Digimon Z - Segunda Parte

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Warchrome, 1 Julio 2013.

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    Warchrome

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    Digimon Z - Segunda Parte
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    1622
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    Lo prometido es deuda: aquí les presento la siguiente parte de esta historia, dando pie al tema central de la obra: "el Digimundo". Aunque aquí este se presentara de una manera peculiar y algo complicada de comprender en un principio; pero todo tendrá sentido mientras el relato vaya evolucionando (claro está, con la ayuda de un par de tablas y gráficos para comprender mejor el embrollo de los servidores :p)

    En fin, para no seguir con más introducciones, aquí los dejo con la historia
    ¡Que se diviertan leyéndola!




    En el Digimundo
    Segunda Parte
    --------------------------------------------------------------------------//


    Capítulo 1
    Ese portal se parece a un...


    Sección I

    Como a la todoterreno todavía le quedaban dos asientos libres, ya que el Viper solo disponía de un par, estos fueron ocupados por los hermanos Dealla.
    Durante el camino, el tema central de conversación fue la batalla de ellos contra el Trio Galleta y Agujamon, sin olvidarse de Chocomon.
    _ ¿Cómo que Michimon no evolucionaba nunca? Qué extraño, Aquelos. Tu hermana tiene toda la pinta de ser una mutamer habilidosa – dice Kenyo. Este comentario no le cayó muy en gracia a Dreide.
    Shatzy se ruboriza al escuchar las palabras halagadoras del jardinéense.
    _ A lo mejor su mutamon tiene algunas restricciones a la hora de digievolucionar, o precise de algo para hacerlo.
    _ Así es, Frantu. Mi digicompinche descubrió por sí solo lo que necesitaba Michimon para evolucionar.
    _ ¿Y qué era? – pregunta Febi muy curiosa.
    _ Pues, nada más simple que un poco de agua la cual, mezclada con los fuertes sentimientos del mutamon hacía su mutamer, dieron como resultado la digievolución.
    _ Ya veo, Glupmon. Quizá no solo lo necesite para pasar de la anterior etapa a esta, sino que en cada una de las siguientes. Y me parece que no solo Michimon tiene ese tipo de restricciones – comenta Frantu muy seguro de sí.
    _ Puede ser. Pero si es que alguno de nuestros mutamons lo hayan precisado, no nos dimos cuenta en ese momento – dice Kenyo.
    _ Quién sabe. A lo mejor no todos tengan el mismo tipo de necesidad – agrega Febi.
    Ledmon estaba un poco inquieto luego de escuchar la conversación. Su mutamer se percató de ello, y trato de apaciguarlo con tiernas caricias. Pero esto solo agravó más las energías del mutamon.
    _ Me parece que se lo que le está pasando a tu digimon, Febi. Si no llevo mal las cuentas, él es el único que todavía no ha evolucionado ¿o me equivoco? – pregunta Kenyo. Este recibe una rápida respuesta de su compañera de asiento: un sutil pisotón.
    _ ¡Auch! ¿Qué te pasa mujer?
    _ ¡Es que no tienes ni un poco de decoro! ¡¿Cómo vas a hacer un comentario así?!
    Pobrecito de Ledmon. Heriste sus sentimientos.
    Todos fruncieron el ceño.
    _ No te preocupes Dreide. Ledmon tiene el suficiente poder como para igualar a cualquiera del nivel Novato – dice su mutamer.
    El resto vuelve a fruncir más el ceño todavía.
    _ ¡Así es, Febi! ¡Yo soy Ledmon, el Amo del Rayo!
    Ya casi no podían fruncir más el ceño.
    _ Ah…mejor porque no cambiamos de tema ¿eh? – dice Frantu, adivinando la incomodidad de la cual eran víctimas.

    En el otro vehículo, Crisel intentaba, inútilmente, de entablar una conversación, aunque está fuera muy amena.
    _ Pero qu…
    _ ¡Shh!
    _ ¡Quien hubier…!
    _ ¡Silencio!
    _ El ba…
    _ ¡Callate!
    _ ¡Pero es que el…!
    _ ¡Te dije que te callaras, hombre!
    _ ¡Ma´sí! Que se pudra todo. Total, no necesitas maquillaje para verte mejor ¿o sí? – dice Crisel ya muy resignado.
    _ ¡¿El qué?! – pero él no le responde, haciendo como que tenía puesto un cierre en la boca. Furiosa, ella le dice:
    _ No te me hagas el graciosito, sí. A ver ¿Qué me querías decir?
    _ Nada, nada. Solo que el baúl está abierto.
    _ ¿Jum?
    _ Pues… velo por ti misma.
    La muchacha mira hacia atrás y ve que la capota del baúl se había levantado.
    Disminuye la velocidad y se detiene justo antes del puente que cruza el arroyo Tabay por la ruta 7, camino a Bello Horizonte. Los otros, como iban por delante, no se percataron de que estos se habían detenido.
    La esbelta pelirroja se baja muy tranquila. Mira el interior y no ve nada más que su escueto equipaje. Entonces, escucha un ruido extraño desde la parte delantera del vehículo. Cerrando la puerta del portaequipajes, se dirige hacía el motor. Con cuidado lo abre, y sin cambiar de expresión ni de mascar su eterno chicle, ve a un pequeño mutamon aferrado a la batería.
    Crisel también se había bajado, y cuando vio al digimon, casi se cae de…casi se cae.
    _ ¡¿Qué es eso, Turbine?!
    _ Debe ser un digiladrón, mi querido pervertido. Antes de parar, me di cuenta de que la batería estaba casi agotada. Supongo que él debe ser la causa de este contratiempo – dice Rougue tratando de sacar al aferrado mutamon.
    Después de varios forcejeos, y con la ayuda de Crisel, logran quitarlo.
    Era un pequeño microchip con dos “brazos”, con manos en forma de pinzas.
    Al salir despedido de la batería, el corto lo dejo inconsciente. Así que no les quedó más remedio que llevárselo junto en el auto.

    La todoterreno ya había llegado cerca del lugar donde supuestamente se encontraba el portal hacía el Digimundo. Y, como Dreide dijera, su tío se encontraba allí.
    _ ¡Tío! ¿Dónde te habías metido? – corre la muchacha al encuentro del profesor.
    _ ¡Quieta ahí! – dice una voz metálica.
    Por entre uno de los árboles, surge un badmutamon con el cuerpo de una Playstation.
    _ ¡¿Quién eres tú?! ¡¿Qué la has hecho a mi tío?!
    _ Yo, nada. El vino conmigo voluntariamente.
    _ ¡¡Mentira!!
    _ No Misty. Eso es cierto.
    _ ¡¡No es cierto!!
    _ Sí, si es cierto.
    _ ¡¡¡No!!! – y la histérica joven recibe una cachetada por parte de Febi. Ella se toma el rostro y baja la cabeza avergonzada.
    _ Es cierto, sobrina. Luego de que me olvidaran tirado al lado del colectivo, supe lo que estaba pasando. Yo era parte del gran plan de Mamon.
    Aquelos suelta una risotada al oír el nombre del virus original.
    _ ¡¡Silencio!! Más respeto por nuestro Emperador – le increpa el profesor.
    _ Vieron. Yo no le hice nada de nada – dice muy tranquilamente la gran consola.
    Todos quedan estupefactos al oír las palabras del doctor Ottoyamaguchi. Menos Shatzy y Aquelos, que no tenían idea de cómo venia la cosa.
    Fuera de sí, Dreide se lanza hacía la Play, pero el badmutamon la esquiva muy fácilmente. Se da la vuelta y la golpea con un pad por la nuca, dejándola inconsciente.
    Su tío seguía sin moverse, como si estuviera bajo un encantamiento.
    Kenyo reacciona.
    _ ¡¡¡Miserable PsONE!!!
    _ Más respeto, mutamer. Mi nombre es Sonyplaymon. Y no te preocupes, que solo esta desmayada.
    _ ¡¡Cállate!! – y le lanza al sorprendido Cubymon. El pobre digievoluciona desesperadamente, pero no como la vez anterior.
    _ ¡Oh no! – exclama Shatzy horrorizada.
    De entre un vapor muy extraño, surge un nuevo mutamon. Pero, como en esta historia no hay digimons malvados o tipo “dark”, no esperen que sea eso.
    En fin, la forma que ahora tenía era la de una heladera oxidada.
    ¡¡¡Heladeramon!!! – y vuelan cubos de hielo medio derretidos por todo el lugar.
    Kenyo no podía creer lo que estaba viendo: su digicompinche había evolucionado por el camino equivocado. O mejor dicho, por otra de las líneas evolutivas.
    Sin piernas y con dos enormes brazos de hielo, comienza a disparar una poderosísima metralla contra el despreocupado Sonyplaymon. Este había levantado una barrera contra el ataque, o sea, un firewall. Pero poco a poco, la pared se fue desintegrando ante el descontrolado asalto de Heladeramon. La digiconsola fue alcanzada por los miles de cubos semiderretidos.
    _ ¡Bippp! ¡Error! ¡Error! ¡Grrrr! Mi CPU está fallando. Mejor me retiro – y de un veloz movimiento, toma al profesor y desaparece por la espesura de la selva.
    Heladeramon seguía lanzando cubos de hielo en la misma dirección.
    Una llamarada da contra el electrodoméstico, haciendo que involucionara a Cubymon.
    _ Gracias Frantu. Parece que me deje llevar por mis sentimientos y ocasione que mi digicompinche evolucionara erróneamente.
    _ No te preocupes man. Anda, ve a recoger a Dreid.
    Todos lo miran con cara de pocos amigos.
    _ Perdón. Ve a “levantar” del suelo a Dreid ¡¡Ufh!! Que mal pensados, che.
    En eso, llegan Crisel y Turbine, con el Viper a la miseria.
    _ ¡¿Porque no me dijeron que era por un camino de tierra?! Justo ayer a la noche llovió a más no poder – se queja el posadeño al ver el estado del coche.
    Turbine se ríe, y cierra la puerta sin demostrar alguna preocupación.
    _ ¡Al fin llegaron! – dice Frantu.
    _ Bueno, bueno. No hay porque estar molestos. Es que tuvimos un imprevisto con este digimon – y ella les muestra al inconsciente.
    _ ¿Crisel es un mutamon?
    _ ¡Tch! Me refiero a lo que él lleva en brazos, Aquelos.
    _ ¡Ahh! ¡¡¡Waw!!! ¡¿Qué es eso?!
    Rougue gira la órbita de sus ojos y se toma la frente.
    _ Hay hermanito – ríe avergonzada – Perdónenlo, siempre es así.
    _ Está bien. Pero bueno, ese bichejo parece estar dormido ¿no?
    _ Si, Frantu. Cuando lo sacamos de la batería del Viper, el corto lo dejo así… ¿Pero qué paso acá? – exclama Crisel alarmado al ver que Kenyo cargaba en brazos a Dreide.
    _ Un badmutamon nos estaba esperando. Parece que tiene bajo control a su tío y bue…la historia de siempre.
    _ Ya veo.
    _ Bueno, mejor es que vayamos al portal de una vez – dice Kenyo.
    _ Es cierto ¿qué tan lejos queda desde acá?
    _ No está muy lejos. Vamos, síganme – y todos toman un estrecho trillo por la selva.

    Al acercarse al arroyo, cerca de la cueva de la Piedra Hueca, Crisel exclama…
     
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    Prosiguiendo con la faena, nuestro grupo al fin llega al portal interdimensional.
    Pero algo inesperado esta por suceder ¡No se lo pierdan!



    Capítulo 1
    Ese portal se parece a un...


    Sección II

    _ ¡Ese portal se parece a un c…!
    _ ¡Hey! Cuidado con tu bocaza, pervertido – le reprende Turbine con su distintivo codazo a las costillas.
    Al salir de la espesura del trillo en la selva, se encuentran con el arroyo Cuña Pirú.
    Este corría muy ancho por el lugar, como queriendo proteger un gran tesoro. Dentro de su cauce se veían vestigios de viejos pilones de hormigón, antaño perteneciente a un puente. O quizá, a un pequeño dique. Lo que sí se podía distinguir sin dificultad era el destello multicolor que fulguraba la boca de la enorme boca de la caverna “Piedra Hueca”, que se encontraba inundada a medias por el arroyo.
    Esta caverna tenia entre cinco a siete metros de altura, pero su garganta se encogía tanto como un embudo a unos pocos metros más adentro. No se podía distinguir a donde llevaba el resto de la cueva por el portal que estaba enfrente.
    El mismo se mantenía abierto gracias a dos televisores portátiles de catorce pulgadas.
    Las antenas servían como difusores.
    _ Ahora veo cual era la verdadera función de estos aparatos – dice Frantu muy sorprendido.
    _ La “gran” tecnología de los setenta, eh – se jacta Kenyo.
    _ No, no, no. De los sesenta, mi querida mula de carga – le responde Dreide, que ya volvía en sí.
    El joven la baja de sus espaldas, y la deposita delicadamente sobre una roca.
    _ ¿Estás bien, Misty? – le pregunta muy preocupado.
    _ Claro que estoy bien ¿piensas que por unos golpes voy a estar derrotada?
    _ Pero si solo fue uno – interrumpe Crisel.
    Nuevamente este queda sin aire gracias a Turbine. Frantu corre a socorrerle sin poder dejar de reírse.
    _ Pero bueno ¿A dónde se llevó mi tío esa consola barata?
    _ Creemos que por ese portal, Dreide. Pero hay tantas huellas, que es imposible saberlo.
    Cuando la joven dirige su mirada hacía el agujero del digigusano, sufre un shock repentino, dejándola paralizada.
    Como Febi estaba a su lado, intento ver que le ocurría, y cuando la toca, ella también cae inconsciente…bah, no se “cae”, es solo una forma de decir.
    _ ¡Pero qué diantres! ¿Qué les paso? – exclama Aquelos.
    _ No tengo la menor idea, hermanito. Es como si al ver el portal, algo malo les hubiera sucedido. Quizá deberíamos tener cuidado.
    Pero todos ya habían estado observando el portal y nada les había ocurrido.

    Dentro de la mente de ambas jóvenes, una tormenta de recuerdos las sacudía.
    Dreide volvía a ver ese contorno borroso, esa persona que intentaba protegerla.
    Entonces, recordó algo más: este individuo le decía que no debía preocuparse por él, que todo estaría bien. Que pronto regresaría… ¿a verlas? Y entonces, se recupera.
    _ ¡Ah! ¡Oh! Mi cabeza – se queja Dreide.
    Febi seguía en trance.
    En su mente, ella veía la misma sombra, pero más distante. Vio como que este sujeto le arrojaba algo a las manos, y desaparecía arrastrado por… ¡ese mismo portal!
    _ ¡Ah! – grita asustada al volver en sí.
    _ ¡¿Qué paso Febi?! – interviene Frantu horrorizado.
    _ Es como si ya recordara este lugar…ese, ese portal…
    _ ¿Tú también? – le dice Misty.
    _ Eso quiere decir que…que tú eres ella.
    _ ¿Ah? – exclaman todos muy confundidos.
    _ Entonces…las dos perdimos la memoria ese día.
    _ Pero ¿Por qué estaban ustedes dos juntas? O peor ¿Qué cornos hacían por acá?
    _ Ahora…hum…recuerdo que íbamos entre tres personas. Una de ellas eras tú, Febi. La otra…
    _ Era… ¡era Faroy!
    Kenyo se queda helado al escuchar ese nombre otra vez.
    _ Era ¿yo? – pregunta el joven inseguro.
    _ No. No eras tú. El…Faroy, tenía la cabellera blanca…
    _ Una carita de ángel protector…
    _ Y ropajes militares…
    _ Además de ser muy, pero muy hermo…
    _ ¡Ya! Ya entendí – exclama Kenyo un tanto enojado.
    _ O sea que ustedes dos se habían embarcado con ese tipo a solas, e iban a ir al digimundo así de sopetón, sin esperar a los otros.
    _ Es que no sabíamos nada del resto de los mutamers, Frantu. Además, Faroy parecía tan seguro de sí que…
    _ Ya está bien, Febi – dice refunfuñando – Por lo menos recuperaste tu memoria, porque has dicho mi nombre sin problemas.
    _ Jum, no lo creo. No reconozco tu rostro. Lo siento Frantu.
    El pobre casi se desploma de la tristeza, pero se contiene al ver la expresión lastimera de Kenyo. Camina a su lado, y trata de animarlo.
    _ ¡Ja! El muerto se ríe del degollado ¿no?
    _ ¡Ah! Y bue…
    Los hermanos Dealla no entendían ni un poco de lo que estaba pasando, pero intentaron hacer todo lo posible…por hacerlo.

    Después de recuperarse, las dos jóvenes se veían más unidas que nunca, compartiendo datos de “ese” Faroy. Frantu terminaba de envolverle el torso con vendajes al adolorido Crisel, mientras que Turbine se pintaba las uñas mascando el mismo chicle.
    Shatzy intercambiaba algunas palabras con Kenyo; Aquelos vio que los ojos de su hermana brillaban más de lo usual.
    _ Así es, Shatzy. Veo que sabes mucho acerca de los digimons.
    _ No es para tanto, Kenyo. Es que me encantan estas criaturitas – dice ella mientras acaricia a su extasiado mutamon.
    _ ¡Mjgh! ¡Mjgh! – los interrumpe haciendo como si tosiera – Perdón que interrumpa vuestra conversación, pero ¿no sería bueno que nos alistáramos para cruzar el portal?
    _ Es cierto hermanito.
    _ Ah…sí, tienes razón Aquelos.
    _ Yo estoy listo.
    _ Y nosotras – exclaman las nuevas mejores amigas, tomadas de la mano.
    _ ¡Ufh! No estoy muy bien que digamos…pero también estoy dispuesto a cruzar ese portal, si es que llego vivo antes, claro.
    _ ¡Bah! Además de pervertido, debilucho – se queja Turbine que ya se dirigía al agujero del digigusano. Entonces, desde dentro del vórtice, surge una horripilante garra que aprisiona el cuerpo de la voluptuosa pelirroja, llevándosela por él.

    _ ¡¡¡No!!! – grita Crisel desesperado.
     
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    Una corta pero emocionante sección les aguarda, mis caros lectores.
    Como reza el dicho: El mejor veneno vienen en frascos pequeños... perdón, eran las esencias :p




    Capítulo 1
    Ese portal se parece a un...


    Sección III

    _ ¡Hey, insolente! ¡Deja de manosearme así! – grita Rouge tratando de librarse de la horripilante garra.
    Crisel corre a su socorro, pero luego de tomar la zarpa con su mano izquierda y querer utilizar la otra para hacer mayor fuerza, la pelirroja le da una cachetada.
    _ ¡Con un pervertido alcanza! – y la joven desaparece por el portal. El joven ve horrorizado como se la llevan sin que él pudiera hacer nada para impedirlo. Entonces, Crisel golpea el suelo con furiosa desesperación.
    _ ¡Vamos hombre! Hay que ir por ella – le dice Frantu.
    Pero él seguía golpeando el suelo sin parar.
    _ No te preocupes, Crisel. Seguro que ella estará más que bien, sabe cuidarse de maravillas – le dice Dreide.
    No había caso. El suelo comenzaba a teñirse más y más de rojo.
    Preocupado, Kenyo intenta detenerlo.
    _ ¡¡Dejame en paz!! – y Crisel lo golea haciéndole caer estrepitosamente.
    _ ¡¡Hey!! ¡¿Qué te pasa, hombre?!
    _ ¡¿Qué no es obvio, Kenyo?! Yo intento hacer lo posible por ser agradable con ella… ¡y ni siquiera me permite salvarla!
    Todos se sorprenden al escuchar sus palabras. Menos Frantu, que se reía con ganas.
    Dreide trato de detenerlo, más este le dice a su amigo, sin dejarse de reir:
    _ ¿No te parece que es muy pronto como para que ella te de articulo? Todavía ni entramos al digimundo y ya estas desistiendo. Ella solo te está probando, Crisel – y estas palabras hacen que su amigo se sonrojara como un tomate avergonzado.
    Misty suelta la mano de Febi y, enojada, se dirige junto a Frantu.
    _ ¡¡¿Cómo vas a decirle eso enfrente de todos?!! ¡Pobre tipo! – e imitando a Rouge, le da un codazo en las costillas.
    Crisel lanza una estruendorosa carcajada, desahogándose completamente.
    _ Ya sabía yo que eso iba a surtir efecto – sonríe Dreide.
    _ Mhg…sí, claro. Como no – se queja Frantu.
    Los hermanos Dealla seguían sin entender mucho que digamos.

