Desprecio

― Eres una tonta, un niña tonta mira, mírate bien llorando sola que lastima me das siempre lloras por cosas insignificantes. Perdedora siempre serás eso una perdedora ― las palabras de esa mujer le rompían el corazón mas y mas a la pequeña niña que arrodillada se encontraba.

―Por favor, te lo suplico déjame. Lo único que quiero es estar sola, no te pido nada más solo un poco de soledad.

― Eres una inútil ni la soledad quiere estar contigo. Maldigo el día en que te recibí en esta casa, mi hermana está muerta y es por tu culpa siempre será así, siempre será tu culpa niña inútil.

La joven con mucho esfuerzo se levanto y miro a su tía a los ojos.

― Jamás me veras llorar de nuevo. Escúchalo bien ¡Jamás! ― pasaba el torso de sus manos sobre sus mejillas y se secaba las lágrimas que poco a poco dejaban de brotar.

― Ja que buen chiste, tu eres una débil nunca serás alguien para dejar de llorar. Niña tonta ― poco a poco se alejaba de su tía y su voz se hacía menos clara.

Salió de su pequeña casa en aquel viejo y abandonado barrio camino sin rumbo por un par de horas hasta que sus pies no aguantaron más, observo a su alrededor y vio un parque lleno de flores y arboles, bancas pintadas y muchas aves cantando, se sentía en el paraíso. Ella camino a por el parque buscaba un lugar para descansar pero al mirar a su alrededor vio un roble viejo y solo apartado de los demás. Se sintió tan conectada a el que al estar frente al gran roble solo se recargo y dejo su mente volar.

Siempre supo que su tía no la quería aunque se esforzara en ser mejor, ser alguien demostrarle su cariño todo era en vano. Pequeñas lagrimas no dejaban de brotar de sus ojos y con algo de fastidio se las secaba.

― Mi tía tiene razón yo soy débil, yo no soy nadie en esta vida… Mamá como te extraño ― un leve susurro de sus labios salió y su vista se nublo más al recordar la muerte de su madre, aquel fatal accidenté de auto la había marcado de por vida y el que ella no hubiera podido hacer nada. Siempre era lo mismo el sentirse mal consigo misma por que ella había tenido la culpa. Ella había matado a su madre.

Una mano se poso sobre su hombro derecho y al voltear a ver quién era el que la tocaba solo miro una luz brillar, parecía que miraba el sol. Sintió su cuerpo caer y un liquido brotar de ella, una cálida y muy conocida mano se poso sobre su rostro dándole algo de calor.

― ¡Ma… Madre! ― con mucha dificultad podía hablar pero al ver a su madre a un lado de ella sintió paz y así sus ojos fueron perdiendo brillo hasta que su cuerpo inerte quedo.

Muchas voces se escuchaban la gente miraba con mucha curiosidad el cuerpo de una joven que muerto se encontraba sobre ese parque. No tardo la policía en llegar y se acercaban a un joven que algo herido se encontraba.

― ¿Qué es lo que paso? ― los policías tratan de interrogar al joven que no dejaba de ver a la chica. ―Hijo reacciona ¿Qué paso aquí?

― La verdad… Yo la quise salvar… Vi como ese carro se salía de control, porque una de sus llantas se había ponchado… Se dirija hacia ella, yo le grite pero ella jamás contesto estaba perdida en sus pensamientos así que corrí y trate de jalar la pero el carro me aventó junto con ella y ella…. Ella…. Ella se golpeo con la raíz de ese roble en la cabeza… No pude hacer nada para salvarla ¡Yo no pude salvarla! ― el joven que trataban de tranquilizar lloraba por la desgracia que no pudo evitar y con mucha tristeza observo cómo se levantaban aquel cuerpo. La joven muerta estaba y nadie pudo hacer nada.

Pero ella al estar a lado de su madre jamás sentiría desprecio de nuevo...​

Ese desprecio que la mato.​