El último lugar que visitan quienes parten de la isla y el primero que visitan quienes llegan a ella. Siempre está muy ajetreado y tiene un edificio bastante amplio, con escaleras mecánicas, salas de espera y cintas con equipajes que van y vienen, así como una enorme pista de aterrizaje a la que no se puede acceder sin autorización. Ningún niño sin supervisión ni permiso puede abordar un avión, aunque tenga un pasaje.