Les traigo una historia que escribí como tarea de literatura hace algunos meses, a mi profesora le encantó, mas que todo por su amor al arte aristócrata de los siglos pasados, diganme que opinan.. Devoción Detrás de cada uno de nosotros hay una historia, de amor, de dolor, de felicidad, de venganza. Todos tienen una historia que contar, y yo les estaré encantado de contarles la mía, me llamo Kamui, soy el leal y fiel sirviente de Lady Alice… He de confesarles, estoy perdidamente enamorado de ella, y no es para menos, pues desde que nací he estado a su lado sirviéndole, protegiéndole, además de su sirviente soy su amigo y fiel guardián de sus secretos y temores, de sus sueños, deseos prohibidos, añoranzas, pasiones, mi amor por ella me llevaría a cualquier cosa, no lo pongo en duda… Todo comenzó cuando Lord Rozen, el padre de Alice y señor del reino de Tokyo, hizo amistad con el reinado vecino de Tokugawa, para todo el mundo era una gran noticia, convenios y grandes oportunidades de comercio para el reino, mejoras de la calidad de vida, y muchas otras cosas, y yo pensé lo mismo, una buena decisión la de Lord Rozen… Por el momento… Las visitas de un reino a otro se hicieron muy comunes, venía el rey con su esposa y con su hijo, el príncipe Saito, apenas pude verlo, sentí una desagradable sensación, algo no andaba bien, o no iba a andar bien con ese príncipe. Festivales, o celebraciones importantes, Lord Rozen y Lady Alice asistían siempre, estrechando cada vez más las relaciones entre reinos. Pasados algunos años, el rey de Tokugawa vino al castillo, una reunión de “negocios” se podría decir, venía a hablar con Lord Rozen de un asunto de gran importancia, se encerraron en una sala a hablar en privado, sentí un escalofríos… cuando la gente hace eso discute cosas que no para todos son buenas noticias. Fueron horas de espera, yo ayudaba a Lady Alice con poemas que ella quería escribir, se me da la escritura así que la ayude, era todo un gusto para mí hacerlo, siempre y cuando pudiera estar a su lado, haría lo que fuera… De pronto ellos salieron de ese lugar y Lord Rozen llamó a su hija para informarle una importante noticia, la acompañe sintiendo que casi no podía respirar, algo me tenía intranquilo con respecto a eso… - Aquí estoy padre, ¿Cuál es la gran noticia de la que hablas? – fueron incómodos segundos de silencio mientras tomaba aire antes de declarar aquella noticia ante nosotros, era lo que menos me esperaba del asunto, lo que nunca pensé que podía pasar y lo que nunca debió pasar, sin embargo… ocurrió. - Hija mía, estás comprometida con el príncipe de Tokugawa – y esbozó una sonrisa enorme, la sorpresa llegó a mi inmediatamente, mientras las palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez… Estás comprometida… Con el príncipe… de Tokugawa… Comprometida…Comprometida… Podrán imaginar que es lo que siente un enamorado cuando se le informa que la mujer que ama, se casará con otro hombre… Desesperación……… Hice un esfuerzo inhumano por no reaccionar de forma negativa ante tal afirmación, miré hacia Alice, quien estaba en shock también, su respiración se entrecortó y se llevó una mano al a cabeza. - Creo que, no me siento bien… Ka… Kamui… - soltando un débil gemido se desmayó en mis brazos, la sostuve y la llamé muchas veces pero no quiso responder. - Alice… ¡Alice!...Aliceee!!... – Ella estaba inconsciente… y no la culpo para ser sincero, fue un fuerte impacto, para ella y para mí. - Hija, ¿hija estás bien? – - No se preocupe Lord Rozen, solo fue el impacto de la noticia, ella estará bien, la llevaré a su habitación, con permiso – Y me retiré de allí con mi amada en brazos, y un sinfín de pensamientos desordenados que invaden mi mente y me desconcentran… Cerré la puerta de su habitación tras de mí luego de dejarla en su cama para que descanse y se recupere, me senté a la orilla y observé su rostro, acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja, no podía dejar de observar su bello y angelical rostro, tan suave tan puro, una caricia tierna se escapa de mi control y la disfruto, tocar su hermosa piel de niña. Se cristalizan sus ojos, y una lágrima inocente recorre su mejilla y cuando cae, hace quebrar mi corazón, tembloroso e inseguro tomo su mano, sabiendo que lo que hago es prohibido separó la razón del corazón y sigo mis más ocultos deseos y dejo a mis labios hacer contacto con su