de Inuyasha - Dos caras [Inu&Kag]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por CatO, 13 Agosto 2009.

  1.  
    CatO

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    Dos caras [Inu&Kag]
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    Dos caras [Inu&Kag]

    ¡Hola!

    Soy CatO y aquí me reporto con otro fan-fic. Uno que tenía planeado desde hace unas semanas, y siento mucho por el fic "tu y yo, sólo los dos", pero esque no tuve tiempo. Lo poblicaré de nuevo más adelante, pero ya terminado. Ahora sí, juro solemnemente por mí, que este fic si lo termino. A pesar de todo (: ...

    Espero les guste, es ORIGINALMENTE mío, pensado por mi cabeza hueca. ;)

    -Diálogos-
    'Pensamientos de Kagome'
    « Pensamientos de la gente »
    ==== <--- cambios de escena.

    Esta historia será contada por los personajes, poniéndo las cosas desde sus ángulos de vista.

    Dos caras


    Prólogo.


    Estaba harta de escucharlos, no a ellos, sino a sus cerebros. No a sus voces irritantes, sino sus pensamientos incontrolables. ¡Harta! ¡Harta de ser diferente!, de no poder estar en un lugar concurrido sin llegar a perder la cordura. ¿Por qué todos iban contra mí?, digo, soy una joven de dieciocho años, que intenta ser madura y fuerte. Pero eso no basta… no bastará ahora ni nunca.


    Bueno podía vivir con sus pensamientos en mi cabeza, podía en serio podía, pero todo se volvió confuso y peligroso cuando escuché a esas cosas, amantes de la noche y de la carne, mounstros sin corazón, víboras, engendros desalmados que robaban el alma de las personas. Tenía que huir de ellas constantemente, hasta el día que lo conocí, en esos instantes supe lo que en verdad era estar en peligro.
    No me importó cuando lo descubrí, porque me había enamorado de mi misma muerte.

    Capitulo 1 : Peligros constantes.


    Una mesa astillosa y mal pintada de un verde fosforescente, cuatro paredes angostas, arañas y hasta quizás ratas; era lo que se encontraba en aquella habitación diminuta. Nada de sillas, nada de cuadros, nada de limpieza y orden. Papeles que contenían diversas letras, reposaban sobre la mesa fosforescente. Ni un humano cerca acechando, sólo demonios; solo nosotros. Somos cinco en total, mirándonos fijamente como lo que éramos. Cada uno con un color distinto de ojos, caras diferentes, cuerpos diferentes, aunque del mismo sexo, se podría decir.


    -Habla rápido…- Sentenció Myoga, el más viejo de todos nosotros, dirigiéndose fríamente a nuestro “jefe”.


    - Hay problemas…- Se quejó este, cruzando sus brazos.


    Rodeábamos la mesa barata, esta vez todos mirando al supuesto jefe.


    -Siempre hay problemas…- Dijo en cambio el más joven, Koga, exasperándose de la situación que presentábamos.


    - Que aburridos…- Vi como Miroku movía su cabeza desaprobatoriamente, ¡Ja! Él siempre tomando todo a la ligera.


    - Sabe que existimos – Se expresó el “jefe”, pasándose nervioso una mano por sus gringos cabellos.


    - ¿Quién? – Mi voz salió demasiado ronca, aunque hice caso omiso a eso.


    - Ella…- pronunció el pronombre como si fuera al mismo diablo, de quien hablaba.


    - ¡Oh vamos! – Se volvió a quejar Miroku, botando todo el aire de sus pulmones. – Ella aún no sabe qué es lo que exactamente somos, ¿Qué problema hay si sólo sabe que comemos a sus compañeros? – Al terminar su frase lo escuché reír bajito.


    - Mucho, es sólo hecho que lo sepa es vergonzoso. – Se aventuró a contestar Myoga, respondiendo su respuesta.


    - ¿Qué haremos entonces? – Volvió a participar Koga, ansioso por saber como termina todo esto. - ¿Matarla? ¿Amenazarla? ¿Golpearla?...
    ¿Comer? … Mierda, tengo hambre – Se pasó una mano por su estómago.


    - Nada de eso…- El jefe se enderezó, sujetando uno de los papeles y observándolos detalladamente. Estuvimos a la espera de su decisión, segundos; eternos segundos.


