Los personajes son de Masami Kurumada y Shiori Teshiroghi :) Reescrito después de tantos años, espero les guste. Este fic esta basado en hechos reales, lo leí una vez en una revista donde un niño desconocía que tenia un hermano gemelo fallecido. Aviso; Este fic contiene humor con tintes sexuales (muy leve), OoC, muerte de un personaje, universo alternativo. No es un fic yaoi. La narración es en primera persona, no soy muy buena en ello :( El año cronológico que vengo manejando es 2022, mis gemelos nacieron en 1992 :) Espero no les moleste _Domingo_ "El saber que no volveré a verte, me desgarra el alma, deshace mi corazón y destroza la vida que planee pasar junto a ti" Una lágrima bajo por mi mejilla hasta caer sobre la pequeña lapida que contemplo con nostalgia y con dolor. Haciéndome un nudo en la garganta que me impide respirar adecuadamente, como si cada bocanada de aire que tomo fuese un golpe justo en el pecho, cerquita del corazón. Perdona por ponerme en este estado cuando te visito, pero no puedo evitarlo. Siempre me sucede cuando estoy a solas junto a ti, o incluso cuando vengo con mamá, papá, el tío Def o mi esposa. Es solo que cuando estoy aquí, en este lugar donde reposarás eternamente hasta el fin de mi existencia, no dejo de imaginar lo que hubiésemos podido hacer juntos. Los juegos hasta tarde que hubiésemos rogado a nuestra madre por continuar hasta ya entrada la madrugada. Las peleas tontas sin sentido alguno que hubiésemos protagonizado. Las risas incontenibles que hubiésemos soltado por una caída de alguno de nosotros o por el simple motivo de ver un programa animado. Las miles de bromas que hubiésemos realizado haciéndonos pasar uno por el otro. Tantas cosas que nunca pudimos hacer y que jamás haremos, por más que una parte de mi se niegue a aceptar la maldita y cruel realidad a pesar de los años que han pasado. Esta maldita y solitaria realidad sin ti. No realizamos nada de eso por falta de tiempo ni de energías por parte mía. Si no porque tú te quedaste atrás justo antes de empezar el camino de la vida, al que estaba destinado a que lo recorriéramos juntos. Tomados de la mano, apoyándonos mutuamente, dándonos suaves empujones para avanzar y darnos ánimos a levantarnos en caso de caer. Me dejaste solo, sin la oportunidad de verte de conocerte. No me sirve de consuelo alguno el que me digan que si me veo en un espejo de cuerpo completo es como si te viese a ti. Porque nacimos siendo gemelos idénticos. Unos tiernos gemelitos de cabellos azules rebeldes. A pesar de tener esa información no es lo mismo. Para mi no es igual y no reconforta de ninguna manera mi alma herida al saber que mi mitad no está conmigo. Ellos no comprenden nada ¿De qué me sirve verme en un simple espejo? Si él no me devolverá un abrazo y me hará saber que se siente ser estrechado entre tus brazos. Cada día que pasa, ya sea por cinco minutos o dos, pienso en ti y no dejo de preguntarme una y otra vez; ¿Qué tipo de brillo desprendería tu mirada? ¿Ternura? O ¿La picardía que transmiten mis ojos? O ¿Acaso seriedad como la de nuestro enojón padre? El como seria tu voz, tu forma de reír, de llorar. Tu manera de relacionarte con las demás personas, tus pensamientos, tus gustos, tus tics ¡Incluso tu caminar! ¿Como serias si estuvieses vivo, hermano? ¿Cuáles serian tus gustos musicales? Me pregunto si te gustaría David Bowie como a mí y a mamá. O te volverías como un loco desquiciado al escuchar AC/DC, Queen, Scorpions o KISS como el tío Defteros y nuestro padre. Te lo admito, sí que da un poco de miedo cuando escuchan esa música. Dan miedo y dejan sordo a quien los escuche entonar canciones como It's my life de Bon Jovi o Da Ya Think I'm Sexy? de Rod Stewart. Aunque yo no me quedo atrás, no se diga cuándo la voz del gran Freddy Mercury rompe el silencio de la habitación con los exitazos que nos dejó antes de partir de este mundo; We Will Rock You o Under Pressure. Ahí sí, pierdo la poca cordura que tengo y me desató. Aunque eso de poca cordura queda entre dicho. ¿Te gustaría Imagine dragons o