ahogados de su pequeña hija.
- Mamá… ¿Qué te pasa?- dijo con lagrimas en los ojos la pequeña.
- Hija… no llores no pasa nada- dijo la madre tratando de calmar a su pequeña.
- Hija tu madre tiene una enfermedad –Dijo el padre intentando que entendiera para no tener que mentirle- Pero no te preocupes se va a curar… ¿Si?- Entonces la madre de Hinata comenzo a gritar tomando la atención de todos los presentes- ¡Augh!...Hanabi esta en camino… La siento- Dijo ahora una agotada Atanih, entonces inmediatamente Hiashi la cargo entre sus brazos para hacia llevarla hacia el hospital.
- Ya habian pasado 3 horas desde que la madre de Hinata habia entrado en la sala de cirugias, todos estaban esperando los resultados, entonces un doctor salio de la sala de cirugias, Hiashi desesperado como era de esperarse se aproximo hacia este.
-¿Qué sucedió?, Doctor- Pregunto preocupado el padre de Hinata y ahora posiblemente Hanabi
-Pues… El bebe esta bien- Dijo el joven Doctor, pero este no pudo terminar de hablar ya que fue interrumpido por Hiashi.
-¿Y mi esposa?- Se apresuro a preguntar preocupado el padre de las dos criaturas.
-Lamentablemente la enfermedad la ah consumido por completo, lo posible es que no pase de esta noche…-Dijo el Doctor con cierto tono de pena. Al escuchar estas palabras las lagrimas no tardaron en hacer su aparicion en el rostro palido de Hiashi, las lagrimas aumentaron aun más al escuchar las dulce voz de su pequeña hija Hinata llamandolo confundida.
-¿Papá?...¿Que sucede?- Pregunto la pequeña a su padre mientras halaba levemente la camisa de su padre el cual lloraba en silencio.El doctor volvio a dirigirse hacia Hiashi
-Solo podra entrar una persona a verla…- Dijo el doctor esperando respuesta de Hiashi, este solo limpio sus lagrimas y arrodillo frente a su hija para poder asi estar a su altura, entonces poder hablarle
-Hinata… Tu madre quiere verte…Entra a verla ¿Si?- Dijo este con voz ahogada, la pequeña solo asintio y se dirigio hacia aquellas enormes puertas, perdiendose asi detrás de aquellas “Puertas de hospital”

Fin del Flash back​

-Que hermosa pelicula…- La ahora adolecente chica secaba sus lagrimas despues de haber visto una pelicula romantica, entonces decidio cambiar de canal…
Ultimas noticias:

"Acaban de fallecer dos individuos en un accidente automovilistico. Según los datos que nos entregaron la policia uno de los fallecidos es un hombre de edad segundaria y el otro es tan solo una pequeña de edad primaria… Los datos de estos individuos según la policia son… Hiashi Hiuga de 49 años de edad y Hanabi Hiuga de 10 años de edad.
Lo sentimos mucho estos han fallecido…"

-No…

Continuara…

Comentario de autora: Espero les guste, es tan solo el primer capitulo, acepto criticas y consejos, no es la primera historia que escribo pero si la primera que publico aqui... Tratare de actualizar semanalmente o mas constantemente... Bueno me despido, Att: Mía ^^

 

Dos vidas diferentes, Capitulo 2: “Adiós…”

Tokio, Japón 03-04-2008​

– “La vida me ha golpeado dos veces, primero me quita a mi madre y ahora a mi padre y hermana, estoy comenzando a creer que la vida se empeña en hacerme infeliz”. “Estoy en el funeral de mi padre y hermana quienes murieron en un accidente automovilístico, solo yo y si dos cuerpos sin vidas, nadie más llora conmigo, nadie siente mi dolor, nadie es para nadie, y yo ya no tengo a nadie…”- pensaba la joven de ojos perlados ahora opacados por las lagrimas que viajaban por sus mejillas, esta se arrodilla frente a la tumba de su padre y su hermana que se encuentra junto a la de su madre-“ Es tan difícil decir adiós…”con ese pensamiento deposita una flor en cada una de las tumbas de sus seres queridos que ahora descansan en paz no sin antes depositar un pequeño y fugas beso en cada una de ellas despidiéndose así de sus familiares mientras poco a poco se levanta temblorosamente y sus mejillas vuelven a remarcarse por nuevas lagrimas que se hacen presente en su rostro, unos truenos se escuchan dejando caer de inmediato pequeñas gotas de agua sobre su rostro haciendo que esta levante su mirada al cielo para encontrarlo nublado- “Al menos el cielo llora conmigo”- con esos pensamientos decide dejar ese lugar donde su familia ahora descansaba…
Caminaba por la calle sin rumbo alguno, con paso lento y torpe, cada paso que daba era una pisada en su corazón un dolor inmenso la invadía. Las personas caminaban cada una de ellas con destino a sus respectivos hogares para ocultarse de la lluvia que cada vez se hacía más fuerte, pero ella no tenía a donde ir aquella casa ya no podía llamarse hogar…