    - Vamos viejo, habla ya…- Miroku se impacientó, cambiando su peso a su otra pierna.


    - Engatusarla…- Una sonrisa apareció en el rostro de el “jefe”.


    - ¿Qué diablos dices…? – Koga se quejó.


    - ¿Qué mierda piensas? – Myoga parecía confundido.


    - ¿Qué carajos…?- Miroku sólo se mantuvo constante.


    - Estas loco…- Terminé yo, sabiendo ya parte del plan.


    - Ya saben cómo va, ¿Verdad? – Murmuró el “ jefe”, dejando la información sobre la mesa escandalosamente fosforescente. – Todo lo que tienen que saber de ella está aquí…- puso su gran mano cerca a los papeles, haciéndonos entender que eso era nuestra misión. – Suerte muchachos…-


    - ¡Espera!...- Miroku empezó a mover sus manos delante de él, indicando un tiempo a su “jefe”. - ¿Quién se acercará a ella?-

    El “jefe” pareció sorprenderse de la pregunta, y luego pasó su mirada azul por todos nosotros, hasta que la detuvo en mí, y con la sonrisa maliciosa se acercó raudo cerca de mí.


    -Suerte Inuyasha…- Apenas lo dijo, desapareció.


    Maldije en voz baja, escuchando las risas de los otros y eso me exasperó. Vi que cada uno desaparecía no sin antes burlarse con palabras “Suertudo” “Deja un poco” “ cuida niños” … Que estúpido. Me acerqué molesto y casi demolí las hojas informativas al tomarlas, y desaparecí al
    instante de aquel lugar, sintiéndome completamente furioso ante el “jefe” de nuestra especie.


    ================================================================================


    Las luces de colores eran demoledoras, el olor a cigarro estaba totalmente esparcido y no solo eso, sino sus irritantes voces y pensamientos; todos juntos y a la vez separados.


    « Me gusta su trasero »


    Una voz débil se metió en su cerebro, opté por prestarle atención ya que aquel morboso pensamiento iba para mí, fácil saberlo.


    -Oye preciosa, ¿Cómo te llamas?-


    Su fría voz, llena de deseo hizo que mi piel se pusiera como la de una gallina. Bueno en realidad estaba acostumbrada, solo un poco, pero era la necesario. Era un moreno, de cejas pobladas y con dientes blancos y perfectos. No era mi tipo, aunque nunca me gustó ser descortés.


    -Kagome…- Le susurré, pero como yo había previsto, él no escuchó lo que dije. La música era muy ensordecedora.

    Estaba sentada en una de las cómodas mesas, sola y con un cigarro en la mano, observando como el moreno se acercaba más a mí, seguro tratando de escuchar mejor lo que decía o más bien mirarme atrevidamente mis pechos.


    -¿Perdón?- murmuró él cerca a mi rostro.


    En seguida vi sus ojos castaños, una imagen de mis pechos y de mi trasero apareció en mi mente, y no solo eso sino pensamientos morbosos y deplorables.


    -Kagome…- Casi grité, más bien mascullé; sintiéndome sucia por estar incluida en pensamientos tan pecadores. Hubiera sido mejor no escucharlos, ni presenciar esas tan odiosas imágenes, pero esto era tan repentino, tan involuntaria. Sentí como aquel hombre se acomodó en una banca de la mesa, a mi lado.


    - Soy Sebastián, preciosa…- Dijo muy cerca a mi oído, alterándome por completo.
    Con un rápido movimiento, apagué el cigarro en el cenicero, y me disponía a levantarme e irme tan rápido de allí como un correcaminos, pero sus pensamientos me detuvieron a medio camino.


    « A dónde cree que va, quiero más diversión »


    ‘A mi casa imbécil ‘Le respondí mentalmente, aunque hubiese querido hacerlo clara y directamente.


    -¿Te vas? ¿Tan pronto? – Me sujetó de mi muñeca, deteniéndome duramente. - ¿Cuánto?- me acercó a él, queriéndome tocar un seno, pero solo bastó que lo pensara; porque en esos momentos mi mano se estampó contra su rostro haciendo que me soltara automáticamente.


