Diamante Azul

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Aleón, 10 Noviembre 2013.

  1.  
    Aleón

    Aleón Aleón

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    20 Junio 2011
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    Escritora
    Título:
    Diamante Azul
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    276
    holaaa este es otra de mis historias espero les guste y si hay errores díganmelos para así mejorar :):D por cierto tratare de ir publicando los capítulos poco a poco :).


    Diamante Azul
    Introducción
    Hace mucho tiempo, en el país del norte vivió, un rey que gobernaba el país con justicia. Ese rey tenía dos hijos gemelos.
    el primero tenía por nombre Marco y el segundo Sebastián; ambos tenían el cabello negro como la noche y de tez blanca como la nieve; las únicas diferencias entre ellos eran sus ojos y el estilo de llevar el cabello.
    Los ojos de Marco eran de un azul profundo y su cabello lo llevaba corto. Mientras que los ojos de Sebastián eran de un color negro y su cabello lo llevaba largo, recogido siempre en una coleta baja.
    Ambos contaban con ocho años de edad y se llevaban muy bien.
    El rey estaba muy orgulloso de sus hijos.
    El tiempo pasó y con él los años. El rey cayó enfermo de muerte, y al morir dejo el trono a su hijo mayor; el nuevo rey ya contaba con veintiocho años de edad, al igual que su hermano, lamentablemente sus relaciones se habían distanciado desde el acenso al trono de Marco, tanto que había llegado al punto en que Sebastian tuviera cierto rencor hacia su hermano.
    Marco lo sospechaba, pero aun así él le seguía queriendo.
    Tiempo después Marco conoció a lo reina Sara de quien se enamoró perdidamente y al final se casaron. Ella era una persona muy amable; su cabello era castaño y largo hasta su cintura, sus ojos marrones, alta y delgada, de tez blanquecina.
     
  2.  
    Aleón

    Aleón Aleón

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    Diamante Azul
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    Total de capítulos:
    3
     
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    Capitulo 1: Nacimiento
    En el país del norte, más específicamente en el palacio azul, había una gran alegría y bastante ajetreo, no había persona en el palacio que no anduviera corriendo de aquí para allá con una sonrisa en su rostro.
    El motivo, el príncipe y el heredero al trono había nacido.
    En una habitación del palacio; por no decir uno de los dormitorios más grandes del palacio, se encontraba el rey mirando con una enorme felicidad, ternura, cariño y amor a las dos personas que tenía delante de él; a la mujer que le había dado ese pequeño pero gran regalo q dormía plácidamente en los brazos de su madre.
    --Sara, amor, te amo, me has dado el regalo más hermoso. — Marco tenía sus ojos brillosos tratando de contener las lagrimas de felicidad.
    --¿Verdad que es hermoso?... nuestro pequeño hijo— Sara besó la frente de pequeño que tenía en brazos.
    --¿Amor que nombre le pondremos a nuestro hijo?— Marco acariciaba la cabeza del pequeño, quien solo se movió un poco al sentir el tacto de su padre.
    --Mmm… no lo sé, tengo en mente varios nombres, pero ahora que lo veo ninguno de los nombres que he pensado le va.— Sara estaba pensativa porque era cierto que había pensado varios nombres, pero algo en su corazón le decía que esos nombres no iban con su querido hijo.
    Se quedaron pensando ambos un buen rato hasta que ambos sonrieron a la vez.
    --¡Damian, se llamará Damian!— dijeron a la vez, contentos de que a los dos les gustara el nombre.
    --Damian, el príncipe, suena bien.—habló el rey lleno de felicidad.
    --Sí.— acordó su esposa.
    Días más tarde presentaron al próximo heredero al trono ante el pueblo; que realizó una gran fiesta en honor al príncipe.
    Todo el reino parecía feliz, excepto una persona que desde un lugar alejado miraba con odio al recién nacido. Esa persona desde ya había comenzado sus planes de venganza y dominio.
     