Tokio, Japón 05-04-2008​

Ya habían pasado tres días desde la tragedia donde había quedado completamente sola, Hinata aun estaba en su casa no había salido de esta, desde aquel terrible día, ignoraba las llamadas telefónicas que recibía debes en cuando era como si no estuviera en casa, acostada en su cama tratando en vano de dormir, se removía en las sabanas buscando sin excito el sueño que parecía no llegar… unos toques en la puerta principal de su casa la hicieron volver a la realidad, pesadamente se levanto y con paso lento se dirigió a la puerta y empezó a abrirla lentamente, para dar paso a una fuerte luz, definitivamente era tarde aunque ella no sabía ni qué hora era si era de día o de noche lo ignoraba totalmente, su viste pronto se acostumbro a la luz fuerte y por fin pudo divisar quien llamaba a la puerta… frente a la puerta se encontraba un hombre de tés blanca ojos negros y cabello del mismo color alto y apuesto de unos 22 años de edad vestido con un traje y en su mano portaba de un portafolios.
–Buenas tardes- dijo este hombre con un tono de voz gruesa firme y decidida- ¿Es usted Hinata Hyuga?-pregunto este esperando una respuesta de la chica, mas no obtuvo nada como respuesta más que el silencio de la joven- lo siento, creo que me equivoque de casa- dijo este dispuesto a irse pero es detenido por la voz de la chica.
–si… soy yo- dijo esta en un tono de voz casi audible, pero que el joven logro escuchar.
–Soy Sasuke Uchiha, mucho gusto… vengo en representación del banco principal de Tokio –ante esto la chica solo dejo escapar un exclamación en forma de respuesta- ¿Podría pasar?- pregunto este y nuevamente no obtuvo respuesta de la joven, y justo cuando estaba a punto de volverle a hablar ella solo se hizo a un lado dándole paso a que entrara, este solo curvo un poco sus labios en forma de una pequeña sonrisa y entro a la casa.
–Por aquí por favor- dijo la joven obteniendo la atención del hombre haciendo que la siguiera a la sala, donde le indico que se sentara y después de haberlo hecho el ella solo imito el gesto y al igual que el ella también se sentó en silencio, silencio que el hombre decidió romper.
–Siento mucho su pérdida- dijo este tratando de conversar con aquella joven, pero solo vio como los ojos de la joven comenzaban a volverse cristalinos por las lagrimas que amenazaban con salir, esta solo bajo su mirada tratando de ocultar su dolor.
–Gracias…- fue la única palabra que de sus labios pudieron salir, después tomo un poco de aire y de nuevo levanto su mirada para encontrarse con unos ojos negros como la noche que la veían de manera penetrante- A ¿Qué debo su visita Sr. Uchiha?- pregunto está esperando una respuesta del joven.
–Estoy aquí, en representación del banco principal de Tokio, y vengo a plantearle los problemas económicos que tiene ahora usted- dijo este mientras abría su maletín y sacaba varios papeles- según varios documentos firmados por Hiashi Hyuga ahora difunto, aclaro que al no poder cubrir las deudas , su casa seria hipotecada- dijo este mostrando un papel a la joven, esta con mano temblorosa tomo el papel y comenzó a leer aquel documento, al poco rato que esta termino de leer aquel papel su mirada se volvió con la que aquel joven que la miraba de forma penetrante.
– ¿Me quitaran la casa?- pregunto un tanto alarmada- ¡No pueden quitarme mi casa, donde viviré!- su mirada se mostraba angustiada.
–Lo siento mucho- dijo este desviando su mirada de la joven, para volver a revisar los documentos- pero a menos que pueda pagar las deudas que tiene su padre con el banco, la casa será hipotecada- dijo este mientras volvía su mirada a la joven quien ahorra tenía sus ojos llenos de lagrimas- de no poder pagar las deudas con el banco, tendrá solo una semana para dejar la casa- hablo nuevamente el hombre mientras guardaba los papeles en su maletín.
–Yo…- dijo esta con una voz casi audible, mientras levantaba su mirada y con sus manos secaba sus lagrimas, para mostrar de nuevo sus perlados ojos- yo…- volvió a repetir ganándose la atención del hombre- tratare de conseguir el dinero… pero una semana, es muy poco tiempo…
–Lo siento, una semana es el tiempo suficiente que ah puesto el banco- dijo este de forma fría- espero y pueda conseguir el dinero para entonces- hablo el hombre mientras se levantaba y dirigía sus pasos hacia la puerta de la casa- que tenga buenas tardes- fue lo último que dijo sin ni siquiera voltear a ver a la joven y salió de la casa dirigiéndose a su automóvil dejando aquella casa atrás.
– “Una semana… una semana …”- se repetía mentalmente la joven en aquella sala- “que debo hacer… no quiero que me quiten esta casa… pero… una semana es muy poco tiempo”-pensaba esta mientras miraba el papel con la cantidad de deudas que tenía que pagar que evidentemente era demasiada, necesitaría más de una semana para reunir el dinero.