    Después de unos minutos, con todo el equipo listo (lo que llevaban puesto y las mochilas) cruzan el agujero del digigusano.
    Al hacerlo, un torbellino azul los hace girar sin parar hacía un vértice en el infinito espacio…de la caverna.
    _ ¡Ah! ¡Mejor hubieras escrito en el “finito” espacio de la caverna! – corrige Shatzy al ladear cerca de las filosas salientes y protuberancias de la cueva.
    Todos giraban como en un lavarropas gigante, dando una y otra vuelta sin parar…
    _ ¡Mburph!… No describas más la situación, por favor, que me está dando nauseas – se queja Aquelos, que estaba todo verde.
    _ ¡¡¡Te dije que no siguieras!!!
    Está bien, está bien. Bueno, mejor prosigo.
    Uno por uno, iban siendo absorbidos por el vértice del torbellino azul, como unos barquitos de papel que se los lleva el remolino.
    Dentro del angosto epicentro del torbellino, eran arrastrados velozmente dando miles de vueltas sin parar, mientras sus ropas salían despedidas por el lugar o espacio sin fin.
    _ ¡¡¡¿Qué?!!! Me parece que se te fue un poquito la mano con esto ¿no, escritor?
    Pero las prendas de Misty salieron volando.
    _¡¡¡Miserable…!!!
    Para suerte de ella (y los demás pudorosos…y lectores pervertidos) una luz cubría su desnudez que, al llegar al final del interminable túnel giratorio, acuoso y azulado, fue recubierta por nuevas prendas de vestir: las mujeres, con vistosas togas sobre un conjunto de pantalones largos y blusas según el color de sus digimons. Y los hombres, con chaquetas de mangas largas que les llegaban apenas al abdomen, sobre una remera del color correspondiente a sus mutamons; y pantalones de jean.
    Todas las chaquetas y togas estaban estampadas con circuitos al estilo de placas bases, siendo el negro el color predominante y las pistas metálicas de los ya mencionados tonos mutanescos.
    Y, por supuesto, todos llevaban puestos unos hermosos mitones de cuero.
    _ ¿Y la ropa interior? – interrumpe Shatzy.
    Pues…eso es algo privado ¿no es cierto?
    La joven se sonroja, asintiendo afirmativamente.
    Bueno, en realidad, habían sido recubiertos por trajes o ropa interiores enterizos, al estilo de camisones, pero muy ajustados al talle. Y al igual que las togas y chaquetas, con diseños de circuitos esquemáticos, denotando sus partes…
    _ ¡Bueno, bueno! Me parece que ya es suficiente, escritor – dice Shatzy, un tanto avergonzada.
    …partes integradas, era lo que iba a decir…ah, en fin.
    Luego de atravesar la boca del agujero del gusano, su travesía por el portal todavía no había acabado. Les esperaba un largo tobogán en espiral…
    _ ¡Y otra vez con las vueltas! – se lamenta Aquelos.
    Como iba diciendo, un largo tobogán en espiral que servía para secarlos por completo.

    Después de siete kilómetros, nuestros héroes divisaron una gran puerta metálica a pocos metros del final del tobogán, que terminaba con una caída sobre miles de bolas de billar, para dolor de los mutamers.
    _ Por suerte hay muchas y están bien holgadas dentro de esa piscina – dice Crisel.
    Entonces, surge un badmutamon desde debajo de las bolas de pool.
    Este tenía la forma de la bocha número cuatro, piernas y brazos lánguidos, y una boca risueña coronada con dos ojos saltones. Sostenía un palo de billar en la mano izquierda y en la otra la bola blanca.
    Antes de que Crisel, el primero en entrar al portal, cayera dentro la gran piscina, el badmutamon hizo una tacada en el aire, golpeando a las miles de bochas que salieron despedidas por todo el lugar. En su gran mayoría, hacía nuestro protagonista.
    Gracias a la rigurosidad de la situación (espanto), su mutamon digievoluciona al siguiente nivel: ¡¡¡Terramon!!! y de un veloz movimiento, crea una sólida pared de rocas, haciendo que las bolas rebotaran.
    _ Y si no hacemos algo ¡¡Nosotros también vamos a rebotar!! – grita desesperado Aquelos al ver que el muro había sido materializado justo enfrente del tobogán.
    Pero el mini “Gotsumon” cómo Shatzy mas adelante lo describió, deshizo la pared antes de que hubiera omelette de mutamers.
    _ Limon ¡diegievoluciona! – y el mutamon, luego de evolucionar, teje una red que los atrapa antes de que cayeran sobre las duras esferas que todavía quedaban.
    _ ¡Ufh! Eso fue por poco…¡Gracias, Limamon! – suspira Misty muy agradecida.

    _ ¡Tch! Me equivoque pues. Había sido que el digicompinche de Crisel faltaba por evolucionar también – dice Kenyo; pero en aquel momento, el badmutamon aprovecha de que todos estaban en la red, y los encierra dentro con una técnica especial. Limamon intenta deshacer su tejido, pero sus esfuerzos fueron en vano ¡Estaban atrapados!
     
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    1018
    Sin un minuto para detenerse, nuestros protagonistas vuelven a enfrentarse contra un fiero enemigo.
    Todo para poder al fin entrar al tan esperado Digimundo... ¡Veamos si tienen suerte!



    Capítulo 1
    Ese portal se parece a un...


    Sección IV

    Parecía que la situación estaba perdida, y entonces…el microship interviene, volando desde las manos de Crisel. De un poderoso golpe eléctrico, corta la red abriéndola por la mitad. Todos se ponen de pie inmediatamente, luego de caer al piso unos encima de otros…y sobre las bochas al final, aunque no “tan” duramente.
    _ ¡Maravilloso! este… ¿cómo te llamas, pequeñuelo? – pregunta Frantu.
    El microchip con brazos responde, orgullosamente:
    _ ¡Yo soy el poderoso primo de Ledmon, el gran Minichipmon! – se jacta petulante.
    _ ¿El primo de Ledmon? ¿Eso es cierto?
    _ Jum, sí, es cierto Febi. Pero también es la oveja negra de la familia.
    _ ¡¡Mentira!! ¡Ustedes son los que no me comprenden!
    _ Si claro. Como que tus travesuras “siempre” nos han divertido a todos – se queja Ledmon dándole la espalda.
    Minichipmon le saca la lengua.
    _ Bueno, bueno. Ahora no es momento para discusiones familiares. Tenemos a un badmutamon que, por lo que veo, está a punto de lanzarnos un enorme ataque. Y si no hacemos algo, vamos a recibir bochazos de a montón – interviene Kenyo.
    _ Tienes razón. Es momento de que mi digicompinche evolucione – dice Febi, pero su mutamon se encoje de hombros impotente.
    _ No te preocupes Nesch. Nosotros nos vamos a encargar de esa fea bocha violeta – dice Crisel muy seguro de sí.
    Al oír que la llamaran así, Febi vuelve a sufrir un shock memorable. Frantu por poco no la caza antes de que cayera al suelo.
    Y en ese momento, la bola número cuatro da un poderoso tacazo con la bola blanca a otras tres en línea.
    _ ¡Has esa pared de rocas de nuevo, Terramon!
    _ ¡A la orden, Crisel!
    Nuevamente levanta un gran muro de piedras, y esta resiste el primer bochazo pero, la segunda esfera crea un pequeño hoyo donde la tercera se introduce y explota.
    Una nube de polvo cubre a los dos, dejándonos sin saber que les había ocurrido.
    La bola cuatro sigue sin decir nada, expectante al resultado de su ataque.
    _ Hum ¡sí que es espesa esa nube! – declara Aquelos.
    _ Ya hermanito. De un momento a otro se va a desvanecer.
    Pero lo que nuestros héroes no sabían era que el mismo Terramon estaba produciendo más y más polvo.
    Harto de esperar, la violácea esfera toma de sus espaldas el triángulo, acomoda todas las bochas en el aire y le da una increíble tacada.
    Las nueve bolas salen despedidas, en un principio desordenas pero, rebotando por la piscina, se dirigen justo hacía la nube.
    _ ¡Tengan cuidado que ahí se les vienen encima todas las bochas! – grita Frantu.
    Entonces, un temblor sacude el lugar, y desde la polvareda sale una oleada de tierra y rocas. Esta dispersa las bochas y sigue su curso en dirección a la bola cuatro.
    Luego de esquivar el ataque, desesperado, saca la bola ocho y, dando un par de giros malabáricos con su palo, da otro poderosísimo tacazo.
    Ya en ese momento la nube había desaparecido, mas nadie estaba allí…para el terror de los otros mutamers.
    _ ¡Rápido Cubymon! Construye una curva y devuélvele el ataque.
    _ Excelente idea Kenyo. Pero antes debo evolucionar, porque mi poder actual es insuficiente.
    _ Seguro, seguro.
    _ ¿Y?
    _ Perdón ¡¡¡Digievoluciona, Cubymon!!!
    Y antes de que esa esfera negra fuera a darles, ya estaba lista la curva acanalada.
    La bocha da contra ella y sale despedida en dirección contraria, justo hacía el badmutamon.
    Este intenta esquivarla, pero en ese momento las manos de Terramon toman sus tobillos, impidiéndole escapar.
    _ ¡Miserable roca! ¿No sabes que esa bola ocho nos va a destruir a ambos con un poderoso ácido corrosivo? – grita el violáceo.
    _ ¡Suéltalo, Terramon! ¡No vale la pena morir por esa bocha rechoncha! – grita Kenyo desesperado. Pero sus manos no dejaron de sujetarlo en ningún momento.
    La negra esfera impacta contra… ¿cómo era que se llamaba?
    _ ¡¡¡Me llamo Poolemon, escritor de cuarta!!!
    El miserable, mal educado y obeso badmutamon es desecho por su corrosivo ataque, que lo desintegra a la vez en códigos binarios, como siempre.
    _ ¡Oh no! Las manos…¡¡¡Las manos de Terramon se están derritiendo!!! – exclama Shatzy, tapándose horrorizada la cara.
    _ ¡¡¡No…no…no…no…!!!
    Todos se dan la vuelta y ven, sorprendidos, a Crisel gritando como un desaforado, y a su mutamon que salía por una abertura en el suelo.
    _ Pero ¿cómo?
    Este los mira con una mirada de confianza pedante.
    _ ¿Pensaban que íbamos a dejarnos eliminar tan fácilmente? Oh, no. Claro que no.
    _ ¿Y esas manos?
    _ Esa fue idea de Terramon. Creo un símil de ellas y las aseguro a la tierra. Luego escapamos a toda velocidad.
    _ Ya veo. Por eso tienes las rodillas sangrantes – dice Kenyo.
    _ Hum…sí. Arden un poco, pero valió la pena ¿no?
    _ ¡Claro que sí! – exclama Frantu, ahora más aliviado.

    Después de recuperarse, los mutamers toman rumbo hacía la gran puerta, que estaba más lejos de lo que parecía.
    Durante el camino, Frantu vio que su amigo tenía una expresión extraña en su rostro.
    _ ¿Qué es lo que pasa, Kenyo?
    _ Jum. No es nada. Es solo que hay algo que no encaja, que no entiendo.
    _ ¿Qué quieres decir? – pregunta Frantu, que vuelve a acomodar el cuerpo inerte de Febi sobre su espalda.
    _ Pues, cuando Cubymon se me apareció en el colectivo, también lo hizo Limon.
    _ ¿Y?
    _ Que si Misty ya lo hubiese conocido, no se habría sorprendido al verlo.
    _ Pero me habías dicho que su celular también se transformó en un digitorola.
    _ Eso complica más las cosas. Sospecho que ella o nos está ocultando algo, o…
    _ ¿O qué? No me dirás que…
    _ Jum. Si: sospecho que ella no es ella. Y si no, ¿cómo es que había salido junto con Febi y ese tal Faroy hacía el digimundo sin un digimon?
    _ Es cierto. A lo mejor puedo preguntarle algo a Febi cuando despierte.

    _ Pero ten cuidado. Puede que todo esto sea una trampa – declara Kenyo ceñudamente.
     
  5.  
    Warchrome

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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Digimon Z - Segunda Parte
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    978
    Final abrupto de este primer capitulo.
    Un misterio es resuelto ¡con una sorpresa inesperada! :eek:



    Capítulo 1
    Ese portal se parece a un...


    Sección V

    Tras dos kilómetros de una silenciosa caminata, los mutamers llegan junto a la gran, pero que digo, inmensa e inconmensurable puerta de doble hoja.
    La misma parecía estar hecha de un metal extraño para ellos, con cientos de circuitos circundando su superficie.
    _ Esa puerta está hecha de adamantitanio – dice Ledmon.
    _ ¡¿De qué?!
    _ De adamantitanio.
    _ ¿Y esos dos metales se pueden fusionar?
    _ Hay que ir acostumbrándose a estas cosas, Aquelos – ríe la joven.
    _ Lo que digas hermanita. Pero ¿el adamantium no era de…
    En ese instante las dos puertas se abren chirriantes, para sorpresa de todos.
    Un poderoso torbellino los arrastra dentro de…hum…suponemos que dentro del servidor correspondiente al digimundo mutado.
    Dentro del remolino todo era confuso para ellos y, en un momento, se ven lanzados en diferentes direcciones, cayendo desde gran altura hacía el lejano suelo.
    _ “¡Ah! ¡No! ¡&%$#@!” – eran las palabras que salían de sus bocas.
    Entonces, en medio del aire, un gran mutamon con forma de colectivo ingles turbinado los va atrapando uno por uno a gran velocidad. El último en caer dentro fue Aquelos.
    _ ¡¡Waw!! ¡Qué aterrizaje más confortable!
    _ Eso dices tú, hermano. Yo caí sobre esta mesa – se queja Shatzy.
    _ Y yo por las escaleras – dice Crisel que aparecía desde abajo.
    En eso, el mutamon volador les habla.
    _ Lo siento muchachos, pero es la primera vez que rescato a pasajeros humanos.
    _ ¡Oh! Que voz más grave que tienes ¿cómo te llamas? – pregunta Misty.
    _ Yo soy uno de los cientos de buses, o mejor dicho, serialbussemones de este servidor.
    Mi nombre es Oldredmon, a su servicio, mutamers.
    _ ¿Ah? ¿Cómo sabes que somos mutamers?
    _ Bochomon me ha ordenado que estuviera a su espera. Ahora debo llevarlos con él.
    _ ¡¿Bochomon?! – pregunta Frantu muy sorprendido. Pero antes de recibir una respuesta, el mutamon les ordena bajar a su planta baja, para luego volar a match tres hacía un destino desconocido para todos. Todos, incluyéndome.
    En el apachurrante viaje, nadie pudo más que retorcerse del asombro…o del dolor, da igual, ya que ninguno logro decir nada más que: ¡Gggjdghddghjdghrrrrdhgddjgggggg!

    En otra parte del digimundo, un obeso badmutamon charlaba con otro que tenía una apariencia desgreñada.
    _ Mis sirvientes me han informado que los mutamers ya han llegado. Aunque Poolemon no consiguió detenerlos el tiempo suficiente, por lo menos he logrado hacerme con la primera central de control.
    Tosiendo flemas, y luego escupiendo otras, el ojeroso badmutamon le dice:
    _ Jum. Necesitamos tener en nuestro poder a seis centrales más, o nuestro Jefe Supremo nos va a cortar las…
    _ Placenteras diversiones. Lo sé, Enviciaomon.
    _ Yo creo que esh momento de enviarles a mi equipo, Ociomon, ya que Puchomon y Vodkatamon me han fallado en su última misión, aunque igualmente voy a servirme de ellos en otra ocasión. Pero fue por poco…
    El obeso badmutamon lanza una carcajada horripilante y le pregunta:
    _ ¿Así que no solo mis soldados han perdido contra los mutamers?
    _ ¡Oh, cállate! Bolsa de grasha.
    _ Bueno, bueno. Cuanto antes los envíes, mejor será.
    _ Así lo hare. Así lo hare.
    Y tres sombras se desvanecen cuando el desgreñado termina de decir esas palabras.


    Luego de un estrujante vuelo, el mutamon reduce la velocidad a crucero, permitiendo que los mutamers se recuperen.
    _ ¡Ugh!…ahora sé lo que sienten los pilotos de guerra.
    _ Tampoco me imaginaba tanta fuerza, Kenyo. En fin, por lo menos eso despertó a Febi. Aprovecho, y le pregunto acerca de tus sospechas.
    _ Buena idea. Pero espera a que ella termine de vomitar.
    _ Seguro, seguro.
    _ ¿De qué sospechas? – sorprende Misty a Kenyo por las espaldas.
    _ ¡Ah! Eh…estem.
    _ ¿Hum?
    _ Es que…que…sospecho de que ese Bochomon sea muy inteligente. Sí, eso es.
    _ ¿En serio? ¿Y a vos solito se te ocurrió tan sesuda conclusión?
    El sanjosino se ríe pícaramente.
    _ En la que te metiste, Kenyo.
    _ ¡Hey! Qué manera de ayudarme, Frantu.
    _ Estem…yo mejor me voy a ver cómo sigue Febi. Los dejo solitos – y sale corriendo hacia la fila que los otros mutamers estaban haciendo frente al baño.
    _ ¡Pero que…! ¡Bah! Qué tipo.
    Al darse vuelta, vio que Dreide lo miraba fijamente.
    _ ¡Ah! – sonriendo avergonzado – sigues ahí.
    _ Así es. Sigo esperando tu respuesta. La verdadera, claro está.
    Un nudo se le hizo en la garganta. Trago saliva varias veces. Se rasco la cabeza otras tantas. Miro el reloj…e intento disimular que estaba mareado. Pero fue inútil.
    Ella le tomo la cabeza con ambas manos e hizo que sus miradas se enfrentaran.
    _ ¡Hey! No cierres los ojos.
    Entonces, Frantu rompe la atmosfera con una sonora carcajada.
    _ Esta escena me recuerda a Ranma 1/2, cuando Akane lo reta a él a darle un beso – interviene Frantu, que volvía junto con Febi
    _ ¡¿Eh?! ¡No, no! No es nada de eso – exclaman los dos ruborizados.
    _ ¿Hum? No les creo ni un poquito – se ríe Frantu.
    _ ¡Nada que ver! Lo que pasa es que le quería sacar ese secretito que me estaba guardando.
    _ ¿El secretito? ¡Ah! Frantu ya me pregunto por eso, Misty.
    _ ¿Ah?
    _ Je. Kenyo sospechaba que vos no eras vos.
    _ ¡¿Qué?! ¿Cómo?
    _ Él…ellos creían que vos, y a la vez yo, éramos unas impostoras.
    _ ¿En serio? Pero ¿por qué?
    _ Pues veras, lo que me hizo sospechar fue lo que les ocurrió a ustedes antes de entrar por el portal. Eso de ir con ese tal Faroy sin un digicompinche me suena a verso.
    _ ¿Sin un digicompinche? ¡Ah! – exclama con una sonrisa – No, en realidad sí que tenía uno, al igual que Febi, que sería Minichipmon. Y el mío es este – y Dreide toma otro digitorola, materializando a un mutamon con forma de enredadera.
    _ ¡¿Cómo?! ¿Qué tienen dos digicompinches a la vez? – exclaman ambos mutamers
     
  6.  
    Warchrome

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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    978
    Final abrupto de este primer capitulo.
    Un misterio es resuelto ¡con una sorpresa inesperada! :eek:



    Capítulo 1
    Ese portal se parece a un...


