[Diario de un entrenador]: Un regalo perfecto para navidad Amanece un día más en mi ciudad Puntaneva, pero no cualquier día sino uno de Diciembre, y no cualquier día de Diciembre, y no cualquier día de Diciembre sino un veinticuatro de Diciembre; como de costumbre me despierto muy temprano con la alarma del reloj con forma de Loudred en mí mesa de noche, detengo la alarma y me levanto con algo de flojera de la cama en dirección a la esquina de mi cuarto… —Vamos dormilón, ya levántate haha —le digo a mi Empoleon moviéndolo por un costado con mi pie. Este se levanta y asiente testarudamente, de mala gana, yo me dirijo a mi escritorio y tomo mis pokébolas; la de Empoleon vacía por supuesto. Bajo por las escaleras adornadas con luces de navidad y guirnaldas para llegar a la inmensa sala de mi casa anexa al comedor y cocina, todo bien adornado de forma navideña. —¡Salgan todos, a desayunar! —Exclamo mientras saco a mis pokémon de sus respectivas pokébolas. Se los presentaré: Empoleon, soberbio, testarudo pero con un gran poder; me acompaña desde que era solo un Piplup, mí pokémon inicial; Staraptor mi fiel compañera, audaz, feroz, leal y el primer pokémon que atrapé en mi viaje, apenas era una Starly; Garchomp, feroz, inconteniblemente poderoso, hace mucho lo capturé cuando apenas era un Gabite; Conkeldurr, cuando era solo un Timburr lo recibí de manos de un misterioso entrenador llamado N, musculoso, gruñón, increíblemente fuerte; Roserade mi pequeña guerrera, decidió acompañarme en mi viaje cuando aún era una Budew, poderosa, calculadora, elegante… Y por último Luxray, lo tengo desde Shinx, valiente, furioso, obstinado, pero muy leal… —¿Es en serio? Sabes lo mucho que me esforcé anoche por colocar el árbol de navidad y, ¿No piensas decirme nada? —Me replicaba mi madre que estaba en la cocina anexa a la sala, mientras les daba de comer a mis pokémon. —Oh, lo siento… No me fijé en el árbol. Está muy lindo la verdad, te quedó muy bien mamá —le respondí yo sonriendo. —¿Sólo eso me dirás? Que poco festivo eres, hijo hehe —me respondió ella riendo. —Ya me conoces mamá —le respondí yo, a lo que Conkeldurr me respaldaba alzando una de sus columnas de concreto. Mi madre siempre ha sido una mujer increíblemente festiva, y más en navidad, ama la navidad; junto a sus amigas cada año planifica el gran Festival Navideño en el centro de Puntaneva. —Y dime Paul, ¿Ya le compraste algún regalo de navidad a Miranda? —me preguntó mi madre sirviéndome el desayuno. —¡¿Qué?! —Grité sorprendido —¡Lo olvidé por completo! —. Al fondo resonaban las risas de mis pokémon, mientras desayunábamos… —Mamá, ¿Qué puedo comprarle? —Le pregunté algo frustrado. —No lo sé, es tu novia no la mía… —Me respondió ella. —No me ayudes tanto madre, hehe —le dije yo entre risas. —¡Oh!, ¿Y si le regalas algo de esa serie de televisión que a ella tanto le gusta? —Me preguntó mi madre. —¿”Pokémon X”? —Pregunté. —No, esa no… —Me respondió mamá. —¿”Pokémon Fusion”? —Pregunté una vez más. —No, así no se llama —negó mi madre una vez más. —¿”Los Caballeros Pokémon”? —Otra vez yo… —¡Si, esa! —Exclamó mi mamá —¡Es esa la serie que tanto le gusta! —. —Bueno, ahora por lo menos sé el nombre, pues la serie no la veo… Yo no sé de eso, hehe —le dije a mamá. —Puedes comprarle la última película, aunque escuché que a Sinnoh no ha llegado, ni llegará… —Me respondió ella. —No recordabas el nombre pero si sabías de la película, vaya hahahaha… —Le respondí entre risas. —“La Leyenda del Santuario Pokémon”, así se llama —decía ella. —¡Mamá eres la mejor, gracias! —Exclamé yo, terminando mi desayuno… Entonces terminé mi desayuno, abracé a mí mamá, la besé en la mejilla y rápido subí por las escaleras hasta mi habitación para cambiar mí pijama por mí ropa habitual. Entré, abrí el clóset y la tomé: una franela negra, mi chaqueta azul, un jean gris oscuro casi negro, unos tenis rojos