Tokio, Japón 12-04-2008​

Una semana había pasado y como era de esperarse a primeras horas de la mañana estaban llamando a la puerta de su casa con la orden de desalojo firmada y sellada, el mismo hombre de hace una semana se hacía presente frente a ella, mirándola con sus ojos negros como la noche.
–Buenos días Srta. Hyuga- saludo este de forma educada.
–Buenos días- se limito a responder ella.
–Sabrá a que estoy aquí ¿verdad?- dijo este en el mismo modo en el que la saludo a lo que ella solo asintió con su cabeza en forma de respuesta- y… ¿reunió el dinero?- pregunto este una vez que entro en la casa y pudo observar que faltaban la mayoría de muebles cuadros y recuerdos familiares.
–No…- fue todo lo que dijo mientras se daba media vuelta para caminar a una habitación, pero la voz del hombre la detiene nuevamente.
–Entonces, comprenderá que no puede entrar a la casa- dijo este mientras caminaba hacia la joven- debe salir de la casa, ya no le pertenece- dijo sentenciando el joven pero nuevamente es detenido por la voz de la joven.
–Lo… se- dijo esta con voz entrecortada- solo… quiero… no llevara mucho tiempo- dijo esta con voz casi audible para luego retomar su camino, entrando a aquel cuarto y cerrando la puerta tras de sí- “Es tan difícil decir… Adiós…”-pensó para sí misma la joven dejándose caer en el frio suelo de aquel cuarto que era el que sus padres una vez en el pasado compartieron, el cual ahora se encontraba vacío debido a que había vendido todos los muebles y recuerdos que en este habían en un intento en vano de salvar la casa de su familia, su llanto se escucho como un fuerte eco en aquel cuarto que fue acompañado por un toquido en la puerta que la devolvió a la realidad- un… momento- dijo esta mientras se levantaba y dirigía una última mirada a aquel cuarto vacio y se volvía para lentamente abrir la puerta y encontrarse con los negros ojos del joven que la miraban penetrantemente- los siento, pero… debo buscar mis cosas- dijo esta y entro a otra habitación cerca de la que hace un momento había salido miro por última vez el cuarto que en un pasado había compartido con su pequeña hermana ahora vacio, se coloco un bolso en su espalda y tomo una maleta de ruedas y nuevamente abrió la puerta de aquel cuarto para volver a salir al pasillo- “Adiós…”- con ese último pensamiento retomo su camino para salir de aquella casa mientras con una mano halaba la maleta de ruedas y con la otra tocaba las paredes en un intento de dejarlas grabadas en su memoria hasta llegar a la puerta principal de aquella casa que ya no le pertenecía, una vez afuera se voltio mirando por última vez aquella casa- Adiós…- susurro al viento mientras una lagrima rodaba por su mejilla…

Continuara…

 