    Sección V

    Tras dos kilómetros de una silenciosa caminata, los mutamers llegan junto a la gran, pero que digo, inmensa e inconmensurable puerta de doble hoja.
    La misma parecía estar hecha de un metal extraño para ellos, con cientos de circuitos circundando su superficie.
    _ Esa puerta está hecha de adamantitanio – dice Ledmon.
    _ ¡¿De qué?!
    _ De adamantitanio.
    _ ¿Y esos dos metales se pueden fusionar?
    _ Hay que ir acostumbrándose a estas cosas, Aquelos – ríe la joven.
    _ Lo que digas hermanita. Pero ¿el adamantium no era de…
    En ese instante las dos puertas se abren chirriantes, para sorpresa de todos.
    Un poderoso torbellino los arrastra dentro de…hum…suponemos que dentro del servidor correspondiente al digimundo mutado.
    Dentro del remolino todo era confuso para ellos y, en un momento, se ven lanzados en diferentes direcciones, cayendo desde gran altura hacía el lejano suelo.
    _ “¡Ah! ¡No! ¡&%$#@!” – eran las palabras que salían de sus bocas.
    Entonces, en medio del aire, un gran mutamon con forma de colectivo ingles turbinado los va atrapando uno por uno a gran velocidad. El último en caer dentro fue Aquelos.
    _ ¡¡Waw!! ¡Qué aterrizaje más confortable!
    _ Eso dices tú, hermano. Yo caí sobre esta mesa – se queja Shatzy.
    _ Y yo por las escaleras – dice Crisel que aparecía desde abajo.
    En eso, el mutamon volador les habla.
    _ Lo siento muchachos, pero es la primera vez que rescato a pasajeros humanos.
    _ ¡Oh! Que voz más grave que tienes ¿cómo te llamas? – pregunta Misty.
    _ Yo soy uno de los cientos de buses, o mejor dicho, serialbussemones de este servidor.
    Mi nombre es Oldredmon, a su servicio, mutamers.
    _ ¿Ah? ¿Cómo sabes que somos mutamers?
    _ Bochomon me ha ordenado que estuviera a su espera. Ahora debo llevarlos con él.
    _ ¡¿Bochomon?! – pregunta Frantu muy sorprendido. Pero antes de recibir una respuesta, el mutamon les ordena bajar a su planta baja, para luego volar a match tres hacía un destino desconocido para todos. Todos, incluyéndome.
    En el apachurrante viaje, nadie pudo más que retorcerse del asombro…o del dolor, da igual, ya que ninguno logro decir nada más que: ¡Gggjdghddghjdghrrrrdhgddjgggggg!

    En otra parte del digimundo, un obeso badmutamon charlaba con otro que tenía una apariencia desgreñada.
    _ Mis sirvientes me han informado que los mutamers ya han llegado. Aunque Poolemon no consiguió detenerlos el tiempo suficiente, por lo menos he logrado hacerme con la primera central de control.
    Tosiendo flemas, y luego escupiendo otras, el ojeroso badmutamon le dice:
    _ Jum. Necesitamos tener en nuestro poder a seis centrales más, o nuestro Jefe Supremo nos va a cortar las…
    _ Placenteras diversiones. Lo sé, Enviciaomon.
    _ Yo creo que esh momento de enviarles a mi equipo, Ociomon, ya que Puchomon y Vodkatamon me han fallado en su última misión, aunque igualmente voy a servirme de ellos en otra ocasión. Pero fue por poco…
    El obeso badmutamon lanza una carcajada horripilante y le pregunta:
    _ ¿Así que no solo mis soldados han perdido contra los mutamers?
    _ ¡Oh, cállate! Bolsa de grasha.
    _ Bueno, bueno. Cuanto antes los envíes, mejor será.
    _ Así lo hare. Así lo hare.
    Y tres sombras se desvanecen cuando el desgreñado termina de decir esas palabras.


    Luego de un estrujante vuelo, el mutamon reduce la velocidad a crucero, permitiendo que los mutamers se recuperen.
    _ ¡Ugh!…ahora sé lo que sienten los pilotos de guerra.
    _ Tampoco me imaginaba tanta fuerza, Kenyo. En fin, por lo menos eso despertó a Febi. Aprovecho, y le pregunto acerca de tus sospechas.
    _ Buena idea. Pero espera a que ella termine de vomitar.
    _ Seguro, seguro.
    _ ¿De qué sospechas? – sorprende Misty a Kenyo por las espaldas.
    _ ¡Ah! Eh…estem.
    _ ¿Hum?
    _ Es que…que…sospecho de que ese Bochomon sea muy inteligente. Sí, eso es.
    _ ¿En serio? ¿Y a vos solito se te ocurrió tan sesuda conclusión?
    El sanjosino se ríe pícaramente.
    _ En la que te metiste, Kenyo.
    _ ¡Hey! Qué manera de ayudarme, Frantu.
    _ Estem…yo mejor me voy a ver cómo sigue Febi. Los dejo solitos – y sale corriendo hacia la fila que los otros mutamers estaban haciendo frente al baño.
    _ ¡Pero que…! ¡Bah! Qué tipo.
    Al darse vuelta, vio que Dreide lo miraba fijamente.
    _ ¡Ah! – sonriendo avergonzado – sigues ahí.
    _ Así es. Sigo esperando tu respuesta. La verdadera, claro está.
    Un nudo se le hizo en la garganta. Trago saliva varias veces. Se rasco la cabeza otras tantas. Miro el reloj…e intento disimular que estaba mareado. Pero fue inútil.
    Ella le tomo la cabeza con ambas manos e hizo que sus miradas se enfrentaran.
    _ ¡Hey! No cierres los ojos.
    Entonces, Frantu rompe la atmosfera con una sonora carcajada.
    _ Esta escena me recuerda a Ranma 1/2, cuando Akane lo reta a él a darle un beso – interviene Frantu, que volvía junto con Febi
    _ ¡¿Eh?! ¡No, no! No es nada de eso – exclaman los dos ruborizados.
    _ ¿Hum? No les creo ni un poquito – se ríe Frantu.
    _ ¡Nada que ver! Lo que pasa es que le quería sacar ese secretito que me estaba guardando.
    _ ¿El secretito? ¡Ah! Frantu ya me pregunto por eso, Misty.
    _ ¿Ah?
    _ Je. Kenyo sospechaba que vos no eras vos.
    _ ¡¿Qué?! ¿Cómo?
    _ Él…ellos creían que vos, y a la vez yo, éramos unas impostoras.
    _ ¿En serio? Pero ¿por qué?
    _ Pues veras, lo que me hizo sospechar fue lo que les ocurrió a ustedes antes de entrar por el portal. Eso de ir con ese tal Faroy sin un digicompinche me suena a verso.
    _ ¿Sin un digicompinche? ¡Ah! – exclama con una sonrisa – No, en realidad sí que tenía uno, al igual que Febi, que sería Minichipmon. Y el mío es este – y Dreide toma otro digitorola, materializando a un mutamon con forma de enredadera.
    _ ¡¿Cómo?! ¿Qué tienen dos digicompinches a la vez? – exclaman ambos mutamers
     
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    Título:
    Digimon Z - Segunda Parte
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    19
     
    Palabras:
    966
    Un nuevo capitulo esta por comenzar... uno bien desastroso a decir verdad :p
    La llegada de los mutamers al digimundo dará pie a todo tipo de enredos y misiones singulares que, espero, disfruten mucho.
    En fin ¡Que comiencen las aventuras!



    Capítulo 2
    Los dispares digipares


    Sección I


    Frantu y Kenyo estaban atónitos. No podían creer lo que estaba sucediendo.

    De pronto, el nuevo digicompinche de Misty le arroja una de sus espinosas lianas a Limon, y este le responde con un certero puñetazo en el…hum… ¿vientre? Suponemos que esa zona troncal debe corresponder a dicha parte.

    _ ¡Hey! Recién se conocen y ya se están peleando – exclama Dreide asustada.

    _ ¿Qué recién lo veo? ¡Él es un vividor que siempre se aprovecha de los otros!

    _ ¿Vividor? ¡Miserable fruta agria! Todo el tiempo quejándote.

    _ Bueno, bueno. A ver ¿Por qué tanto odio?

    Los dos mutamons intentan hablar a la vez, pero su mutamer los detiene.

    _ A ver. Habla tu primero, Limon.

    _ ¿Por qué el primero?

    _ Pues, porque tu nombre empieza con la letra t que esta después de la suya, alfabéticamente hablando.

    _ Ah…

    _ Dreide.

    _ ¿Si, que pasa Kenyo?

    _ ¿Cómo se llama?

    _ ¡Ah, cierto! – exclama sonriendo – Él es Trepimon.

    _ ¿Trepimon?

    Acercándose al grupo, Shatzy interrumpe dando su opinión al respecto.

    _ Por su nombre, deduzco que debe estar relacionado a su naturaleza trepadora y…

    _ ¡Dah! – dicen todos al unisonó.

    _ ¡Y! Supongo que al ser una enredadera y Limon una plata perenne, exista una rivalidad o diferencia por el hecho en la manera en que cada una se desarrolla.

    _ ¡¿Ah?!

    _ A ver gente. Las trepadoras casi siempre crecen sobre otras plantas o árboles. Así que dependen de estas y, muchas veces, terminan afectándolas negativamente.

    En cuanto a las perennes pues, creo yo, que en este caso han de ser un tanto “pedantes” por creerse superiores. Supongo – dice riendo la muchacha rascándose la nuca.

    _ Pedantes. Mejor palabra no podría existir para describir a esos cítricos – exclama Trepimon muy arrogante.

    _ ¿Pedantes? Pues, si crees que nosotros somos unos altaneros, no nos faltan méritos.

    _ ¡Has visto! ¡Ja! Siempre estuvimos bajo la opresión de la clase “alta”, dentro de Bosquigigaram.

    _ ¿Opresión? – y rompe en una carcajada histérica – eso es lo que ustedes mejor hacen, tratando siempre de derrocar al poder cítrico que nos otorgó el Gran Árbol.

    _ ¿Yggdrasil?

    No, Shatzy. Nada de dioses de la mitología nórdica por ahora. Solo es un gran árbol parlante, tipo Cherrymon, pero en este caso, mutado con quien sabe que otro digimon.

    _ Gracias por el “gran aporte”, escritor – dice Misty.

    De “nada” Misty.

    _ ¡Waw! Toda una revolución vegetariana– exclama Frantu.

    _ Me sorprende tu deducción, Shatzy. No sé cómo has llegado a esa conclusión en tan poco tiempo, y menos todavía al tener tan escasos datos de esta confrontación – le dice Kenyo a la ruborizada morocha.

    _ ¡Sí! Toda una detective la loca – agrega Frantu.

    _ Jum. Aunque su teoría sea correcta, le faltan años para poder alcanzar mis conocimientos botánicos – dice Misty

    _ ¿Conocimientos botánicos?

    _ Así es, Kenyo. Los llevo en mis genes.

    _ Ya veo. Por eso el pelo verde – se ríe Shatzy.

    _ ¡Nada que ver, detectibucha!

    _ Bueno, bueno. No es para tanto, Misty.

    _ Je. Ya se parece a su dicompinche Limon.

    _ ¡Pero qué decís mujer! Aunque seamos amigas, eso estuvo demás – y la peliverde toma en sus brazos a Limon y Trepimon, que no dejaban de surtirse a golpes, para sentarse ofendida en su butaca.

    _ ¡Zaz! Ya se nos ofendió la tipa. Mejor dejémosla por ahora hasta que se le pase la verdura envidiosa.

    _ Buena esa, Kenyo. – replica el sonjosino, desternillándose luego de la risa

    Febi le sacude un codazo a Frantu por lo que había dicho. Pero la suerte del jardinéense fue peor, ya que Dreide le lanzo al espinudo mutamon con todas sus fuerzas.

    Luego ella, un tanto arrepentida, tuvo que sacarle muchas espinas de la cara.


    Después de dos horas de viaje a velocidad de crucero, Oldredmon anunciaba que estaban llegando a su destino.

    Por las ventanillas, nuestros héroes observaron un gran castillo construido del mismo material del que estaba hecha la puerta que antes habían cruzado.

    Entonces, el mutamon descendió cerca de una enorme torre solitaria cercana al castillo.

    _ Jum. Esto me huele a torreón de mago – dice Kenyo.

    _ Muy probable. Además, se ven por las ventanas muchos candelabros y humos de diversos colore…

    _ ¡Bah! Ya basta, detectibucha – se queja Dreide.


    Luego de un suave aterrizaje, todos se despiden del mutamon volador, que se queda esperándoles hasta nuevo aviso de su superior, el erudito Bochomon.

    Mientras se dirigían a la torre, Crisel entabla conversación con Aquelos.

    _ Seguro que ha de ser el mayor nerd de todos los mutamons.

    _ ¿Tienes algo en contra de los “nerds”? – dice Aquelos con cara de pocos amigos.

    _ Opa. Perdón, perdón, no sabía que estabas dentro de esa selección.

    _ Sí. Como digas, “homo sapiens”.

    _ ¡¿Qué has dicho?!

    Esson queda blanco por el pánico. Apresurado, le responde:

    _ Nada, nada.

    _ No, en serio ¿qué es eso?

    _ ¿Qué? ¿Es que no lo sabes? Ya veo.

    _ Bueno, señor sabelotodo. Aunque creas que sea un tontorrón, tengo deseos de aprender, y no de andar golpeando a todo nerd que vea por ahí.

    _ ¿En serio? ¡Qué bien! Pues, cuando quieras, te puedo enseñar muchas cosas – dice Aquelos muy feliz.

    _ No es que quiera interrumpirlos, pero, si es que siguen caminando, van a darse de lleno contra la puerta – les advierte Frantu.

    Una rústica puerta de madera les franqueaba el paso al interior del torreón.

    _ ¿No creen que está un poco fuera de lugar esta puerta de madera? – dice Kenyo.

    _ No lo creo, joven mutamer. Las maderas del bosque de Bosquigigaram poseen la mejor capacidad defensiva existente en este servidor – dice una atronadora voz desde el interior, que deja asustado a más de uno de ellos.

    Entonces, el portón comienza a abrirse con un rechinante ruido de bisagras oxidadas
     
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    Digimon Z - Segunda Parte
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    19
     
    Palabras:
    966
    Un nuevo capitulo esta por comenzar... uno bien desastroso a decir verdad :p
    La llegada de los mutamers al digimundo dará pie a todo tipo de enredos y misiones singulares que, espero, disfruten mucho.
    En fin ¡Que comiencen las aventuras!



    Capítulo 2
    Los dispares digipares


    Sección I


    Frantu y Kenyo estaban atónitos. No podían creer lo que estaba sucediendo.

    De pronto, el nuevo digicompinche de Misty le arroja una de sus espinosas lianas a Limon, y este le responde con un certero puñetazo en el…hum… ¿vientre? Suponemos que esa zona troncal debe corresponder a dicha parte.

    _ ¡Hey! Recién se conocen y ya se están peleando – exclama Dreide asustada.

    _ ¿Qué recién lo veo? ¡Él es un vividor que siempre se aprovecha de los otros!

    _ ¿Vividor? ¡Miserable fruta agria! Todo el tiempo quejándote.

    _ Bueno, bueno. A ver ¿Por qué tanto odio?

    Los dos mutamons intentan hablar a la vez, pero su mutamer los detiene.

    _ A ver. Habla tu primero, Limon.

    _ ¿Por qué el primero?

    _ Pues, porque tu nombre empieza con la letra t que esta después de la suya, alfabéticamente hablando.

    _ Ah…

    _ Dreide.

    _ ¿Si, que pasa Kenyo?

    _ ¿Cómo se llama?

    _ ¡Ah, cierto! – exclama sonriendo – Él es Trepimon.

    _ ¿Trepimon?

    Acercándose al grupo, Shatzy interrumpe dando su opinión al respecto.

    _ Por su nombre, deduzco que debe estar relacionado a su naturaleza trepadora y…

    _ ¡Dah! – dicen todos al unisonó.

    _ ¡Y! Supongo que al ser una enredadera y Limon una plata perenne, exista una rivalidad o diferencia por el hecho en la manera en que cada una se desarrolla.

    _ ¡¿Ah?!

    _ A ver gente. Las trepadoras casi siempre crecen sobre otras plantas o árboles. Así que dependen de estas y, muchas veces, terminan afectándolas negativamente.

    En cuanto a las perennes pues, creo yo, que en este caso han de ser un tanto “pedantes” por creerse superiores. Supongo – dice riendo la muchacha rascándose la nuca.

    _ Pedantes. Mejor palabra no podría existir para describir a esos cítricos – exclama Trepimon muy arrogante.

    _ ¿Pedantes? Pues, si crees que nosotros somos unos altaneros, no nos faltan méritos.

    _ ¡Has visto! ¡Ja! Siempre estuvimos bajo la opresión de la clase “alta”, dentro de Bosquigigaram.

    _ ¿Opresión? – y rompe en una carcajada histérica – eso es lo que ustedes mejor hacen, tratando siempre de derrocar al poder cítrico que nos otorgó el Gran Árbol.

    _ ¿Yggdrasil?

    No, Shatzy. Nada de dioses de la mitología nórdica por ahora. Solo es un gran árbol parlante, tipo Cherrymon, pero en este caso, mutado con quien sabe que otro digimon.

    _ Gracias por el “gran aporte”, escritor – dice Misty.

    De “nada” Misty.

    _ ¡Waw! Toda una revolución vegetariana– exclama Frantu.

    _ Me sorprende tu deducción, Shatzy. No sé cómo has llegado a esa conclusión en tan poco tiempo, y menos todavía al tener tan escasos datos de esta confrontación – le dice Kenyo a la ruborizada morocha.

    _ ¡Sí! Toda una detective la loca – agrega Frantu.

    _ Jum. Aunque su teoría sea correcta, le faltan años para poder alcanzar mis conocimientos botánicos – dice Misty

    _ ¿Conocimientos botánicos?

    _ Así es, Kenyo. Los llevo en mis genes.

    _ Ya veo. Por eso el pelo verde – se ríe Shatzy.

    _ ¡Nada que ver, detectibucha!

    _ Bueno, bueno. No es para tanto, Misty.

    _ Je. Ya se parece a su dicompinche Limon.

    _ ¡Pero qué decís mujer! Aunque seamos amigas, eso estuvo demás – y la peliverde toma en sus brazos a Limon y Trepimon, que no dejaban de surtirse a golpes, para sentarse ofendida en su butaca.

    _ ¡Zaz! Ya se nos ofendió la tipa. Mejor dejémosla por ahora hasta que se le pase la verdura envidiosa.

    _ Buena esa, Kenyo. – replica el sonjosino, desternillándose luego de la risa

    Febi le sacude un codazo a Frantu por lo que había dicho. Pero la suerte del jardinéense fue peor, ya que Dreide le lanzo al espinudo mutamon con todas sus fuerzas.

    Luego ella, un tanto arrepentida, tuvo que sacarle muchas espinas de la cara.


    Después de dos horas de viaje a velocidad de crucero, Oldredmon anunciaba que estaban llegando a su destino.

    Por las ventanillas, nuestros héroes observaron un gran castillo construido del mismo material del que estaba hecha la puerta que antes habían cruzado.

    Entonces, el mutamon descendió cerca de una enorme torre solitaria cercana al castillo.

    _ Jum. Esto me huele a torreón de mago – dice Kenyo.

    _ Muy probable. Además, se ven por las ventanas muchos candelabros y humos de diversos colore…

    _ ¡Bah! Ya basta, detectibucha – se queja Dreide.


    Luego de un suave aterrizaje, todos se despiden del mutamon volador, que se queda esperándoles hasta nuevo aviso de su superior, el erudito Bochomon.

    Mientras se dirigían a la torre, Crisel entabla conversación con Aquelos.

    _ Seguro que ha de ser el mayor nerd de todos los mutamons.

    _ ¿Tienes algo en contra de los “nerds”? – dice Aquelos con cara de pocos amigos.

    _ Opa. Perdón, perdón, no sabía que estabas dentro de esa selección.

    _ Sí. Como digas, “homo sapiens”.

    _ ¡¿Qué has dicho?!

    Esson queda blanco por el pánico. Apresurado, le responde:

    _ Nada, nada.

    _ No, en serio ¿qué es eso?

