One-shot Disfraces de pesadilla

Contenido oculto: NOTAS DE LA AUTORA

1° Esto es y a la vez no es shonen ai. Técnicamente no hay romance ni besos ni nada, así que mejor dejé el prefijo de One-shot.

2° Nunca de los nuncas sé exactamente en qué género ubicar mis historias raras como ésta.

3° ...

Esta historia la escribí principalmente porque finalmente salieron a la luz las actividades con tema de Halloween de 2015 y una tuvo temática de Vocaloid y decidí aventarme, así que no me extrañaría que organizadores o participantes de la actividad leyeran esto pero, fuera de ellos... ¡¿Por qué entraron a leer esto?! *se esconde bajo sus sábanas* Noooooooooooo, no lo entenderán, nadie lo entiende(?) Esta historia está basada en el difunto rol de Vocaloid, donde "fui alumna" de la Academia Meltdown y... tengo el trauma... No puedo dejarlo ir. Casi el 100% de las veces que quiero escribir sobre Vocaloid pienso en el rol y los personajes son tan tan tan tan tan nada que ver con lo que es más "canon"(?) nada(?) Lo siento, tal vez perdieron su tiempo leyendo esta parte de la nota.

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—¡Súper héroe!— exclamó emocionado Len.

—Samurái— dijo Gakupo con una pequeña sonrisa. —¿Por qué no estoy sorprendido?

—¿Pirata? — dije yo con un poco de confusión mirando el papelito en mi mano.

—Vampiro— dijo una cuarta voz.

Raro. Esa voz. Me sonaba familiar. Pero no la reconocía.

Ni tampoco reconocía al rostro del dueño de esa voz.

Entre chicos, para celebrar la noche de brujas, nos habíamos puesto de acuerdo para decidir por azar uno el disfraz de otro. Primero pusimos en una vasija nuestros cuatro nombres en papelitos y los revolvimos para luego tomar cada quien uno sin ver. Después escribimos detrás del papelito el disfraz que queríamos que vistiera la persona que nos tocó, y los devolvimos a la vasija, para que no supiéramos quién asignó el disfraz a quién.

No recuerdo qué día era, ni cuánto tiempo faltaba para la noche de brujas. Pero sé que la fecha en la que finalmente vestimos los disfraces llegó en un parpadeo. No recuerdo tampoco de donde saqué el disfraz de pirata, pero parecía tener buena calidad si lo comparaba con los que usaba de niño (y recuerdo bien que los que usaba de niño eran buenos, o eso pensaba yo). Pantalones, botas, camisa blanca, gabardina de pirata, un sombrero con una gran pluma y una espada falsa. El traje era todo negro y blanco con dorado, pero creo que desentonaba mi cabello color rosa en todo el conjunto.

—Como si tuvieras que dudar mucho de tu masculinidad, Luki— me dijo Len.

—¿Reconoces que te gustó demasiado lo del disfraz de súper héroe?

—¿Vas a decirme que no escogí bien el súper héroe?

Len había decidido ser lo más realista posible y no intentar personificar a Superman o Batman o algo por el estilo, pero tampoco quería vestirse de Robin o Robin Hood o algo por el estilo. La verdad es que Flash le quedaba bien, pero a mis ojos aún parecía casi un niño al que solo le faltaba querer ir a pedir dulces. Pero no es algo que yo le diría: Lo adoraba y por lo mismo trataba de ser el que menos lo molestara con aquello de que no puede evitar ser un shota.

Estábamos en nuestro dormitorio. Cuando salimos del edificio, vimos un grupo de chicas ambién disfrazadas. A todas las conocíamos: Rin estaba ahí, disfrazada de policía, y Luka también estaba ahí, disfrazada del estereotipo de ladrona, con camisa a rayas y antifaz.

Un momento. ¿Luka? ¿En la escuela? No la había visto en un buen rato.

Kaiko también estaba en el grupo, de hecho disfrazada de policía como Rin. Curioso; alguna vez había pasado por mi cabeza que se llevarían bien. Creo que Neru estaba también con ellas, creo que también disfrazada de ladrona… Por alguna razón tengo los recuerdos de esa noche de brujas algo borrosos.

De un momento a otro, Len y yo nos encontramos con Gakupo y… un cuarto chico… dentro del café de la escuela.

Cielos. Me daba escalofríos. Sabía que lo conocía; simplemente lo sabía. Pero por más que lo intentara no recordaba un nombre para ese chico de cabello celeste.

O verde. O celeste verdoso o verde azulado claro...

Gakupo tenía puesta una yukata, su cabello iba recogido como usualmente y traía su katana a la cintura. Me pareció increíble pues se trataba de una katana de verdad y uno no esperaría que la cargara por ahí como parte de un disfraz así sin más. A menos que planeara intentar matarlo otra vez.

¿”Matarlo”? Matarlo. ¿A quién?