Dos vidas diferentes, Capitulo 3: Naruto Namikaze…

Tokio, Japón 22-08-2008​

Una joven de cabello azulado recogido en una cola alta dejando suelto solo dos mechones de cabello a cada lado de su rostro y su característico flequillo, se encontraba patinando de un lado a otro, esta estaba vestida con un vestido corto y de mangas color lila con un delantal blanco, esta llevaba una bandeja en una mano mientras se dirigía a una mesa, coloco la bandeja en la mesa…
– ¿Desean algo más? – dijo la chica con una sonrisa.
–No, muchas gracias– dijo un hombre de cabello negro, a lo que esta solo asintió con una sonrisa y se fue patinando a lo que parecía otra mesa en la cual se habían sentado una pareja y sin más se dirigió a estos con una sonrisa
–Buenas tardes, bienvenidos a Café Strat Tokio, ¿tomo su orden? – pregunto sin mirar a las personas mientras esperaba escuchar la orden de los clientes lista para apuntar en el papel.
–Estamos esperando a alguien– se escucho hablar una voz femenina, ante la cual levanto su mirada para encontrarse una joven de cabello rosa y ojos color jade– por ahora solo queremos dos refrescos– pidió la chica en un tono arrogante.
–Enseguida– fue lo único que dijo la chica mientras apuntaba la orden en su pequeña libreta y le dedicaba una sonrisa a la joven para luego dar media vuelta y perderse de la vista de la pareja una vez entro en la cocina para entregar la orden que había tomado de varios clientes a un hombre de muy buena salud (gordo) el cual le entrego una bandeja con los refrescos, este tenía un delantal blanco y un sombrero del mismo color.
–Aquí tienes la orden Hinata-san– dijo el hombre entregándole la bandeja a la joven.
–Gracias Akimichi-sama– respondió esta con una amable sonrisa para después salir de la cocina en dirección a la mesa para entregar la orden– ¡Su orden! – dijo con entusiasmo.
–Gracias– se limito a decir la joven de ojos jades en el mismo tono de voz de hace un momento– cuando lleguen las personas que esperamos ordenaremos mas– dijo esta sin siquiera voltear su mirada a la joven la cual se limito a responder.
– ¡Provecho! – dijo esto y se retiro con la bandeja vacía en sus manos y con una sonrisa superficial– “Vaya vida que me toco vivir… sobrevivir, tal vez sea una mejor palabra para mi caso” – pensaba esta mientras esperaba nuevos clientes a la orden del joven Akimichi– “cuatro meses…”– pensó de forma nostálgica dejando escapar un suspiro– “cuatro meses…”– volvió a pensar la joven para sí misma.
–Hinata-san, creo que la mesa que atendió hace un momento la está llamando– dijo un hombre con voz relajada.
–Sí, lo siento Akimichi-sama– se apresuro a disculparse la joven con el hombre ya que estaba distraída en sus pensamientos.
–No te preocupes, ve– dijo el hombre con una sonrisa lo que esta devolvió la misma de igual forma mientras se retiraba a la mesa para tomar la orden de los clientes.
–Buenas tardes, bienvenidos a café Strat Tokio ¿tomo su orden? – dijo esta con una sonrisa esperando escuchar la orden de los clientes sin siquiera mirarlos.
–Yo solo quiero un café– se escucho decir la voz de un hombre la cual la hizo volver su mirada hacia la de él para encontrarse con unos ojos negros que la miraban de manera penetrante al igual que su cabello negro azabache.
–Si enseguida– se limito a decir esta mientras escribía la orden en su libreta– ¿Algo más? – pregunto esta mientras esperaba una respuesta.
–Creo que no– esta vez fue la voz de la joven de ojos color jade la que hablo– ¿Minato-sama desea algo más? – pregunto esta mientras dirigía su mirada a un hombre de cabello rubio como el sol, algo mayor que aquellos dos jóvenes de unos 45 años.
–No, gracias– se limito a responder sin siquiera molestarse en levantar su mirada.
–Enseguida traigo su orden– dijo esta para luego retirarse con destino a la cocina–“El…”– pensaba la joven mientras entraba a la cocina.
Paso la tarde dando paso a la noche, la vida de Hinata se vuelto rutina… despertaba muy temprano y montaba su bicicleta para repartir la prensa de cada día, luego de terminar de repartir la prensa iba al auto lavado de Anko, para en la tarde ir al Café Strat Tokio, y en la noche llegar al cuarto que había alquilado para descansar y volver a despertar el día siguiente para cumplir con la misma rutina de todos los días… camino a su “casa” esa donde se iba solo a dormir, tan pronto llego se dispuso a entrar aunque la voz de un vecino la detuvo.
–Hola Hinata– saludo un hombre de cabello castaño y ojos color café, alto y de tés morena.
–Buenas noches, Kiba-san– saludo respetuosamente.
– ¿Cómo te fue hoy? – pregunto este tratando de hacer conversación con la joven.
–Igual que siempre, nada interesante… la misma rutina– dijo soltando un suspiro mientras abría la puerta– estoy algo cansada– dijo la joven tratando de que este entendiera que no era su intención quedarse hablando con él a esas horas de la noche.
–Entiendo, buenas noches– dijo este despidiéndose.
–Buenas noches Kiba-san– dijo la joven con una sonrisa y entro a su casa cerrando la puerta tras de sí, camino por el pequeño cuarto hasta que llego a una pequeña nevera, la cual abrió y diviso un poco de queso y un trozo de pan duro– “no hay nada mas… y no cobro si no hasta dentro de una semana… definitivamente yo no vivo, yo sobrevivo” –pensaba ella para sí misma– “apenas me alcanza para el alquiler y comprar algo de comida… debo conseguir otro trabajo”­–con ese pensamiento saco el pedazo de pan duro que había junto con el poco de queso y se lo comió para luego acostarse en una cama pequeña cerrando los ojos y tratando de dormir.
Los rayos del sol se colaban por los pequeños espacios de la entre abierta cortina, de una gran habitación de grandes paredes pintadas en colores celestes pastel y varias tonalidades de crema haciendo juego con las cortinas… torpes y molestos rayos de sol molestaban el sueño de un hombre que parecía dormir plácidamente mientras se revolvía bajo las suaves sabanas de cedas, y se escondía entre las almohadas para poder dormir un poco más, cosa que no pudo realizar ya que unos toquidos en su puerta lo hicieron dejar el sueño atrás, aun así se metió mas entre las almohadas y se enrollo mas entre sus suaves sabanas, pero de nuevo los toquidos ahora acompañados de una melodiosa voz aunque algo molesta por el tono de voz que usaba.
– ¡Hijo despierta! – hablo la voz de una mujer del otro lado de la puerta de caoba puro– ¡Despierta! – esta vez grito un poco molesta, su voz ya no era tan melodiosa como hace un momento, entonces el sonido de unas llaves se escucharon detrás de la puerta– Ya verás cuando entre– amenazo la mujer, mientras sacaba y metía llaves sin excito, mientras intentaba varias veces probando cual era la correcta, hasta que el sonido del seguro sonó indicando que la puerta ya estaba abierta.
–“Rayos” – exclamo en sus pensamientos aquel hombre que estaba aun bajo las sabanas.
–Ya veras, cuando te digo despierta, es porque quiero que te…– dijo en voz baja y melodiosa la mujer lo que hizo que aquel hombre relajara sus músculos hasta el punto de volver el sueño a él– ¡DESPIERTES! – grito la mujer una vez dentro del cuarto regresando a aquel hombre del sueño en el que estaba entrando mientras esta se acercaba cada vez más a su cama con un vaso de agua aparentemente fría en la mano– ¡Despierta! – volvió a gritar la mujer mientras vaciaba el vaso de agua en la cabeza de aquel hombre haciendo que este grite y caiga de la cama enrollado con las sabanas, esta se acerco a él y le quita las sabanas dejando ver a un joven de cabello rubio algo mojado y de ojos azules aun algo adormecidos este era de tés morena no muy oscuro– metete a la ducha y vístete, son las 11de la mañana­­– ordeno la mujer de tés blanca un poco bronceada y de cabellera rojiza y larga hasta la cintura con unos ojos azules celestes como el cielo de una buena figura, esta se dirigió a la puerta y sin voltearse dijo– deberías de parecerte un poco más a tu padre y no lo digo en el físico– y se marcho cerrando la puerta tras de ella.
–“parecerme a papá… ¿físico?... yo soy mucho más guapo que ese viejo” – pensó para sí mismo mientras miraba su reflejo en el espejo con una sonrisa, alto, guapo, cabello rubio, ojos tan azules y una linda sonrisa– “Yo soy perfecto” – se dijo a si mismo mientras se miraba una vez más en el espejo y con una sonrisa pensó– “Naruto Namikaze, no hay nadie que se me compare… soy perfecto…”