    _ ¿Qué? ¿Es que no lo sabes? Ya veo.

    _ Bueno, señor sabelotodo. Aunque creas que sea un tontorrón, tengo deseos de aprender, y no de andar golpeando a todo nerd que vea por ahí.

    _ ¿En serio? ¡Qué bien! Pues, cuando quieras, te puedo enseñar muchas cosas – dice Aquelos muy feliz.

    _ No es que quiera interrumpirlos, pero, si es que siguen caminando, van a darse de lleno contra la puerta – les advierte Frantu.

    Una rústica puerta de madera les franqueaba el paso al interior del torreón.

    _ ¿No creen que está un poco fuera de lugar esta puerta de madera? – dice Kenyo.

    _ No lo creo, joven mutamer. Las maderas del bosque de Bosquigigaram poseen la mejor capacidad defensiva existente en este servidor – dice una atronadora voz desde el interior, que deja asustado a más de uno de ellos.

    Entonces, el portón comienza a abrirse con un rechinante ruido de bisagras oxidadas
     
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    Warchrome

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    Y abruptamente llega el final del segundo capitulo. Si, así de sopetón :p
    Pero no se alarmen, que este solo era introductorio. Pronto todo se pondrá muy interesante.



    Capítulo 2
    Los dispares digipares


    Sección II


    Luego de lo que les pareció una eternidad chirriante, apareció de entre la oscura abertura la figura de un humanoide anciano con cabeza de monitor VGA, que se apoyaba sobre un tosco bastón con el que avanzaba lentamente.

    _ Ante ustedes, mutamers, el gran erudito: Bochomon – anunció Oldredmon suntuosamente.

    El posadeño, con mirada de desazón replica:

    _ Realmente no era lo que me esperaba.

    _ ¡Hey! ¡Cómo vas a decir eso, Crisel! – le reclama Aquelos.

    _ Pues, para ser sincero, tampoco me lo esperaba.

    _ ¿Tú también? – se lamenta Dreide por el jardinéense.

    _ Digo lo mismo – dice Frantu.

    _ Mejor dejemos nuestras opiniones para otro momento, antes de que él nos pueda oír - sugiere Aquelos.

    El viejo digi-procesador cada vez iba más y más despacio. Hasta que de repente, se detuvo a pocos metros de ellos.

    Curioso, el posadeño se le acerca y, lanzando una fuerte carcajada, devela lo sucedido:

    _ La pantalla dice que se encuentra en estado de hibernación.

    La mayoría no puedo contener la risa, pero súbitamente, el mutamon despierta y se les une con una cascada carcajada.

    _ ¿A que no fue bueno el chiste que les conté?

    Todos quedan confundidos por sus palabras.

    _ ¿Qué chiste? – pregunta Crisel.

    _ Pues, el de…hum…ese con aquel… ¿o era con el otro?

    _ Oldredmon ¿seguro que él es Bochomon? – inquiere preocupada Shatzy.

    _ No se alarmen por su senilidad, pasa que otra vez se le ha llenado la memoria SIPP. Su asistente seguramente debe estar por ahí buscando el reemplazo.

    _ ¡¡¡¿SIPP?!!! ¡A la miércoles que era viejo el erudito!

    Por la puerta surge otro digimon semejante al anciano, pero de aspecto muy moderno.

    _ ¡¡Más respeto por el maestro Bochomon!!

    _ ¡Eh…! ¡Muchacho tonto! ¿Porque no te ríes de mi chiste?

    _ Maestro…es que me los sé de memoria. A todos y cada uno.

    _ ¡Jum! Ya no los hacen como antaño. En mis tiempos había más respeto por los viejos como yo – y se vuelve a reír cascadamente.

    Los mutamers quedan helados al darse cuenta de que solo había teatralizado su senilidad. Oldredmon y el asistente se unen a las carcajadas de Bochomon.

    _ ¡Cayeron como digimoscas! – exclaman mientras se rien.

    _ (((Miserable anciano))) – susurra Crisel

    El resto de los presentes responde a su travesura riéndose entre dientes.

    _ Has estado de maravillas, Hiramemon.

    _ Sus palabras me alagan maestro.

    _ Pero bueno ¡qué modales! No les he preguntado cómo ha estado el viaje.

    Componiéndose del “gran” chiste, el sanjosino responde:

    _ Bastante “movido”, señor – le responde Frantu.

    _ ¡Esplendido, esplendido!

    _ Sí. Fue esplendido cuando tocamos tierra – se lamenta Shatzy.

    _ Bien, bien. Ya saben que me llamo Bochomon, o la digirata de biblioteca como siempre me llama mi hermana Modelomodemiercolesmon – dice con una sonrisa.

    Este es mi moderno asistente Hiramemon, y ya han conocido a uno de los cuarenta serialbussemones, en este caso, el más viejo de todos.

    _ ¡Glup! Me imagino a qué velocidad han de ir los más nuevos – replica Crisel.

    _ Como ya me he presentado, me encantaría poder conocer el nombre de los integrantes de la generación Z de digi-escogidos.

    _ ¿Y no los sabe ya? – pregunta Crisel.

    _ ¡Más respeto por el maestro! – le reniega el asistente.

    El anciano sonríe apacible.

    _ Aunque mis conocimientos son extensos, este turbante en mi cabeza no me hace adivino.

    _ Sentimos la descortesía de Crisel – dice Frantu que le da una “palmadita” en las espaldas al posadeño.

    _ ¡Uhg! See, lo “siento” – se queja.

    _ Bien, ella es Febi Neschuck; él es Crisel Reztap y yo soy Frantu Seterf.

    _ Yo soy Shatzy Azzana y él es mi hermano Aquelos Esson Dealla.

    _ Oh… mucho gusto, jóvenes mutamers.

    _ Y yo soy Misty Dreide Otto y él es Kenyo Faroy Iksojats.

    Al escuchar el nombre, el asistente pone cara de incredulidad.

    _ ¡¡¿Has dicho “Faroy”?!!

    _ ¡¿Usted también lo conoce?! – preguntan las dos amigas entusiasmadas.

    _ Otra vez con “ese” tipo – refunfuña Frantu.

    _ No te pongas así, Hiramemon. Fue solo una broma de ese mutamer.

    _ ¡¿Una broma, maestro?! Pero si me hizo caer en muchas aquel entonces.

    _ Es cierto, es cierto. Pero sus chistes eran de los mejores… hasta que un día desapareció.

    _ Así es maestro. Aunque me alegré, ese mismo día apareció el malvado General Mutamon – rememora el asistente.

    _ ¿El General Mutamon? – pregunta Aquelos.

    _ Sí. Un vil humano que se autoproclama el señor de los militaremons.

    _ ¿Militaremons? A este autor ya no hay cosa que no se le “ocurra” – dice Dreide.

    _ Pero entonces, señor Bochomon, ese tal General ¿es un aliado de Mamon?

    _ Pues, queridos mutamers, esa será la primera misión que he de encargarles: el de ir a investigar a ese vil humano.

    En el rostro de la peliverde se dibuja la expresión de desasosiego.

    _ ¡¿Vil?! ¡¡No!! ¡Ese no puede ser mi querido Faroy! – se lamenta Misty.

    _ ¿Querido? ¡Zaz! Esto “si” que se pone interesante – suspira Kenyo.

    _ Además, uno de mis informantes me ha dicho que tiene prisionera a uno de ustedes.

    _ ¡¡¡¿Turbine?!!! – exclama Crisel.

    Tomándose la barbilla, el erudito responde tranquilamente:

    _ Sí. Ese nombre gritaban agonizantes los secuaces del General Mutamon.

    _ ¿Agonizantes? ¡Ah! Ya me imagino porque – se ríe Kenyo.

    _ Pero el mandatario logro detenerla y ahora esta aprisionada en la cárcel Digimon.

    _ ¿Cárcel? ¿No que los digimons malos no existían?

    _ Eso es cierto, Aquelos. Pero si existen los virus que los vuelven malos.

    _ Y, esos virus, son obra de aquel gusano miserable de Mamon.

    _ ¡Oh! Ahora sí que esto aclara las cosas – exclama Esson.

    _ Pero, el origen de ese gusano es incierto, por lo que también he de encargarles esa misión principal, por así decirlo.

    _ No te preocupes viejo. Tenemos a una detective entre nosotros – señala Crisel a la ruborizada Shatzy.

    _ ¡Excelente! Pues bien, ahora los invito a mi morada para entregarles a dos mutamons que están impacientes por conocer a sus mutamers.

    _ ¡Vaya! Ya no puedo esperar para conocerlos – exclama alegre Aquelos.

    _ No se impacientes. Necesito que pasen unos días aquí para poder instruirlos mejor.
     
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    Warchrome

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    Y entramos de lleno al 3er capitulo, mis amigos.
    El pasado y el presente se hacen latentes al develar los hilos que componen la trama de esta historia...
    ¡Así que no se pierdan este nuevo episodio!



    Capítulo 3
    El embrollo de los servidores


    Sección I

    El grupo de mutamers, siguiendo a Bochomon y a su ayudante, se adentran a la oscura torre. Al acostumbrarse a la lúgubre luz del interior, vieron que el edificio poseía una división interior circular con otra oscura puerta en su base. Esta división estaba rodeada por una larga escalinata en forma de caracol que, según les dijo Hiramemon, llevaba a los aposentos de su maestro. Todo el lugar estaba iluminado por una gran cantidad de candelabros, y decorados con una extraña colección de retratos de los antepasados de Bochomon, además de varias banderas y estandartes medievales, por no decir escudos, espadas y demás armas antiguas; toda esta decoración no congeniaba para nada con el estilo de los dos eruditos mutamons. Al cruzar la abertura que estaba frente a ellos, de repente, un fuerte resplandor los cegó a todos. Al recuperarse, vieron atónitos un gran laboratorio salido de la más fiel película de ciencia ficción espacial.

    _ ¡Waw! ¡Esto es inmenso, señor Bochomon! – exclama Aquelos.

    _ ¡Y qué cantidad de aparatos y cachivaches! – agrega Crisel.

    El erudito los mira con una sonrisa de alegría y les dice:

    _ Este es solamente mi laboratorio personal, mis jóvenes mutamers. El resto del laboratorio está dentro del castillo.

    _¡¡Increíble, señor Bochomon!! – vuelve a exclamar Aquelos.

    _ Una pregunta: ¿qué clase de investigaciones o experimentos realizan en estas instalaciones? Ya que me sorprende en gran medida el que un digimon realice esta clase de actividades.

    _ Es una excelente pregunta, Frantu. Pues bien, al desatarse la mutación digicodigobasenetiva…

    _ ¡¿La qué?! – interrumpe Crisel.

    _ ¡Más respeto por el maestro!

    _ No te preocupes Hiramemon. Pues bien, como iba diciendo, em…estem, ¿qué estaba diciendo?

    _ Oh, no. Ya empezamos otra vez con eso – refunfuña el posadeño.

    _ Este ya no cae – dice divertidamente – ¿eh Hiramemon?

    _ Jum. Si maestro…lo que usted diga. Sí no le molesta, me dispenso para poder seguir con mis obligaciones – y el moderno mutamon, luego de hacer una reverencia a los mutamers, se retira del laboratorio, mientras Bochomon sigue riéndose con su gran ocurrencia.

    _ ¡Ah! En mis tiempos, la juventud era más alegre. En fin, como les iba diciendo, luego de que ocurriera la mutación digicodigobasenetiva, el Servidor MZ 1.0 se convirtió en un caos.

    _ ¿El Servidor MZ 1.0?

    _Así es Frantu. Algunos lo llaman ahora el Mutamundo; pero originalmente se llamaba MZ 1.0. Desde la última generación, el Digimundo fue dividió un varios servidores, y el nuestro fue dañado por ese tal virus original, Mon. Pues bien, al encontrarse todo en desorden, el usuario de este servidor puso en funcionamiento un antivirus, el cual produjo buenos y malos resultados.

    _ ¿El usuario? – pregunta Aquelos.

    _ ¡Oh, es cierto! Se me paso ese detalle. Síganme, les voy a mostrar la historia en ese monitor de allí.

    El grupo se mueve cuidadosamente por el laboratorio hasta llegar al frente de un enorme monitor de digi-plasma.

    _ Un momento. Hago un paréntesis en la historia, pero es que me tiene muy intrigada esta cuestión. Señor autor ¿Por qué tanto de ponerle “digi” a todo cuanto se nombre en esta historia? – pregunta Dreide.

    _ Pues bien, Misty. Como todo lo que está dentro del Mutamundo es digital, virtual e imaginario, es “digi-tal”.

    _ Ah. Bueno, está bien. Pero solo espero que se le ocurra algo más original para nombrar el resto de las cosas en adelante.

    _ Es que si inventara nuevos aparatos, definiciones o cosas, siempre debería gastar varios renglones para describirlos. Pero bueno, la cuenta va en aumento: Aquelos, un punto, Dreide, dos puntos.

    _ ¡¿Eh?!

    Y continuando con la historia, Bochomon les muestra un largo y aburrido video que ahora no viene al caso relatar.

    El jardinéense, pensativo, replica:

    _ Entonces, toda la cuestión pasa por ese virus original creado por un hacker, el cual tenía la intensión de desbaratar el invento del padre del tío de Dreide.

    _ Así es, Kenyo.

    _ Y el profesor Sam, junto a otros científicos, hallaron los viejos prototipos del sistema que su padre había creado, es decir, el Digimundo Z.

    _ Exacto.

    _ Pero al activarlo, se encontraron con la situación de que el programa no solo había corrido el sistema operativo de Ottoyamaguchi, sino también el virus que su rival le había introducido. Y al querer eliminarlo empleando un poderoso antivirus, se produjo el efecto mutageno ¿no es cierto?

    _ En efecto.

    _ Entonces, intentaron crear un sistema alternativo donde pasar todos los datos. Estos sistemas eran los prototipos que actualmente se tenían de los diferentes servidores de los anteriores digimundos, es decir, el 1.0 hasta el 5.0. Pero como todo el conjunto era demasiado grande como para emplearlo sobre un solo sistema, tomaron la decisión de particionar el nuevo prototipo en veintiocho sub servidores, para poder tener un mejor control del virus Mon – sigue diciendo Kenyo.

    _ Pero – interrumpe Aquelos, para no quedar atrás – aunque consiguieron armar el sistema de servidores, es decir, del uno al cinco interconectados con el Digimundo Z, no pudieron resolver la mutación que se había producido, ni tampoco restablecer los datos originales, aunque si bloquear la expansión del virus y sus programas por los sistemas interconectados…

    _ Me temo que esa información esta desactualizada, Aquelos. Hace un par de meses, cuando el usuario Sam dejo a cargo el sistema de servidores a uno de sus subalternos, hubo una falla en el digi-firewall, lo que permitió la contaminación de varios servidores interconectados. Más precisamente, los seis primeros: el A, el B, el C, el D, el E y el F.

    _ ¡Eso es terrible, señor Bochomon! ¿Pero porque dejaría descuidado el sistema?

    _ Eso te lo puedo responder yo, Aquelos – le dice Dreide.

    _ A ver ¿cómo es eso?

    _ Pues bien. Si recuerdas nuestra conversación con él al viajar hacía Posadas, Kenyo, él nos mencionó algo acerca de unas fluctuaciones en el campo electromagnético.

    _ Es cierto Dreide. Pero…

    _ Pero ahora entiendo todo, Kenyo. Lo que estaba intentando mi tío era encontrar un portal hacía el Digimundo Z y, junto a un grupo de digiescogidos, liberar el servidor del poder de ese virus original – declara la peliverde muy asombrada por su descubrimiento.
     
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    ¿Y pensaron que esto se estaba poniendo confuso?
    ¡Ahora lo será más! :p

    No se preocupen, que adjuntaré un gráfico para que puedan comprender mejor el embrollo de los servidores... si es que este mejora la comprensión o la empeora más aún. En fin, aquí llega la segunda sección de este adormecedor capitulo.



    Capítulo 3
    El embrollo de los servidores


    Sección II


    Todo el grupo estaba absorto por lo que se estaba relatando, más Aquelos, que lo estaba demostrando exageradamente.

    Confundido, Frantu pregunta:

    _ A ver, a ver. Aclaremos algo antes ¿Qué sería el Servidor MZ 1.0 con respecto al Digimundo Z?

    _ La partición final de este. Una muy especial, en este caso, ya que correspondería a la última barrera de todo el sistema interconectado, o como lo llamaba el usuario Sam, el SIDZ.

    _ Ah, ya veo. Entonces, como el video describía, el MZ correspondería a una de las siete particiones del Digimundo Z ¿no es cierto?

    Varios de los mutamers se comenzaron a rascar la cabeza.

    Bochomon ríe divertido al ver las expresiones de los confundidos presentes.

    _ Como veo que no todos nos están siguiendo, mejor paso a describir el sistema más detalladamente: las particiones de los sistemas posteriores al Digimundo Z estarían divididos de la siguiente manera (porque veo que no prestaron mucha atención al video)…

    _ Es que era puro texto…estem, señor Bochomon – dice con vergüenza Crisel.

    _ Es cierto, debo actualizar ese Power Point cuanto antes. Pero bueno, como iba diciendo, la cuestión se maneja de la siguiente manera: el sistema de particiones del digimundo 1.0 al 5.0 se divide cada uno en cuatro partes, donde la primera de cada uno corresponde al orden alfabético implementado por el usuario.

    _ A ver, si no me equivoco seria así: la primera partición del digimundo 1.0 sería la A; la primera partición del digimundo 2.0 sería la B, y así sucesivamente, dando a ser la F la segunda partición del digimundo 1.0 ¿o me equivoco?

    _ Así es, Shatzy.

    _ Y las particiones del Digimundo Z, es decir, el primer digimundo creado por Ottoyamaguchi, sería así: MT el primero, MU el segundo, MW el tercero; y así hasta el MZ, el cual como el resto, se encuentra en su versión 1.0 – culmina Kenyo.

    _ Exacto.

    _ ¿Pero porque la “m” antes de las letras? – pregunta intrigado Crisel.

    _ Esa fue una idea del usuario, ya que el Digimundo Z había mutado, les puso servidor “mutado” con una “m” a cada uno de estos. En cambio, para los cuatro servidores de cada uno de los digimundos posteriores los nombró de la siguiente manera: D1-A1; D1-F2; D2-L3, etc., donde la D corresponde a la palabra digimundo y su número, y la otra al nombre del servidor y su número.

    Dreide, un tanto cansada, dice:

    _ ¡Ufh! Que embrollo se montó el autor para arreglar todo este confuso argumento.

    (Dreide, tres puntos).

    _ ¡¡¡Hey!!! ¡¿Qué es eso?! – pero el autor la interrumpe con el diálogo de Frantu.

    _ Perfecto. Ya comprendo el sistema tan complejo que emplea esta estructura implementada por el tío de Dreide pero, aun no respondió mi pregunta, señor Bochomon.

    _ Tienes razón. Pues bien, simplemente puedo decirte que yo soy un programa creado exclusivamente para recaudar información acerca del Digimundo Z.

    _ ¡¿Fuiste creado por mi tío?!

    _ Efectivamente. La intención del usuario era que yo me encargará de buscar información acerca de una fisura en el servidor, de un portal del digigusano. Y así lo hice, hace unos tres meses. La próxima tarea que me encargo el usuario fue examinar las diferentes mutaciones de las diversas particiones del Digimundo Z. Pero estoy muy cerca de mi límite, ya que fui creado a partir de viejos códigos bases de este digimundo. Prontamente he de entregar mi responsabilidad a Hiramemon.

    _ ¿A ese estirado? – suspira Dreide.

    _ Je, ese “estirado” fue creado por Sam luego de volver de su infructuosa búsqueda, al no encontrar el paradero exacto del portal.

    _ ¿Infructuosa? Pero si fue un éxito – afirma Misty.

    _ ¿Cómo? – inquiere desconcertado Bochomon.

    _ Pues, a menos que exista otro portal por el cual hemos cruzado, no creo que mi tío haya vuelto desanimado por no haberlo encontrado.

    _ Jum. Esto es un problema, mi cara mutamer. Aunque ahora recuerdo que el usuario estaba bastante nervioso cuando ingresaba sus comandos al servidor.