  3.  
    Lady Andrea

    Lady Andrea Iniciado

    Escorpión
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    Me parece que va a ser una historia muy interesante :)
    Respecto a la ortografía he visto algún fallo que supongo que serán descuidos (has puesto "q" en vez de "que" y algo más). Y en cuanto a la gramática no estoy segura del uso que les das a las comas. Tal vez solo sea mi opinión, no creo que las utilices mal pero yo las pondría en otros lugares ya que cambian completamente las oraciones.
    Espero que nos sorprendas con los próximos capítulos

    No sé por qué pero creo que la venganza vendrá del hermano. ¿Celos, tal vez?
     
  4.  
    Aleón

    Aleón Aleón

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    hola hola lamento la tardanza :)


    Capitulo 2: Familia
    En los pasillos del hermoso castillo azul se encontraba un niño corriendo a toda prisa y velocidad, tanta que arrasaba con todo aquel que se atravesara, el pequeño siguió corriendo hasta que de repente se detuvo delante de una puerta enorme, el niño dudó un poco pero al final la abrió.
    En un salón enorme del castillo; más bien en el salón principal, donde se recibían las visitas, se encontraban: el rey Marco junto a su mejor amigo; el duque Luis, y junto a ellos se encontraba una linda niño de unos nueve años de edad, su cabello rojizo lo llevaba recogido en dos colitas, su tez blanca y sus ojos verde esmeralda, llevaba puesto un hermosos vestido de seda verde.
    La niña estaba sentada, escuchando aburrida, como su padre y el rey trataban asuntos que para ella, a esa edad, eran irrelevantes; aunque sabía que eran importantes.
    Cuando en eso una de las puertas del gran salón se abrió dejando ver a un niño de unos 10 años, pelinegro, de tez nívea y de unos ojo azul profundo; muy agitado.
    Al ver al niño, la pequeña sonrió con felicidad.
    --¡Príncipe Damian!— corrió contenta hacia él y al llegar hizo una pequeña reverencia.
    --¡Hola Mina, me alegro de verte!— sonrió muy contento Damian devolviendo la reverencia con una inclinación de cabeza. – ¡Ven, vamos a jugar!— exclamó tomando a Mina de la mano y jalándola fuera del salón.
    --¡Príncipe!— le reprendió fuertemente su padre.— ¿Dónde están tus modales para saludar correctamente a los invitados?—.
    Al escuchar esto Damian se quedó quieto inmediatamente, soltó a Mina y volteó rápidamente, hizo una reverencia bastante elegante y cuidadosa para su edad, hacia su padre.
    --Mil disculpas padre, no volverá a suceder—.
    Después se dirigió hacia el duque e hizo ahora una reverencia pero no tan profunda.
    --Sea bienvenido duque, nos alegra tenerlo aquí.— habló con una sonrisa.
    --El gusto es mío joven príncipe.— dijo Luis devolviendo la reverencia.
    --Padre, duque, pido el permiso de ustedes para llevar a Mina a jugar conmigo en los jardines.— dijo Damian volviendo a tomar la mano de Mina entre las suyas.
    --Por mí no hay problema, ¿Qué opinas tú Marco?— preguntó el duque sonriendo a su amigo.
    --Yo no tengo inconveniente— expresó Marco viendo a los dos pequeños. —pero dudo que Damian solamente juegue en los jardines interiores, así que Alex los acompañará.— Dijo el rey con una enorme sonrisa, el conocía muy bien a su hijo y sabia la reacción que tendría.
    --¡¡Que!! Alex nooo— Damian hizo un puchero y Mina solo bajo la cabeza.
    Marco y el duque soltaron una carcajada al ver la reacción de sus hijos, a la vez que Marco hacia señales a un sirviente para que se hiciera cumplir la decisión que había tomado.
    Momentos después, apareció por las puertas un chico de unos catorce años de edad, tez trigueña, cabello negro, ojos grises y de mirada calculadora; muy maduro para su edad, hijo único del mejor estratega del reino. Siempre llevaba lentes.