mejilla, no por mucho tiempo pero lo suficiente para darme cuenta lo bien que se siente el afecto. - Kamui… - Mi nombre se escapa en susurros de su boca… - Kamui – Mi dulce princesa, mi amada doncella, adoro escuchar mi nombre en tus labios, atesoro la calidez de tus manos, como deseo con obsesión ser el príncipe con el cual debes tú casarte. La ira invade mi ser y mis labios sangran por la fuerza de mi mordida… limpió la evidencia de ira y dolor, mientras sigo observando hipnotizado la belleza de la dueña de mis sueños. - Alice – y se escapa su nombre de mis labios junto con un suspiro de tristeza. …Se escuchan pasos, alguien viene… ha de ser Lord Rozen… - ¡Kamui! – De pie frente a la cama con un semblante neutral y serio, dirigí mis ojos hacia él… - No se preocupe, ella está descansando bien… dígame algo por favor – El ambiente se tornaba muy tenso con el suspenso de mis palabras, no me extraña, nunca había sido protagonista de una situación así, el amante silente quien debe sufrir observar aquello infame que está ocurriendo - ¿Por qué ha tomado una decisión así Lord Rozen? – ¡¡EXIJO UNA EXPLICACIÓN A ESTO!! No lo puedo evitar, por dentro mi mente es un mar en tormenta donde hay caos, un desequilibrio total, y mi corazón grita, “NO DEBE SER…” - Es un gran paso para Tokugawa y para Tokyo, unir los reinos, seremos una gran nación con poder riquezas, y siendo uno solo, un pueblo y un reino conjunto, será mejor para todos, ¿no lo ves así Kamui? - ¿yo?... ¿YOOOO?.... QUE CLASE DE DECISION ES ESA, ¡¡DIME!! - Con todo respeto, sería mejor que pensara bien como padre y buscara el bienestar para Lady Alice, ¿no pensó acaso como lo tomaría ella? – Lo dejé pensar la respuesta, no quiero ni oírla independientemente de lo que sea, quiero gritar, estoy histérico, como un mar de fuego que consume todo a su paso. Y yo termino perdiéndome en mis pensamientos, me sentí sin fuerzas, me recosté en mi cama y caí en un sueño inmediatamente, a la dimensión donde podemos ser libres y lo que queramos, donde nada nos puede atar a la realidad, y donde pude soñar junto a mi amada, Alice estaba allí simplemente sentada junto a mí en una cálida tarde, y me sonreía… era como si estuviéramos… conectados. - - - Los días siguientes transcurrieron con algo de silencio, Lady Alice estaba tan silenciosa que no se sentían sus pasos, sin embargo yo podía sentir su dulce presencia, ella estaba algo angustiada por la situación, lo presentía… Sin embargo algo me impedía ir para hablar con ella, como un nudo en la garganta. Fueron días muy incómodos para nosotros dos… Y para empeorar la situación, llegó la persona menos deseada para mí, Saito… ¡¡¡ESE SUJETOO!!! Una visita a su futura esposa, vino con rosas y regalos para ella y Lady Alice lo atendió como se debe, pero en su mirada, se notaba el querer huir, escapar, me miraba como si me pidiera ayuda,… “Kamui, sácame de aquí… te lo suplico”… mi mente me hacía oír esas cosas de su boca… Me destruía por dentro el no poder sacarla de esa situación… pero yo no podía hacer nada… El príncipe seguía visitándola constantemente, comprando regalos para ella, salían de paseo, y poco a poco se acercaba el día de la boda… - - - Noche de luna llena, me refugié en la soledad del cuarto de música para hundirme en mis pensamientos sin que nada me perturbara, simplemente observando la belleza de la luna, que sentía que me hipnotizaba. Pensaba en mi princesa, Lady Alice, la niña de mis mas ocultos deseos, de mis sueños, y en la boda que haría mi vida triste y vacía, teniendo que verla ahora como la señora esposa de ese sujeto, el solo imaginarla en brazos de alguien más me hacía desesperarme, me daban ganas de gritar, me daban ganas de… - Kamui – De pronto como si hubiera vuelto a la vida, reacciono a la voz que me llama, es inconfundible. - Lady Alice… - y me sonríe con su cara de niña tan hermosa como la que nadie más posee, tenía días sin ver su sonrisa, extrañaba mucho eso. - ¿Por qué tan pensativo Kamui? – Lo siento princesa no revelaré mis pensamientos. - No es nada, no se preocupe por favor – Escapo de su mirada dirigiendo mis ojos hacia la luna a lo lejos en el cielo. - te he dicho que no es necesaria tanta formalidad conmigo – Pone una cara de estar molesta que se ve muy tierna, me gusta cuando te pones así Alice – desde que tengo memoria, tú y yo somos amigos, has estado siempre a mi lado – sonrió y se