Coldplay? ¿Serias rockero de corazón o te iría más la honda pop? Lo triste es que nunca obtendré respuesta a estas preguntas que rondan en mi cabeza, que ansían y ruegan de manera desesperada ser respondidas. No lo sabré nunca, ya que jamás llegaste a conocer tales cosas. No disfrutaste de lo maravilloso de esta vida, así como tampoco conociste la malicia de esta tierra, Mamá me conto una vez -cuando crecí y tuve un poco mas de madures respecto a ciertos temas-, que al tenerte entre sus brazos sintió su corazón latir con fuerza en su pecho, que parecía que se le saldría en cualquier instante por la alegría de verte después de tanta larga espera. Te dio miles de besos en tu tierno rostro, sin dejar de sonreír un solo instante. Dice que eras tan pequeño, tu cabello era azul un poco más intenso que el mío, tu piel era suave al tacto y de un tono pálido. Tus ojos. Nunca tuvo el privilegio de ver tus ojitos. No supo si eran verdes como los míos o de diferente color. No abriste los ojos ni soltaste en llanto. Tampoco latió tu pequeño corazón. Naciste muerto. Para cuando ella se dio cuenta, entro en desesperación olvidando que tenía que darme a luz a mí. Te acaricio los cabellos llamándote una y otra vez por el nombre que estaba destinado a ser tuyo antes de que te concibieran. Saga, Saga, Saga ¡Saga! Grito hasta desgarrarse la garganta, apretándote fuertemente contra su pecho y dejando caer libremente lágrimas de dolor. De un dolor inmensurable e indeseable. Mi Saga... Mi gemelo, mi compañero, mi otra mitad, mi hermano mayor; Naciste muerto. Los médicos te arrebataron de los desesperados brazos de mi madre y a papá lo sacaron del quirófano destrozado. Forzaron a mamá a olvidarte y concentrarse en mí. Después de quince eternos minutos de dolor y sufrimiento nací yo; Un niño fuerte y llorón -como me catalogaron los médicos y enfermeras-. Sasha -como se llama nuestra madre- me tomo entre sus brazos, con los ojos llenos de lágrimas de dolor y alegría. Dice que me beso la frente y susurró mis nombres en el oído. "Kanon Saga" Ella me cuenta que fuera de la sala de partos podía escuchar la voz de Aspros -nuestro padre- y del tío Def, exigiendo verte y una explicación, pues en todos y cada uno de los chequeos se podía ver nuestros corazoncitos latir al unisonó. Esa vez se dijo tantas cosas, tantas explicaciones que no ayudaban a aminorar el dolor por tu partida. No tenían sentido, ante los ojos de un par de padres destrozados no había nada más que explicar ¡Al carajo la ciencia! ¿De que servía eso si tenían el corazón roto? No había más que resignación y aceptación. Te sepultaron con todo el dolor que un padre puede sentir al sepultar a su propio hijo. Después de ese triste día, decidieron dejar atrás el llanto y su propio dolor para cuidarme. Me mostraron el amor que desgraciadamente no pudieron ofrecerte a ti. Aunque yo estuviera en sus vidas, no podían olvidar el dolor de haberte perdido. Intentaron llevar una vida normal sin ti, pero eso estaba demasiado lejos de serlo. Ellos a pesar de sus esfuerzos por superar su dolor, no podían, sufrían en silencio. Mi madre te lloro tantas noches y nuestro padre igual. Y te puedo asegurar que yo compartía su dolor y angustia. No podía expresarlo con palabras, yo lo hacía por medio del llanto. Lloraba muchísimo. Nuestros padres no sabían que hacer conmigo, sentían impotencia pues mi vida se les estaba yendo entre las manos tan rápido pues enferme gravemente que incluso los médicos decían que solo un milagro me salvaría. Pero heme aquí, valiendo madre por haber perdido 100 euros de camino para acá pues me asaltaron. Fue solo suerte que no me quitaran los ramos de flores que compre. Tengo una suerte de perro. Como te decía, Saga. Algo me ato a la vida y ese algo fue el amor de nuestros padres. Cinco años pasaron después de mi enfermedad. Crecí siendo un niño extremadamente curioso, travieso y propenso a los accidentes que solo un mocoso tonto puede tener. ¿Me creerías que una vez me trague un alacrán porque quería ser venenoso? Incluso tuve la brillante y estúpida