    Una idea se le cruzó por la mente a Shatzy.

    _ ¿No sería posible que haya ocurrido un inconveniente con los primeros digiescogidos?

    _ ¿Primeros digiescogidos? Yo pensé que ustedes eran los que habían sido encontrados por el usuario Sam – dice el anciano mutamon.

    _ ¿Cómo? – exclaman todos.

    _ Como no logró su cometido de restablecer el Digimundo Z, tuvo la idea de implementar el consabido sistema de los digiescogidos. En base a un registro de personas, fue eligiendo a los más cualificados para tal caso.

    _ Ya veo; eso de digi “escogidos” es bastante literal ¿no lo creen?

    _ Tienes razón, Crisel. Alguien debía escogernos – se ríe Frantu.

    Shatzy los interrumpe, al seguir con sus deducciones:

    _ Entonces, ese inconveniente tuvo que ver directamente con ese tal Faroy.

    _ ¡No! ¡No puede ser! – dicen Dreide y Febi al mismo tiempo.

    _ Pues, es solo cuestión de tiempo para que podamos saber la verdad.

    _ Tienes razón, Shatzy. Sabemos que tienen al tío de Misty en uno de estos servidores. Nuestra primera misión debería ser encontrar al profesor y averiguar porque Dreide y Febi perdieron la memoria justamente frente al portal del digigusano. Yo sospecho que la culpa la tiene “ese” tal Faroy.

    Las dos muchachas se ponen a llorar desconsoladamente al oír las palabras de Kenyo.

    Pero entonces, ambas recuerdan la figura de Faroy y como este las protegía. Luego de secarse las lágrimas, Misty dice:

    _ No creo que eso sea cierto, Kenyo. Yo recuerdo como él me protegía de algo…y luego se desvanecía en una fulgurante luz que salía de la piedra hueca.

    _ Es cierto Dreide. Yo también lo recuerdo de esa manera – agrega Febi.

    _ ¡Ufh! Me estoy empezando a cansar de ese tipo – se lamenta Frantu.

    _ Y yo de esta conversación – increpa Dreide – Mejor sería salir de una buena vez para encontrar algo de acción. Ya me estoy acalambrando de estar tanto tiempo sentada.

    _ Tienes razón, mutamer. Pues bien, ahora voy a impartirles las ordenes que me fueran dadas por el usuario Sam. En primer lugar, aunque sea por un corto plazo de tiempo, voy a convertirme en su mentor.

    _ ¿Mentor?

    _ Así es Aquelos. Voy a encargarme de instruirlos lo mejor que pueda acerca de todo lo que tenga que ver con el Digimundo Z, los mutamons, servidores, lugares, y los temidos badmutamos. Pero antes que nada, he de organizar a su grupo, determinar sus obligaciones, impartirles un breve curso de: “Como sobrevivir al caos del Mutamundo”, y hacer entrega de los dos mutamons a sus respectivos mutamers.

    _ ¡Ya venía siendo hora! – exclama Aquelos.
     
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    Digimon Z - Segunda Parte
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
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    19
     
    Palabras:
    1163
    Y llegamos al final de este confuso capitulo...
    ...pero solo será el preludio para el verdadero embrollo que se dará en el siguiente :D

    Para dar una mejor idea de como van los servidores particionados del Digimundo Z, he agregado un enlace en medio de la historia hacía los "Enlaces encantados" donde podrán apreciar de forma precaria la ubicación de dichas particiones.

    En fin ¡a por el castillo de Bochomon!



    Capítulo 3
    El embrollo de los servidores


    Sección III

    Al caer la noche, ya que habían llegado al torreón a eso de las siete de la tarde, el erudito los llevo a través de un pasadizo hacía el castillo, donde les asigno sus habitaciones. El ala oeste correspondería a los muchachos, y el ala este a las chicas. Las mismas estaban ubicadas a la altura del décimo piso, permitiendo apreciar el vasto paisaje de circuitos integrados que circundaban toda la superficie de la montaña “Cilindrón”, llamada así por su exagerada forma geométrica similar a la de un cilindro.

    El predio estaba rodeado por un elevado muro de adamantitanio, con una serie de diferentes torretas de defensa. A las afueras, cada cuarenta metros habían dispuestos diferentes búnkeres y torres muy altas con enormes cañones que apuntaban en las cuatro direcciones. Y a un radio de cinco kilómetros del castillo, el suelo estaba completamente descubierto de cualquier arbusto, roca u otra cosa hasta las márgenes de la totalmente plana montaña, que media unos mil cuatrocientos metros de altura. Su base estaba envuelta totalmente por agua hasta los confines del horizonte del servidor. El mismo poseía una atípica forma cúbica, sin señales de alguna redondez.

    Al ir oyendo estas descripciones, que eran impartidas por Bochomon, Frantu exclama:

    _ ¡Vaya fortaleza la que se mandó el usuario!

    _ ¡Y qué mundo más cuadrado! Ni que fuera un cubo en medio de la nada - agrega Crisel, imaginándose la forma del servidor.

    _ Recuerden mutamers, que esta es una partición del Digimundo Z, así que la memoria solo alcanza para almacenar este espacio de doscientos cincuenta kilómetros cuadrados. El resto de las otras particiones completan cada uno la forma esférica del digi-planeta.

    _ ¡Vaya! Pero entonces ¿por qué esta parte es más pequeña y tan cuadrada? ¿O es que las demás partes son así de grandes? – inquiere Aquelos.

    _ Una excelente pregunta, mi caro mutamer. Pues bien, la cantidad de memoria requerida en esta partición sobrepasa en gran medida a cualquiera de las otras por el gran número de sistemas de defensa que esta presenta.

    _ Oh, ya veo.

    Luego de seguir caminando por un buen tiempo en el interminable pasillo, Dreide pregunta ya muy cansada:

    _ ¡¿Cuándo vamos a llegar a nuestras habitaciones?!

    _ Ni siquiera hemos llegado al castillo, mi fatigada mutamer – se ríe el jocoso mutamon.

    _ ¡Oh, no! – exclaman todos.



    En otra partición del Digimundo Z, más precisamente en la MT, el grupo de los tres badmutamons enviados por Enviciaomon estaban prestos a cruzar el portal de digiconexión a una de las dos particiones que lindaban con el servidor MZ.

    Al atravesar el portal, la primera silueta se da a conocer.

    _ Hemos llegado satisfactoriamente al servidor MX – dice una jeringa humanoide de no más de setenta centímetros de altura, con dos ojos translúcidos y sin boca.

    El siguiente en salir fue una grajea ovalada, también humanoide, de color blanco que tenía los ojos rojos con una mirada perdida.

    _ ¡Vaya! Ni siquiera el mejor de mis ataques iría a producir tales efectos alucinógenos.

    _ ¡Oh cállate, Pastillamon! Y ayúdame a ponerme de pie – se queja una hoja de coca, claro está, humanoide, y con cara de pocos amigos.

    _ Vamos chicos. Tenemos que apresurarnos para hacer nuestro trabajo antes de que al jefe se le vaya el efecto de nuestros “poderes”.

    _ ¡Bah! ¡Ya voy, ya voy! Tú siempre estas acelerado, Jeringamon.

    _ ¡Je, ja, jo, ji, ju! – ríe el dopado badmutamon – No más que yo eh, Cocamon.

    _ ¡Bah! Salgamos pues en dirección a Bosquigigaram de una vez, antes de que el digisol aparezca. Odio a los habitantes de este servidor.

    _ Je ¿Aún no te olvidas de tu derrota contra Antidrogamon?

    _ ¡Ni me lo recuerdes! Si no fuera por la ayuda que recibió de Polimon, le hubiera machacado a golpes.

    _ ¡Oh, uh, ah! ¿Ese mutamon que usaba un lanzalamas azul?

    _ ¡Lanzallamas! Zopenco… ¡y era amarillo! – y los dos se enfrascan en una extraña pelea de golpes sin aciertos.

    Meneando, ejem…la cabeza-torso-cuerpo, Jeringamon los detiene. Después de que se les pasara el mareo, salieron a toda prisa en una loca carrera desordenada por el frondoso bosque de digi-robles.



    Regresando al castillo, nuestros protagonistas al fin divisan otra gran puerta de doble hoja de madera, la cual, según Bochomon, daba paso a la fortaleza. Al cruzarla, se encontraron con un pasillo que se extendía a su izquierda y a su derecha.

    _ El ala oeste esta precisamente al terminar este pasillo, muchachos. Y el ala este luego de atravesar un pequeño jardín, apreciadas mutamers – les indica el erudito.

    _ Antes de separarnos, tengo una duda que quiero aclarar, señor Bochomon.

    _ ¿Cuál es, Frantu?

    _ ¿Cuándo vamos a comer? – todos asienten al comentario del mutamer.

    El erudito sonríe al ver las expresiones macilentas de los mutamers.

    _ No se preocupen, que cada cual recibirá su ración en sus habitaciones. Y ahora los dejo, pues debo recargar mis baterías. Buenas noches.

    Y el mutamon desaparece tras cerrar las enormes puertas.

    Crisel, un tanto preocupado, dice:

    _ Solo espero que con eso de “raciones” no se refiera a lo que me imagino.

    _ No te preocupes Crisel. Yo traje algo de comida extra – le dice Aquelos.

    _ ¡Ufh! Muchas gracias por tu oferta. No creo que podría comer comida de astronautas.

    _ Que ocurrencia la tuya – ríe Frantu.

    Antes de separarse, los mutamers revisan los números de sus digitorolas para poder comunicarse por si ocurría algún imprevisto.

    _ Bueno. Nos estamos viendo mañana, señoritas.

    _ Y cuídense de ese Hiramemon. No vaya a ser que las sorprenda a la mañana cuando las despierte – dice el jardinéense con cara de picardía.

    _ Eso va para ti también, Kenyo – le replica Dreide, apuntándole acusadoramente.

    _ ¿Eh? Bah, lo que tú digas. Pues entonces, nos vemos mañana.

    Shatzy sonríe tímidamente al saludo del jardinéense, pero antes de poder reaccionar, es llevada a la fuerza por la malhumorada Misty. Febi, dando un saludo militar, se despide de los muchachos, los cuales se sorprender al ver tal maniobra.

    Luego de un rato, Frantu se acerca a Kenyo y le pregunta:

    _ ¿No te pareció un poco extraño el saludo de Febi?

    _ Quién sabe. Con lo fanática que es, a saber con qué otras cosas más nos va a salir ella.

    _ Puede ser, puede ser. Pero bueno ¿es que la modernidad no ha llegado a este castillo? – se queja Frantu al ver una larga escalinata en forma de caracol.

    _ Solo espero que ese cartel no diga lo que creo que este señalando – declara Aquelos al ver unas inscripciones un tanto abrumadoras cerca del pie de la escalinata.
     
    Última edición: 26 Agosto 2013
  13.  
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    ¡Y las aventuras por el castillo han comenzado!
    Intriga y suspenso harán que nuestros protagonistas saquen la lengua del cansancio :confused:


    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección I

    Frantu, Crisel, Aquelos y Kenyo casi se desmayan al leer la inscripción cercana a las escalinatas. Con letras góticas, el mensaje rezaba: Cantidad de escalones quinientos sesenta. Todos tragaron saliva.

    _ ¡¿Cómo puede ser?! ¡Si solo son diez pisos!

    _ Debe haber algún error, Frantu.

    _ Si, seguro que si ¿no Aquelos? – pero este no le respondió a Crisel.

    _ Pobre de Aquelos. Se quedó petrificado al leer el número de peldaños – pero este, entonces, se lanza raudo por las escaleras. Todos se extrañaron por su actitud, pero antes de que pudieran seguirle, Esson volvía con una expresión de alegría.

    _ ¡Ya lo tengo, muchachos!

    _ ¿Qué es lo que tienes, Aquelos?

    _ La respuesta a este problema.

    _ ¿Qué problema?

    _ Pues bien, Crisel. He subido hasta la primer planta, y la cantidad de escalones es de…

    _ Cincuenta y seis ¿no es así? – le dice Frantu.

    _ ¡Oh! Exactamente ¿Cómo lo has sabido?

    _ Pues, es matemática básica, mi caro montecarlino.

    _ ¿Cómo? – pregunta Crisel.

    _ Es muy simple. La única manera de cuadrar la cantidad de pisos con el número de peldaños es la siguiente: ya que normalmente un piso tiene alrededor de catorce escalones, aquí en el Digimundo cada uno debe poseer tres veces más, es decir, uno por cuatro, dando entonces cincuenta y seis escalones y doce metros de altura por cada piso.

    _ Cierto, muy cierto – dice muy contento Deallá.

    _ ¡¿Eh?!

    _ ¿Qué pasa Crisel?

    _ Es que no comprendo.

    _ ¿Cómo? – exclaman todos.

    _ No comprendo su alegría. Tenemos que subir ¡diez pisos con cincuenta y seis escalones cada uno! ¿Y ustedes ahí todo alegres por su descubrimiento?

    Los tres afirman cansinamente lo que el posadeño había dicho.


    Al otro lado del castillo, las jóvenes se encuentran con el jardín que Bochomon les había indicado. Al traspasar el portal, la brillante luz de la digi-luna las impresionó mostrándoles un inmenso edén de flores, arbustos, árboles, fuentes, cascadas, arroyos y una hermosa laguna en medio de todo el lugar.

    _ ¡Pero qué hermoso!

    _ ¡Es un paraíso, Misty!

    _ Hum. Es cierto, pero no brinda buenas cualidades como un buen escondrijo.

    _ ¿Eh? ¿Pero qué dices, Febi?

    _ ¿Qué? Oh, lo siento. Me he dejado llevar – dice riendo la rubia.

    Dreide la mira con cara de no entender nada.

    Ya cerca de la laguna, Shatzy se agacha para tomar un lirio, mientras Michimon permanece a la distancia sin ánimos de acompañar a su mutamer.

    Al acercárseles las otras dos chicas, de pronto, desde el suelo, surge una boca de irrigación, que las moja a las tres.

    _ ¡Diablos! ¡Esto está muy frió! – refunfuña Misty.

    _ Deja de quejarte y salgamos de aquí antes de que comiencen a aparecer los demás irrigadores – y las jóvenes salen corriendo a más no poder por el extenso jardín, hasta llegar al portal del otro lado.

    Mojadas hasta la cabeza, deciden cambiarse de ropa en un pequeño cuarto al lado de las escalinatas. Pero al intentar sacarse sus trajes de mutamers, estos se desvanecen.

    _ ¡¡¡¿Qué?!!! ¡¿Nos vas a dejar desnudas, “señor” autor?!

    Pero antes de que pudieran verse desprotegidas, las ropas que llevaban puestas antes de cruzar el portal, reaparecen como por arte de magia.

    _ ¡Ufh! Por poco y lo demando.

    (Dreide: cuatro puntos)

    _ ¡Oh, no! ¡Otra vez con eso! Mejor me callo, a ver si pasa algo peor.

    Shatzy sonríe al ver la expresión de su compañera.

    _ En fin, que bueno que hayamos recuperado nuestras ropas ¿no es así?

    _ Así es Shatzy. Supongo que esa era la manera de recuperarlas. En fin, pongámonos en marcha, que la noche ya se está haciendo vieja – dice Febi, que emprende la escalada de los interminables escalones, seguida por sus dos mutamons que no pronunciaban palabra alguna.

    _ Je. Ella sí que tiene energías ¿no es cierto, Michimon? – le dice su mutamer, acariciándolo mientras se dirigen hacía las escaleras.

    Pero cuando Dreide se disponía a seguirlas, advirtió contrariada que no estaba ninguno de sus mutamons. Dio una rápida mirada por el lugar, pero no vio nada. Shatzy, al ver que no la seguía, se acercó a ella para ver si respondía positivamente a su ayuda.

    _ ¿Quieres que te ayude a buscarlos? Ninjutsucatmon es el mutamon ideal para dicha tarea – y diciendo las palabras de siempre, el micifuz evoluciona.

    _ ¡No, gracias! Puedo hacerlo yo misma.

    _ ¿Estás segura? Mira que ese jardín es inmenso.

    _ ¡Ufh! Está bien. Pero no empieces con tus deducciones, que sino…

    _ Está bien, está bien. Vamos Ninjutsucatmon, encuentra a Limon y a Trepimon, por favor.

    _ A la orden, Shatzy – y el gatuno desaparece por la espesura del huerto.

    A los pocos segundos, se oye un maullido muy ronco.

    _ ¿Por qué maulló tan feo tu mutamon?

    _ Je. Seguramente habrá sido sorprendido por uno de los irrigadores.

    _ Jum. Espero que sea eso. Este lugar, aunque hermoso, me pone los pelos de punta – y las dos muchachas siguen su búsqueda, más juntitas que de lo habitual.

    Mientras tanto, Febi ya iba por el sexto piso, sin darse cuenta de que no la seguían.


    Los tres badmutamons que antes habían cruzado el portal de digi-conexión, se estaban acercando a la barrera de enredaderas de la ciudadela del gran bosque. Una serie de puestos de vigilancia se podían distinguir entretejidos en medio de la muralla. En cada uno habían dispuestos dos guardias mutamons, uno controlando un enorme reflector y el otro presto a defender su puesto con algún ataque de su especialidad que, en este caso, era una primitiva honda.

    Jeringamon se ocultó detrás de un árbol, buscando frenéticamente algo en él. Al encontrarlo, el cual era un gran botón rojo, lo presiona y este abre una escotilla cercana al cedro. Los tres descienden por las escaleras, y la escotilla se vuelve a cerrar. Abajo se encontraba una intrincada serie de túneles que atravesaban la ciudadela, los cuales eran muy oscuros y pequeños.

    _ Segunda fase de la misión, completada.

    _ «Excelente, Jeringamon. Ahora, atraviesen el lugar sin dejar rastros».

    _ Así lo haremos, Jefe Enviciadomon – responde la jeringa por el intercomunicador.
     
  14.  
    Warchrome

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    Y las desventuras continúan dentro del complejo castillo de Bochomon :D




    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección II

    Las dos jóvenes iban muy juntas y temerosas, sospechando que desde cualquier leve sombra les atacara alguna aterradora criatura. Cada arbusto que se movía, cada hoja que pisaban o cada ruido extraño que oían las hacía ir acercándose cada vez más una de la otra. Para cuando ya estaban abrazadas, un horripilante ruido las hace gritar como locas. Pero no ocurrió nada más.

    _ ¡Hem…jum…ha…he…estem! ¿Qué fue eso, Dreide?

    _ ¡Y yo que sé! ¿Ah? ¡Y ya deja de abrazarme, Shatzy!

    _ Pero si has sido tú la que me ha abrazado primero.

    _ ¡No es cierto! – y le da la espalda muy ofendida, sabiendo muy bien que si lo había hecho. Su compañera se cubre el rostro para que no viera su sonrisa. Pero entonces, vuelve a escucharse el mismo sonido aterrador.

    La peliverde no puede contener un grito de horror muy agudo.

    _ Espera Dreide. Creo que sé de donde proviene ese ruido.

    _ En…en… ¿en serio? – le pregunta toda temblorosa.

    _ Sí, creo que sí.

    _ ¡¿Cómo que lo crees?! No…no me…me salgas con eso ahora, Shatzy.

    _ Solo espero que este en lo cierto.

    _ ¡Rayos! Está bien. Ve tú delante, que yo protejo tu retaguardia.

    _ Jum. Bueno, pero espero que no me vayas a saltar encima si algo se te aparece por detrás.

    _ ¡¿Por detrás?! ¡Hia! ¡No digas eso! Bu…bueno. Vamos, pues – y las dos salen una detrás de la otra en dirección a un grupo de arbustos cercanos a la orilla de la laguna. Con pasos temerosos, las jóvenes llegan al fin hasta el lugar sospechoso, y Dealla, con mucho cuidado, separa las ramas de un arbusto para ver mejor. Al hacerlo, una figura les ilumina el rostro, haciendo que Dreide se le abalanzara sobre las espaladas a la pobre Shatzy, haciendo que las dos se cayeran al suelo y empezaran a gritar aterrorizadas.