sentó a mi lado, haciéndome sentir una gran calidez en el alma. - Nací como tu sirviente y protector y así pienso morir – Del fondo del corazón emergieron aquellas palabras que confesaban mí devoción por ella. - Gustosa acepto tus cuidados, querido Kamui – Soltó una dulce risa infantil para tratar de poner una sonrisa en mi “inexpresiva cara” como ella decía, y lo logró como siempre, no puedo negarme a tan hermosa sonrisa. - Algo te está molestando, lo sé, puedo verlo en tus ojos – susurraba esas palabras con voz dulce y tentadora acercándose más a mi rostro, mientras yo intentaba escapar de su mirada, la cual delataba todos mis secretos. - ¿Sospechas que estoy mintiendo Alice? – y encaré sus ojos de frente, aquellas perlas color castaño que atraían siempre mi atención, objeto de mi adoración. - No lo sospecho, estoy segura de ello – se acercaba más a mí, con su mirada “inocente” y me rodeaba sus brazos por el cuello, haciendo que mi cara se ruborizara, ella conocía mis debilidades, y las usaba en mi contra, es tan… provocadora… - Alice… ¿Qué haces?... – Me pone nervioso su cercanía, Me encanta cuando lo hace pero no deberíamos, no está permitido. - ¿No te gusta, Kamui?- me susurraba al oído suavemente, sentía que me dejaba llevar poco a poco por ella, no podía decirle que no. - Sí, me encanta que lo hagas Alice – habiéndome resignado la miré fijamente a los ojos, y ella se acercó más hasta acariciar nuestros labios mutuamente. Por un momento me dejé llevar, no me importó nada más que saborear la delicia de sus labios, su dulce beso era tan encantador, todo el cariño y amor que venía de ella, me hacía tan feliz… - Alice ¡no! – Volteo mi rostro reaccionando ante la situación – No debemos, podrías tener problemas por esto – evito sus ojos a toda costa – - ¿Por qué lo dices Kamui? – - Porque no está permitido el amor entre una princesa y un simple sirviente, y tú lo sabes – decir aquello solo mortificaba mi alma, mi existencia es solo un sirviente de la mujer que amo, tan cerca… pero tan lejos de mí, Alice… - … Además Alice, tu estas comprometida con alguien… - - Es eso lo que te estaba molestando ¿verdad? – Fue un susurro triste y suave – mi boda… con Saito – sentí como la inminente ira explotaría de no ser por un cálido cuerpo que se aferró a mi buscando consuelo y protección, estaba sollozando y también sufriendo – - ¡No quiero casarme con él! – exclamó mi dulce princesa entre sollozos, estaba guardándose las ganas de llorar, cargando tantas lágrimas en su ser, dentro de su frágil corazón. Ambos nos sentíamos, entre la espada y la pared. Abrazada a mí desahogó la desgracia de un compromiso que no deseaba asumir, de un destino que cual desesperadamente quería escapar… No siempre podemos escapar de los destinos marcados como este, cuando dependemos de las decisiones de otras personas, somos como marionetas, que nos llevan las cuerdas atadas a un titiritero… Pasaron pocas horas, el reloj alertó con una campanada que ya era media noche, ella se separó y sequé sus lágrimas con un pañuelo de forma dulce, y nos sonreímos el uno al otro. - Gracias Kamui – besó mi mejilla provocando un inmediato sonrojo el cual no pude ocultar a ella. - Me encanta que te pongas rojo – Y dejó escapar otra risa inocente de ella, lo que provocó una sonrisa tranquila en mí. Se levantó y se dirigió al piano, comenzó a mirarme con ojos suplicantes – toca para mí, Kamui, por favor – ¿Cómo podía negarme…? Toqué para ella las más hermosas melodías que en toda mi vida pude aprender, las canciones que más le llegaban al corazón, me sentí bien porque pude hacerla sonreír de esta manera. - Debes enseñarme a tocar Kamui – me miró suplicante de nuevo mientras sus mejillas se coloraban – ¿verdad que sí me enseñaras? - No puedo negarme ante tus peticiones mi querida Alice – me hizo feliz ver como sonreía de felicidad, ella adoraba la música y siempre pensaba mucho en aprender a tocar instrumentos. - ¿En serio, Me dirás el por qué? – - Pues porque si me niego pondrás ojos suplicantes y no podré decirte que no – Soltó una pequeña carcajada ante lo dicho – ¡oh vamos! No es para tanto – - Si, si lo es – Siguió riendo y luego me abrazó sorpresivamente, sonrojándome de nuevo, estaba callada escondiendo su rostro en mi pecho. Me limité a abrazarla y protegerla con mis brazos, en ese momento era todo lo que podía hacer por ella, me sentía impotente y