idea de irme de casa en busca de Santa Claus. Termine perdido por tres horas, con hambre, sueño y meado encima todo por culpa de seis perros miniatura que me corretearon calle abajo. Así de patético era. No te lo niego, tuve mis buenos momentos. Pero a pesar de ellos, a esa edad me aquejaba un vació en el pecho. Era un dolor sordo tan fuerte que no había noche alguna que no derramara un par de lagrimas sin saber la razón. Pues, te soy sincero, yo desconocía que había tenido un hermano gemelo. Aspros y Sasha decidieron que era lo mejor para mí el no saber que tu exististe y que compartimos el vientre durante nueve meses. Y así hubiera sido, hasta que un día me arme de valor y le pregunte a mamá porque me sentía así. ¿Por qué sentía ese dolor en el pecho? ¿Por qué cada que veía a los hermanos Aioros y Aioria -vecinos y amigos míos- jugar me daba tristeza? Le pregunte porque sentía un vació incapaz de llenarse en mi corazón y la razón por la que todo mundo decía que tenía un brillo triste en mis ojos verdes. Brillo que a pesar de tener 30 años aún sigue ahí. Ella no supo que responderme, paseo su mirada por la cocina y no se dignó a mirarme a los ojos por varios minutos. Cuando su mirada se cruzo con la mía vi que apenas contenía las lágrimas, estaban tan tristes que no atine mas que a rodearla del cuello con mis bracitos, pues ella se había puesto de rodillas para mirarme. Me respondió el abrazo, dándome un par de besos en mi cabeza. —Te lo diré hasta el domingo, Kanon. —dijo a media voz, para luego apartarse de mi intentando sonreír. Y así fue, ese domingo lo descubrí. Aun recuerdo que era un día del mes de octubre, el viento jugueteaba con mis cabellos haciendo que se fueran directo a mi cara. A pesar de ello el sol se alzaba sobre nuestras cabezas, aunque no se sentía tan caliente como en el mes de abril. Odio la primavera hermano, odio el calor. Recuerdo que me pusieron el traje que usaba para ir a visitar a los abuelos, parecía un mini abogado. Mamá intento domar mi cabellera poniéndome tanta gel que parecía que me había lamido una vaca. Aunque su esfuerzo se fue a la basura cuando llego el tío Def en su motocicleta Harley, me dio un abrazo y luego me alboroto el cabello, ganándose un golpe en la cabeza cortesía de mamá. Papá termino de alistar el auto, se despidió de mi tío y le encargo la casa. Salimos de ahí. Ellos iban en completo silencio, mientras yo iba contando cuantos carros veía. Solo llegaba a contar hasta diez y después volvía a empezar en mi conteo. Nos detuvimos frente a una florería y mamá bajo conmigo. Me pidió que escogiera las flores que más me gustaran. Me pasee por el lugar observando detenidamente las flores, las únicas que conocía por su nombre eran las rosas y los girasoles. Luego de varios minutos me detuve frente a un estante que tenia unas flores de colores amarillo, rosa y blanco. El tallo era largo, sus hojas eran grandes y la flor parecía una rosa cerrada. Las señale y mi madre sonrió. —¡Excelente elección! Los tulipanes son las flores más bellas que puede haber —dijo una voz de repente, haciéndonos voltear —¿De qué color las desea, joven caballerito? —me pregunto una señora de cabello plateado hasta por debajo de la cintura, sus ojos eran de un bonito color violeta y sus labios eran de un rosa pálido. Su tono de piel me recordaba a la leche. Ella fue mi primer amor platónico, la verdad. Estaba mas bonita que mi maestra del kínder. —Blancas. —le respondí, señalando las flores tras de ella. —Muy bien, blancas serán. —me sonrió con tanta dulzura que por momentos olvide respirar. Te puedo jurar hermano que esa chica me hizo sonrojar ese día —¿Cuántos tulipanes deseas que tenga? Apenas iba a contestar cuando mamá me interrumpió. —Serian 30 tulipanes ¿Podría envolverlas en ese papel café y colocarles la cinta azul de ahí? —la mujer respondió sonriente que si y se dispuso a hacer el arreglo con destreza y dedicación. En cuanto termino, entrego las flores a mamá y se despidió hondeando su mano sin borrar la sonrisa de su cara. Tiempo después descubrí que se