De una Superstición con poca Suerte

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Yuuki, 3 Diciembre 2012.

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    Yuuki

    Yuuki Iniciado

    Aries
    Miembro desde:
    1 Junio 2012
    Mensajes:
    49
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    Escritora
    Título:
    De una Superstición con poca Suerte
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1015
    Hola >:D AQUÍ ESTOY Después DE TANTO TIEMPO NIAJAJAJJAJAJAJA

    Antes de empezar les dejo una advertencia jejeje, este es un fic Parodia (carente de sentido) espero que les guste ( o al menos rían)
    A leer ♥
    att: Yo
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    Cap. 1 El comienzo de la mala Suerte y Rasputín

    El bosque. Ah, el bosque, una maravilla de la naturaleza, un lugar donde cualquiera podría tranquilizarse y… Joder.

    — ¡Abajo! – Grito la miko molesta haciendo comer tierra al hanyou de mirada ambarina

    — Pe – pero Kagome… - Comenzó el albino intentando ponerse en pie.

    — Pero Kagome y una mierda ¡Abajo! – Sentencio la azabache dando media vuelta para adentrarse en el bosque.

    Inuyasha se preguntó – aun sintiendo el exquisito sabor de la tierra en la boca – que mierda había dicho. Con lentitud (y jodido esfuerzo) se reincorporo dirigiéndose a la aldea. Luego hablaría con Kagome.
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    — Estúpido Inuyasha – Mascullo la miko por lo bajo – abajo – susurró sonriendo casi con malicia esperando que el collar funcione.

    Ella no era una mala persona. No, claro que no.

    Pero ese bastardo la sacaba de sus casillas.

    Kagome había ocupado su mañana encargándose de limpiar la cabaña que compartía con el hanyou, yendo por la tarde a ver al recién nacido, cuarto hijo de Sango.

    Al llegar la miko había encontrado un chiquero de cabaña dentro de la cual un embarrado hanyou, cómodamente recostado comía como si no hubiera mañana, Kagome no quiso saber como mierda había marcas de pisadas decoradas con lodo en el techo.

    Y encima el idiota le había reprochado el no haber mas comida. Bufando molesta, se detuvo en un valle donde algo llamo su atención haciendo que baje la vista sonriente.

    — ¡Uy! – Exclamo con emoción renovada, recogiendo del suelo una brillante herradura, para luego arrojarla con algo de ceremonia sobre su hombro derecho.

    Plaff.

    Kagome busco dichosa herradora, encontrándola junto a un… ¿hombrecito? La miko se acercó. Joder.

    Tenía a un ancianito de larga y blanca barba, con la misma altura de Shippo (o menos) y un gorrito rojo a medio morir frente a ella. Tomo un papel rosa que reposaba entre las manos de… lo que sea que era.

    Rasputín. Duende licenciado.

    “Al alcance de un arcoíris”

    (P.D. No se trabaja en días que terminen con “o” u “s”)

    Mierda. Había noqueado a un jodido Duende y … y… esperen…

    ¿Qué mierda hacia – literalmente – un puto duende hay?

    Cri. Cri. Cri.

    Rasputín abrió los ojos mascullando insultos. Y era la última vez que trabajaba un lunes, es decir, lo noquearon con un estúpido pedazo de metal doblado – el cual también era suyo – ¡Y encima no había encontrado el puto trébol que precisaba!

    Con fastidio volteo a la humana, la cual ni siquiera parecía sentirse culpable – o siquiera querer disimularlo – por haberlo mandado al carajo. Arto de esperar el cabreado duende se paro frente a la miko gritando.

    —Yo Rasputín… ¡Te maldigo! – Haciendo gestos con ambas manos, el duende golpeo su espinilla, pateo la herradura, dio media vuelta y se marcho.

    Kagome, aun sin saber que mierda acababa de hacer el duende, -además de un intento de golpearla, observo la nota que seguía en sus manos.

    — ¡Espera Raschichin! – El duende se detuvo.

    — Rasputin.

    — Rasperin…

    — Rasputin.

    — ¿Caschinin…?

    — ¡Rasputin!-

    — Marilyn… -

    — ¡Ras…!

    — ¡¡Lo que sea!! Esto es tuyo – Kagome arrojo, la gruesa tarjeta de presentación de lado.

    — No… ¡Espera! – La nota sobrevoló la distancia
    introduciéndose en el ojo de Rasputín. Debía mejorar su puntería.

    — ¡TE MALDIGO! – Grito el duende desapareciendo con una nube de brillantina verde.

    Kagome se encogió de hombros y dio media vuelta golpeándose la frente con una rama – que misteriosamente apareció a su espalda-.

    — Mierda.

    Rasputín rió oculto detrás de una roca, sobándose la nuca (y el ojo) sonrió triunfante por la maldición.

    Dejando un rastro de purpurina verde, volvió a buscar ese jodido trébol que ya lo tenía podrido. Definitivamente Rasputín iba a jubilarse.

    --Escenas Eliminadas.--

    Y Kagome recordaba perfectamente la última vez en la que vio a la miko no muerta, ni no viva, ni… argh… lo que sea.

    "La paz reinaba en la aldea y sus alrededores, los animales cantaban y todo era entretenimiento. Pero la tranquilidad es efímera y…

    — ¡Dínoslo! - … Y el grito de ambas mikos se esparció por el lugar, asustando a las criaturas silvestres, espantando youkais y mandando al carajo la paz.

    — ¡Dinos Inuyasha! – Exigió la joven de mirada turquesina posando ambas manos en las caderas.

    Antes de que tuviera tiempo de temer por su vida, correr en círculos, ocultarse o siquiera chillar como cría de cerdo, el hanyou ya tenia a ambas mujeres frente a el (dispuestas a arrojársele en cima si era necesario), en busca de una repuesta.

    El albino palideció, bufo (y maldijo). El “asuntito” se estaba volviendo demasiado largo para su gusto.

    — ¡Miren allá! – Exclamo el hanyou, alertando a ambas mikos - ¡Es Madonna!

    — ¿¡Madonna!? ¡Donde! – Volvieron a gritar dando media vuelta emocionada – Espera… ¿Qué mierda…? - Inuyasha puso pies en polvo rosa.

    — Ilusas – Tres pasos más. Demasiado tarde.

    ¡Pump! La kekkai brillo ante el golpe.

    — ¡Abajo! – Debía recordar el no volver a joder a una miko frustrada.

    — Dinos de una puta vez a quien eliges – Grito cabreada Kikio.

    — Yo…yo… - El albino poso su mirada en Kagome, luego Kikio, Kagome, Kikio, una mosca, el sol (y noto lo interesante que podía ser), Kagome… - Yo elijo a… a…

    — ¡¿A quien?!

    — ¡A Jakotsu…!

    Cri.Cri.Cri.

    Kagome pestañeó.

    — Espera… ¿Qué? Entonces tu… - Kikio se golpe la frente con la mano - ¿Eres gay?

    — ¿Qué? – El hanyou se sentía ofendido – No, no soy Gay.

    — ¿Entonces…?

    — Pues él me dijo que él era mujer – Valla respuesta, la miko del futuro repitió el gesto de Kikio. “Mierda”
     
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