    Al otro lado del castillo, los muchachos iban sacando la lengua ya por el quinto piso.

    _Estos… ¡estos escalones no se terminan nunca!

    _ Es cierto, Aquelos. Pero, espera. Tengo una idea – y mirando al suelo en dirección a donde estaba su mutamon, le ordena a este que evolucione.

    _ ¿Y que se supone que vas a hacer, Crisel?

    _ Ya vas a ver, Frantu.

    _ Jum. Me parece que ya se lo que vas a hacer.

    _ A ver ¿Qué voy a hacer, Kenyo?

    _ Algo similar a lo que puede hacer mi mutamon.

    _ ¿Eh? ¡Ah! Ya veo, ya veo. Igualmente, espero superarte con mi digicompañero ¿a qué no, Terramon? – pero este le mira sin entender nada.

    _ Espero que no estés pesando en lo que yo estoy pensando – le dice el jardinéense.

    _ ¡Ja! Te crees muy ingenioso. Ya vas a vislumbrar mi gran idea.

    _ Ya veremos.

    _ ¡Bueno ya basta de tanta expectación, muchachos! Dale, muéstranos de una vez que es lo que vas hacer – le dice Frantu, que ya se había levantado de uno de los escalones.

    _ Bueno, bueno. Ahí va: ¡Terramon, quiero que nos construyas unas plataformas que nos leviten hasta el décimo piso!

    _ ¡¿Qué?! – exclaman todos.



    Dentro del intrincado laberinto de túneles, los tres badmutamons seguían su desordenada travesía.

    _ Hey, Jeringamon ¿Cuánto falta para llegar a la salida? Necesito descansar…

    _ ¡No! Tenemos que seguir adelante, Cocamon.

    _ ¡Bah! Ya me estoy hartando de esta misión.

    _ ¿En serio, Cocky?

    _ ¡No me digas así, Pastillamon!

    _Bu-bu-e-e-no – responde mareado.

    _ ¡Oh, rayos! Que par me fue a tocar – se lamenta la hoja nociva.

    Luego de recorren un gran tramo de las alcantarillas, el grupo se detiene a descansar y revisar los planos del lugar.

    _ ¡¿Todo eso nos falta para llegar?!

    _ Así es. Y si no nos apresuramos, la fluctuación de la abertura que conecta con el servidor MZ se va a cerrar.

    _ ¡Diablos! ¿No nos podían dar más tiempo?

    _ ¡Pero qué dices! Nuestro contacto en el mundo de los humanos ha hecho un gran trabajo introduciendo el programa para mantener la apertura abierta por más de tres horas. Sabes muy bien lo difícil que ha sido conseguir inmiscuirse en los laboratorios del hijo de Ottoyamaguchi.

    _ Bah. Para ese badmutamon es pan comido.

    _ No lo creas, Cocamon. Las barreras y sistemas de seguridad de ese lugar son asombrosas. Si no fuera por la ayuda del espía del Jefe Doctolocomon, nunca hubiéramos podido atravesar las restricciones de los servidores en el Digimundo Z.

    _ Bah. Lo que digas, Jeringamon.

    _ Bueno, en fin. Mejor seguimos camino antes de que a Pastillamon se le dé por empezar a contar sus “chistes” para pasar el tiempo.

    _ Hum. Aunque no quiera dar un paso más, prefiero eso antes que volver a sufrir tal tortura de su parte.

    _ ¿Eh? ¿Pero que dicen?

    _ Oh, no. Nada, nada.

    _ Msh. Esta…bie….n – y la grajea cae dormida al húmedo suelo.

    _ ¡Rayos! ¡No voy a cargar con él otra vez!

    _ Bueno, está bien. Pero solo por esta vez lo voy a hacer, Cocamon.

    Y el trío sale raudo hacía su objetivo.



    Volviendo al castillo, el rocoso mutamon dice:

    _ ¡¿Qué quieres que haga qué?!

    _ Pues…que nos eleves a todos con unas plataformas de…rocas.

    _ La que se te ocurrió, Crisel.

    _ Bueno, solo quería que la escalada fuera más sencilla, Frantu.

    _ Quizá pueda hacer otra cosa – vuelve hablar Terramon.

    _ ¿En serio? ¡Vaya, que bien! Y… ¿qué es?

    _ Pues, em…podría abrir un boquete en la columna hueca central de las escaleras y allí, con la ayuda de Icemon, subir con el impulso que su poder de hielo nos dé sobre una de mis plataformas de roca.

    _ ¡¿Eh?! – exclaman todos asombrados.

    _ ¿Es mala idea, Crisel?

    Pero él no le podía responder por lo atónito que estaba.
     
  15.  
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    El suspenso y el temblor de las dos mutamers esta a punto de llegar a su clímax... :confused:
    ¡Aquí llega la tercera parte de este capítulo!



    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección III

    _ ¡¡¡Hia!!! – gritaban desaforadas las dos chicas, mientras se abrazaban mutuamente y cerraban sus ojos para no ver al espantoso.

    Tapándose los oídos, Limamon se le acerca a Dreide con una linterna en la mano.

    _ ¿Misty? ¡Hey! ¡Misty! Soy yo, Limamon.

    Pero la mutamer no dejaba de gritar desesperada. Entonces, aparece Hiramemon, que también se estaba tapando los oídos. Al verlo, Shatzy reacciona.

    _ ¡Ufh! Que susto nos dieron. Así que eran ustedes.

    _ ¿Susto? ¡Ah! Debe ser por el sonido que estaba produciendo Hiramemon para encontrar a Trepimon.

    Volviendo en sí, Dreide le responde:

    _ ¡Hola Limamon! Estaba muy preocupada por ti – y le abraza muy cariñosamente – Pero entonces ¿cómo es que estas con Hiramemon? Si lo vimos irse por…

    _ ¡Mgh, mgh! – dice tosiendo – Es cierto, cara mutamer. Pero entonces recibí la llamada de Limamon con respecto a la desaparición de Trepimon y vine de inmediato en su ayuda.

    _ ¿Eh? ¿En serio? – pregunta extrañada la jardinéense.

    _ Así es, Misty. Pero no hemos tenido éxito en su búsqueda.

    Interviniendo en la conversación, Shatzy le espeta:

    _ ¿Y desde cuando te importa tanto Trepimon?

    _ Em…estem.

    _ ¡Ya lo sabía yo! Es demasiado extraño que luego de su “pequeña” rencilla fueras a estar haciendo una búsqueda de él.

    Cambiando su expresión, el cítrico mutamon dice enfadado:

    _ ¡Te dije que era mala idea que yo me disfrazara de Limamon!

    _ Igualmente, que susto se llevaron eh – dice riéndose.

    _ ¡¿Eh?! ¿Qué está pasando?

    _ Perdóname, Dreide. Pero Hiramemon no se resistió a hacerles una broma. Ya sabes, es parte de su programación – le dice Trepimon, luego de desvelar su verdadera identidad.

    _ ¡¡¡¿Qué?!!! – pero antes de que la peliverde se le abalanzara encima al erudito, se escucha un nuevo sonido aterrador.

    _ Ya basta Hiramemon. Ahora ya no tiene gracia.

    Con cara de espanto, la supercomputadora digimon responde:

    _¡No…no he sido yo!

    _ No nos vengas con más juegos, eh. Ya, deja de hacer eso – pero Trepimon es interrumpido por el mismo ruido escalofriante.

    Sin muchos ánimos de seguir investigando, el cuarteto sale a ver por los alrededores.

    Luego de buscar por un rato, el grupo divisa un lugar que emitía una leve luz azulada.

    Dirigiéndose con mucha precaución (miedo), se acercan al sitio de la emisión que estaba tras unos grandes ligustros. Pero antes de llegar, Dreide dice aterrada:

    _ ¿No será una luz mala?

    _ ¿Te refieres a un fuego fatuo, Misty?

    _ Bueno, perdón señorita sabelotodo. Llame como se llame, no tengo intenciones de enfrentármelo.

    _ Digo lo mismo – responde temeroso el erudito, que se escondía detrás de Shatzy.

    _ Pero que valiente nos ha salido el bromista.

    _ Es que…

    _ ¡Miren! La luz está aumentando su fulgor.

    _ ¡¿El qué?!


    El trío de badmutamons al fin alcanzaba su objetivo. Nervioso, el agudo digimon le apremia al otro para que se apresurara.

    _ ¡Ya va, ya va! Ufh, que pesado eres, Jeringamon ¿Estás seguro de que va a amanecer?

    _ Segurísimo, Cocamon.

    _ ¿En serio?

    _ Por supuesto. Mira qué hora ya es – y le acerca su reloj de pulsera.

    _ ¡Pero si son las diez de la noche, so zopenco!

    _ Por eso digo. Hay que apresurarnos para no llegar tarde.

    Tomándose la frente, el nocivo badmutamon dice:

    _ A veces pienso que Pastillamon está más cuerdo que tú.

    _ Sí, sí. Lo que digas, Cocamon. Vamos, que la apertura está por cerrarse.

    _ Jum. Bueno, Jeringamon.

    Y los tres trasponen el agujero del digi-gusano, que se encontraba abierto justo a la salida de una boca de alcantarilla.

    Al salir de él, o mejor dicho, al caer de él, lo hacen justo sobre un jardín de tunas.

    _ ¡Diablos! ¿No podría haber sido en un peor lugar?

    _ Deja de quejarte, Cocamon. Tenemos que encontrar a los mutamers cuanto antes.

    _ ¡Claro! El tipo, que está hecho de plástico, no tiene miles de agujas clavadas en el trasero, maldita sea – gracias al alboroto, Pastillamon se despierta.

    _ ¿Eh? ¿Ya? ¿No? ¿Qué? ¿Ahora? ¿Tampoco?

    _ Al fin te despertaste, pastilludo. Vamos, tenemos que apresurarnos.

    _ ¿Eh? ¡Uhg! Esta doliéndome todo el cuerpecito, como si miles de agujas estuvieran clavadas sobre él.

    _ Tú lo has dicho, Pastillamon.

    _ Diantres ¿Por qué no me avisaron que íbamos al acupunturista? ¿No era que teníamos que ir al servidor MZ? Ya saben que no me cae para nada bien Acupunturamon.

    _ Bah. Vamos, que te ayudo con esas espinas – y la hoja de coca le empieza a quitar todas las agujas del rechoncho cuerpo. Cada vez que lo hacía, este lanzaba un horrible y estruendoso quejido.

    _ ¡Silencio ustedes dos! Que nos van a escuchar.


    Al ver el aumento de luminosidad, el cuarteto queda expectante a ver qué sucedía, siempre detrás de los ligustros, sin siquiera mirar por arriba. Entonces, repentinamente, la luz se desvanece, sorprendiendo y aliviando a los más temerosos. Pero antes de poder cantar victoria, Cocamon le saca la última espina a Pastillamon.

    Antes de salir corriendo, Shatzy le toma de las ropas a Dreide y le dice:

    _ Espérate ahí. Tenemos que ver de qué se trata todo esto. Yo sospecho de una actividad…

    _ ¿Paranormal? – dicen al unisonó el erudito y la peliverde.

    _ ¡Oh, vaya! No, claro que no.

    _ ¡Menos mal! – suspiran los dos.

    _ Me refería a una actividad secreta de los badmutamons.

    _ ¿En serio? ¿Pero cómo? Si estamos en el infranqueable servidor MZ.

    _ No lo sé, Hiramemon. Pero ¿Qué posibilidades hay de que sea otra cosa?

    _ ¿Y si es Limamon jugándonos una broma?

    _ Mi lindo limoncito no haría eso, Trepimon.

    _ Jum. Lo que digas, mi “querida” mutamer.

    _ Perdón si te he ofendido, pero me parece muy extraño que a Limamon se le ocurra hacer tal travesura. Además, no creo que pueda montar tal escenario.

    Pero antes de que pudieran decir algo más, esta parte llega a su fin.
     
  16.  
    Warchrome

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    Lo inexplicable se explica... aunque algo inexplicablemente :p


    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección IV

    Boquiabierto, Jeringamon contemplaba horrorizado hacía el lugar donde antes había estado abierto el portal. Bajo la tenue luz de la digi-luna se podía divisar la pequeña figura de Bochomon, que había desactivado el agujero del digi-gusano.

    Ante esta inesperada amenaza, la jeringa apremio a sus compañeros a escapar, pero su huida les fue impedida por Ninjutsucatmon y Limamon, que se le aparecieron por su retaguardia. Furioso, Cocamon emplea una de sus técnicas narcóticas, pero esta fue inútil, ya que el gran erudito había invocado una poderosa barrera de datos a su alrededor. Atrapados, los tres intentan desesperadamente abrir un pasaje dentro de esta barrera, pero con una técnica especial de Bochomon, el “Slashontrolaltsuprimir”, desaparecen al instante en miles de ceros y unos. Ni rastro quedó de ellos.

    Impresionado, Limamon se acerca al viejo computador y le pregunta:

    _ ¡¿Cómo ha hecho eso?! ¡Esa parecía una técnica de etapa mega!

    El viejo digi-computador ríe complacido

    _ ¿Sorprendido? En realidad es un poder que me ha concedido el usuario para erradicar rápidamente a todo intruso o badmutamon en este servidor.

    _ ¡Vaya! Cuando lo vi por primera vez a usted, no le daba ni media…

    _ ¡¡¡Limamon!!! – exclama Dreide, que venía corriendo hacía el.

    _ ¡Misty! ¡Ten cuidado con los cactus! – pero la pobre, en su apuro, choca contra varias tunas por el camino, clavándose varias espinas en las piernas.

    _ ¡Auch! ¡Oh! ¡Ah!

    _ Te lo dije.

    _ ¡Ufh! Bueno. Por lo menos te he encontrado. Pero bueno – mientras, con ayuda de Trepimon, se empieza a sacar las agujas- ¿Por qué se fueron ustedes dos me di lado así tan misteriosamente?

    Shatzy, luego de hacer involucionar a Ninjutsucatmon y tomarlo en sus brazos, dice:

    _ Es cierto, Dreide. Tampoco logro comprender muy bien este asunto, pues Ninjutsucatmon me dijo que se encontró con Bochomon por aquí cerca, y Limamon ya estaba con él.

    _ Yo puedo explicarlo, mi cara mutamer.

    _ Jum. Ya me parecía que había gato encerrado. Sin ofender, Michimon.

    El viejo erudito ríe divertido. Luego se serena y les contesta tal enigma.

    _ En fin, como ya se los había informado en mi laboratorio, este servidor cuenta con los mayores sistemas de seguridad del Digimundo Z. Pues bien, antes de que ustedes hubieran llegado a mi castillo, uno de los multiples sensores había detectado una anomalía dentro del jardín botánico. Entonces decidí aprovechar la ocasión para probar las habilidades de vuestros digicompañeros, si realmente surgía de ese portal algún badmutamon. Pero el caso es que no se dieron las cosas como lo esperaba.

    _ ¿Y porque no?

    Limamon, al oír las palabras se su maestro, lo interrumpe nervioso.

    _ Hem. Mejor dejemos esa historia para otro día ¿no es cierto, gran Bochomon?

    _ ¿Qué pasa, Limamon? Deja que siga con su relato, ya que estoy muy intrigada por lo que ha sucedido.

    _ No es la gran cosa, Misty.

    _ Vamos, que quiero saber la verdad ¿o es que no puedo saberlo?

    _ Mejor sería que no – le dice muy avergonzado la lima.

    El pequeño Trepimon lanza una carcajada triunfante. Luego toma aire y le dice:

    _ Eso te lo tienes bien merecido, cítrico pomposo.

    _ ¡Tú te callas, so traidor!

    _ Hey ¿Qué es lo que pasa, Limamon?

    _ Nada.

    _ ¿Nada?

    _ Nada.

    _ Jum. Mejor dejemos que Bochomon nos siga relatando la historia. Por favor, prosiga con su relato.

    _ De tal mutamer, tal mutamon…

    _ ¿Eh?

    _ Oh no, no es nada – responde riéndose entre dientes.

    _ Que buen chiste, señor Bochomon.

    _ ¿Ah?

    _ Perdóname, cara mutamer. Mejor es que aclare varios puntos de esta tragicomedia.

    _ Jum. Solo espero que no haya más gatos encerrados. Sin volver a ofender, Michimon.

    _ ¡Miau!

    Luego de acomodarse en un mejor sitio dentro del jardín, más precisamente en una zona llena de asientos y una gran fuente en medio, el erudito prosigue con su relato.

    _ Queriendo aprovechar la ocasión, y como mis fuentes del servidor MX me habían informado de ese trió, prepare una redada para que vuestros mutamons entablaran una pelea con ellos.

    _ Y entonces fue cuando Trepimon la lio toda.

    _ ¡No es cierto, Limamon!

    _ ¡Sí que es cierto!

    _ Ya paren ustedes dos. A ver ¿cómo es eso que “la lio”?

    _ Así es, Misty. Mientras íbamos caminando por el jardín, a Trepimon le pareció ver una figura que se movía por entre los arbustos. Sin pensarlo, salió corriendo hacía aquella dirección. Como yo no quería que pasara algo peor, lo seguí para hacerlo volver contigo. Pero entonces desapareció de mi vista – le dice la lima.

    Trepimon nuevamente lanza una carcajada de burla.

    _ ¡No te rías, miserable!

    _ ¡Ja! Te lo tienes bien merecido.

    _ Bueno, bueno ¿Por qué se lo tiene bien merecido, Trepimon?

    _ Ahí es donde Hiramemon entra a participar en esta tragedia – se lamenta la lima.

    _ Ya veo. Por eso lo del susto. Me la vas a pagar, Hiramemon – y el asustado mutamon se esconde tras el sonriente Bochomon.

    _ No le culpes por lo que ha hecho. Es parte de su programación, mi cara Dreide. El mismo usuario lo programó de esta manera, ya que la investigación a veces se pone muy aburrida.

    _ ¡Está bien! Pero no ha sido nada gracioso.

    _ Lo…lo…lo siento de veras, Dreide. No volveré a molestarse. Te lo prometo.

    _ Más vale que sea cierto. Pero bueno. Todavía no entiendo cómo pasó lo que paso.

    _ Bien. Como iba diciendo, Hiramemon aprovecho la presencia de Trepimon para mejorar sus planes.

    _ ¡¿Qué planes?!

    _ Tranquila, Dreide.

    _ Tú te callas, detectibucha.

    _ Bah. Lo que digas, señorita “valentona”.

    La peliverde la mira con recelo y le contesta:

    _ ¡Ja! Creo que hicimos un gran dúo ahí detrás de los ligustros, eh. Pero bueno ¿de qué planes estás hablando, Limamon?

    _ Pues, de asustarlas Misty.

    _ Ya me parecía. Miserable…

    _ Dreide.

    _ Ta´bien, Shatsy. Ya me calmo.

    _ Bueno. Como yo seguía sin encontrar el rastro de Trepimon, me adentre un poco más a los arbustos. Y allí fue donde sufrí una inmerecida injuria.

    _ Un terrible susto, diría yo – se burla la enredadera.

    Ese Hiramemon es un genio para los digi-disfraces.

    _ Gracias, Trepimon.

    _ ¡Pero que dicen! Nunca sufrí tal agravio – se lamenta Limamon.

    _ Ni pusiste tal cara de lima estrujada – le espeta riendo a más no poder.

    Y aunque su mútamer intento contenerlo, la lima se le escapa de sus brazos y se enfrasca en una desordenada pelea contra su otro mutamon. A duras penas los separa luego. Entonces, el erudito interviene:

    _ Pues bien. Mientras me preparaba para poner en marcha mi plan, me encuentro con estos tres, donde se producía la misma escena de hace un momento. No tuve otro remedio más que tomar a Limamon y dejar a los otros dos para que acabara la pelea.

    _ Pero ni así ha escarmentado este sinvergüenzas de Hiramemon, asustándonos luego con sus aullidos aterradores.

    _ Pe…pero…yo solo seguí la idea de Trepimon.

    _ ¡Mentira! No es cierto, Dreide.

    _ Ya hablaremos de eso más tarde. Quiere decir que todo esto ha sido un embrollo entre su plan y el plan de Hiramemon ¿no es cierto?