y adicional a eso una bufanda azul y negra que suelo llevar en navidad… Oh claro, y mi gorra blanca, aquella gorra con el logo que identificaba al actual líder de la liga regional de Sinnoh. Bajé por las escaleras corriendo y justo cuando iba a meter mis pokémon en sus pokébolas… ¡Ding dong! El timbre de la casa sonó… —Oh, yo abro, Paul —exclamó mi madre. Mamá abrió la puerta y ahí estaba ella… Miranda, siempre acompañada por su pokémon, Blaziken, un “enorme pollo” como yo suelo llamarlo. Ella; alta, de cabello lacio castaño y muy largo, hermosos ojos cafés y una sonrisa siempre en su rostro, vestí con una chaqueta rosa, una bufanda blanca, zapatos de igual color y un jean azul claro. —Oh, Jazmín, ¿Cómo está? —Preguntaba a mí madre mientras le saludaba con un abrazo. —Muy bien, ¿Y tú? Miranda —le respondía mi madre. —Muy alegre esta navidad —respondía mi pareja —, y, ¿Cómo está el campeón de la liga? —. —Muy bien, veo que tú estas muy bien —le respondí acercándome, abrazándola y besándola en la mejilla —, adelante Blaziken, pasa —. Blaziken que aún estaba fuera de la casa pasó dentro y muy amablemente saludó a mis pokémon los cuales le respondieron; este llevaba una bufanda roja y verde pues a Miranda también le encantaba la navidad. —Miranda, ¿Te importaría ayudarme a hornear las galletas de jengibre y demás postres para el festival navideño de esta noche? —Preguntó mi madre, al mismo tiempo que me guiñaba el ojo. —Oh Jazmín, para nada, me encantaría —le respondió ella. —Yo tengo algunas cosas que hacer así que las veré al rato… —Les dije metiendo mis pokémon a sus pokébolas, excepto Empoleon —Adiós mamá… Nos vemos al rato, cariño —. Colocándome la gorra hacia atrás salí de casa junto a mi pokémon dispuesto a conseguir el regalo perfecto de navidad para Miranda… —¡Vamos amigo, a por ese regalo! —Exclamé a mi compañero, a lo que este asintió. Comenzamos a caminar hacia la ciudad pues mi casa se encontraba a las afueras de la misma pero muy cerca; muy pronto llegamos y comenzamos a caminar por las calles de Puntaneva, el espíritu navideño estaba por todos lados. Personas y pokémon se unían para formar coros y entonar villancicos, niños y pokémon jugando con nieve, algunos arrojando fuegos artificiales, personas comprando obsequios para sus hijos y familiares… Al pasar por las panaderías se podía sentir de lleno el inigualable olor de las tortas navideñas también conocidas como “Tortas negras”, todo muy hermoso. Entre tanto gozo y fulgor —y sin poder encontrar algún obsequio —pasé por la plaza central de Puntaneva donde estaba el gran árbol de navidad adornado con luces y bambalinas, junto a él estaban las amigas de mi madre ya instalando el gran festival de navidad para esa noche… —¡Hoolaaa Paaul! —Exclamaban todas saludándome con sus manos. —¡Holaaa! —Les respondía saludándolas de igual manera. Seguí caminando por la plaza sin poder encontrar nada… Envié un mensaje con mi pokéreloj al de mi madre: “Aún no encuentro nada para Miranda, sin embargo seguiré buscando :D”. Al instante recibí el ‘entregado’ pero no una respuesta, debían estar ocupadas… —¡Vamos, vamos, acérquense ciudadanos de Puntaneva!, ¡Vamos, apúntense a un torneo pokémon por la nueva película “Los Caballeros Pokémon: La Leyenda del Santuario Pokémon”, vamos! —Gritaba un hombre en la plaza —, ¡Vamos, el regalo perfecto para esta noche buena! —. Como obra del destino, ¿Habrá decidido ayudarme? —¡Vamos amigo, nadie parece interesarse en la película, es nuestra oportunidad! —Exclamé hacia mi pokémon y este asintió. Corriendo nos acercamos al hombre barbudo de cabello castaño y lentes que promocionaba el torneo por a película… —¡Yo participaré! —Exclamamos al unísono un chico y yo. —¡Oh vaya al fin alguien se interesa por la película, llevo aquí horas! Convirtamos esto en una batalla uno contra uno por el premio, así no perderemos más tiempo —decía