Diluvio

Éste escrito es para la actividad "En la tormenta" es la primera vez que escribo sobre misterio/ suspenso, y seguiré mejorando para hacerlo mucho mejor la próxima ^^

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Ya era el momento de subir al avión, tomé el equipaje y caminé sobre los escalones.

Era un avión privado repleto de presos, éste sería mi primer caso como agente. Todas esas mujeres irían esposadas y encadenadas a sus asientos...

¿Cuánto duraría el viaje? ¿tres horas? ¿cuatro? ¿un día? Me daba nervios, en ese entonces sentí como nos movíamos, el motor hacía ruido, empezábamos a despegarnos del suelo.

Me asomé por la ventanilla y pude observar lo lejos que estábamos.

—Mary... ¿quieres comer algo? —Mi compañero de investigación, Peter, se me acercó. Yo sólo me negué, de seguro me caería mal.

Peter se encogió de hombros y se fue a sentar.

—¿Queda muy lejos? —pregunté.

—¿Qué cosa?

—La prisión para mujeres... —aclaré.

—Es un viaje de más o menos diez horas —dijo Peter.


—Tranquilízate, Mary, todo estará bien... recuerda que haces éste viaje por el trabajo, porque éste caso es tuyo...

Me animé a mí misma, porque si tengo fe, todo estará bien ¿no?

Respiré profundo y tomé un folleto que estaba guardado en el asiento delantero, tenía las instrucciones de cómo actuar en caso de un accidente, también había un chaleco salvavidas. Para mí era absurdo... ¿era un avión repleto solamente de mujeres delincuentes, no?

Me dio un poco de pánico, recordé entonces que mis padres habían muerto en un accidente de avión, yo aún tenía dieciséis.

Cerré mis ojos para no llorar, y caí en un profundo sueño. Parecía eterno, puesto a que todo era una dulce y vigorosa fantasía, en ella yo volvía a nacer, y veía a mis padres por primera vez.

Desearía nunca haber dejado de soñar...
Pero un ruido estruendoso me despertó.

Ya era de noche, una fuerte ventisca resoplaba contra la ventanilla, se escuchaban extraños ruidos que provenían del exterior. En ese entonces noté como nos movíamos con agresividad.

—Estamos teniendo unas dificultades, se les sugiere abrocharse el cinturón de seguridad, y se les recuerda mantener la calma —habló el capitán.

Con agobio, tomé el cinturón y lo abroché con cuidado y prisa.

Se empezaron a escuchar soplidos, y un diluvio comenzó a caer.

¿Qué ocurría? No sólo eran las condiciones climáticas lo que me angustiaban, a lo lejos pude oír un ruido que me alarmó; obviamente éste provenía desde dentro del avión.
Supuse lo primero: debo ir a investigar qué ocurre. Por algo, soy una agente, ¿cierto?

Las criminales no mostraban ninguna extraña razón, no eran una multitud, pero ciertamente, eran varios, entre ellos... una mujer.

Me desabroché el cinturón y con mucho cuidado saqué un arma que llevaba adentro de la maleta, la tomé con ambas manos y me puse en posición. Lo mejor sería ir con cuidado y de espacio. Caminé paso gradual. Los nervios me mataban, pero lo mejor sería mantenerme en posición.

Llegué a la cabina del piloto, tras varias intentos fallidos por intentar abrirla, decidí tumbarla, y le di una patada.

Lo que vi me dejó helada... toda la cabina estaba teñida de un rojo escarlata. Parecía que alguien había estrangulado al piloto y le habían clavado una navaja al copiloto
Con el arma aún en mano, revisé toda la zona, ¡no había señal de nadie!

—¡Peter, Peter, ven aquí rápido!

Él se aproximó rápidamente y de inmediato vi su expresión de desagrado.

—Lo estrangularon con las esposas... —aclaró él mirando el cuerpo del piloto.

—¿Qué hacemos? —pregunté.

—¿Sabes pilotar un avión?

—No...

—Maldición... —pateó la puerta frustrado.

Era obvio, una de esas presas había tenido que ser la culpable de tal acto.

¿Qué debía hacer ahora? Era extremadamente peligroso, cualquier cosa podía pasar.

—La culpable ha de saberse los controles del avión, y por supuesto, sabe controlarlo —le dije.

—Entonces debemos hallarla a tiempo, porque de lo contrario... —me miró un poco angustiado.

Ambos éramos novatos, y nos encontrábamos en el primer nivel de investigación, pero ni siquiera teníamos tiempo de pensar en eso.

—Oye... mira esto.