llamaba Hilda y era dueña de la florería de la cual, te puedo decir orgullosamente, sigo siendo su cliente. Después de nuestras compras nos dirigimos al carro, pude contemplar como papá se limpiaba rápidamente la cara. Subí y vi sus ojos rojos al igual que su nariz. Nadie hizo comentario alguno y retomamos nuestro camino. Pasamos por calles que jamás había visto, me entretuve viendo las casas al pasar hasta que ya casi no había. Fue cuando vi que nos aparcamos frente a una especie de jardín grande rodeado de una barda alta. Varios arboles se alzaban tras la muralla, se mecían sus hojas con calma y solo se escuchaba el soplar del viento. Bajamos del carro y nos dirigimos con pasos calmados a donde estaba la entrada. Una reja negra demasiado alta nos daba la bienvenida. Había letras grandes hasta la parte de arriba, yo aún no sabia leer muy bien y lo único que pude descifrar es que estaba la letra "c" de casa. Caminamos unos cuantos metros hasta que pude ver perfectamente donde estábamos, era un cementerio. Jamás había estado en uno, solo los conocía por las caricaturas y no pude evitar temblar. Me detuve abruptamente. —¿Qué pasa? —me pregunto papá, hincándose a mi lado. —Aquí hay fantasmas. —logre decir, aferrándome a las flores. —Aquí no hay nada de eso, Kanon. —me sonrió —Este lugar es para descansar, aquí yacen nuestros seres queridos y esperan a que nosotros vengamos a verlos para platicar con ellos. —me respondió —Anda, sigue caminando, hay alguien que espera con ansias nuestra visita. —Pero nadie a muerto de nuestra familia. —respondí. Mi padre tragó saliva y me tomo de la mano, reanudando nuestro camino. Caminamos entre los pequeños caminos que había entre las tumbas, de vez en cuando me entretenía viendo los ángeles que adornaban esos sepulcros. Mamá nos guiaba, pues conocía muy bien el lugar donde descansabas. Conforme avanzábamos mi corazón latía desenfrenado, ansioso, desesperado. Entonces nos detuvimos frente a una pequeña tumba. Era de mármol de un precioso color blanco, protegida por un ángel con ambas alas extendidas y con los brazos abiertos. Unas letras grandes de un resplandeciente color dorado sobresalían del color blanco, la única palabra que pude leer fue "Saga" ya que me habían enseñado a escribir mi nombre. Mi padre se hinco a un lado mío y con su dedo índice me señalo cada una de las letras. —¿Cuál es esta letra? —me pregunto en un tono que jamás había escuchado. —La S. —¿Y esta? —A… —de nueva cuenta señalo otra letra. Cuando terminamos, parpadee sorprendido e incapaz de formular palabra alguna. Ahí decía; ˜Saga Karagiannis˜ Amado y querido hijo Por siempre en los corazones de tus padres y hermano, te amamos 30 de mayo de 1992 —Aquí descansa Saga, tu hermano gemelo. —logro decir mi madre, para luego comenzar a llorar. Juro que me sentí completo en cuanto pose mi manita sobre tu pequeña tumba, la acaricie con delicadeza y temor de que se hiciera polvo con mi simple tacto. El dolor que había tenido acompañándome por mucho tiempo desapareció de golpe, me sentía tan feliz, que no pude evitar llorar de alegría y tristeza. Me senté a tu lado y sin dejar de mirar tu lapida escuche a nuestros padres decirme como fue nuestro nacimiento y lo mucho que les dolió tu partida. Me pidieron perdón por ocultarme tu existencia, pero a esas alturas ya no me importaba. ¡Te había encontrado! Aquello que me hacía sentirme completo estaba frente a mis ojos. Ese bonito día estuvimos ahí hasta tarde, te dije tantas cosas, coloque en el pequeño florero que había a un lado tuyo los tulipanes que compramos e incluso jugué alrededor de tu tumba ante el asombro de nuestros padres. Cuando salimos de ahí no pude evitar estallar en llanto, no quería irme, pues me sentía tan a gusto a tu lado. Les hice jurarme que volveríamos a visitarte y así fue. No había domingo alguno en que no asistiéramos a verte, a estar contigo ¡Incluso festeje un par de cumpleaños contigo! Y aunque sea lunes o cualquier día de la semana siempre vengo a verte el 30 de mayo, sin falta. Todos esos domingos hice lo mismo