eso me enfurecía… Nos separamos en el mismo instante en que escuchamos pasos acercándose, y entró quien menos esperaba yo ver en este momento… - Hija deberías estar dormida – una voz firme se hizo escuchar en todo el lugar, ella volteó y con tristeza y desolación miró a su padre. - Fue mi culpa Lord Rozen – La defendí sin dudar – se nos fue el tiempo hablando señor, mis disculpas – hice una leve reverencia hacia él – - No te preocupes Kamui, pero mi hija debe dormir, mañana vendrá su futuro esposo a verla y debe descansar para recibirlo como se debe – Cada palabra aumentaba mi envenenado odio, podía sentir mi enojo a punto de hacer explosión. - Me retiro entonces, buenas noches, Kamui… Padre… - salió del salón mientras yo la observaba hasta que se perdió de vista. - ¿No es fantástico Kamui? Mi hija desposada por un apuesto y prestigioso príncipe – ¿Fantástico? Está bromeando verdad señor, jajajajajaja. ¡¡¡ES UNA PÉSIMA IDEA!!! LADY ALICE ESTÁ SUFRIENDO Y SI SE CASA…. Será infeliz…. Me tragué las ganas de gritar y decir que eso no debía ocurrir, que ella debía casarse con quien ella amara, pero me limité a ser hipócrita en contra de mis deseos – sí señor, estoy de acuerdo con usted – “ni en un millón de años Lord Rozen”… Él abandonó el lugar dejándome solo con mis alterados pensamientos, suspiraba tratando de calmarme, debía mantener el control de mis emociones. Transcurrió el tiempo y llegó el día fatídico, en donde el destino se jugaba de una sola manera, vivir o morir, ganar o perder, todo o nada y yo tome mi decisión, y aposté todo lo que tenía a que Dios me ayudaría a cumplir mi cometido, señor en tus manos encomiendo mi espíritu. La princesa era vestida por las sirvientas, mirando de frente su propia melancolía en el espejo que no miente jamás, por más que le decían que sonriera que era el día de su boda, ella sabía claramente que hoy se encadenaba a una vida que no deseaba, de la que quería escapar. Yo estaba muy inquieto en mi puesto, deseaba que pasarán rápido los minutos, pero parecían eternas horas… mas y mas largas cada vez… - Que extraño, El rey y el príncipe deberían haber llegado ya – Lord Rozen parecía preocupado, y yo intenté ocultar mi sonrisa llena de felicidad cuando de pronto, la puerta de la iglesia se abrió completamente dejando entrar al rey y una comisión de guardias. - ¿Que ocurrió? ¿Y el príncipe? – La princesa estaba lista y se apareció junto a mí para escuchar al rey declarar porque estaba rodeado de guardias armados y de porque no estaba el príncipe con él. - mi hijo… ha desaparecido – Un suspiro salió de boca de todos los presentes en el sagrado santuario, en especial de Lord Rozen y de Lady Alice, el primero puso cara de sorpresa y terror combinado, no sabía que decir. - ¿De… Desapareció? – - Si Lady Alice, mi hijo desapareció, fue a dormir ayer y en la mañana no estaba en ninguna parte, no encontramos nada que pudiera delatar que fue lo que ocurrió con él – el rey suspiró deprimido, no pudieron encontrar absolutamente ningún rastró de él, absolutamente nada – Lord Rozen, en verdad lamento esto, arruinar la boda de su hermosa hija con la noticia – - No te preocupes, ahora mismo estableceremos un equipo de búsqueda para encontrarlo, tienes que estar en algún lado – Alice se retiró del lugar y yo fui tras ella, llegamos al jardín trasero de la iglesia, ella solo miraba al cielo sin decir nada… - Alice… - - ¿Será una señal del cielo, Kamui?... soy libre… - un suspiro de alivio salió de ella para luego cambiar por un rostro preocupado – solo espero que Saito no esté herido... o muerto… ¿Qué habrá ocurrido con él?... - No lo sé, y en verdad no me interesa tampoco, solo soy feliz de que estés libre de esto – Nos sonreímos mutuamente… - Kamui…. – un beso proveniente de mí interrumpió sus palabras, me separé y la mire a los ojos. - ¿Dime Alice? – - Te amo… - Mis mejillas tomaron un color rojo como era habitual cuando compartía momentos dulces con ella. - También te amo… haré lo que sea por tu felicidad, mi bella doncella – besé su mano causando una de sus tiernas risitas de niña que tanto amaba… La noche dio aparición luego de que el sol saliera de la escena, Lady Alice fue a ver a su padre mientras yo me quedé un rato en ese bello lugar, y sonreí complacido de los resultados de mi jugada. - Saito… Jaque Mate – ________________________________________________________________________