 

Dos vidas diferentes, capitulo 4: Hipotecas...

Eran alrededor de las 11:45 am, Hinata se encontraba en un auto lavado, solo faltaban pocos minutos para salir de ese lugar y dirigirse al Café Star Tokio, la misma rutina de siempre. Por lo menos no se podía quejar de más, su jefa Anko era buena con ella y pedirle un aumento tal vez se lo considere.
–“Tal vez debería decirle a Anko-sama, que me dé un pequeño aumento” – pensaba esta mientras terminaba de lavar un auto solo los toques finales en el retrovisor y estaría listo, entonces por si su suerte fuera en su contra se hizo presente un Ferrari negro con los vidrios algo sucios t los cauchos llenos de lodo­–“definitivamente el mundo está en mi contra”­– se quejo mentalmente mientras seguía en su tarea de sacarle brillo al retrovisor del auto que estaba limpiando con tal de hacer tiempo para salir a la hora y al parecer lo lograría o eso pensó.
– ¡GUSANOS! –Grito una mujer que salía de un cuarto que al parecer seria su oficina– ¡Salgan de ahí, tienen un auto que lavar! –volvió a gritar la mujer mientras se dirigía a sus empleados, los cuales se reunían en un mismo lugar y entre ellos aparecía una joven de cabello azulado largo escondido debajo de una gorra haciendo así no apreciarse los hermosos ojos de luna que poseía la joven chica.
­–“No puede ser… ¿Por qué a mí?... Anko-sama debe comprender que yo termine mi horario” – se dijo mentalmente la joven mientras levantaba su mirada la cual había estado baja todo ese tiempo pareciendo intimidada por ser la única chica de entre tantos hombres.
– ¿Sigues aquí princesa? – pregunto la mujer con un tono de voz suave y gentil diferente al que había usado hace un momento una vez estuvo frente a la joven chica la cual la miro de manera sorprendida mientras en sus labios se formaba una pequeña sonrisa que contagio a la mujer que estaba delante de ella.
–Ya me iba Anko-sama, solo estaba terminando aquel auto–aclaro la joven mientras señalaba un mercedes color perla.
–De acuerdo, puedes irte– hablo nuevamente la mujer con el mismo tono de voz suave y gentil que había usado hace un momento a lo que la joven chica solo asintió con su cabeza y se encamino hasta la salida siendo seguida por la oscura mirada de noche de la mujer hasta haberse perdido detrás de una puerta que daba a la salida haciendo que esta solo volviera su vista a todos aquellos hombres que estaban mirando de manera algo confusa aquella escena– ahora ustedes…– dijo la mujer con un tono de voz cada vez más alto en cada palabra haciendo que todos los presentes volvieran a la realidad de donde estaban– ¡GUSANOS A TRABAJAR! –grito mientras dirigía su mirada a todos los hombres allí presentes– vamos muévanse, quiero que ese auto quede como una nenita– nuevamente la voz de la mujer cambio a una manera de parecer no gritar aunque seguía haciéndolo pero esta vez no tan fuerte lo cual tranquilizo a los presentes mientras dirigían su mirada a un Ferrari negro que era señalado por la mujer de oscuro cabello.
Una chica de cabello azulado largo y sedoso de una piel blanca como la nieve caminaba a toda prisa por la calle sin siquiera mirar por donde caminaba parecía conocerse las calles de memoria aunque en varias ocasiones chocaba con la gente a lo cual lo único que decía era un lo siento y seguía su camino sin siquiera mirar a nadie intentando recogerse su largo cabello en una cola alta siendo todos sus intentos fallidos al no quedar nunca bien.
­–“Rayos” –Pensó un joven rubio para sí mismo– “Tendré que caminar hasta el banco, que fastidio, estúpido charco de lodo” – Se reprochaba a si mismo mientras caminaba con desganas, atrayendo la mirada de jóvenes y adultas de una forma indecente–“Soy…Perfecto” – Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por una caída repentina, alguien había chocado con el por sus espaldas como si no fuera suficiente había caído encima de él.
–“Esto no puede ser peor” –Se dijo para sí misma mientras se levantaba del suelo de forma desesperada y aunque no había caído directamente en el suelo se había lastimado levente sus rodillas–Perdón, lo siento, lo siento– Se disculpo sin ni siquiera mirar con quien había chocado, tenía la cabeza baja mostrando disculpas hacia la persona que había sido afectada sin intención, pero el sonido de su reloj de pulsera le hizo levantar la mirada aunque no mucho solo pudo ver que había chocado con un hombre, de nuevo el sonido de su reloj la hizo fijarse en la hora y miro a su alrededor para conseguir su bicicleta donde la había dejado hace algunas horas– Enserio lo siento– De nuevo bajo su cabeza en forma de disculpas y se fue hacia su bicicleta.
