En la habitación aún se escuchan, las risas de los ángeles que sellaron el mundo. Pero se escuchan más, sus gritos de terror y agonía. Ya que en un sangriento anochecer sus vidas se desvanecieron; ante mis ojos los cuales desbordaban fragmentos de sangre. Y ni con el pasar del tiempo, la luna olvidara el olor de su sangre, el aroma de su desdicha y la esencia del amor. Para acabar con su sufrimiento, dos flechas del cielo atravesaron sus corazones en un parpadear. Y su sangre se corrió entre los pasillos, dejando el rastro de lo que fue hermoso. Más un final escalofriante. Corto cada centímetro de sus corazones. Un comienzo lleno de amor, termino con una venganza dolorosa. La envidia y el amor se corrompen juntos en un mar de lágrimas que abarca todo mi ser.