Los controles de el avión comenzaron a hacer un ruido. Había una pequeña pantalla en la parte superior que mostraba que el piloto automático gastaba demasiado combustible, por lo tanto, debíamos encontrar sí o sí al culpable: ya que era el único que sabía cómo manejar el avión y así al menos nos dejaría en tierra. De lo contrario...

Tragué saliva y miré nuevamente los cuerpos sin vida de aquellos pilotos, en ese entonces encontré un cabello rubio, largo. Lo tomé cuidadosamente, ya teníamos una pista más, algunas de las criminales eran rubias, más no todas tenían el cabello corto.

—Moriremos... —una voz femenina jadeaba y oía su llanto en seco.

Decidí hacer algo, no me quedaría de brazos cruzados.

—Soy la agente Mary Winslow —les enseñé mi placa—. Seré directa. Una de ustedes sabe cómo pilotar éste avión... ahora, depende de esa persona que salgamos vivos de ésta.

Hubo un silencio que se hacía irritante.

—Si lo hace ahora, no pondremos cargos en su contra —aclaró Peter.

Varias intercambiaron miradas de impresión. Cada vez se sentía más caluroso aquél lugar, y no sabíamos en qué pensar.

—Nadie desea colaborar...

Miré a Peter en busca de una respuesta. Debía averiguar quién había sido, fuera cuál fuera la razón, de la forma en que sea. Esa era nuestra única salida.

—Entonces, no me queda otra alternativa —entré a la cabina y apagué el control automático.

—¡Mary, por todos los cielos! —pude ver como Peter cayó y se golpeó, quedando inconsciente.

El avión empezó a descender bruscamente, me aferré a el asiento del copiloto mientras mi arma caía al fondo del avión y se disparó involuntariamente, mientras oía los agudos gritos de terror. Una mujer rubia fue corriendo hacia la cabina y se puso a pilotar el avión.

—...

—Conque ésta era tu idea... —volvió a ponerlo en piloto automático mientras me miraba—. Es poco original, esto.

—Tú eras la que estaba llorando —dije.

—Sí, buena actuación, ¿no?

—Te has quitado las esposas...

—Sí, es mi mejor truco, ¿no te parece fabuloso? —me enseñó el gancho y me mostró cómo se las había quitado.

—Los has matado...

—No me quedaré en la cárcel de nuevo —admitió ella—. A veces hay que matar por las cosas que quieres... ¿no crees? —me enseñó un revólver que se sacó del traje.

Tenía un arma, y yo estaba desarmada, era un nivel inferior a ella.

—Baja el arma... —puse mis manos en el aire e insistí.

—No... —sonrió—. ¿De verdad crees que te daré la oportunidad de mandarme a prisión de nuevo? Ni en sueños... Fui a prisión por haber asaltado un banco, por lo tanto, maté a uno de los guardias y le quité las llaves, y claro, me descubrieron. Ahora que nos iban a transferir a otra cárcel, decidí que no dejaría pasar una oportunidad tan grande.

Se me acercó y me golpeó con el arma en la nuca, varias veces, hasta que caí en el suelo. Aquél líquido rojo se esparcía con lentitud por todo mi rostro.

—Me caes bien, aunque... es una pena que tenga que matarte... —alzó el arma una última vez, pero algo la detuvo. Un disparo, en ese entonces ella cayó en el suelo retorciéndose de dolor.

¡Peter! ¡Él estaba herido también! Me arrastré hacia lo más profundo del avión y fui hacia él, se había golpeado un poco, pero no estaba muy grave. En ese entonces se puso de pie dispuesto a ayudarme.

Un disparo sonó, lo miré a y él cayó de rodillas al suelo.

—¡Peter! —grité con todas mis fuerzas, tomé su arma y no me quedó otra opción más que darle en un brazo a ella.

—Mary... —dijo por última vez.

No me rendiría tan fácil, volví a arrastrarme hacia la cabina, tomé del cuello a la mujer.

—¡Dime cómo puedo manejar el avión, ahora! —le apunté con el revólver.

Con sus últimos alientos, me dijo cómo manejar la nave.

Me senté en el asiento y hice lo que ella dijo, con un poco de combustible que nos quedaba. Tomé la radio y llamé refuerzos. Con suerte, en poco tiempo llegaríamos a tierra, acoplé el avión en un estacionamiento vacío, era lo menos que podía hacer.

Con suerte, los refuerzos llegaron a tiempo. Me subieron a una camilla.

—Peter... ¿Peter está bien? —los paramédicos me miraron con cierta tristeza.

Peter había muerto.

Miré como los médicos atendían a la mujer, y sólo pude desear una cosa desde ese día. Y es que aquella mujer se pudriera en la cárcel, como lo merecía.

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Gracias por leer~