    _ Así es, mi cara mutamer. Pero en parte. La idea original era que mi pupilo las atrajera al portal; pero todo cambió cuando me encontré con Trepimon, y luego con Ninjutsucatmon. Igualmente, todavía puedo llevar a cabo mi plan. Solo que ahora más que una prueba de comportamiento y destreza por su parte, va a ser un enfrentamiento de tipo arena.

    _ ¿Cómo?

    _ Mi técnica no ha eliminado en realidad a los badmutamons. Solo los he encerrado momentáneamente en este lugar.

    _ ¿Dónde?

    _ En unos segundos harán aparición. Estén alertas, mis caras mutamers.



    Volviendo con los muchachos, y antes de que Terramon pudiera poner en práctica su idea, Aquelos hace un descubrimiento. Iluminando mejor un cartel, al cual antes no le habían prestado atención, exclama anonadado:

    _ ¡Acá dice que…! ¡Oh, no!

    _ ¿Qué pasa, Aquelos? ¿Qué dice?

    _ Mejor no lo digo.

    _ Ya hombre. Di lo que dice.

    _ Bueno. Pero no se vayan a enojar, eh.

    _ Jum. Espero que no sea lo que creo.

    _ Creo que sí, Kenyo.

    _ Ya me temía que fuera a ser eso.

    _ ¡Pero ya! ¿De qué se trata todo esto?

    _ Pues, Crisel, este cartel dice nada más ni nada menos que: “Puerta de mantenimiento para el ascensor”.

    _ ¡¿Cómo?! ¿Había un ascensor? ¿Pero dónde?

    _ Pues, si mal no recuerdan, nunca vimos lo que había detrás de esa puerta de madera.

    _ Pero Kenyo, si el cartel de la puerta decía: “Privado”.

    _ Por eso digo, Frantu. Creo que alguno de los dos eruditos nos ha tomado el pelo.

    _ ¡Diablos!
     
  17.  
    Warchrome

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    Más desventuras y acción trepidante en este hilarante episodio :rolleyes:


    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección V

    Sorprendidas, las dos mutamers se preparan para enfrentar a los tres badmutamons que pronto harían aparición. Hiramemon se retiró del lugar muy velozmente, resguardándose detrás de un gran roble. El espinudo mutamon de Dreide se notaba un poco alterado, mirando a todas direcciones sin parar.

    _ ¿Qué te ocurre, Trepimon

    _ N-no…no es nada, Misty.

    _ Ya lo creo que no – se ríe la lima.

    _ ¡Tú te callas, miserable cítrico pomposo!

    _ ¡Oigan! No es momento para que se estén peleando. A ver: mientras Bochomon no nos de la señal, intenta decirme que es lo que te ocurre, Trepimon.

    _ Pues…es que…

    _ Tiene vergüenza, Dreide.

    _ ¡No es cierto!

    _ Claro, como no…

    _ Deja que hable, Limamon.

    La lima se cruza de brazos y ladea la cabeza con desazón.

    _ Gracias, Misty. Bien, lo que ocurre es que…lo que pasa es que…el tema es…

    _ Bueno, bueno. Si seguimos así, nos vamos a llevar un ataque sorpresa de parte de los badmutamons. Por favor, te pido me digas que es lo que te aflige tanto – y la mutamer se agacha frente de la bola de espinas, y con mucho cuidado, le acaricia suavemente.

    _ ¡Ufh! Bueno, lo que ocurre es que…para evolucionar...pues…

    _ ¿Te preocupa tu nivel de poder, Trepimon?

    _ No, no es eso. Los de nuestra clase evolucionamos muy fácilmente, pero…

    _ Necesitan a los de nuestra casta para poder hacerlo – le responde Limamon dándoles las espaladas.

    _ ¡Oh, vaya! ¿Eso es cierto, Trepimon?

    _ Jum... sí, es cierto. Pero no estoy para nada orgulloso de ello.

    _ Ya me imagino.

    El mutamon baja su mirada, tratando de esquivar la de su mutamer. Pero esta, de repente, lo toma en brazos y lo levanta muy alto.

    _ No te preocupes, Trepimon. Voy a hacer de ti una gran enredadera.

    _ Ni que fuera difícil…

    _ ¡Tú te callas, Hiramemon!

    _ Sí, sí. Lo siento, Dreide – y vuelve a esconderse detrás del árbol.


    Luego de un largo silencio, Shatzy se acerca al erudito y le dice:

    _ Señor Bochomon, ya estamos listas. Cuando guste, puede liberar a los bamutamons ¿Señor Bochomon? ¿Señor? – pero el mutamon estaba totalmente dormido, roncando sonoramente la música del Ice Climber.

    _ ¡¡¡Señor Bochomon!!! – le grita efusivamente la peliverde.

    Pero el erudito seguía roncando. Shatsy le sacude suavemente, pero tampoco surte efecto. Preocupada, le pregunta a su ayudante:

    _ Una pregunta, Hiramemon ¿esto no se trata de otra bromita de ustedes?

    _ Hum. No lo creo, señorita Azzana. Siempre se deja llevar, y no soporta por mucho tiempo el no poder reírse.

    _ ¿Entonces? – le pregunta Dreide.

    _ Pues, si no me equivoco Misty, creo que eso de recargar sus baterías era cierto – le dice Shatzy al ver más de cerca la pantalla del erudito, que exhibía la conocida imagen de la batería recargándose.

    _ ¡Rayos! Y ahora ¿Qué hacemos?

    _ Pues, si no te molesta, te propondría irnos a dormir.

    _ Esa es una excelente idea, Shatzy. Mañana será un nuevo día y podremos volver a ver a este par de “chistosos”. Ya quiero sentir una mullida almohada debajo de mi cabeza.

    Preocupado, Hiramemon corre hacía donde estaba su maestro, que ahora roncaba furiosamente la música del Battle City.

    _ Esperen señoritas ¡Esperen! – pero las dos chicas ya estaban muy lejos.

    _ Maestro ¿es que no ha llevado muy lejos esta jugarreta?



    Ya descendiendo por las escaleras, el cuarteto comenzaba ahora a quejarse por otra circunstancia.

    _ Ya no aguanto más el hambre ¿Cuánto falta para llegar, Aquelos?

    _ Sí no he hecho mal los cálculos, unos ciento veinte escalones más, Crisel.

    _ ¡Ufh! Hey, Kenyo ¿no podrías ordenarle a Cubymon que nos hiciera un tobogán?

    _ ¡Sí! No es mala idea – dice Frantu.

    _ ¿Están seguros de que es una buena idea? Aunque se llame casi igual que ese personaje de los comics, no se trata del mismo.

    _ No seas aguafiestas, Kenyo. Vamos, haz evolucionar a Cubymon y pídele que nos construya un tobogán de hielo.

    _ Bueno, está bien. Pero les advierto que esta no es una buena idea.

    Y dicho y hecho, luego de convertirse en Icemon, este comienza a producir un largo tobogán de hielo a la vez que bajaban por él. Pero cada vez iban aumentado más y más la velocidad, hasta que llegó un momento en que el mutamon no pudo seguir produciendo suficientemente rápido el hielo. Ya saben que ocurrió después.

    _ ¡Ah-ah-ah-ah-ah-ah-ah-ah-ah! ¡Mi trasero!

    _ ¡Le-le-le-le les-s-s-s-s-s di-di-di-dije je-je-je que, que, que, que, e-e-e-e era ra-ra-ra-ra un, un, una, na-na ma-ma-ma la, la, la, la, ide, ide, ide, idea!

    _ Bu-bu-bu, bue, e-e-e no, no, no, no, no. Yo, yo ,yo, so-so-so-so lo, lo, lo, que, que, ri-ri-ri a-a-a yu-yu-yu dar, dar, dar – dice Crisel.

    _ Es, es, es, es, ta-ta-ta bie-bie-bie-bie n-n-n-n. Ice, ice, ice, mon, mon, mon ¡crea una vuelta en U! – y al instante, los cuatro mutmers más sus digicompinches dan una media vuelta. Pero antes de chocar contra los escalones, el jardinéense vuelve a ordenarle que cree otra media vuelta frente a la otra. Y así giran hasta perder velocidad.

    Luego de recuperarse del mareo, los cuatro muchachos emprenden a pie los diez escalones que les restaban.


    Regresando al jardín interior, Hiramemon miraba consternado a su maestro cuando, repentinamente, este se despierta, liberando a los badmutamons.

    _ ¡Allá van! – dice el erudito, que volvía a despertarse.

    Aturdidos, los tres nocivos badmutamons se miran sin entender nada.

    _ Maestro ¿Qué ha ocurrido?

    _ ¿A qué te refieres, Hiramemon? Y ¿A dónde han ido las mutamers?

    _ Es que usted se ha…se ha dormido, señor.

    _ ¿En serio? Vaya. Qué vergüenza. He olvidado completamente que se me había acabado la batería ¿podrías alcanzarme ese cable para recargarme?

    _ Lo haría, maestro, pero ¿no se está olvidando de algo?

    _ ¿De qué hablas, Hiramemon?

    _ De los badmutamons.

    _ Oh, es cierto. Lo siento, lo siento. Una pregunta, Hiramemon ¿sabes dónde han ido Dreide y Misty?

    _ Claro, maestro. Se han ido a sus habitaciones, pero…

    _ Gracias, Hiramemon. Y ahora ¡Digitransporte! – y los tres badmutamons son enviados al pasillo frente a los cuartos reservados para las muchachas. Justo en ese momento aparecía por las escaleras la despreocupada Febi. Al ver al trío, se lanza contra ellos sin miramientos.

    Sorprendidos, los badmutamons reaccionan como pueden ante su atacante.

    El primero en salir al ataque es Ledmon, que se enfrenta a Jeringamon. Pero el mordisco que le da no le hace nada, haciendo que este aprovechara para lanzar al pobre mutamon contra una de las paredes. Entonces, Minichipmon interviene, arrojando una suerte de pequeños rayos contra la jeringa. Pero esta no se ve afectada.

    Inmutable, Febi ordena a Ledmon que utilizara su técnica especial, pero ni su súper velocidad fue rival para la defensa tóxica de Cocamon. Este se burla maquiavélicamente los fútiles intentos por atacarlos.

    _¿Este es el poder de los digimons de un mutamer? Vaya misión más sencilla la que nos ha dado nuestro Jefe.

    Repentinamente, Ledmon surge por detrás de Pastillamon y le ataca con un golpe eléctrico. Este cae paralizado hacía atrás.

    _ ¡Rayos! ¿Cómo ha podido…?

    Pero antes de poder reaccionar, Cocamon recibe otro fuerte golpe eléctrico del led sobre su cabeza, dejándole también a él paralizado.

    _ ¡Diablos! ¿Cómo ha podido ser? – se queja la hoja de coca. Y cae sentada al suelo.

    Furioso, Jeringamon le dice a Febi:

    _ ¡No creas que no me he percatado de tu estrategia! Los primeros ataques solo han sido de prueba, para analizar nuestros movimientos ¿no es cierto?

    _ Vaya. Lo has notado. Debo estarme oxidando.

    _ Je ¿Qué me crees? Conmigo no vas a tener ninguna oportunidad – y la jeringa comienza a canalizar una sustancia dentro de él.

    _ Prepárate, Ledmon. Y tú también, Minichipmon.

    Apuntando con su cabeza, les lanza la viscosa sustancia. Los mutamons intentan escapar, pero son atrapados sin remedio. Consternada, la mutamer trata de pensar en una estrategia para liberarlos de allí. Les ordena que usaran sus ataques eléctricos contra la masa, pero no logra efectos positivos sobre ella. Entonces trata de sacarlos con sus propias manos, pero antes de poder hacerlo, Jeringamon le dice:

    _ No lo intentes, mutamer. A menos que quieras envenenarte.

    Sin saber qué hacer, Febi mira desconcertada hacía donde estaban sus mutamons.

    Los otros dos enemigos, luego de haber sido atrapado Ledmon, recuperan su movilidad y, con cara de pocos amigos, se unen a su líder.

    _ ¡Miserables granujas! Es hora de conocer la furia de Cocamon…

    _ ¡Y la de Pastillamon!

    _ ¡Tú te callas! Que apenas puedes estarte de pie. En fin ¿cómo vamos a eliminarlos, Jeringamon?

    _ Rápidamente, con mi técnica toxi-coagulante – y el malvado alza sus manos al aire y cierra sus puños.

    Asustados, Ledmon y Minichipmon se dan la mano. Al hacerlo, una enceguecedora luz los envuelve, y se produce una doble evolución, donde se escucha:

    ¡¡¡Bombillomon!!! e ¡¡¡Integradomon!!! – produciendo una gran oleada de poder, que lanzo a todos al suelo.
     
    Última edición: 17 Septiembre 2013
  18.  
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    Un estremecedor y trepidante episodio hace hoy estreno; con mucha prosa golosa :p


    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección VI

    El trió badmutamon miraba asombrado la luminiscente bola de luz digievolutiva, que los cegó a todos. Al desvanecerse la misma, se pudieron divisar dos figuras que estaban de pie. Una de ellas tenía la cabeza de un bombillo incandescente, totalmente transparente, donde dos angulosos ojos azules coronados con cejas centellantes eran los únicos rasgos faciales del mutamon. Su pequeña cabeza, que se veía a medias por el cuello de su vestimenta, estaba “enroscada” en un porta focos blanco, el cual poseía dos hombreras triangulares sobre sus dos lánguidos brazos, donde su brazo derecho iba equipado con un enchufe. Sus piernas estaban cubiertas hasta las rodillas por un cable plástico de color amarillo, los cuales estaban conectados al porta foco por dos aberturas protegidas por varias placas de cerámica blanca, al igual que otras partes de su cuerpo, de manera desordenada. Calzaba un par de zapatillas deportivas blancas. La otra figura tenía la forma de una placa base verde, similar a la de su forma anterior pero con una mayor cantidad de sistemas integrados a su cuerpo. Ahora era más esbelto y alargado, como una memoria DDR. Tenía un par de ojos cuadrados negros y una boca metálica llena de varios dientes-conectores. Sus brazos, que eran un par de cables negros, nacían por debajo de lo que correspondería a la zona de su rostro (ya que no presentaba diferencias entre su tronco y su cabeza); su pecho estaba repleto de circuitos, los cuales convergían a sus extremidades. Las memorias en su torso estaban ordenadas de manera que formaban sus pectorales y abdominales. Además, poseía en su “cabeza” un pequeño led de color amarillo que se iluminaba intermitentemente. Sus piernas eran un par de conectores de audio y video, y su mano izquierda uno USB.

    Luego de esta extensa descripción de los nuevos mutamons, el resto del grupo presente se levanta del suelo para proseguir con la pelea.

    La viscosa técnica de Jeringamon había desaparecido tras la mutaevolución, dando así la oportunidad de que este dijera:

    _ ¡¿Cómo puede ser?! ¡Es imposible!

    Pero Febi no perdió el tiempo con absurdas e innecesarias explicaciones sobre los cómos y porqués, ordenando de inmediato a Bombillomon que atacara.

    _ ¡Esperen! Tengo que saber cómo…

    Mas Jeringamon se llevó de lleno un terrible golpe eléctrico en la “quijada”, haciendo que cayera estrepitosamente al suelo.

    _ ¡Rayos! ¿Qué ha sido eso?

    Entonces, Bombillomon le contesta a Cocamon a través de su boca chisporroteante:

    _ ¡Golpe enchufado! – y otro badmutamon cae al duro suelo de piedra.

    Temblando más que de costumbre, Pastillamon intenta defenderse, pero antes de poder hacerlo, Integradomon lo paraliza con una onda de estática y lo finiquita con:

    _ ¡Stop: 0x0000007e (0xc0000005, 0x8089c0008, 0xf7c07c94, 0xf7c079900)! – desintegrándolo en miles de ceros y unos.

    Anonadados, los otros dos badmutamons intentan escapar al ver las consecuencias del terrible ataque “Pantalla Azul” de Integradomon.

    _ ¡Bombillomon! ¡Adelante! – y este intercepta a los dos utilizando su súper velocidad.

    Sin saber qué hacer, Jeringamon solo atina a hacerle una seña a su compañero. Este le responde afirmativamente y, sorpresivamente, se convierte en polvo, el cual es absorbido por la jeringa.

    _ ¡Ten cuidado, Bombillomon!

    _ Entendido, Febi.

    _ Prepárate tú también, Integradomon.

    _ Listo y conectado.

    Con ambos flancos cubiertos, la jeringa se apresura en su empresa, haciendo un gran esfuerzo con su émbolo para comprimir al pulverizado Cocamon. Y entonces, una espesa nube blanca lo cubre completamente.

    _ ¡Estén alertas, ya que está evolucionando, muchachos! – y al terminar de decir estas palabras, se escucha una maquiavélica risa cascada y: ¡¡¡J-Cocainamon!!! – dando lugar a una explosión muy polvorienta…y dopante.

    _ ¡Es hora de conocer el poder de la digi-droga! – ríe maquiavélicamente.

    Esperando el primer ataque, Febi dejo que este nuevo badmutamon hiciera el primer movimiento. El horrendo tenía la forma de una enorme jeringa en muy mal estado, llena de una sustancia blanquecina. Sus ojos, cirróticos, irradiaban la más pura locura, y sus brazos y piernas, hechos de hojas envueltas de coca, temblaban frenéticamente.

    Dándose cuenta de las intenciones de la mutamer, la jeringa toma de sus espaldas dos oxidadas agujas y lanza una a cada uno de los dos mutamons.

    Pero antes de que alguna les llegara, aparece Bochomon y las detiene en el aire.

    _ ¡Entrometido procesador de datos! – y el encolerizado badmutamon empieza a lanzar una lluvia de agujas por el lugar. Pero todas desaparecen gracias a las técnicas defensivas del erudito. Furioso, se clava literalmente al suelo rocoso y lo inyecta con todo su contenido. El edificio por completo comienza a temblar, pero antes de que sucediera algo, Bochomon vuelve a usar el Slashontrolaltsuprimir. Y todo vuelve a la normalidad, desapareciendo del lugar el colérico badmutamon.

    Con cara de preocupado, el erudito se acerca a la sorprendida mutamer.

    _ ¡Ufh! Fue por poco, mi cara mutamer.

    _ Oh ¿en serio?

    _ Así es.

    _ Pero ¿Por qué ha intervenido en mi pelea? Todo estaba saliendo bien…

    _ No. No lo creo, Febi.

    Contrariada, la muchacha llama a sus dos mutamons a su lado.

    _ Ha sido mi culpa. No había previsto una requetemutaevolución.

    En ese momento, las otras dos muchachas aparecían por el pasillo, y una de ellas exclama:

    _ ¡¿Una qué?!

    _ Una requetemutaevolución, Dreide.

    _ Ah…Pero ¿qué hace usted aquí?

    El erudito sonríe muy alegre al oír la vos de la muchacha.

    _ Me he visto obligado a intervenir en la pelea de Febi. Su oponente no estaba a su altura.

    _ Con respeto señor, pero ¿no cree que esta infravalorando a mis mutamons?

    _ No lo creo, mi cara mutamer. Ese badmutamon al que te enfrentabas estaba en nivel Ultra.

    _ ¡¿Ultra?! – exclaman las tres chicas.

    _ Así es. Nunca pensé que Mamon lograra dominar la requetemutaevolución. Esto me da mala espina, señoritas.

    Con cara de entender poco, Shatzy interviene para sacarles las dudas a todas:

    _ Una pregunta, señor Bochomon ¿Qué es la requetemutaevolución?

    _ Es la evolución matatutágena.

    _ ¡¿Ah?!

    _ Es decir, que para poder evolucionar, un badmutamon desintegra a otro y lo absorbe para potenciar su nivel. En este caso, de manera desmesurada. Pero he debido encerrar a J-Cocainamon antes de que este se autodestruyera.

    _ ¿Autodestruyera?

    _ Así es, Shatzy. Al evolucionar tan rápidamente, su programa no puede soportar tal cantidad de datos, y los procesos dan como resultado la autodestrucción de los comandos de la evolución desmesurada.

