Diamantes de sangre Toda la esperanza que me quedaba se fue en menos de un segundo. Viendo como caía el cuerpo inerte de mi mejor amigo, de la persona con la que he vivido desde hacia años, a quien consideraba mi hermano aun sabiendo que no lo era. Todavía no superábamos la decena en cuestión de edad mas nos ponían a trabajar en minas hasta que cayésemos de agotamiento, ¡y todo por esas piedras! esa estupida y maldita piedra que la gente considera tan bonita y preciada y por ello nos obligan a explotarnos a trabajar aun cuando somos niños, diamantes asquerosos. Ya se cumplen cuatro meses desde que esos hombres nos cogieron a mí y a mi hermano de la calle. Nos llevaron a la mina en donde nos empezaron a explotar junto a otros niños abandonados, solo por complacer a esa gente blanca tan rica y egocéntrica. ¡Estamos horas metidos en ese agujero tan oscuro! Puede que hayan monstruos… pero que va, las bestias están en la superficie, en esos escritorios de lujo llevándose el dinero a costa de nuestras pobres vidas ya que, total, para ellos no valemos nada. Pueden morir cuantas personas quieras que seguirán con sus lujosas vidas llenas de dinero, coches, yates, sexo y drogas… ¡si es que somos sus esclavos! Ojala pudiera volver a las calles junto a mi hermano, a volver a robar comida para sobrevivir pero esos es imposible, el está muerto, y yo no tardare en estarlo. Tratamos de huir de este infierno, pero nos pillaron y ahora servimos de ejemplo a los otros niños de que no hay que escapar. Ahora que lo pienso, tengo envidia de las otras personas de esos países tan ricos que tienen todo cuanto quieren, comida, agua, televisión, ordenadores… aunque no se lo que son los ordenadores ni las televisiones, pero me dijeron que son unos aparatos que tienen las personas blancas para divertirse. Ya no me queda tiempo, me toca a mí, mi hora llegó… Viendo el cuerpo de mi amigo con el agujero de la perforadora bala en su cráneo hace que tenga más miedo, pero he de afrontar lo que me espera con valentía. Simplemente espero que si alguien llega a saber lo que estoy diciendo, haga algo, no por mí, si no por todas esas personas que todavía tienen esperanza. Por que todos estos diamantes son sacados por nuestra sangre y sudor, y por ello los llamare… diamantes de sangre.