Este chico… peliverde, sin nombre, estaba disfrazado de vampiro. Su piel ya era relativamente pálida y algo me decía que los no exagerados pero visibles colmillos no eran falsos. A fin de cuentas solo tuvo que usar pantalón y zapatos de vestir con camisa blanca y conseguir una capa.

—Soy el único monstruo esta noche— dijo haciendo una especie de voz fantasmagórica.

—¿Qué no eres ya un monstruo todos los días? — bromeó Gakupo con una pequeña sonrisa.

—Oh, que cruel— dijo fingiendo sentirse ofendido. —Ni que fuera tan malo.

Len se rió y yo también sonreí. El peliverde nos miró sonriendo también y alzando una ceja. Entonces fue y rodeó a Len con sus brazos, acercando mucho su rostro al suyo.

—¿Acaso no doy, en todo caso, más miedo que de costumbre esta noche?

Len traía máscara, pero estoy cien por ciento seguro de que no pudo evitar un leve sonrojo, a la vez que se enojó bastante al apartar al chico.

—Gakupo acertó— se quejó Len. —Eres monstruoso los 365 días del año.

—¿Hemos pasado siquiera 65 días juntos? — dijo el chico. —Ni la mitad de eso.

“Ni la mitad de eso”. Pero era noche de brujas: ¿Cuánto tiempo atrás habían empezado las clases? Todos nos habíamos conocido en los primeros días… ¿Todos? Todos…

Debí haber pensado en ello más de la cuenta; porque para cuando volví mi mente a la realidad, Gakupo y Len ya no estaban. Solo éramos yo y el peliverde en el café vacío.

—Len escogió un buen súper héroe— dijo.

Me pareció un modo extraño de iniciar una conversación. ¿Sería tal vez porque no me acordaba de él, aunque creía estar seguro de conocerlo, pero daba la impresión de que lo conociera por primera vez? Suspiré para mis adentros y decidí simplemente seguir la conversación.

—Sabe que lo hubieran ridiculizado si escogía a alguien con súper fuerza o algo sí— dije.

—No le creí a Gakupo cuando dijo que sabía lo que hacía al escogerle el disfraz.

—Con que Gakupo escogió su disfraz.

—Así es. Y Len escogió el de Gakupo. Y yo escogí el tuyo.

—Oh— ladeé la cabeza sonriendo con curiosidad. —¿Y por qué soy un pirata?

—Para justificar tu sabor a pescado— dijo con una amplia sonrisa, dejando ver sus… colmillos.

Me sonrojé. “Sabor a pescado”. ¿Cómo…?

—Bien pudiste haber sido un gato— dijo quitándome la espada falsa. —Un lindo gato— rió bajo.

Estaba mudo. Me le quedé viendo, moviendo de un lado a otro el accesorio de plástico.

—Entonces dime, ¿por qué soy un vampiro? — me preguntó.

—¿A qué te refieres? — le respondí confundido.

—Seguro que tú escogiste mi disfraz si Len y Gakupo se escogieron el disfraz el uno al otro.

El papelito vino a mi mente, aunque no visualizaba un nombre en concreto escrito en él; pero de algún modo sabía que si, que había escrito la palabra “vampiro” y que lo había hecho por una razón.

—¿Qué se justifica con mi capa? — dijo aún distraído con la espada falsa.

—Tus mordidas— dije sin siquiera pensarlo, llevándome una mano al cuello.

—Ya veo.

Se acercó a mí como en cámara lenta. Aún traía la espada en la mano. No podía evitar mirarlo a los ojos, azules como los míos, pero… Era extraño. Eran algo hipnotizantes y a la vez me daban algo de miedo. Miedo. Él tenía una pequeña sonrisa en su rostro, que era igual de hipnotizante y escalofriante que sus ojos. Estaba hecho piedra y solo reaccioné medio segundo antes de que estuviera a milímetros de distancia de mi; medio segundo antes de que me tomara por los brazos, me diera media vuelta, me abrazara contra su torso y me mordiera con fuerza el cuello. Apenas y pude reaccionar a sus movimientos, porque con ellos dejó caer la espada supuestamente falsa que al chocar contra el suelo hizo un espantoso ruido metálico…

Y me despertó de golpe.

Me quedé totalmente inmóvil en la cama; con los ojos, abiertos como platos, clavados en el techo, y los latidos agitados.

Respiré hondo varias veces. Aún no se colaba ni rastro de luz de sol por la cortina cerrada de la ventana de la habitación. Debía ser de madrugada, pero no tenía ánimos de averiguarlo si tenía que moverme un solo centímetro para mirar el reloj.

Ya no recordaba tampoco qué día era, pero de cualquier modo me dije a mi mismo que había tenido un sueño excesivamente estúpido.

No le veía el caso a pensar en la noche de brujas sin importar cuán cerca o lejos estuviese la fecha, aunque lo del vampiro le vino en gracia: Tanto que antes de intentar volver a quedarme dormido me llevé una mano al cuello, del lado donde tenía aún las marcas de dientes. Al menos no fue a mí a quien se le quedó el sabor a puerro…

Bueno…