    --¿Me mando a llamar majestad?.— habló Alex haciendo una reverencia.
    --Sí Alex, te mandé a llamar para que acompañes a los chicos a dar un paseo.— el rey miraba con calidez en sus ojos a Alex, ya que podía ver que el niño a tan corta edad tenía un gran potencial desarrollándose, y sabía que podía llegar a dar más. A tan corta edad se había convertido en un buen informante y uno de los mejores defensores del castillo, por eso era el indicado para cuidar de su hijo cuando salían del castillo.
    --Así lo haré majestad— dijo serio, para después dirigirse a los niños.
    Y así los tres chicos salieron del castillo dirigiéndose a los jardines.
    De camino hacia los jardines el ambiente era un poco tenso, ya que ninguno de los tres chicos hablaba, el mayor de los tres no lo hacía porque según él no había nada interesante que decir y los otros dos no lo hacían porque la presencia del primer los incomodaba un poco. No era que Alex fuera una mala persona o tuviera un mal genio, ni nada por el estilo, incluso Damian y Alex eran muy buenos amigos; Alex podía se amigable y todo pero cuando a él le encargaban protegerlo o tenía que estar alerta por cualquier cosa fuera del castillo, podía ser capaz de crear atmosferas tan densas e incomodas como lo estaba haciendo justo ahora.
    Al final Damian se cansó de estar callado y decidió romper esa atmosfera, corrió hacia él para alcanzarlo.
    —Alex, ¿Por qué no has dicho nada?— el muchacho simplemente siguió caminando con Damian a la par suya y Mina siguiéndoles de cerca para prestar más atención a la plática.
    --Bueno, no hay nada que decir alteza— los tres se detuvieron.
    --Mmm… ya no eres tan divertido como antes, además, te he dicho que no me llames así— Damian hizo un puchero, causándole gracia a Alex y a Mina.
    --Por supuesto joven príncipe— Alex decidió seguir el juego.
    --¡Tampoco!— remarcó mas el puchero.
    --¿Príncipe?— volvió a decir Alex haciéndose el desentendido.
    --¡¡Nooo!!— dijo, más bien gritó y se cruzó de brazos haciendo un pequeño berrinche. Esto le causó más gracia a Alex, ahora sí logró arrancarle una sonrisa, en cambio Mina trataba de contenerse de soltar una carcajada.
    --¡ya se ¿principito?!— dijo Alex levantando su dedo índice como si hubiera tenido una gran idea, a la vez que sonreía.
    --¡¡DAMIAN, llámame DAMIAN!!— gritó lo más fuerte que pudo, respirando después agitadamente por la falta de aire.
    Alex no lo soportó más y se hechó a reír al igual que Mina, con la diferencia que ella ya se estaba agarrando el estómago de tanta risa, dejando así a un principito muy rojo de vergüenza al darse cuenta que todo había sido planeado por Alex para que él perdiera la paciencia.
    --¡hmp!— expresó Damian cruzado de brazos, para después echarse a reír también. –Vaya Alex, pensé que te habías vuelto aburrido y serio como los de la guardia, aunque lo de serio ya lo tienes— habló Damian con una sonrisa.
    --hmp— sonrió Alex ante el comentario. —Ya hemos llegado a los jardines—.
    --¡¿Los jardines interiores?!— Damian hizo de nuevo un puchero --¡Alex!--.
    --Ahhh…su majestad no quiere que salgan del castillo completamente, además los
    Jardines exteriores pueden llegar a ser muy peligrosos ya que conectan a los bosques.— habló cruzándose de brazos en signo de que no iba a ceder en absoluto.
    --Además los jardines interiores son muy hermosos, mucho más que los exteriores— Habló Mina por primera vez en que llevaban de trayecto.
    --Ahhh…de acuerdo, quedémonos aquí.— sin mucho ánimo Damian aceptó y los otros dos sonrieron satisfechos.
    Y así los dos niños se fueron a jugar, mientras Alex simplemente se subió a un árbol que estaba cercano al lugar donde los niños jugarían, saco un libro y se puso a leerlo a la vez que los vigilaba.