– ¡Oye, espera!, un “lo siento” no es suficiente– Reclamo aquel joven a la chica la cual se había retirado hace ya algunos instantes–“Que rara…”– Pensó para después volver a caminar hacia el lugar a donde se dirigía momentos antes sin prisa alguna a paso lento y relajado.
–“Deja de sonar, estúpido reloj, ya entendí que es tarde…”– Pensaba la chica mientras estacionaba su bicicleta afuera de “El café star Tokio” –“Espero que no se den cuenta de mi retraso” –Se dijo a si misma mientras entraba para recibir miradas por parte de algunas personas– “Genial todos me miran como bicho raro” – Pensó esta, entonces una mujer de cabello rubio recogido en una coleta alta se acerco a ella con una sonrisa– Hola Ino- San– Saludo esta con una sonrisa.
–Hola Hinata- San– Saludo al igual que su compañera con una sonrisa– ¿Cómo haz estado? – Pregunto caminando junto a la chica la cual se dirigía hacia los vestidores.
–Estoy bien, gracias Ino- San y ¿tu? –Dijo esta mientras sacaba un traje de un closet.
–No me quejo, pero será mejor que te apures para que no noten tu retraso– Dijo la chica de cabellos dorados.
–Tienes razón– Respondió a la chica mientras estaba dentro de una pequeño vestidor– Ya estoy lista– Dijo para después salir de este.
–Bien, andando–Dijo la rubia con una sonrisa– Los clientes no se atienden solos– Comento en forma chistosa la rubia.
–Sí es cierto– Respondió nuevamente la peli azul y con una sonrisa volvió a comentar– ¡A trabajar!
Un joven rubio de ojos color cielo se hizo presente en un enorme y elegante edificio que tenia por nombre Banco Central Tokio, atravesó un gran pasillo con pasos pausados y sin prisa alguna hasta detenerse frente a lo que fueron dos puertas de metal que se abrieron después de haber tocado un botón se adentro en este para hacer lo mismo y esperar a que aquel elegante ascensor llegara a su destino, una vez se hubo en el piso correspondiente salió con pasos lentos mientras miraba a las muchas personas que estaban caminando de manera apresurada de un lado a otro con papeles y carpetas de suma importancia.
–“Que aburrido es tener una vida rutinaria…”– Pensaba un joven rubio mientras se disponía a entrar a “El banco central de Tokio” y le dirigía una rápida mirada a los presentes–“A veces siento mucha lástima por todos los que tienen esta aburrida vida…”–Pensaba mientras se dirigía a su oficina–“Que bueno que no soy yo quien tiene una vida aburrida y rutinaria” –Se dijo a si mismo mientras se sentaba en la gran silla giratoria de cuero negro importado de Italia la cual se ubicaba detrás de un gran y espacioso escritorio mientras una sonrisa de medio lado se dibujaba pícaramente en su rostro resaltando así sus ojos azules, entonces alguien toca la puerta–Adelante– Dijo este de forma elegante dejando ver pasar así a una joven alta de casi su misma edad de unos ojos marrones miel y un cabello castaño claro largo y ondulado, con excelentes curvas en pocas palabras un “cuerpazo”, nuevamente sonríe de forma coqueta– ¿Necesitas algo? – Pregunto en un tono de voz sensual a lo que la chica solo asintió.
–Señor Namikaze, Necesito…– Dijo esto para ser interrumpida por el rubio.
–No me digas señor, me haces sentir viejo–Se quejo este.
–Lo siento, son reglas del banco–Se apresuro a decir esta.
–Olvidemos las reglas, yo te pago–Dijo este de forma demandante ante la respuesta de la chica.
–Sí, solo eh venido a entregarle estos documentos, son de suma importancia–Dijo esta mientras entregaba aquellos documentos y después darse una media vuelta dirigiéndose hacia la puerta–Si necesita algo, no dude en llamarme–Y sin más salió del lugar cerrando la puerta detrás de sí, dejando al rubio con su típica sonrisa de medio lado picara y sensual, entonces se comenzó a revisar los papeles que había entregado hace unos instantes su hermosa secretaria.
–“Hipotecas… que aburrido se los pasare luego a Sasuke, total él los entiende mejor, es igual de aburrido que estos papeles” –Pensó este con tu típica sonrisa de galán rompe corazones, entonces tomo el teléfono y llamo a su guapa secretaria–Bueno, Tenten, necesito que te presentes en mi oficina ahora–Dijo y luego colgó el teléfono.

