De color incrédulo Marcos aun recostado en su sofá miraba el techo mientras todavia recordaba atónito a aquella figura lepidóptera que se había posado en el brazo de su sillón hace solo unos pocos instantes. Se encontraba tomando apuntes en un pequeño bloc de notas, marcando sus páginas blancas con letras y palabras de estilos diferentes y sin ningún sentido o relación entre ellas, de manera abrupta detiene su lápiz, ve aquellas ahora llenas hojas, perdido en ellas suelta el lápiz y toma entre el dedo anular y el corazón, una copa de vino, sujetado esta con la palma y toma un trago que mantiene en su boca por un minuto. Deja la copa en la mesa y ve como comienza a nacer de la palma de su mano una especie de aurora de colores dispares, de la que comienzan a surgir un par de alas delicadas y delgadas casi traslucidas, de colores mas que variados que nunca en su vida imagino ver. —Mucho gusto, Marcos. Una voz aguda y estridente que aparentaba venir de la palma de su mano mencionaba estas palabras, mientras por incredulidad Marcos no correspondió los modales de la elegante criaturita, vestido con lo que parecía un pequeño sombrero de copa y unos minúsculos guantes en cada una de sus cuatro mínimas manos. —¡He dicho mucho gusto, señor! No había duda, aquella aparición tenia vida, Marcos aun creía que su imaginación le jugaba una broma algo mas que pesada, y aquella forma lepidóptera en su mano no era otra cosa que una alucinación causada por el vino. El pequeño animal se había quitado el sombrero y comenzaba a agitar su alas dejado en el aleteo un constate polvo de colores semejantes a los de sus alas o los de esa aurora que ahora se perdía en su memoria. —Parece que no me prestas atención, pues señor un gusto en conocerle, hasta nunca. Se despedía amargo y frustrado aquel humanizado insecto, su figura se elevaba a la altura del semblante dejando un rastro de aquel polvo que antes había visto tras su aleteo que no causaron más que un estornudo en Marcos quien al volver a abrir sus ojos ese hombrecito que antes le había hablado ahora solo era un vago recuerdo. —¿Era eso un hada? Se preguntaba el aun incrédulo Marcos, que tomo con su pulgar y su índice el pequeño sombrerito que en una milésimas de segundo, desapareció sin dejar rastro, así como antes lo había hecho aquella maravillosa figura lepidóptera que Marcos por su miedo e incredulidad jamás volvería a ver. -------- [FONT="]Quizás mi peor historia hasta el día de hoy a mi propio ver, pero es un intento de hacer un cuento con moraleja por razones que no vienen a acotación.[/FONT]
Re: De color incrédulo BUeno, ¿Y como no ignorarlo? Piensas que comienzas a volverte loco o algo así. Buena moraleja