    Ya había pasado un buen rato y los niños seguían jugando y Alex seguía en lo suyo, cuando recordó lo que se le había pedido, y decidió que ya era hora de cumplir la orden del rey, cerro su libro, bajó de un salto del árbol y se dirigió a donde estaban los niños.
    Al llegar se encontró con una escena bastante interesante.
    --…¡yo lo soy!— Mina estaba enojada, y con los brazos en cada lado con sus manos echas puños.
    --¡No yo lo soy!— Damian tenía la misma postura.
    --¡Que no, yo lo soy!— volvió a decir Mina.
    --¡No yo!— dijo Damian.
    A todo esto Alex veía la escena extrañado porque los niños se llevaban muy bien y era raro verlos pelear.
    --¡Hey, niños, niños!— decidió intervenir llamando la atención de ambos. —¿Qué es lo que pasa?— los miró a ambos.
    --Mina dice que es mejor que yo al pelear— Damian señaló a Mina acusadoramente.
    --Bueno, es porque lo soy.— Dijo Mina orgullosamente cruzando los brazos con aires de ser superior.
    --¡Que no!--.
    --¡Que si!— volvieron a gritarse el uno al otro, y así siguieron.
    Alex solo soltó un suspiro mientras escuchaba sus gritos, hasta que tuvo una idea.
    --“¿Por qué no utilizar este pequeño pleito para cumplir mi orden, además ya están motivados, no tengo porque hacerlo yo”— pensó y sonrió. –Hey chicos, solo hay una manera de saber quién es el mejor— dijo.
    Al decir esto los niños dejaron de gritarse y pusieron total atención.
    --¿Qué tienes en mente Alex?— quiso saber Mina.
    --Bueno,¿ por qué no un dos contra uno? Ustedes juntos contra mí—dijo Alex viendo a ambos chicos.
    --suena interesante— esta vez fue Damian el que habló.
    --el que consiga quitarme primero este libro será el ganador— terminó de explicar mostrando el pequeño librito que leía anteriormente. —pueden usar lo que quieran— concluyó.
    --¡ha! Te arrepentirás por habernos retado.— Damian sacó la daga que siempre llevaba consigo, y se puso en guardia.
    Mina también alistó una pequeña daga que llevaba siempre, y adoptó también la posición de guardia.
    --Bueno, ambos se ven animados, comiencen— Alex guardó el pequeño librito entre sus ropas para después sacar la misma y pequeña arma que los otros dos.
    Y así comenzó la prueba y entrenamiento de ambos chicos.
    El primero en atacar fue Damian, quién se abalanzó directamente lanzando estocadas y una que otra patada, pero Alex fácilmente las esquivaba. Mina también atacó, dando el mismo resultado; así pasó un muy largo rato, los chicos intentaron diferentes técnicas e incluso pelearon como equipo, pero todo lo que hacían daba el mismo resultado.
    Los chicos ya estaban cansados y Alex sin ningún rasguño y además se mostraba más que tranquilo.
    --Vaya, no me han logrado quitar el libro, más aun, ni siquiera me han hecho ni un rasguño— se vio a sí mismo con una expresión seria, pero después sonrió. — Parece que aún les falta mucho chicos—.
    --Ya verás Alex, te venceremos— Damian hablaba calmado, con una actitud de superioridad; aunque por dentro estaba que se caía del cansancio.
    --Sí ya verás— Acordó Mina, poniéndose de pie ya que estaba sentada descansando.
    --Muy bien Alex, el entrenamiento fue excelente. — escucharon una voz conocida venir de atrás de Alex. El nombrado se volteó y los tres vieron a la persona que se acercaba, y no era ni mas ni menos que el rey Marco acompañado del duque Luis, ambos sonriendo.
    Alex al ver quién era, volvió a su actitud de antes.
    --Gracias, Majestad. — hizo una leve reverencia.
    --Mina, ya es hora de irse, se está haciendo tarde— habló Luis.
