Dos Gotas de Agua

Dos Gotas de Agua

«Dos Gotas de Agua»​

Lucien toma entre sus dedos el pequeño envoltorio blanco encendido, el cual soltaba un humo gris azulado y desprendía un olor fuerte a tienda naturista, lo posa entre sus labios y aspira sin ninguna pausa.

Al terminar, deja desmoronarse un poco la cabecilla de aquel paquete, unas pocas de las cenizas provocadas por la quema de aquel objeto caen divididas sobre el felpudo, el sobrante de estas, se posan sobre sus peludas sandalias.

Calada tras calada, ve como se estrellan las gotas de agua, aquellas que ya casi escarcha, se pegaban contra la ventana, atento ve como esas gotas que comienzan a ejecutar en el cristal su constante aunar, para luego separarse y al mismo tiempo, se dejan llevar por el movimiento del viento.

O eso era —por lo menos en apariencia—, lo que hacia Lucien, en tanto Annie no sabia controlar su propio cuerpo en semejante estado de ebriedad dejando caer la masa de su persona sobre el costado de Lucien, pero este no reacciono ni siquiera en lo mas recóndito de sus pensamientos.

Estaba perdido en sus alucinaciones de lluvia.

Sus ojos ya para ese instante comenzaban a tener una especie de daltonismo, las gotas —para el— tenían colores variados que se difuminaban y se mezclaban entre ellos, para acto seguido separarse de su nuevo ser y volver a su estado original; como ver una flor que día tras día brotaba a una velocidad inusitada, y encontrar que una mañana al verlo desde tu atalaya personal, había vuelto a ser una diminuta semilla. Una experiencia por más decir maravillosa que lo mantenía abstraído del resto del mundo.

Su estado ensimismado que era insólito para cualquier espectador, lograba que Annie le mirase con extrañeza, intentando pararse para interrumpir su vista pero, esta seguía aun sin tener un control total de su sistema nervioso. Cayendo de espaldas sobre la alfombra y mientras una risa estridente e histérica asaltaba todo su ser.

Sonora y retumbante, continuaba riendo mientras veía a Lucien quien miraba atentamente cada una de las gotas que se estampaban contra el vidrio de aquel infame intento de casa.

Había un par de gotas que por más atentados externos que intentaran separarlas nunca lo lograban, estas siempre permanecían unidas —cuanto menos— por un delgado hilo, fue allí donde —finalmente— los ojos de Lucien se detuvieron para aguardar por el futuro de estas dos entidades.

—¡Fondo blanco! —decía entre risas Annie antes de posar en su boca el contenido de un ‘shot’ de aguardiente.

Los ojos de Lucien brillaban, al ver que ambas gotas de agua permanecieron unidas al tocar el —mohoso— marco de la ventana. No se destrozaron, ni perdieron su unión por ninguna fuerza externa, fue en cierta manera, inspirador para aquel drogadicto descarriado.

Al ver esto voltea su cabeza de ipso facto y con una mirada franca que dirige a los ojos de una Annie que permanecía en el suelo con la luz del crepúsculo en su rostro.

—¿Somos como dos gotas de agua, cierto Annie?


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Cuarto puesto D: *Cry like a little girl*

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