Doctor, soy humano La noche cae, brumosa ya y morada, cuando alguien comienza a aporrear la puerta de la casa del doctor. –¿Quién diablos puede ser a estas horas? Giró el pomo, e inmediatamente se encontró con la figura del antiguo y ya anciano rey, decorado con costosas y brillantes prendas. El doctor entrecerró los ojos. –¡Ayúdeme, por favor! Debe curarme. –¿Cuál es su enfermedad? –Doctor, soy humano. –Como yo y todo el mundo..., ¿qué tiene eso de malo? –Todo. Me he dejado consumir por mis riquezas, estoy viejo y voy a morir pronto. ¿Qué no puede ser más humano que permitir que el miedo y la ingenuidad se haya llevado mi tiempo, que ni siquiera es mío? Oh, no. Otra vez, ¿lo ves? Me considero amo de todo, yo y la humanidad. –Tal vez, ¿qué es el ser humano de todos modos? No hubo respuesta. «Él» se lo había llevado.
Un conjunto de complejidades, diría yo. Complejidades que muestran tanto buena esencia, como mala; una de ellas, la dicha aquí de poseer un tanto de poder o bienes materiales como para considerarse dueño de todo cuando no, mucho menos del tiempo que mira, indetenible, hizo que la vida del hombre terminara. El título me gustó y cómo desarrollaste la introducción haciendo ver que el ser humano a veces puede ser una enfermedad... aunque considero que algunas actitudes son más bien síntomas. Pero bueno, curiosos relato. Gracias por compartirlo. Hasta otra.