Bueno aqui esta la conti que dije, se que es algo corta pero prometo pronto traer el proximo capitulo, espero les guste este capi nos vemos pronto! ^^

 

Dos vidas diferentes, capitulo 5: No llevo prisa…

La noche había llegado en la ciudad de Tokio, las calles estaban repletas de las muchas personas que acababan con un duro día de trabajo y
se dirigían ahora a descansar a sus hogares, una rica y humilde cena para terminar un agotador día para después dejarse abrazar por los brazos de Morfeo en un merecido descanso, mas sin embargo no todos podían gozar de tal suerte, al igual que las muchas estrellas que se asomaban en el oscuro firmamento de la noche de igual forma no podían faltar las muchas estrellas estrelladas por el cruel y duro destino. El café star Tokio se encontraba casi desierto unos pocos clientes que quedaban los cuales serian los últimos de ese día, lo cual resultaría casi extraño ya que este siempre queda abierto hasta altas horas de la noche. Una joven de piel blanca como la nieve y ojos color luna se encontraba en los vestidores cambiándose el uniforme por su ropa sencilla y humilde una vez estuvo lista se encamino con destino a la salida mientras con su mirada de perla buscaba a su jefe para despedirse de él.

–Akimichi-Sama– Llamo la joven en un tono de voz suave obteniendo la total atención del nombrado– Yo, quería preguntarle– Hablo nuevamente la joven al no obtener respuesta del hombre mientras bajaba su mirada– Si… ¿Me deja trabajar el turno de las noches también? – Pregunto la joven obteniendo como respuesta la mirada de asombro del hombre la cual poco a poco fue cambiando por una mirada de tristeza– Es que… yo, vera necesito dinero extra y, pues yo… quería–Trataba de explicar la joven pero fue interrumpida por la voz del hombre.

–Lo siento, Hinata-san, pero… más bien estoy reduciendo el personal… y no te lo había dicho– Hablo el hombre más sin embargo se detuvo al ver la mirada perlada de la joven llena de tristeza mientras pequeñas lagrimas amenazaban con salir–Es porque estaba esperando el momento indicado, y… también porque considero tu caso–Dijo eso ultimo tratando de darle ánimos a la joven.

–Eso quiere decir… ¿Qué no vendré mañana? –Pregunto la joven chica en un hilo de voz casi audible que podía llegar a confundirse con el sonido de un llanto ahogado.

–No dije eso, solo que no te puedo ayudar con otro turno– Dijo el hombre en un suave y gentil tono de voz que obtuvo por respuesta una pequeña sonrisa por parte de la joven– Puedes seguir en las tardes– Nuevamente fue el hombre quien rompió el silencio mientras le regalaba una cálida sonrisa a la joven la cual fue devuelta de la misma manera por esta.

–Gracias…–Dijo esta con una pequeña sonrisa– Debo irme– Recalco mientras caminaba hacia la salida del café.

–De nada, ve con cuidado– Dijo el hombre más Hinata ya no estaba.

–“Necesito dinero extra… pero ¿Cómo?, en verdad lo necesito, tal vez deba hablar con Anko-sama” –Pensaba la joven de azulada cabellera mientras se dirigía a su bicicleta para montarse en ella y dirigirse al Auto lavado Anko.

Un joven rubio bajaba de un taxi justo frente del Auto lavado Anko, una sonrisa se formo en su rostro mientras con paso calmado y sin prisa mientras atraía las miradas de jóvenes y adultas de la forma más indecentes para con el rubio, una nueva sonrisa se formo en sus labios de forma vanidosa y arrogante mientras daba otros pocos pasos que lo separaban de aquel auto lavado para ver una vez dentro un Ferrari negro reluciente de limpio mientras su mirada recorría su hermoso auto fue la presencia de una mujer de cabello negro recogido en una cola y ojos de igual color quien lo hizo desviar su atención del auto.

–Bien, me alegra que mi auto haya quedado tan bien– Dijo el joven mientras reanudaban su caminata lenta y sin prisa hacia ahora la mujer.

–Auto lavado Anko siempre a tus ordenes– Dijo la mujer con una sonrisa en sus labios mientras revisaba el cheque de gerencia que el joven le había entregado una vez estuvo frente a ella.

