de Inuyasha - Detener el tiempo [Inu&Kag]

¡Ya sé! Aquellos que me conocen han de decir algo como ¡¿Y ese milagro?! Jeje pues ya ven mi menté se pudo desbloquear un momento.​

De seguro los que no me han visto por aquí (los nuevos escritores) se han de preguntar ¿Y esta quién es? Bueno soy alguien que empezó a escribir desde hace tiempo junto a mi hermosa Iza-chan, pero que dejó de hacerlo porque me bloqueé.​

Ésta idea salió cuando mi maestra de "Lectura y Redacción" nos puso a escribir un cuento en la clase y tenía que ver con algo de "detener el tiempo"; pues no sé si esto se califique como cuento, porque al parecer me salí del tema del que trataba la clase. x´D Cabe recalcar que está semi basado en un hecho real.​

Por cierto, como no sabía en que género ponerlo, lo coloqué en el de comedia Romántica.​

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Título: Detener el tiempo.​

Tipo: One-shot.​

Pareja: Inuyasha & Kagome.​

Sumary: Una sonrisa zurrona surcó por su rostro...​

Ranking: K+​

Advertencia: La verdad no sé si caí en el Occ, si es así, lo lamento. ._.U​

Palabras: 781 (sin el título).​

Detener el tiempo.​

Por una calle de la ciudad de Tokio se podía observar caminar a una muchacha de cabello azabache, piel clara y ojos color chocolate.​

La joven llegó a un establecimiento en donde vendían teléfonos celulares; ese día había decidido comprar uno. Entró al lugar en donde la atendió un muchacho de cabello blanco y largo, de piel medio clara y ojos color ámbar; ambos se miraron fijamente parecía que el tiempo se había detenido sólo para ellos. Era la primera vez que se veían y sin embargo sentían que ya se conocían.​

Sin darse cuenta habían estado uno frente al otro sin decir nada ninguno de los dos, hasta que llegó al local un chico de ojos azules y cabello negro agarrado por una pequeña colita, el cual los había estado observando minutos antes y fue él quien interrumpió el momento.​

—Buenas tardes señorita —saludó cordialmente—, ¿desea que le muestre algo en especial? —preguntó el recién llegado a la muchacha.​

Ella volteó a verlo y le regaló una linda sonrisa, la cual no pasó desapercibida por ninguno de los jóvenes.​

—Sí, quisiera que me dijera que celular es el más económico que tiene en la tienda —respondió la chica, ahora ignorando al muchacho de ojos ámbar.​

—Por supuesto; mire, tenemos este que… —El joven le comenzó a decir las cualidades de cada aparato que señalaba y que le mostraba.​

La muchacha sólo sonreía y ponía atención a lo que le decía el vendedor. Mientras que en la otra parte de la tienda se encontraba el chico de cabello platinado; había estado observando a su amigo y compañero coquetearle a la chica de la cual no sabía ni su nombre, pero que al verla se perdía en ella, en sus ojos color chocolate, en su cabello negro y ondulado…​

La joven sintió una mirada tras ella; comenzó a buscar al culpable de aquella sensación y cuál fue su sorpresa al encontrarse con aquellos ojos ambarinos que la veían fijamente. Y como si fuese un interruptor el tiempo se volvió a detener para ellos.​

Después de un rato el muchacho se percató de que lo había cachado y dirigió su mirada a otro lado con un tenue sonrojo en su rostro.​

Cuando decidió ver de reojo a la chica, cuál fue su sorpresa al divisarla frente a él con una sonrisa traviesa. El joven quedó perplejo ante aquel acto y lo único que atinó a decir fue…​

—¿Desea algo?​

Se sentía un estúpido por no haber dicho nada más que esa simple pregunta; qué iba a pensar ella, de seguro que lo tacharía de aburrido u otras cosas, sin embargo la reacción que recibió por su parte no fue la esperada.​

—Sí, por favor me vendería este celular que está aquí —comentó señalando una parte de la vitrina con su dedo índice.​

Él miró el objeto señalado, para después ir a buscar el aparato; no tardó mucho en regresar y comenzó a instalar los accesorios, tanto el chip como la pila. Ni siquiera demoró en hacer todo lo debido y cuando ella se dio cuenta él ya había terminado de darlo de alta.​

—Aquí tiene señorita, son 10530 yens* —mencionó el muchacho, estirando la mano para recibir el dinero.​

La joven lo observó por un momento con el ceño algo fruncido, por la forma de pedir las cosas, pero más que nada le molestó la forma en que tenía la mano, como si no confiase en ella y que sería capaz de salir corriendo con el dichoso aparato. ​

Agarró su bolso, sacó su cartera y de ahí el dinero; acercó su mano a la de él, azotó con algo de fuerza sus palmas y soltó el dinero, tomó con su otra mano su mercancía, se aproximó al oído del muchacho para susurrarle…​

—Gracias Inuyasha, hasta luego —se alejó de él; después se dirigió a la salida y antes de irse añadió—, por cierto yo me llamo Kagome. —Sin decir más se retiró del lugar.​

Inuyasha se quedó atónito; no sabía qué era lo que había pasado en ese momento. Lo único que sabía era que se llamaba Kagome; nunca olvidaría ese nombre. ​

Se preguntaba el cómo es que ella sabía de su nombre... Y al estar pensando agachó un poco la vista y ahí estaba en su carnet su propio nombre, claro como no se le había ocurrido pensar en eso.​

La chica le había llamado la atención como nunca antes le había pasado; casi se andaba dando de topes al no haber sido capaz ni siquiera de pedirle su número, pero sin querer su vista se ubicó en la hoja en la que había escrito los datos del celular y cuál fue su sorpresa al percatarse que el número lo tenía apuntado ahí frente a sus ojos.​

Una sonrisa zurrona surcó por su rostro al saber que sí tendría manera de contactarla y poder molestarla por un tiempo.​

¿Fin?​

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Espero que lo hayan disfrutado, pero en caso de que no, sólo suplico que no me linchen. ​

Lo último lo puse con signos de interrogación, porque aún estoy con el dilema de si publicar hasta esa parte o convertirlo en un long-fic; pero le pienso porque ya no tengo el tiempo libre que tenía antes.​

Bueno mientras resuelvo mi hermoso dilema yo los dejo, se cuidan; cualquier duda o aclaración háganlo, pero sin crear spam.​

*10530 yens = $1515.80 en pesos mexicanos. (Eso creo).​

Adiós.