One-shot de Inuyasha - Dolorosa realidad [Kagome]

Título: Dolorosa realidad.
Tipo: Drabble.
Cantidad de palabras: 329 sin título.
Personajes: Kagome. Mención de Inuyasha y Kikyo.
Notas:Okeeey, no sé que me ha dado por escribir este tipo de situaciones con Kagome ;-; No sé, no sé. Pero para que sepan, por si acaso, no tengo nada en contra de ella, nada. Kagome me agrada bastante, es un personaje que me gusta. Pero últimamente se me vienen escritos de esta índole a la cabeza. Te quiero Kagome D:
Umm, creo que le faltó más descripción, no sé. Igual, espero que guste x3
Publicado en otro foro bajo el nick: Alessandra.

Dolorosa realidad [Kagome]​

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Giró sobre sus talones con cautela, encaminando su presencia al pozo que la transportaba a su hogar, su casa, su época. Allá, donde ella pertenecía. Allá, de donde nunca debió haber salido.

Sus pies se movían con rapidez, y poco a poco cobraban un ritmo más rápido, dejando el eco brusco de sus pisadas en el rocoso suelo de la época feudal. Su vista se nublaba con cada paso que daba, las lágrimas empezaban a obstruir su visión y tuvo que parar en seco, en medio del bosque, para quitar las pequeñas lágrimas que quedaron atascadas en sus ojos y no pudieron bajar con libertad sobre sus mejillas. Esas lágrimas que quedaron atrapadas entre la ilusión y el dolor que Inuyasha provocaba en ella, así como su amor.

Un amor que dolía como mil puñales atravesados en el corazón, un amor con sabor a amargura, al puro dolor, a tristeza, a desilusión, a decepción… Esos amores que a pesar de lo anterior no dejaban de crecer, y se ilusionaban cada vez más. Sin permiso, sin autorización, sin medir las consecuencias. Sin importar nada. Pero la azabache debía darle un stop a la situación.

Kagome recobró su caminata, debía seguir sin importar cuánto temiera perderlo por su acción. Pero simplemente ya no podía, estaba cansada de seguir sintiendo dolor y desilusión al ver Inuyasha en brazos de Kikyo, amándose con ternura. Simplemente ya no podía más. Y no odiaba al par de enamorados, era un amor tan puro, imposible de querer destruir; se amaban y eso era una verdad irrefutable.

Ahogó un gemido de dolor al recordar tal escena, el amor que profesaban ambos era increíble, era hermoso. Y Kagome no haría nada para destruir tal felicidad. Debía alejarse, imponer distancia, sin arrepentimientos. Y porque lo amaba haría tal acción. Era una dolorosa realidad que debía afrontar, le gustara o no.

«Lo siento, Inuyasha. Te amo»

Y con esos últimos pensamientos, con esa dolorosa realidad, saltó al pozo para no volver jamás.