De tal palo, tal astilla [Monkey D. Dragon].

Título: De tal palo, tal astilla.
Personaje Principal: Monkey D. Dragon.
Palabra: Poder.
Actividad: En busca del One Piece.
Palabras: 545.
Tipo: Viñeta.

De tal palo, tal astilla.​

​

​

​

​

Monkey D. Dragon suspira y cierra la puerta tras de sí, la puerta de su habitación en Baltigo, mientras se dispone a descansar. Se despoja de su capa y el colchón se resiente ante el peso de su cuerpo. Por millonésima vez en el día piensa en Luffy, Monkey D. Luffy,sí, su alborotador hijo, y una sonrisa se cola en sus labios al recordar la conversación telefónica que ha tenido esa misma tarde con Ivankov.

“Durante la reciente guerra se descubrió uno de tus secretos, Dragon”.

Mi más grande secreto, piensa con diversión. Un secreto que ha ido creciendo conforme al tiempo, un secreto que se ha llenado de poder, un precioso secreto que ha crecido fuerte, un secreto que se ha vuelto tan grande y extraordinario que ya no puede ser un secreto.

Luffy era su preciado secreto. Ahora es el extraordinario hijo que le llena de orgullo.

Por un segundo su cabeza se vuelve un caos, siempre ha odiado esa costumbre suya de pensar en todo a la vez, revolotean en su mente miles de imágenes, miles de personas, miles de momentos, piensa en Gold Roger, piensa en el viejo Garp, piensa en Ace… en Gol D. Ace, el muchacho que ha muerto de manera tan injusta, luego piensa en Luffy y después en el mundo, en él mismo, en el gobierno, en la revolución…

Es duro ser el líder, es verdad, pero alguien tiene que serlo.

Recuerda al reino de Goa, recuerda a Sabo, aquél niño noble –ya no tan niño- que le conmovió hasta las entrañas con su sufrimiento y recuerda sus propias palabras.

En momentos como ese, cuando Dragon está solo en su habitación, sin una apariencia que mantener, sin la presión de ser un líder todopoderoso, en momentos como ese es que Dragon recuerda su propia debilidad.

“Lo entiendo” le había dicho a Sabo “yo nací en este país, pero aún no tengo el poder para cambiarlo”.

De eso hace ya siete años. La pregunta es: ¿tiene ya el poder para cambiar algo?

Luffy ha sufrido, ha permitido que su propio hijo sufra, no ha tenido el poder suficiente para protegerlo, y si no pudo protegerlo a él, a su adorado hijo, entonces nada de lo que hizo sirvió de nada.

“No hay de qué preocuparse. Luffy ya no es un niño.”

Suelta una carcajada ronca, de esas que sólo él emite, y se cubre el rostro con el brazo sin dejar de reír.

¿De dónde ha venido tanta debilidad?

Él es Dragon “El Revolucionario”, el hombre más buscado del mundo, el padre de “Mugiwara No Luffy”, seguramente el más grande dolor en el trasero del gobierno mundial… ¡Claro que tiene poder!

Quizá no todo el que desea, pero y eso qué. Joder, que Monkey D. Dragon tendrá el mundo en sus manos, cambiará a Goa, cambiará todo.

Si el mocoso de su hijo ha causado ya tanto revuelo, él no puede quedarse atrás, ¿verdad?
El futuro es incierto, pero hay dos cosas que Dragon da por hechas, dos cosas seguras: uno, obtendrá todo el poder del maldito universo si es necesario y reconstruirá el mundo, dos… Luffy será el rey de los piratas.

¿Les queda claro, gobierno mundial?

De tal palo… tal astilla.​