    --si padre— respondió Mina con una sonrisa, para después ver a Damian y a Marco.— adiós príncipe Damian me he divertido mucho, adiós majestad.— dijo e hizo una reverencia a cada uno, después vio a Alex que se encontraba detrás de Damian. —Adiós Alex fue un gusto saber que no eres tan amargado como pareces.— Decía mientras se alejaba despidiéndose con la mano, feliz del día que había tenido. Alex solamente asintió con la cabeza a lo dicho por la pequeña.
    --Alex, ya puedes retirarte.— Marco estaba mas tranquilo al saber que Alex no había cambiado mucho de cuando era un niño pequeño.
    --si, entonces me retiro su majestad.— hizo una leve reverencia.
    --nos vemos Alex.— Damian sonreía de felicidad, la verdad se había divertido mucho.
    --por supuesto alteza…digo príncipe Damian— sonrió levemente, para después marcharse de los jardines. Aunque no lo admitiera, el también se había divertido mucho.
    --bueno hijo, es hora de entrar.— habló Marco una vez quedaron solos.
    --pero papá.— sonó desanimado.
    --nada de peros Damian—.
    --ahhh… ¡oye, aunque prácticamente estamos dentro del palacio.— dijo feliz esto último cuando ya se encontraban caminando junto a su padre hacia el interior.
    --tu ya sabes a que me refiero Damian.— dijo riéndose Marco por lo dicho por su hijo.
    --je, si.— rió Damian.
    Y así juntos se dirigieron al interior del palacio.
    Entraron en la sala principal donde se encontraba su madre.
    --hola madre— saludó el pequeño.
    --hola hijo, ¿Qué tal estuvo tu día hoy?— habló su madre, dejando de leer su libro para completa atención a su hijo.
    --pues… bien, el entrenamiento sorpresa que tuvimos Mina y yo fue duro pero casi derrotamos a Alex— contó Damian muy entusiasmado.
    Mientras su padre que estaba parado detrás de su esposa movía las manos en negación, en señal de que su hijo no dijera nada, pero ya era tarde.
    --Me alegro hijo… ¡espera, ¿Qué?! ¡¡entrenamiento sorpresa!!— gritó espantada e intérica.
    Y el pequeño Damian simplemente asintió, ignorando por completo las señales de su padre.
    A todo esto Marco había cambiado de color literalmente del blanquecino natural de su piel a un pálido total del puro nerviosismo, hasta un papel sentiría envidia de su piel; y Marco estaba así porque sabía que su querida y dulce esposa podía ser bastante aterradora si se llegaba a enfadar, y contra ella sus guardias no podrían protegerlo, la única persona que podría hacerlo era su querido hijo, pero al parecer él no tenía intención de ayudarlo esta vez y encima parecía disfrutar mucho de la escena.
    --¡¡Marco ¿Cómo te atreves a ordenar un entrenamiento sorpresa, y sobre todo sin decirme?!!—.
    --je je je… tranquilízate cariño— decía totalmente nervioso; para rápidamente recobrar la tranquilidad que tenía anteriormente. —Sara, querida, sabes que nuestro hijo está creciendo, y tiene que aprender a defenderse el mismo para no depender solamente de los guardias, además así tendrá más libertad a lo largo de su vida— Marco miraba a Sara con comprensión y ternura. El sabía muy bien que Sara se preocupaba demasiado por su hijo; no solo por ser el heredero al trono, sino también porque era su único hijo. Ya que después de Damian ya no había podido concebir otro niño.
    --lo sé cielo, lo sé, es solo que sebes que me preocupo mucho por casi todo— dijo Sara mientras veía a su esposo con dulzura.
    --Tranquilízate madre ya verás que muy pronto seré muy bueno peleando y así podre ser capaz de defender a los que quiero y eso te incluye de sobra— decía Damian mientras abrazaba y sonreía a su madre.
    --si hijo, y espero poder llegar a ver ese día— y Sara correspondió el abrazo de su hijo a la vez que sonreía llena de amor y cariño.
    Era una escena muy hermosa de contemplar; una familia unida y en tranquilidad, lo que no sabían era que esa tranquilidad estaba pronta a desaparecer.
     

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