Una joven de larga y sedosa cabellera azulada y con una piel tan blanca como la nieve estacionaba cuidadosamente su bicicleta una vez bajo de esta mientras miraba el lugar en el que ahora estaba, una calle oscura alumbrada por unas cuantas luces y el enorme aviso luminoso que decía Auto lavado Anko, una sonrisa se formo en sus labios adornando sus ojos de lunas
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–“Bien, lo mejor será entrar” – Se dijo para sí misma la joven de azulada cabellera mientras miraba aquel aviso luminoso– “Auto lavado Anko” –Se repitió al leer una vez más el nombre–“Nada puedo perder” – Entonces entro y se sorprendió un poco no había casi nadie– “Que raro…”– Se dijo la joven pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por una fuerte luz que provenía del interior de lugar cegando su mirada.

– ¡Cuidado princesa!­–La voz de Anko la hizo volver a la realidad y mirar que no había entrado por la puerta correcta, el fuerte ruido de los frenos de un auto la hicieron moverse a un lado de manera casi instintiva­– Lamento esto joven– Se apresuro a decir la mujer una vez estuvo junto al auto– No se preocupe no paso nada, todo está bien– Volvió a hablar la mujer de negra cabellera a la persona que se encontraba dentro del auto, esta dio una sonrisa para luego despedirse de mano y ver como el auto se perdía de su vista.

– Bien, ¿Qué tienes princesa? ¿Por qué entras por la salida de los autos? – Pregunto la mujer en un tono de voz molesto obteniendo solo el silencio de la joven por respuesta acompañado de una mirada asustada de parte de la misma– ¿No me vas a responder? – Pregunto de forma sarcástica.

–Yo solo… pasaba y pensé que tal vez… podía pedirle que me dejara el turno de la noche también– Explico la joven mientras su mirada fue dirigida hacia el suelo.

–Lo siento princesa, la noche no es para ti– Dijo sin rodeos la mujer.

–Pero…– De nuevo trato de hablar la joven pero fue interrumpida por la mujer.

–Ya de por si es raro que una chica lave carros, y aunque eso llame gente, no creo que la noche sea una buena idea– Suspiro al mirar los ojos de la chica– Lo siento princesa­– Fue lo último que dijo la mujer en un tono de voz suave y gentil.

–No se preocupe Anko-sama, que pase buenas noches…– Dijo la joven en un tono de voz casi audible mientras se daba media vuelta para salir de aquel lugar y dirigirse a donde había estacionado su bicicleta y emprender camino hacia su “casa”.

Las estrellas habían hecho su aparición hace unas cuantas horas en aquel oscuro cielo que era iluminado por la luz de la única protagonista de la noche en aquel hermoso firmamento, la luna… mientras un carro negro iba a toda velocidad con la música en el estéreo a todo volumen mientras paso un semáforo que aun se mantenía en rojo, tal vez el defecto de este conductor era esperar, mas sin embargo las sirenas de la patrulla de policía se hacían la aparición en lo que era una persecución para el conductor de aquel Ferrari negro.

–“Malditos semáforos” – Pensó para sí mismo un joven rubio mientras sus zafiros ojos miraban por el retrovisor de su auto la patrulla de policía que le indicaba que se detuviera–“Maldita policía” – Se quejo nuevamente mientras se detenía lentamente mientras veía el retrovisor que la patrulla imitaba su acto bajando un hombre de aquel auto acercándose al suyo con una linterna la cual luz molesto sus azules ojos una vez estuvo tocando la ventana de su puerta–Buenas noches agente– Se limito a decir el joven rubio una vez bajo su ventana.

–Buenas noches, ¿Por qué tanta prisa? –Dijo el policía sin rodeos.

–No llevo prisa–Se limito a responder el joven.

–Pues se ha pasado dos semáforos– Dijo el hombre en un tono de voz sarcástica.

–Es que no se siente la velocidad cuando se maneja en un auto así– Dijo el joven rubio en un tono de voz cómico mientras con su mano derecha acariciaba el volante de su auto con una sonrisa que adornaba sus labios.

–Me temo que eso, no funciona conmigo, Don Juan… si fuera mujer la que estuviera en mi lugar tal vez te fuera dado su número telefónico– Hablo sin rodeos el agente– Así que me temo que tendré que imponerle una multa– Sentencio el hombre a lo que el joven rubio solo soltó un quejido como única respuesta­– ¿Su nombre es? – Pregunto el hombre para llenar la planilla con la multa.

–Naruto Namikaze– Dijo este a lo que el policía solo sonrió y le entrego la multa.

–Buenas noches señor Namikaze­– Agregó el agente de policía para después darse media vuelta y marcharse hacia la patrulla de policía…

Espero y este capítulo lo encuentren un poco más de su agrado, debo agregar que es el primer fic que publico por lo que es normal algunos errores en el, los cuales mejorare a medida que vaya publicando en este foro.

Prometo pronto traer la continuación, comenten que les pareció y para hacer algo nuevo en este tema les dejare unas preguntas:

¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

¿Creen que la vida de Hinata es muy dura?

¿Creen que la vida de Naruto es privilegiada?

¿Desde su punto de vista, porque esta historia fue llamada: “Dos vidas diferentes”?

¿Les parece que estoy mejorando?

Espero su respuestas ^^...