    - No soy una Puta, idiota – Casi le grité, sintiéndome peor que antes. – Es la última vez que me tratas como una –


    « Metí la pata »(pensamientos de él)


    - Pensé…- Aquel sujeto tenía una de sus manos en su mejilla.


    - Sé lo que pensaste…- Le di la espalda, escuchando sus dudas y no solo las de él, sino de toda la gente que estaba a mi alrededor; no por mí sino por ellos. Dudas sobre mujeres, sexo, vicios, etc.


    Con paso resignado me acerqué a la puerta del enorme y bullicioso local, preguntándome qué droga me había tomado para tomar la decisión de venir a una discoteca, sabiendo lo mal que me ponían.


    Cuando salí, sentí el frío de la noche, helándome mis huesos. Maldije haber venido vestida de una forma escotada y tan altanera. Realmente debía dejar de tomar aquellos brebajes de mi madre, me estaban haciendo enloquecer.


    Me abracé a mí misma, tratando de trasmitir calor a mis brazos que estaban desnudos. Había venido sin ningún abrigo, típico de mí, olvidando todo hasta de mi salud.


    -¿Sola? Y ¿Sin abrigo? –


    Me sobresalté al sentir que aquella solitaria calle, no estaba tan solitaria después de todo. ¿Por qué?, no debería estar nadie allí, no había escuchado ningún pensamiento o presencia de alguna persona. Su voz sonaba gutural, como la de un hombre, más bien la de un hombre, sonó detrás de mí.


    -Realmente estoy acompañada… solo que…- Me voltee lentamente, tratando de pensar algo coherente para salir de aquella situación. –Mi compañía se quedo adentro … y…-


    Lo vi; Con las manos en los bolsillos y una sonrisa burlona. Alto, muy alto para mi, cabellos cortos y negros, ojos como el oro derretido.
    ‘Hermoso’


    -Está mintiendo…- La sonrisa de su rostro se ensanchó, dejando ver sus dientes blancos y perfectos.


    ‘Perfecto’


    -Puede ser un acompañante imaginario ¿Sabías? – Bromeé ridículamente, poniendo una sonrisa en mi rostro.
    Era un completo extraño, un perfecto completo extraño; y yo estaba allí, riendo con él sin importar que este resultara ser un ladrón, violador, acosador o… esas cosas.


    -Puede ser…- Sacó sus manos de los bolsillos, y se enderezó rápidamente, como si algo hubiera tensado el momento. Pasó rápidamente una mirada alrededor, como una débil presa acechando, entonces fue en ese momento que un pánico indescriptible pasó por todo mi cuerpo, helándome completamente.


    « ¿Por qué no se va? ¡Tenemos hambre! »


    Aquel pensamiento se escuchó muy cerca, detrás mío , y el hombre desconocido que estaba adelante mío ya había divisado al propietario del pensamiento; lo supe por como miraba por sobre mi hombro, ya que sus pensamientos estaban bloqueados para mí.


    -Me tengo que ir…- murmuré más para mí misma, empezando a caminar rápidamente hasta el Toyota blanco que estaba parqueado unas cuadras más abajo.


    - ¡Espera!- Lo escuché decir, aunque no me detuve.


    Tenía miedo, no por él, sino por esas cosas.


    Desesperada busqué la llave del Toyota en los bolsillos de la falda, cuando la encontré rápidamente la metí en la grieta de la puerta, dejándome abrirla y así entrar como un rayo. Encendí desesperadamente el motor y sujetando duramente los cambios arranqué de ese lugar, no sin antes fijarme que aquel tipo ya no estaba solo, sino acompañado de uno más.


    Continuará ...


    Juzguen ustedes.
    Besos, de CatO.

    ;)
     
  2.  
    Heather

    Heather Fanático

    Sagitario
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Dos caras [Inu&Kag]

    Hola.

    Por qué no seguistes el otro, el de somos tú y yo, o solos Tú y Yo, o nosotros tu y yo, se me olvido el nombre. Ese fic me gustaba mucho, creo que fue el primero que leí en está área de Rumiko.

    En cuanto esté fic, no lo entendí muy bien. Ósea en que trabaja Inuyasha, y Kagome puede leer los pensamientos de las personas; creo que sí, porque eso se dio notar.
    Espero que estás dudas se aclaren, puedo decir que estubo bien, ya que no lo entendí.
     
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