One-shot De nostalgia a visita inesperada

De nostalgia a visita inesperada
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Una calurosa tarde de Junio y yo sin nada que hacer y poco podía hacer de todas formas ese día. Ya había cumplido con mis labores y no había nadie en casa, no me había nada que realmente me apeteciera hacer aunque me aburría y necesitaba buscar algún ocio.


Entonces recordé la consola de mi dormitorio. Aun uso una PlayStation 2, ya que no tengo presupuesto para comprar alguna consola más actual, y la mayoría de entregas nuevas las juego en mi portátil, eso sí está capacitado para cargar los juegos.


Pero había juegos de mi vieja consola que aún me gustan mucho, incluso algunos de los cuales aún no me los he jugado enteros.

Decidí que lo mejor era ver que me apetecía de entre los títulos que tenía. En seguida me decante por ‘Klonoa 2: Lunatea’s Veil’, tenía buenos recuerdos de ese juego, recuerdo que cuando compramos hace años la consola probé este juego a través de un demo y un par de años después lo adquirí.


Cuando deje que la consola cargase el juego recordé que estaba en inglés, bueno al menos ahora si podría comprender los diálogos a diferencia de cuando era una niña.

Al leer los primeros diálogos mientras escuchaba como los personajes hablaban note que ciertamente no hablaban en un idioma real, pero me resulta tan adorable como sonaban al hablar.


Enseguida me puse a jugar y aunque me resultaba más fácil que hacía años me seguía gustando igual y me emocionaba, de hecho era uno de los juegos que no me pase en su momento y al descubrir algunos niveles nuevos me emocionaba. Pasada una hora y media escuche el timbre, pensé que podrían ser mis padres que habían regresado, pause el juego para ir a abrir la puerta, pero al abrir solo encontré a una chiquilla que vendía dulces para costearse el viaje de fin de curso, algo muy común.


Mientras ella me mostraba lo que podía ofrecerme al pensar en ayudarla y así probar alguno de sus dulces, escuche un ruido proveniente de mi habitación, quizás el mando de la consola o del televisor se había caído de la cama.

Compre una cajita de bombones a la chica y ella se marchó a seguir con su tarea de vender de casa en casa. Abrí la caja y probé uno, estaban realmente buenos, decidí guardar para mis padres y regrese al dormitorio para jugar, aunque me extraño no encontrar nada en el suelo, quizás el ruido venia de alguna casa de al lado ya que la ventana también estaba abierta y podría parecer que había venido de mi habitación.


Tome asiento y me dispuse a seguir jugando, pero al ver la pantalla…¿Dónde…?, ¿Dónde estaba Klonoa?, si Klonoa, ese personaje tan adorable con orejas largas que iba por ahí con un anillo grande. Seguramente el juego se habría quedado pillado, así que reinicie la consola, pero seguía sin aparecer y al parecer los diálogos tampoco se sucedían, solo se veía el paisaje. Me sentí preocupada de que se hubiera estropeado el juego.

Apague la consola suspirando pesadamente mientras escuche la puerta abrirse, por lo que me dirigí a saludar a mis padres, pero no estaban allí, me puse pálida al ver la puerta abierta, solo vi al perro de la vecina asomarse al pasillo por lo que lo eché de allí.


A lo mejor había sido yo que me había olvidado de…, pero…vi la caja de bombones de la cual yo solo había comido uno, estaba abierta y faltaban tres más. Mire en las habitaciones, el baño, la cocina y el pequeño patio, pero nadie había…

Decidí usar el teléfono, pero al pasar junto a la mesa pise algo y escuche un quejido, mire abajo y luego a las enaguas de la mesa, las cuales aún no habíamos quitado. ¿Y si alguien se había colado en casa?

Me puse tensa pero me agache con cuidado agarrando las enaguas con la izquierda y apretando la mano derecha en un puño, cuando las subí de golpe me sorprendí.


De pequeño tamaño, ojos grandes, zapatos rojos, gorra azul y orejas grandes y largas de color negro y blanco. ¿Era Klonoa?, no…debía estar muy cansada y haberme quedado dormida mientras jugaba, seguro debía haber sido eso, pero apenas pude decir nada y solo observar como agarraba una de sus orejas soplándola dolorido, seguro es lo que pise antes mientras él había estado agazapado.


Los bombones se los había comido, su morro blanco estaba lleno de chocolate y migajas. Me pellizque el brazo, pero no dormía…seguía muy despierta y lo que allí había era real, eso al principio me asusto mucho, me asusto de que aquello fuera real, ya que era incomprensible, pero…al ver a ese pobre y pequeño ser sobándose y mirándome entre asustado y desconfiado…


-Lo siento…-murmure apenada ofreciéndole mi mano – no volveré a lastimarte…-mi mano aun temblaba por el hecho de que mi mente no procesaba bien lo que estaba pasando.


Aun así tomo mi mano y salió de debajo de la mesa poniéndose erguido frente a mí, me llegaba a la cadera, quizás por un pensamiento ingenuo de verlo como un peluche grande me sentí mejor y menos asustada. Tome una servilleta y me incline limpiando el morro de ese pequeño el cual se rio un poco, debí hacerle cosquillas.

