Distance [Kobato]

Distance [Kobato]

Bien, admito que el final de Kobato sí me toco. Cuando lo ví subtitulado no pude evitar hacer esta pequeña pieza extraña a la que denomino una visión mía de vacíos en el final. Sí, el final. Pueden spoilearse del anime si les place xD.

No está beteado así que me hago cargo de los horrores ortográdicos. Dedicado a Pami.

Distance​

El tiempo; era curioso cómo lo días podían transcurrir inertes ante sus ojos sin causarle más que un agotado pestañeo. La rutina diaria de cada hora lo apuñalaba por la espalda, empujándolo a los lugares y obligándolo a repetir las frases sacadas de ningún lugar. Dejaba que su cuerpo reaccionase solo pues, en realidad, no le quedaba fuerza para otra cosa.

No podía permitir que su resolución fallase. A pesar que su mente vagara en la inconsistencia y una necia tristeza, no se resignaría a rendirse; después de todo, el brumo vacío de memorias tintas no era más que su culpa. El que el cuarto inhabitado de al lado lo llevase a extremos depresivos, era su total y completa culpa.

Sin embargo, atenerse al término remordimiento resultaba una total estupidez; arrepentimiento era algo que le gustaba poder desterrar, sí, mas no aquello que le mantenía en vela por las noches e irrumpía en sus clases llevándole a una risa melodiosa que deseaba revivir de verdad. Necesitaba sentir su voz cerca, presente, dulce; no distante y ahogada por los ecos de las últimas palabras que escuchó de su boca.

Adiós.

Anhelaba creer en su promesa, pues la veía como tal. Deseaba poder limitarse a esperar a que el tiempo se cumpliese y se pudieran volver a encontrar; sin embargo, nada le garantizaba que eso fuese a ocurrir. No sabía nada sobre el asunto, su deseo o cuánto tiempo podría tardar. No sabía si ella podría renacer en otro lugar y dejar atrás todo lo ocurrido en Yomogi.

Era más sencillo para ella olvidarse de su existencia. A fin de cuentas, nunca le había demostrado que le importaba ¿Verdad? No se merecía que lo quisiese como lo quería.

Tenía miedo.

Decirlo ahora no cambiará nada y lo sabe. La rechazaba, trataba con tal fuerza de apartarla que lucía fácil sostener que no la quería a su lado; pero, su corazón tenía miedo de la compasión y la bondad que aquella chica se empeñaba en ofrecer. No deseaba abrirle su alma, para luego verla marchar en cuanto supusiese que ya no la necesitaba.

Falso afecto y altruismo insuficiente. Sería doloroso que lo único que la obligase a ayudarle fuera eso pero, nunca la alejó de un modo que los lazos se rompiesen definitivamente. No importaba ya. Había observado sus lágrimas y su sonrisa quebrada al revelarle que lo quería; había suplicado a aquel ser que no se la llevar y fue en vano.

Un humano, simple y patético humano. ¿Cómo podía merecerla? A pesar de saberlo todo, ella sonreía. Aunque el peso de su deseo pareciese aplastarla, se levantaba y los animaba en sus pequeñas tareas. Estaba siempre allí, iluminándolo todo.

Y él se empeñó en esconder la preciosa luz bajo un telón de falsos epítetos.

Eres la persona que más me importa. Siempre lo fuiste… y siempre lo serás.
Creía en ella, sentía lo mismo y no volvería a cometer el mismo error. No la olvidó nunca y jamás dejaría de buscarla en cada rincón de mundo hasta que su existencia muriese; y cuando su vida mermase, volvería a recordarla y su búsqueda se reanudaría. Estaban destinados. Si sus almas eran las mismas, no podía perder las esperanzas.

Ella no hubiese querido que dejase de sonreír.

—Nos encontraremos… —murmuró, contemplando la campiña de aquel alejado estado en el que debía trabajar —. Lo juro.

Esta vez, se atrevería a fiarse de una promesa. A lo lejos, el piar de los canarios le respondió bajo un eco suave de calidez, ante el cual no pudo más que suspirar con queda impaciencia. Aún ahora, estaba cerca cada vez que una melodía fuese cantada.

El día que llegaría pronto aguardaba más allá de la estación.
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