Tokyo Revengers Deseo. [Tokyo Revengers]

Deseo.

Personajes: Izana Kurokawa / Kakucho Hitto.
Anime: Tokyo Revengers.
Atividad: Set the Mood.
Canción: Watch me Burn.

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Kakucho siempre siguió a Izana, lo quería, en verdad lo hacía; era su familia, pero no como un hermano, eran... familia, cercanos. Almas gemelas. De niños era fácil conllevar su relación amo-esclavo, como el peliblanco solía describirla. Pero una vez crecieron, era extraño y Kakucho se sentía tan perdido. Quería estar con él a cada momento, servirle, ser su mano derecha como hacía de pequeño, pero cada día era más complicado: ya no sentía lo mismo por el filipino, sus sentimientos por él habían aumentado a tal grado de soñarle, con sus labios, sus ojos, sus manos... soñar con caricias que jamás se le darían, con besos que jamás podría probar.

Y era una verdadera tortura.

Porque era obvio que Izana se daba cuenta de ello y disfrutaba con hacerlo sufrir.

Como en aquel momento.

No hacía tanto que Izana había comenzado a vivir con sus hermanos, teniendo por primera vez un hogar propio, una habitación propia, con comida y ropa. Desde hacía unas semanas, Kakucho solía pasar sus tardes allí, con el cuerpo de Izana tan cerca que le asustaba que su respiración lo delatara.

— ¿Te gusta cómo me queda esto?

El moreno le miro sobre su hombro. Llevaba ropa pegada al cuerpo, dejando que sus curvas sobresalieran. Tela cremosa que hacía el contraste perfecto con su piel morena. Le miraba con diversión, sabía lo que provocaba en el alto y lo estaba disfrutando.

—Aunque necesito que me ayudes con el cierre, no alcanzo.

Kakucho trago saliva con dificultad y sintió sus manos temblar. No podía negarse ¿Por qué lo haría? Para ellos era super normal estar cerca, verse incluso desnudos, habían ido tantas veces a nadar sin ropa en el lago que sus dedos no eran suficientes para contarlas.

Sintió al contrario temblar, olfateo ese jabón de lavanda que hacía poco había comprado y tragó saliva, con tanta fuerza que se sintió expuesto cuando Izana miro por encima de su hombro. Su piel se miraba tan delicada y suave, como un delicioso caramelo. Quizá si lo mordía...

—Kakucho... ¿Qué haces?

Dijo en un susurro. No se dio cuenta, pero sus labios ya estaban saboreando el hombro desnudo del contrario. Se alejo, los ojos podrían salirse de su rostro de tan abiertos que los tenía, su respiración se agito aún más y sus manos temblaron.

—Supongo que debo irme.

Carraspeo y tomo su sudadera para poder salir de ahí, no podía mirarle al rostro sin sentir vergüenza. Se dio la vuelta y unas suaves manos le tomaron con delicadeza, su mirada cruzo con la contraria y sintió su cuerpo temblar. Izana le miraba con intensidad, chispeantes ojos de deseo, mejillas sonrojadas y ese brillo labial... Lo deseaba. Tanto que podría morir.

—No huyas de mí, jamás.

Era una orden, podía escucharlo en su voz. Volvió a tragar ¿Acaso le estaba dando permiso de dar el primer paso? Tomo su mano y beso sus dedos uno por uno, el filipino sonrió y entorno los ojos. No, no lo estaba invitando a nada, solo lo provocaba. Se burlaba. Lo estaba disfrutando y se podía notar.

—No lo haré.

Alejo su mano y estiro el brazo para bajar el cierre, demostrando que desde el principio podía hacerlo solo. Dejó caer la ropa al suelo, luciendo su fuerte y poderosa figura ante los ojos desorbitados de Kakucho, quien tan solo tomo asiento y le miro con las mejillas sonrojadas.

—Me cambio y nos vamos.

El contrario asintió y desvió la mirada. Izana en verdad estaba disfrutando con verlo sufrir, saber que lo tenía en su mano y podía aplastarlo cuando quisiera. Y Kakucho no hacía nada para llevarle la contraria.