el hombre sonriente. —Bien, mi nombre es James, mucho gusto —dijo este chico castaño extendiendo su mano. —Paul, mucho gusto —le respondí estrechándola. Nos dirigimos a una de las pequeñas arenas de batalla de la plaza y aquel hombre comenzó a llamar gente: —¡Vamos gente, vengan a ver esta batalla entre estos dos chicos por un fabuloso obsequio! A sus llamados llegaba la gente y más pronto que tarde media plaza nos rodeaba, todos llenos de un gran espíritu navideño. —Bien, ¡Comencemos! —Exclamé colocando mi gorra mirando al frente. —¡Esa gorra!, ¡Ese símbolo! Una cruz negra y dos alas del mismo color. Tú, tú eres… Eres el campeón —exclamaba James. —Oh, supongo que lo has notado hehe… —le respondí. Todos a mi alrededor de pronto comenzaron a murmurar cosas como: “Es él, es el campeón”, “Sí, es Paul el que venció a Cynthia hace poco…”, “Es el nuevo líder, lo veré en acción, vaya navidad”… —¡Ya, igual daré lo mejor de mí y te venceré!, ¡Sal Dragonite! —Exclamó el chico sacando su pokémon. Su Dragonite parecía de mal carácter, vestía una bufanda roja a cuadros verdes idéntica a la que portaba su entrenador, y además de eso guantes navideños en sus patas delanteras. —¡Sal Garchomp! —Grité sacando a mí compañero de su pokébola —amigo rápido, Danza Dragón —. A mi orden Garchomp usaba el movimiento para mejorar su combate… —¡`Dragonite terremoto! —Le ordenaba mi rival a su compañero. Entonces Dragonite batió su cola contra el suelo, sacudiéndolo, esto hizo daño a Garchomp, pero no mucho… —¡Garchomp Enfado! —Exclamé. Garchomp se rodeó de un aura purpura que desprendía fuego del mismo color y con la fuerza del movimiento embistió a Dragonite; al ser ambos y el movimiento del tipo dragón no tuvo mucho efecto. —Dragonite Cola Dragón —James. Con su poderosa cola rodeado de un aura purpura Dragonite se lazó por Garchomp, a lo que este bloqueó con sus garras delanteras… —¡Enfado! —Ordené a mi dragón. Una vez más Garchomp golpeó al rival y tuvo el mismo efecto que antes. —¡Dragonite Furia Dragón! —Exclamó James. A esta orden el dragón usó su movimiento pero no tuvo efecto alguno. —Enfado, solo una vez más —ordené yo. Sabía que este movimiento no tendría mucho efecto pero no podía usar algún otro… Garchomp golpeó fuertemente a Dragonite y luego quedó confuso como efecto del Enfado. —¡Es ahora nunca, Dragonite Rayo de Hielo! —Gritó James a su pokémon. Este asintió testarudo y de su boca arrojó el rayo a mi pokémon, congelando parte de sus garras y causándole daños… —Garchomp Colmillo de Fuego —ordené. Garchomp por la confusión se golpeaba a sí mismo con el hielo en sus garras, Dragonite seguía arrojándole Rayos de hielo a las órdenes de su entrenador… —¡Garchomp amigo, usa Colmillo de Fuego en tus garras! —Exclamé a mi pokémon. Por fin despertó de su confusión, usó su movimiento y sus colmillos comenzaron a arder en llamas y los aplicó al hielo en sus garras ya extendido a sus brazos y aletas, este al instante se derritió… —¡Bien, ahora úsalo en él! —Ordené una vez más. Garchomp mordió fuertemente al inmenso dragón naranja causándole gran daño y este se defendió con Cola Dragón a orden de su entrenador; Dragonite ya estaba débil y Garchomp iba detrás. —¡Acabemos con esto, Cola de Hierro! —Grité yo. Mi pokémon tomó velocidad y se lanzó por Dragonite, al estar cerca de él lo golpeó con todas sus fuerzas con su cola por el torso… Dragonite cayó al suelo, ya no podía más. —¡Garchomp y Paul Ganan! —Gritó el hombre acompañado de los aplausos de la gente tanto ara James como para mí —¡Ambos dieron una gran batalla! —. Aquel hombre obeso, barbudo y de gran porte se me acercó y entregándome la película me dijo: —Ten hijo, te mereces tu premio. —Muchas gracias, señor —le agradecí yo tomándola y estrechando su mano. Mi Empoleon y Garchomp levantaban a Dragonite y juntos estrechaban las ‘garras’ luego de esto. James se me acercó y