Tenía un pelaje suave, evidentemente lo que veía frente a mí no era el Klonoa que miraba en el juego, ya que este era real, tenía textura, era suave y olía a algo familiar…como a bayas y pino, recuerdo olores como esos en mis excursiones.


Cuando me descuide al estar pensando tanto en mis cosas el salto de repente y correteo hacia mi dormitorio, le seguí y vi como tocaba insistente la pantalla del televisor con sus manos como si esperase que pasase algo. Se giró confundido mirándome y empezó a hablarme de forma rápido, pero yo no podía entenderle, hablaba igual que en el juego con ese lenguaje incomprensible, ahora no tenía subtítulos en el mundo real para comprenderle.


Pero al verle así tocando el televisor supuse que quería volver a su casa, claro el juego es su hogar ¿No es así? Luego vi como chasqueo los dedos como si se hubiera dado cuenta de algo y empezó a hablar con más energía mirándole moviendo sus mullidas y largas orejas a cada saltito que daba. Aún seguía sin entenderle…


-Lo siento, pero no sé qué es lo que me dices…no puedo ayudarte, ni siquiera sé cómo es que has llegado aquí…-


El si pareció comprenderme y suspiro entristecido agachando la cabeza, pobrecillo parecía tan triste. Entonces se me ocurrió algo, fui a por un cuaderno y tome un bolígrafo entregándoselo.


-Quizás si sabes cómo volver podrías dibujármelo, así yo podría ayudarte- le sonrió y él se me quedo mirando.


Nos sentamos en la cama y el comenzó a dibujar en una de las hojas lo que pude reconocer como el anillo que siempre lleva, ese tan grande y dorado con aquel diamante verde.


-Sí, se lo que es…- le observe mejor- que raro que no lo lleves encima-


Al decir esto continuo dibujando, lo que reconocí fue… ¿Un perro?... ¡Claro! ¡El perro de la vecina! Antes se había asomado, por los gestos que me hizo después Klonoa comprendí que se había asomado a la calle después de escabullirse de mi cuarto sin que me diera cuenta y que el perro se había llevado su anillo, seguramente no podría volver a casa sin él.


-¡Bien!, ¡Vamos a buscarlo!-


Sus ojos se iluminaron y salimos tomados de la mano, era como acompañar a un niño pequeño, a esas horas de calor nadie habría en las calles del pueblo, así que buscamos al perro, ya que este solía vagar por la calle libre casi todo el día.

Termine por cargarle sobre mis hombros, puesto que yo daba pasos más largos, de todas formas no pesaba apenas nada.

Exclamo señalando a una sombra en la acera de una calle muy alejada, pude ver al can recostado con el gran anillo entre sus patas, me acerque enseguida para tomarlo algo asustada de ser mordida, pero en vez de eso el perro tomo el anillo enseguida en su boca y empezó a correr.


Klonoa se asustó temiendo perderlo de nuevo, así que empecé a correr tras el perro, lo que era muy difícil puesto que era muy rápido. Estuvimos largos minutos corriendo hasta acorralarlo en una calle sin salida, el pequeño se bajó de mis hombros para impedir entre ambos que se escapase de nuevo. Me quede vigilante mientras él se acercaba lentamente al can, pero de pronto se quedó parado, tenso y asustado, el perro se estaba acercando ahora a él y olisqueándole.


Temí que el mordiera e iba a intervenir, pero lejos de eso, empezó a lamer a Klonoa probándole una risa divertida mientras acariciaba al can, era un animal muy cariñoso con todo el mundo, termino cediendo y le dejo el anillo babeando en sus manos…babeado, pero intacto. Caminamos de vuelta a casa, una vez allí le ofrecí de beber y le di unos bombones de la caja, parecía ya más tranquilo y eso me provoco una sonrisa.

Cuando fuimos a mi habitación tomo el cuaderno y el bolígrafo que anteriormente había usado para comunicarse conmigo, hizo un dibujo muy adorable y propio de un niño en el que supuestamente estábamos él y yo junto al perro, también había muchas estrellas de fondo.


-¿Es para mí?- Klonoa asintió – gracias…- nos dimos un tierno abrazo, esa ingenua criatura y yo ahora éramos amigos. – No sé si algún día volverás, pero no voy a olvidarme de ti, como no lo he hecho en estos años- el sonrió asintiendo, parecía indicar lo mismo por su parte.


Me costó un poco poner el videojuego, me daba pena de no poder pasar más tiempo con ese pequeño ser, pero debía volver a donde pertenecía, me miro una última vez sonriendo y despidiéndose con la mano, después fue absorbido por el juego y todo parecía normal como si nada hubiera ocurrido, Klonoa en el juego seguía las órdenes del mando como siempre…, pero yo tenía una prueba de todo, aquel dibujo adorable que colgué en mi pared.


Lo pensé mucho, ¿Podría ser que ese juego y quizás otros sean un universo alternativo que nosotros desconocemos?, la gente los crea y podría simplemente ser una visión reflejada de ese mundo en la mente de los creadores. Quizas algún dia Klonoa vuelva a hacerme una visita…cuando empiece a jugar una nueva partida…le estaré esperando con chocolates.