que hago ahorita; Platicarte sin cansancio. Aunque había una buena diferencia entre las pláticas conforme pasaban los años. Al principio cuando era solo un niño, te contaba que hacía en la escuela, de mis amigos, mis logros, mis tristezas, mis alegrías. Y mi usual enamoramiento por Hilda que en ese entonces juraba y perjuraba la haría mi esposa. A los quince vinieron las pláticas candentes, con quien me pelee, fue mi primer beso, mi desastrosa primera vez… Todavía no me puedo creer como fue que me vine con solo ponerme el condón. Ugh, soy una vergüenza para los de nuestro gremio, hermano. Recuerdo cada detalle como si hubiese sido ayer cuando mamá, papá y el tío me encontraron practicando la 69 en el sillón de la sala con mi primera novia y actual esposa; Thetis. ¡Maldición! Aun siento el infarto venir a mí de solo recordar la cara de susto de mi madre, la mirada fulminante de papá y la sonrisa socarrona del tío Defteros mostrándome los pulgares arriba en señal de aprobación. Eso fue un trauma que dejo secuelas, pues Thetis aun no es capaz de sostenerle la mirada a nuestros padres sin ponerse colorada ¡Teníamos 17 años! Y andábamos calientes, para que negarlo. Y así han pasado los años, visitarte y hacerte compañía se hizo una necesidad. Igual o mas fuerte que el respirar o comer. Con cada visita sentía que aún estábamos juntos, sentía lleno ese hueco que aparecía despiadado apenas salía del Campo Santo. A tu lado me sentía completo. Porque junto a ti estoy y estaré siempre completo. —Llevas aquí cinco horas. —me dice una voz a mis espaldas, sacándome de mis pensamientos. No hace falta que voltee, se que es Dohko, el vigilante nocturno del cementerio. Shion, el guardia de la mañana, ya ha de haber partido. Dios mío, estar aquí siempre se me hace tan corto el tiempo. Siento que pasa tan rápido, inclemente y burlón frente a mis narices. ¿Cuándo llegara el día en que estar contigo sea más largo que unas simples cinco horas? Supongo que será hasta que me muera. —Gracias, en unos minutos mas me iré. —le respondo, sonriéndole de manera amable. Dohko me palmea el hombro y luego me revuelve los cabellos, sé que ante sus ojos aun soy el mocoso vestido de marinero que le metió un susto de muerte a las cinco de la tarde cuando apenas iba entrando. Recuerdo muy bien que le pedí que les comentara a nuestros padres que me fueran a visitar, que me sentía muy solo y que había muerto porque se me había atorado un pedazo de pollo. Por poco se desmayo esa vez. Nuestros padres me castigaron por mi osada travesura, las risas no faltaron, eso no se va a negar. Jamás entendieron porque hice tal cosa y yo menos pues no soy muy afanado a ese tipo de situaciones para normales. Son cosas que creo jamás encontrare explicación alguna. Sin decir algo más, el viejo Dohko se fue, dejándome para despedirme de ti. Me duele hermano, me duele tanto apartarme de ti. Siento que me arrancan el corazón cuando te dejo aquí solo. Pero se que tengo que irme, no solo para que Dohko cierre las puertas y se vaya a dormir a la pequeña caseta que esta junto a la entrada, sino porque también a mi me esperan en casa: Mi esposa amada Thetis y mis pequeñas hijas que están a un mes de ver este mundo. De iluminar con sus miradas mi vida y la de su madre. Mis pequeñas gemelas. Era de esperarse, papá me heredo esa genética. Me preocupa demasiado que suceda lo mismo que nos paso a ti y a mí, solamente pido al creador que eso no pase, no lo soportaría. Prefiero mil veces despertarme a media noche a cuidarlas, cambiarles sus pañales, darles su biberón, encelarme como un loco con su primer novio antes que sientan alguna de ellas lo que yo siento al estar lejos de ti. Juro que en cuanto mis niñas nazcan las traeré para que las conozcas y las ames como yo a las amo. Sin más palabras que decirte Saga, me voy. Te dejo bonitos los tulipanes blancos de siempre, el ramo de rosas rojas es para mi esposa. Volveré, como siempre, el próximo domingo. ~Fin~ ¡Gracias infinitas por sus lecturas y de los posibles comentarios que pueda recibir! SafiroBipolar