acomodando su bufanda me dijo sonriente: —Buena batalla, volveremos a vernos. Se dio media vuelta y metiendo a su pokémon en su pokébola se fue. —Lo hiciste muy bien Garchomp —le dije devolviendo mis pokémon a sus pokébolas. Volteé mi gorra hacia atrás y con película en mano me puse a correr en dirección a mi hogar… Corrí por toda Puntaneva y mientras lo hacía oscureció; el festival estaba por comenzar, una o poco más; corriendo llegué muy rápido a casa y justo en ese momento mamá y su Machamp estaban saliendo directo al festival, ambos llevaban muchas cajas con postres navideños y galletas. —Oh Paul, Miranda está dentro, suerte —me dijo mientras ella y su pokémon me pasaban por un lado ocupados de manos. —Gracias mamá —le respondí, agotado de tanto correr. Abrí la puerta, entré a la casa y Miranda terminaba de recoger algunas cosas en la cocina junto a Blaziken. —Oh, cariño, ya volviste —me dijo ella, acercándose y terminando de guardar algo —; escucha Paul, tu madre me contó lo que pasó, me dijo que olvidaste comprarme un obsequio… Para mí el regalo perfecto de navidad no es algo material sino el simple hecho de que estés aquí y podamos pasar esta noche juntos —. —Miranda… —Balbuceaba yo… Tomándome de la mano izquierda y luego de besarme en la mejilla me dijo: —Ahora, vayamos al Festival Navideño y pasemos una buena noche, ¿Si? —¿Y si nos quedamos aquí juntos, viendo esto? —Le pregunté sacando mi otra mano de atrás de mí y mostrándole la película. —¡Paul, te lo dije, no era necesario! —Exclamó ella abrazándome fuertemente. —Feliz navidad —le dije. —Feliz navidad, Paul —me dijo ella —subiré arriba a poner la película, ¿Vale? —. Miranda metió a Blaziken —que había visto todo hehe —en su pokébola y subió a mi habitación a hacer lo dicho… Yo mientras preparaba palomitas de microondas abajo y mientras lo hacía solo pensaba en todo lo que tuve que hacer para conseguir ese “regalo perfecto de navidad” y lo mucho que me divertí haciéndolo, también pensaba en lo que me dijo mi pareja… Con las palomitas ya listas y unos minutos después, ya arriba me uní a mi pareja que estaba recostada en mí cama frente a la pantalla plana del televisor… Fuera de la casa y en toda Puntaneva sonaban y resonaban los fuegos artificiales, se había dado inicio al festival. Dando click al botón de inicio en el control remoto dí inicio a la intro de la película… —Oye, oye… ¿Quién es ese que viste como un Accelgor y lucha junto a uno? —Preguntaba yo en plena película. —Es Charles, el caballero del tipo bicho —respondía Miranda —¡Ay Paul! No vayas a estar preguntando toda la película hehehe… —. Sin duda una extraña y loca pero por sobre todo muy divertida y linda navidad, y el comienzo de una gran noche buena. ¡Feliz Navidad! -Este ha sido mi one-shot para la actividad de @Fenix Parker, espero les haya gustado :D Como siempre, comentarios, sugerencias, consejos siempre bienvenidos. —Les ha hablado Paul y les deseo feliz navidad(? :D
Muchas ocasiones el regalo perfecto no es aquel que es el más de moda, el más costoso, ni siquiera el más codiciado, pienso que Miranda recibió un buen regalo de parte de Paul por el esfuerzo y la dedicación que le llevó conseguirlo -claro que pudo ser distinto, si se hubiera acordado de eso desde el principio"-. Es un relato simple, esto a modo de cumplido, creo que en esencia cualquiera podría leerlo sin conocer de pokemon bueno dejando de la lado los nombres, tal vez una pequeña explicación, bueno, no noté faltas de ortografía solo por un — que quedó huérfano por allí.i Con los mejores deseos, agradeciendo que participaras en la actividad, te otorgo el puntaje: 3/5
One-shots en Fanfics Terminados de Pokémon, Paul. Lo sabes bien. xD Muevo. Pero para la próxima ubica bien.
Lo siento ;-; andaba apuradillo porque me iba de viaje hehehehe... Todos podemos olvidar las cosas(? Aprovecho para desear feliz año atarasado :D