~Deberías Odiarla.

Título: Deberías odiarla.
Summary: Odiarla, olvidarse de ella y empezar de cero con una persona que la ama muy—demasiado. — en serio sería lo más lógico, pero no puede.
Pareja: Número Diecinueve [OC] & Yoru Kaosuno [OC].
Tipo: One-Shot.
Cantidad de palabras: 488 sin contar el título ni la N/A.
Advertencias: Yuri. Es muy poco explícito, por eso he decidido publicarlo.
Género: Romance, drama.
Nota (s): Bueno, los dos son OCs míos, incluso la tal Walpurgis que se menciona. Tengo pensado empezar a escribir ya un long-fic, cuándo empiecen las vacaciones, pero será Yuri así qué… dudo que lo publique aquí. En realidad, cómo me ha pasado con todos los long-fics, dudo que lo acabe.
Simplemente la idea me ha venido a la cabeza por leer fanfics de la película Prometheus centrados en David y la Doctora Swan. En particular uno bastante escalofriante *ríe*, por ello eso de “amar enfermizamente”. La verdad, es que me encantan los personajes que hacen eso, aquellos personajes en los que su amor por alguien llega a rozar la obsesión enfermiza :3

Deberías odiarla…


Paró todas sus acciones cuándo notó unos brazos delgados y fuertes rodearle el estomago suavemente, aunque sabía perfectamente que el agarre era sólido. Esta vez, el conocimiento de su acompañante fue lo que la paralizó. Algo de su sangre subió a su cabeza, compitiendo con el tomate que había estado a punto de partir por la mitad.

—Buenos días princesa. —la Número Diecinueve rozó su nariz con el cuello de la humana repetidas veces y ronroneó.

Yoru tragó saliva. Una semana atrás la habría apartado, pero… Walpurgis se había ido, y sólo quería olvidarse de ella. Siempre consideró que la androide y la Muerte se parecían mucho, ¿así qué por qué no? Número Diecinueve la amaba tan enfermizamente o incluso más que la propia Walpurgis, así que sólo debía tomarse su tiempo para caer por ella y dejar de sentir el vacío que le había dejado la Reina de la Muerte en su pecho. O quizá debería darse prisa antes de que Walpurgis volviera y la besara apasionadamente contra la pared obligándola a ceder; eso nunca le fallaba. Su cerebro le decía que Walpurgis no iba a volver, pero ella quería que volviera. Quería que la abrazara fuertemente, y que por mucho que ella pataleara, gritara y llorara, no la soltara y empezara a consolarla, repitiéndole contra su cuello lo mucho que la amaba y lo mucho que sentía haberla herido.

Y entonces fue cuándo su mandíbula se tensó. Un leve sonrojo —que la hacía ver angelical. — se negó a abandonar sus mejillas, pero no precisamente por la vergüenza de tener a la Número Diecinueve abrazándole la cintura. Sus ojos se estrecharon, intentando evitar la huída de las lágrimas. De hecho, tan concentrada estaba en eso que no se preocupó ni por el temblor ni por el sollozo que tardíamente intentó parar, el que le confirmó a la androide sus sospechas.

La volteó repentinamente, e hizo lo que quería que hiciera Walpurgis en ese momento. Abrazarla fuerte, cómo si tuviera miedo de perderla; e intentar detener su llanto.

—No debes malgastar agua por alguien que te ha hecho daño. —sus ojos rosáceos estaban entrecerrados, aunque no sabría decir si era por el dolor de ver a su amada así, o por la rabia que le provocaba no poder hacerla feliz con su presencia, igual que ella. — Deberías odiarla. —lo dijo con un tono peligrosamente bajo.

Yoru se estremeció, a sabiendas que aquello que acababa de decir Diecinueve era lo más lógico —qué novedad. —. Se puso de puntillas porque quería ser consolada mucho más al no poder solucionar sus problemas ella sola. La Número Diecinueve se quedó quieta aspirando el olor a coco de su cabello, esperando las palabras que le garantizaron que nunca conseguiría sustituir a Walpurgis… O al menos que le costaría mucho. No iba a rendirse nunca con Yoru, ella era suya y ella iba a darse cuenta y aceptarlo tarde o temprano.

—No puedo…