    _ ¡Oh! Entonces ha protegido a Febi, no del poder de J-Cocainamon, sino de su autodestrucción.

    _ Así es, mi perspicaz mutamer.

    _ Fah. La de que te salvaste, Febi – y la peliverde le da una palmada en la espalda a la avergonzada muchacha.

    _ Vaya. Creo que me he dejado llevar por la adrenalina de la batalla. La próxima vez estaré mejor preparada, señor Bochomon.

    _ No te preocupes, Febi, ya que ha sido un descuido de mi parte.

    _ No. No. Ha sido mi falta también, señor Bochomon – sus dos mutamons la miraban extrañados al verla actuar de esa manera.

    La peliverde, interviniendo en el vergonzoso momento, cambia de tema.

    _ Pero que veo ¡al fin has evolucionado, Ledmon! Y para mejor suerte de Febi, no solo tú sino también Minichipmon – interviene Dreide, tratando de alegrarla.

    Levantando el semblante, Febi le dirige una amplia sonrisa y acaricia a ambos mutamons en son de orgullo.

    _ Vaya, pero ¿Cómo han evolucionado, Febi?

    _ Ha sido el trabajo en equipo, Shatzy. Y espero poder mejorar su conducta para así trabajar más arduamente en sus habilidades y ser la mejor sold... – y ella se toma la cabeza muy adolorida.

    _ ¿Qué te ocurre, Febi?

    _ No, no es nada chicas. Debo estar cansada. Eso es todo.

    _ Jum. Claro que debes estar cansada. Más porque has tomado las escaleras en vez del ascensor.

    _ ¿Qué ascensor?

    _ Hum. Esa pregunta se la debes hacer a Bochomon.

    El sabio ríe a carcajadas al saber de la picardía de su asistente.

    _ Este Hiramemon. Ha salido triunfante nuevamente con sus jugarretas. Deben perdonarlo, pero es parte de su programación.

    _ Por suerte que mi curiosidad nos ha salvado de subir esa interminable cantidad de escalones – se jacta la peliverde.

    _ Cambiando de tema, señor Bochomon ¿qué ha sido de J-Cocainamon?

    _ ¡Oh, es cierto Shatzy! Discúlpenme, pero debo ir a liberar al autodestructivo en una zona segura.

    _ ¿Es que no se puede hacer nada para salvarlo?

    _ ¿Salvarlo, Shatzy? – pregunta Dreide.

    _ Lamentablemente, no. La corrupción de los datos integrados o DIN del badmutamon son incorregibles.

    _ Oh, eso es terrible.

    _ Así es, mi cara mutamer. Es por eso que debemos apresurarnos para detener el avance de Mamon sobre el Digimundo Z, antes de que este sea corrompido por completo.

    Con una mirada somnolienta, Dreide interrumpe.

    _ Bueno, bueno. Ya es hora de irnos a dormir ¿no les parece, señoritas?

    _ ¡Waw! Pero si ya son casi las doce de la noche.

    _ Por eso digo, Shatzy. Una dama debe dormir bien para mantener su belleza ¿no es cierto, Febi? ¿Febi? – más la muchacha estaba enfrascada hablando secretamente con sus mutamons.

    _ Je. Esta sí que es fanática. Pero bueno, que me duermo. Nos estamos viendo mañana, señor Bochomon ¿eh? ¿señor? – pero este se había vuelto a “dormir”.

    _ Vamos, chicas. Ya no tengo ánimos de soportar otro de sus chistes – y todas se retiran.
     
  19.  
    Warchrome

    Warchrome Entusiasta

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    Digimon Z - Segunda Parte
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    Aventura
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    Y se nos acaba el capitulo 4 y esta segunda parte de la historia :(
    Pero no se preocupen, que el último capitulo de este fragmento de la obra lo publicaré como un especial en otro post...
    ¡No se lo pierdan! Mucha información jugosa les esta esperando :)




    Capítulo 4
    El gran castillo de Bochomon


    Sección VII

    Dentro del ala oeste del castillo, más precisamente en el décimo piso, las grandes puertas del ascensor se abrían lentamente, descubriendo a cuatro figuras con caras macilentas…

    _ ¡¡¡Sí!!! ¡De hambre, señor autor! – exclama Crisel afónicamente.

    En fin… el grupo sale arrastrándose del ascensor y, al ver la inmensidad y largura del pasillo que los separaba de sus habitaciones…

    _ ¡¡¿El qué?!! Para la mano… ¡pobre de nosotros!

    Pero el quejido de Frantu cayó en oídos sordos. Un delicioso e irresistible aroma a comida recién hecha hizo que todos salieran corriendo hacía los cuartos, a pesar de haber estado antes “muy” cansados. Sus mutamons los seguían sin decir nada, expectantes por lo que hacían sus mutamers. En pocos segundos estaban todos frente a sus habitaciones. Aunque famélicos, no irrumpieron (o rompieron) las puertas, ya que no sabían cuál era el cuarto que le correspondía a cada uno. Mejor dicho, Frantu no dejó que Crisel y Aquelos irrumpieran en el lugar.

    _ ¡Pero bueno, hombre! ¿Qué importa a quien le corresponde cuál? ¡¡¡Tenemos hambre!!!

    _ Fíjense mejor en ese cartel de ahí – dice Frantu riendo.

    Y Crisel y Aquelos posan sin muchas ganas sus miradas en un pequeño cartel por sobre el dintel de una de las puertas. Este decía: “Habitaciones destinadas a los digiescogidos y sus mutamons. Especialmente preparadas según las características y exigencias de cada mutamer y sus digicompinches”.

    _ ¿Ahora ven?

    _ ¡Vaya! Pero ¿cómo sabremos cual es de cuál? – inquiere Crisel.

    _ Jum. Esto me huele a otra bromita de Hiramemon.

    _ ¿Te parece, Kenyo?

    _ Si, Frantu.

    _ Entonces procedamos con precaución.

    Indeciso, el sanjosino toma el picaporte de la puerta que tenía enfrente. Repentina y sorpresivamente, su nombre aparece escrito en la madera de la puerta, con letras góticas en bajo relieve.

    _ ¡Wow! ¡Esto no me lo esperaba!

    _ ¡Bueno! Vamos a ver que hay adentro, Frantu.

    _ Eh….oh. Si, cierto – sonríe aliviado.

    Con mucha expectativa, abren la puerta. Dentro del lugar, que era muy amplio y espacioso, ven una cama de dos plazas junto a un enorme ropero, todo de estilo victoriano. A su lado, una mesa de escritorio muy antigua, una mesa ratona y un par de sillas elegantes. Más a la derecha, frente a la ventana de un solo cristal, había una mesa con lavatorio, con su jarra y los implementos para el aseo. El piso estaba completamente cubierto por láminas de una fina madera desconocida, posiblemente de cedro de Bosquigigaram. Había varios candelabros por todas las paredes con sus respectivas velas. Antes de poder decir nada, por la puerta de una habitación contigua a la izquierda aparece un mutamon robótico vestido de mucama.

    _ Bienvenidos, amos mutamers. La cena esta lista para servirse cuando ustedes lo ordenen – y luego de hacerles una reverencia, se retira al cuarto de al lado.

    Los cuatro no sabían que decir al ver tal despliegue de antigüedades.

    _ ¡Claro que tengo algo que decir! ¿Qué es todo esto? El cartel de afuera ponía que cada cuarto estaba preparado según los requerimientos de cada mutamer ¿o es que a Frantu le gusta este estilo? No ¿no es cierto, Frantu? – le pregunta Crisel preocupado.

    _ Pues…estem.

    _ ¡Claro que no! A ver…voy a ir elegir mi pieza – y sale raudo al pasillo. Los otros le siguen y, apenas aguantándose la risa, ven que la habitación de Crisel era exactamente igual, con su respectiva mucama mutamon.

    _ ¡Rayos! ¿Cómo vamos a hacer con esto? No tengo ni idea de las costumbres que usan los de la alta sociedad.

    _ Y menos de antaño – se ríe Kenyo.

    _ ¿No será todo esto una broma? – se lamenta el posadeño.

    _ Jum, no lo sé. El estilo va acorde al castillo, así que…

    _ Pero bueno, muchachos. Por lo menos tenemos lista nuestra cena.

    _ ¿Será, Frantu? Solo espero que no sea algo incomible – dice preocupado Aquelos.

    _ O con veinte cubiertos. En fin, veamos que nos depara a cada uno – y cada cual se dirige a sus respectivos cuartos. Al minuto, los cuatro se reúnen en el pasillo.

    _ ¿Saben lo que es el “escargot”? – pregunta Crisel.

    _ ¡No! ¿eso te sirvió?

    _ Sí. Tenía un olor horrible… ¡y se movía!

    Todos ponen cara de asco.

    _ ¿Y a vos, Frantu?

    _ Algo mejor que eso, Crisel. Pero no tanto.

    _ ¿Qué era?

    _ Una serie de diferentes platos escoceses.

    _ ¿Y qué tiene de malo eso?

    _ Que la mayoría están hechos con las entrañas de cabras.

    _ ¡Oh! ¡Pufh!

    Mirando la cara que tenía Aquelos, pensaron que le habían dado de comer algo muy desagradable. Con picardía, le preguntaron que le habían servido.

    _ Pues…ni me lo hagan recordar.

    _ ¿Tan desagradable era?

    _ Demasiado. Al principio olía y se veía muy bien. Pero cuando me dijo que era un estofado de armadillo…

    _ Te vieron con cara de gaucho, eh.

    Y los otros tres se ríen a viva voz, para disgusto de Esson.

    _ Jum. A ver ¿y a vos, Kenyo? – le pregunta enojado Aquelos.

    _ Algo mucho peor que todos ustedes.

    _ ¿Qué era?

    _ Era una selección de todo lo que les toco a ustedes, Frantu.

    Y los cuatro se largan a reír a todo pulmón.

    Luego de recuperarse, Crisel dice:

    _ Por lo menos la comida de nuestros mutamons estaba acorde a sus gustos.

    _ Y claro. Es comida mutamon. Vaya, parece que hoy nos vamos a ir a dormir con los estómagos vacíos, muchachos.

    _ Eso parece, Frantu.

    Entonces, por las puertas de todos los cuartos, aparecen las cuatro mucamas. Cada una tenía en sus manos una pantalla LCD. Por ellas apareció la imagen de Bochomon.

    _ “¿Qué les ha parecido la comida? Espero que haya satisfecho vuestros paladares”.

    _ Ni eso… – pero Frantu acalla a Crisel antes de que pudiera decir algo más.

    _ “Si no están satisfechos con todo, pueden presionar el botón rojo que está en la pared por encima del escritorio. Este desplegará una serie de comandos para que puedan configurar vuestras habitaciones a su gusto. Aunque me extrañaría que la configuración actual no fuera la adecuada, pues Hiramemon realizo una extensa investigación sobre las costumbres humanas”.

    _ ¡Ya lo sabía! Era cosa de este sinvergüenza otra vez.

    _ “Me despido de ustedes, diciéndoles solamente que se reúnan conmigo en el jardín botánico del catillo a las ocho en punto. Que tengan una excelente recarga de energía.” (Transmisión finalizada)

    _ Vaya. Era una grabación. Tenía ganas de decirle cuanto nos “agradó” la actual estadía en su “maravilloso” castillo – refunfuña Kenyo.

    _ No te preocupes, man. Mañana podremos hacerlo ¡Te lo aseguro!

    _ Gracias por tu apoyo, Frantu. Bueno, aunque tengo ganas de cambiar todo el decorado, el sueño y el hambre me pueden más, así que me voy a dormir. Nos estamos viendo mañana, muchachos.

    _ Igualmente.

    Y todos se despiden, cada cual cerrando al mismo tiempo las puertas de sus cuartos.



    Al otro día, el grupo de mutamers se reúne en el jardín botánico.

    _ Vaya, vaya. Pero qué cara de dormidas, señoritas. Parece que tuvieron una noche agitada.

    _ Ni que lo digas, Frantu – le responde Dreide.

    _ Pero bueno ¿y dónde están sus digicompinches, chicas?

    _ Se quedaron comiendo, porque ya era muy tarde ayer cuando nos fuimos a acostar.

    _ Jum ¿por qué tan tarde? – inquiere Kenyo.

    Repentinamente, se abre un portal digi-interdimencional en medio de ellos. Por el aparece Bochomon, y con vos grave, dice:

    _ Esa pregunta te la puedo contestar perfectamente, mi caro mutamer.

    _ Bien. Con usted precisamente quería hablar, “señor”.

    _ ¡Y nosotros también! – exclaman los tres mutamers.

    _ Vaya. Hoy estoy muy solicitado – responde con una sonrisa de oreja a oreja.

    Las chichas vieron que estos no se traían nada bueno, por lo que Dreide intervino antes de que ocurriera algo malo.

    _ ¡Pero qué lindo día hace! ¿No lo creen? Las flores, los árboles, las fuentes ¿no es una maravilla este jardín?

    _ Oh, muchas gracias, Dreide. Veo que te ha gustado mi humilde jardín botánico.

    _ Mucho, mucho, señor Bochomon.

    Los cuatro seguían con cara de perros.

    _ Estem, bueno ¿qué quería decirnos, señor erudito? – se adelanta la jardinéense.

    _ Oh, es cierto. Pero primero, voy a responder a la inquietud de Kenyo.

    _ Y otras cosas más… – pero Dreide corre a su lado y le tapa la boca a regañadientes.

    _ Proceda, proceda, señor Bochomon.

    _ Gracias. Oh, allí viene Hiramemon. Esperemos a que llegue, ya que me trae una serie de cosas que quiero entregarles.

    Al ver al bromista, Crisel y Kenyo salen corriendo para propinarle una golpiza con sus digicompinches. Este, al verles, sale corriendo desesperado por el jardín.

    Riéndose, Frantu dice:

    _ ¡Denle de mi parte también!

    _ Y de la mía – agrega Aquelos.

    _ ¡¿Pero qué hacen ustedes dos?! – les grita Dreide, que tenía vergüenza ajena.

    _ Vengarnos – le responde Crisel.

    Shazty se ríe al entender el porqué de toda la cuestión.

    _ Y tú ¿Por qué te ríes?

    _ Pues Hiramemon les habrá jugado alguna broma al igual que a nosotras ¿no lo crees?

    _ Oh…ya veo. Kenyo ¡dale también de mi parte a ese maldito bromista!

    _ A la orden, Misty.

    Bochomon comienza a reírse al ver la suerte de su ayudante.


    Luego de la golpiza, el grupo se vuelve a reunir para escuchar las palabras del gran erudito. Hiramemon se mantenía a la distancia, apenas de pie.

    _ Durante la noche anterior, y como mis caras mutamers lo saben, hemos sido atacados por un grupo de badmutamons.

    _ ¡¿En serio?! ¿Pero aquí, en el infranqueable servidor MZ?

    _ Así es, Aquelos.

    _ ¡¿Cómo?!

    _ En realidad, y si me permite la palabra señor, todo fue obra de Bochomon – dice Shatzy. Los cuatro vagos ponen cara de pocos amigos.

    _ ¿Así que otra de sus pequeñas bromitas, señor “erudito”? Vaya mentor el que nos fue a tocar – se queja Crisel.

    _ Oh, no. No ha sido nada de eso. Jum, veo que nos son de la clase de personas que aceptan muy bien una buena broma.

    _ ¡¿Una buena broma?! Ese Hiramemon nos las hizo pasar muy pálidas en este Castillo. Espero que usted no haya sido cómplice, porque si no…

    El erudito ríe toscamente, y se aclara la garganta antes de contestar.

    _ Lo siento, pero el usuario nos programó de esta manera para recolectar datos de vuestras actitudes, reacciones, sentimientos y demás facetas personales. Es una parte esencial en lo que respecta a la relación y evolución de vuestros digicompañeros.

    _ Más les vale. Bueno. Pero entonces ¿qué fue lo que ocurrió ayer por la noche? – inquiere Kenyo.

    _ Una prueba, mi caro mutamer.

    _ ¿Una prueba?

    _ Así es. Bochomon nos puso a prueba para ver nuestras habilidades de batalla. Pero por culpa de Hiramemon….

    _ ¡Qué raro!

    _ Decía, que por culpa de Hiramemon y Trepimon…

    _ Y por la repentina descarga de las baterías de Bochomon – y el viejo mutacomputador pone cara de vergüenza.

    _ Si, Dreide: y por la carga baja de las baterías de nuestro mentor, Febi se las llevo de perlas con la prueba.

    _ ¿Cómo?

    _ Perdón, he omitido varios datos. La prueba que Bochomon nos iba a dar era la de enfrentar a tres badmutamons que estaban intentando infiltrarse a este servidor.

    _ ¿Pero de manera premeditada o de pura casualidad?

    _ Pues, ambas.

    El erudito se mantenía en silencio al ver como Shatzy iba relatando lo sucedido, en parte por respeto y en parte por vergüenza.

    _ El hecho es que los guardias de Bosquigigaram dieron la alarma a Bochomon. Eso fue unos minutos antes de que nosotros arribáramos a su castillo. Aprovechando la ocasión, él pensó que era una buena oportunidad para probar nuestras habilidades, más aun al estar enterado de que el mutamon de Febi necesitaba un empujoncito para evolucionar.

    _ Rayos. No por nada se llama Bochomon.

    _ En fin. En colaboración con Hiramemon, preparo la treta.

    _ Jum. Qué raro – se queja Kenyo.

    Shatzy ríe al oir el comentario del jardineénse.

    _ Pero bueno mujer. Deja de reírte y prosigue con tu relato – le espeta Dreide.

    _ Oh, sí. Lo siento. Cuando Hiramemon se retiró mientras estábamos con Bochomon en su laboratorio, este en realidad se fue al jardín botánico.

    _ ¿Para qué, Shatzy?

    _ Para revisar la abertura ilegal del digi-gusano, Kenyo.

    _ ¿Ilegal?

    _ Así es. Deja que yo prosiga con el relato, mi cara mutamer.

    _ Por supuesto, señor.

    _ Pues bien. No estamos muy seguros, pero creemos que hay alguien que está operando e introduciendo datos al servidor desde el mundo real.

    _ ¡¿Qué?! ¿Cómo puede ser?

    _ No lo sabemos, Aquelos. Pero es la única manera en la que se puede crear un digi-portal en este servidor. Lo más preocupante es que está cooperando directamente con los badmutamons.

    _ ¿Un ser humano, señor?

    _ No lo creo, Frantu.

    _ ¿Un badmutamon?

    _ Probablemente.

    _ Y entonces ¿porque hemos sido llamados al digimundo Z, si había problemas en el mundo real? – inquiere Kenyo.

    _ Porque la fuente de estos males es nada menos que Mamon.

    _ Rayos. Ese frutoso parece muy poderoso.

    _ Así es, Crisel.

    _ Pero entonces ¿Qué ocurrió después? Porque sigo intrigado por la pelea que tuvo que afrontar Febi.

    _ Oh, sí. Eso te lo puedo contar mejor luego, Frantu – le dice Dreide.

    _ Bueno, está bien. Veo que el autor quiere ahorrar retrospectivas por ahora. Solo espero que Febi esté bien.

    _ No te preocupes, Frantu. Estoy perfectamente. Además, Ledmon y Minichipmon han evolucionado.

    _ ¡¿En serio?! ¡Qué bueno, Febi! – y el muchacho se le acerca para darle un abrazo por la alegría, pero ella se lo impide con una mirada de desconcierto.

    _ Oh, lo siento. Me he dejado llevar. Espero verlos luego. Seguro son muy facheros – y se retira un tanto avergonzado de su lado.

    Después de un largo silencio, Aquelos pregunta: ¿Y entonces…?

    _ Oh, sí. Lo siento – sonríe avergonzado el erudito – Lo que les había prometido.

    _ ¡Al fin! Ya no soportaba más la intriga de ver a los nuevos mutamons.

    _ Pero primero debo darles las respectivas actualizaciones a vuestros digitorolas, un seminario sobre la supervivencia en el digimundo z, varias misiones secundarias, y entonces los dos mutamons.

    _ ¡Rayos! – se queja Aquelos.
     
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